Canciones infantiles que no son para niños y niñas
Juana Rodríguez Martín (San Fernando, 1977) lleva 22 años dedicándose a la docencia, trabaja en un centro de Educación Infantil y es madre. Hace unos años publicó El Pequeño Camarón (Editorial Cazador), con el que acerca al alumnado más joven al mundo del flamenco. Y ahora, ha escogido diez canciones infantiles tradicionales, fácilmente reconocibles, las ha analizado y ha demostrado que de infantiles, en sus letras, bien poco tienen. Por eso, Kanciones Infantiles Makabras (Editorial Cazador, 2023) incluye las versiones de tales canciones, grabadas por el grupo Paroxismo Histériko, con un estilo punk ochentero, “para hacer ver que esas canciones no son realmente para un público infantil, sino adulto”. Lo que Juana Rodríguez quiere mostrar con este ensayo, escrito de manera cercana y sin academicismos, es que, sin apenas esfuerzo, cualquiera puede ver cómo esas canciones banalizan la violencia, la discriminación, el maltrato y las faltas de respeto. Canciones, como Don Federico (mató a su mujer), que se cantaban –y todavía se cantan- en los recreos, antes de dormir o incluso en conciertos multitudinarios para críos y crías. Comenzó a estudiarlas, tanto aquellas que recordaba de su infancia como las que usa como material en el centro de infantil en el que trabaja, sin otro objetivo que el de reflexionar sobre ellas. Y un día, su editora, Carmen Moreno, conoció lo que estaba haciendo y le dijo que quería publicar este ensayo. Así nació Kanciones Infantiles Makabras.
Siempre, de toda la vida, me ha gustado lo macabro y lo punk. Pero lo macabro lo elijo yo siendo adulta, no se lo impongo a ningún niño o niña. Y en estas canciones que trato en el libro es algo que ya viene impuesto. Los niños y niñas no pueden responder a lo que tú les estás diciendo con las canciones, y al final se quedan con las letras macabras. Con esta estética lo que quiero es dejar claro que es una crítica. Decir que no estoy de acuerdo con lo que dicen esas canciones, y sobre todo, que se canten ahora. No se pueden normalizar esos mensajes, como si no pasara nada, como si matar a la mujer, esconderla, descuartizarla fuera un juego. Por eso, la función del grupo Paroxismo Histériko es la de conseguir que la música fuera acorde con las letras.
El daño es normalizar muchas situaciones que no son normales. Es el caso de las que tienen mensajes que normalizan la violencia de género; en los que las mujeres tienen un rol preconcebido en la vida, que sean amas de casa perfectas (quien quiera ser ama de casa lo puede ser perfectamente, pero no como una obligación). O el de la violencia hacia los animales. Y claro, eso al final hace que los niños y niñas no se sorprendan cuando pasan estas cosas en el mundo real.
Muchas veces se cantan con la excusa de recuperar la tradición. A ver, que a mí me parece estupendo, pues yo no estoy en contra de la tradición oral ni mucho menos. Al revés, a mí me encanta, he leído millones de recopilaciones de canciones infantiles, porque también te muestran cómo era la sociedad de antes. Lo trágico es que ahora se sigan utilizando, como esos grupos actuales, que se catalogan como música infantil, que las cantan sin preocuparse del mensaje que transmiten. Luego, esas canciones las puedes escuchar en YouTube cantadas por dos niñas, en centros docentes…
"A mucha gente que conoce este proyecto, le echa para atrás"
No, no. Se hacían como aviso, o para hacer entender que aquellas eran las reglas que había en la sociedad. Una mujer tenía que saber coser, tenía que saber planchar, tenía que ser madre y ama de casa. Entonces eso era una norma. Y para que se cumplan las normas, había que avisar y meter miedo. Había veces que se hacían para que los niños y niñas no se pusieran en peligro, es decir, podía ser necesario. Con el tema de las normas y los roles sociales de mujeres y hombres, pues, aunque ahora diga que no estoy para nada de acuerdo, por aquel entonces es lo que había para describir cómo tenías que comportarte para ser buena.
Sí, ahora se hace. Pero de una manera consciente. No es algo que surja en la calle porque haya cambiado la sociedad. Hay muchos centros que lo usan como actividad, para comparar cómo se piensa en una época o en otra, haciendo que el alumnado cambie las letras y las adapte a su tiempo. Y no solo a nivel docente, también se hace en casa, a nivel familiar.
A mucha gente que conoce este proyecto, le echa para atrás o lo ven como una tontería. Lo perciben como que estoy criticando su propia infancia o algo así, cuando yo solo critico que se sigan usando las canciones infantiles tradicionales sin fijarse en la letra. Pero siempre saltan con lo mismo: “Pues ahora los niños escuchan reguetón y no pasa nada”. Lo que ocurre es que esa música actual no está dirigida a un público infantil y yo no me meto en lo que haga cada familia con la educación de sus hijos.
Sí, sí, muchísimo. Pero también pasa lo contrario. Mucha gente acaba reconociendo que es cierto, que hay que hablar sobre estas letras. También hay quien piensa que se debería reflexionar sobre el tema, pero no así, de esta forma, con esta estética.
"No estoy de acuerdo con lo que dicen esas canciones"
No se trata de daño. Es más complicado. A nivel sociedad, violencia y todo eso hay por todos lados. No solo en las canciones. En un juego, en un cómic de superhéroes. Depende de la manera en que nos hayamos educado, de cómo los adultos nos han guiado. Si hay daño es porque la parte adulta ha acompañado a sus hijos con el mismo mensaje violento de las canciones.
Depende de la sensibilidad del niño. Y también va en la sociedad. No le vas a poner una película de Viernes 13 a un niño de tres años, pero más adelante, cuando pueda entender el mensaje, sí se puede disfrutar, por ejemplo, de alguna peli de Tim Burton. Sobre todo si se les acompaña y se les guía.
¿Qué futuro? Paso de pensar en mi futuro. Ya con pensar en el presente tengo suficiente, jajaja.
Hombre, la pedagogía ha avanzado muchísimo. Sobre todo porque ahora se respeta más al menor; cuando antes solo se respetaba al adulto.
Sí, tengo cosillas pendientes. Diferentes a las canciones infantiles, pero que hablan de algo importante para los niños, y que tienen algo de crítica.