El universo de la desmemoria
Decía García Márquez que "la vejez no llega con la muerte, sino con el olvido". Quizá En la punta de la lengua, el espectáculo que Julio Fraga (Huelva, 1966) representa este sábado en la Sala Espejo de la plaza Salvador Allende de Jerez tenga mucho de eso, porque en palabras de su directora, Ana Cristina Leal, "el texto nos va a adentrar por los caminos del cerebro humano para tratar el universo de la memoria y la desmemoria".
Ni que decir tiene que, si bien la palabra "monólogo" nos traslada directamente al tono y el formato humorístico de los programas de televisión, en esta obra de hora y cuarto de duración, hay cabida para la risa, pero también para reflexión profunda, para ese "pellizco final" que el actor menciona un par de veces en esta entrevista.
"Nació este espectáculo; con clave de comedia y notas sonantes a dramas carcajeados", apunta el intérprete onubense. En la punta de la lengua podrá verse este sábado, 21 de enero, a las 20:00 horas, en la Sala Espejo de Jerez.
Creo que sí. Puede ser. Por ahí se nos va todo lo que hemos vivido. Por eso es importante vivir el presente, porque el pasado, poco a poco, te lo van robando. Y a partir de los 50 años, más todavía.
Cada vez las bombas caen más cerca. El año pasado fui catorce veces al tanatorio. Y yo decía: me voy a sacar el carné.
No tiene que ser un drama, y por eso yo quería hacer una comedia sobre esto. No tenemos que vincular la desmemoria a algo trágico, sino a algo normal de la vida, y tomárselo a risa es lo mejor para no perder esa memoria.
La gente está preocupada por el futuro. No hay futuro. Como cada vez nos transmiten más miedos, vivimos en el miedo por lo que ha de venir, no por lo que estás viviendo.
Claro que sí. Pero además en todos los aspectos. Antes llegaban las tres de la tarde y decía, voy a poner el telediario, a ver qué ha pasado hoy. Y había algunas noticias graciosas, te contaban cómo estaba la situación económica. Ahora es cuántos muertos ha habido hoy, hoy han matado a no sé quién. Es un miedo constante. La mayoría de los psicólogos aconsejan huir de la televisión, de las películas dramáticas, y recrearte en la belleza, en la comicidad de la vida, y en que todo es relativo. Es la única manera de mantener en un estado de felicidad. Mi objetivo hoy es ser feliz. Solo con decir eso, ya se me siento tranquilo. No quiero pensar en los problemas que hay, ni en los que pueden llegar. ¿Que hay solución?, bien. ¿Que no hay solución?, ya vendrá.
Sí. Hay una memoria selectiva, donde nosotros mismos seleccionamos lo que queremos guardar en nuestra memoria. Y esto define nuestra identidad. Nosotros nos definimos por aquello que recordamos. Esto es importante. Lo que olvidamos es porque no nos interesa o porque no queremos que nos interese. Jugamos con esa baza, que es la memoria selectiva. Es lo único que nos diferencia de otros seres vivos.
"Olvidamos lo que nos interesa"
De lo que nos conviene, totalmente. Imagínate, yo que soy del Betis, como tenga que recordar por todo lo que hemos pasado... Tengo que vivir el día a día (risas).
La ignorancia nunca es buena. Cuanto más conocemos, más miedo podemos tener, pero te hace tener también un conocimiento general de la vida. La decisión está en uno mismo.
Creo que es mejor siempre olvidar. Hay un rincón en la memoria donde están las cosas que vamos guardando, y siempre podemos tirar de ellas. En la cabeza tenemos el ordenador con nuestras carpetas. Las podemos seleccionar o eliminarlas.
Ayyyy, si se pudiera...
No es un monólogo del tipo El club de la comedia. Este es un monólogo dramatizado, donde saco 16 personajes diferentes. Cada escena es un juego del yo con otros personajes. Y me acompaña un esqueleto que es mi otro yo, y que siempre está, y tengo con él diálogos y discusiones.
"En este espectáculo saco hasta dieciséis personajes diferentes"
Sale con un pellizco en el estómago, pero después de una hora y cuarto pasándoselo bien. Pero sí que el final hay un pellizco trágico, pero que es necesario, porque la memoria puede ser algo trágico también.
A mí me encanta mi personaje. Tiene mucho que ver conmigo. Aquí parto de los 50 años, y el personaje es más cercano a mí. Le tengo mucho cariño.
SÍ. Sí, sí. Y este espectáculo más todavía.
Depende de cómo te encuentres. A lo mejor estás más tontón. Y también depende del público. Hay gente más receptiva, sobre todo en la parte que interactúo con el público, y otros menos. Eso es así.
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