Una gran artista que trabaja en miniatura
Una piscina de cables, una muralla de clavos o unos campos de lija solo podría idearlo Laura Millán, la artista natural de Sanlúcar de Barrameda que trabaja en miniatura y analógico en un mundo digitalizado y macro. Estudió diseño gráfico en la Escuela de Arte de Sevilla y luego cursó los estudios universitarios en Arte y Diseño en la Escola Massana en Barcelona. Desde su época de estudiante ha estado ligada al mundo del cine con trabajos en el departamento de arte en videoclips y cortos, diseñando títulos de créditos o realizando piezas de animación artesanal.
El humor, la ironía y lo absurdo se enredan en sus creaciones, donde prima la belleza, su raigambre sureña y la imaginación de otros mundos, otras realidades. En 2008, con la llegada de la crisis, comenzó a usar el material que tenía para sus videos en composiciones enmarcadas. "Tuvo buena acogida, aparecieron los encargos y así fue como surgió mi proyecto Miniencuadro", comenta. Al mismo tiempo ha seguido desarrollando un recorrido paralelo en el mundo del cine, donde ha trabajado haciendo diseño gráfico para decorados en películas como The Sister Brothers (Jacques Audiard) o Mientras dure la guerra (Alejandro Amenábar). Su trabajo consiste en el diseño de aquellos pequeños grandes detalles: elementos gráficos que aparecen en un set, como periódicos, etiquetas de vino o letreros de tiendas. "Mi vida se divide alternando Miniencuadro y el cine a lo largo del año. Este dualismo me brinda variedad a la hora de disfrutar del mundo creativo", asegura.
Laura ha expuesto sus proyectos en muestras internacionales de ciudades como Helsinki, Praga o Milán. Y a nivel nacional en espacios como el FAD de Barcelona, la Fundación Mapfre de Las Palmas, Matadero o la sala Centro Centro del Palacio de Cibeles de Madrid. Además, ha participado en «Mon œil», una serie para niños sobre la creación artística del Centre Pompidou de París y ha diseñado elementos tan dispares como el atrezzo de la Cabalgata de Reyes de Madrid. Su última pieza ha sido una instalación permanente para la facultad de Filosofía de la UNED en el edificio de Humanidades de Madrid.
El pasado 21 de mayo daba comienzo la gira nacional de Cable a Tierra, el nuevo álbum de Vetusta Morla, del que Laura ha "tenido el placer" de realizar el diseño de la portada y de los singles del disco.
¿Qué tal estás, Laura?
Muy bien, Carmen. Muy contenta de poder hablar con vosotros.
Cuando escuchamos canciones, solemos crear escenas en nuestra mente. ¿Cómo ha sido llevarlas al plano terrenal?
Elaborar el arte del disco ha sido un proceso muy especial. Lo primero era entender la esencia del álbum y crear un universo gráfico para luego poder aplicarlo en las diferentes canciones. Una vez que teníamos el concepto y el estilo visual establecido, quedé con Juanma y Guille —los autores de las canciones— para hablar de las letras y así poder ilustrar cada single en base a su descripción conceptual. Fueron unas charlas interesantes que me permitieron trabajar con artistas con un bagaje profundo. Tanto ellos como yo trabajamos sobre un mismo concepto, pero desde dos perspectivas distintas. Describimos con metáforas una misma idea, pero con diferentes técnicas: ellos con palabras y yo con imágenes.
Hablas de humor en tu obra. ¿Cuán importante es?
Es algo sustancial en mi obra. Me gusta tratar lo extremo desde el humor y el absurdo. Y es que desde la ironía puedes llegar a transmitir conceptos complejos de una manera comprensible y cercana. Esto unido a que trabajo con figuras en miniatura, hace que el espectador al tener un primer acercamiento a mi obra perciba una cierta familiaridad, algo cercano a lo infantil y a lo naif que, en una segunda lectura, se puede interpretar de manera más dura y crítica.
¿Qué te inspira para crear?
Experimentar con materiales es algo significativo en mis piezas. Cambiar su uso y crear texturas con ellos hace que me plantee cosas como hacer una piscina de cables, una muralla de clavos o unos campos de lija. La belleza en la obra para mí tiene mucho peso. Juego con composiciones, equilibrios formales o con la elegancia de lo que no se ve, pero está presente.
Por otro lado, me gusta entremezclar lo cotidiano con el surrealismo y pensar en situaciones improbables o absurdas. Hace un año me encargaron un poster para el Innoble Wine Festival, un festival de vinos independiente muy loco que se hace en Sanlúcar y lo primero que pensé fue en unos extraterrestres abduciendo botellas de vino en el pago Mahína.
"Me cautivó la idea de reinventar nuestro propio folclore tomando fragmentos de otras músicas"
La dirección de arte de este trabajo es cotidiana y colorista. ¿Hacía falta ese cariz vitalista en los últimos tiempos?
El disco es una consecuencia del desconcierto producido por la pandemia y los tiempos actuales. Hay una necesidad de encontrar un punto fijo que nos sirva para tomar referencia y no sentir que flotamos a la deriva. A través de este proceso nos lanzamos a mirar hacia adentro y a buscar en nuestras raíces repensando nuestras propias canciones para coger retazos de los momentos que nos han marcado.
Desde el principio me cautivó la idea de reinventar nuestro propio folclore tomando fragmentos de otras músicas. De ahí los trozos de fieltro y la gama de color que te lleva a la alegría de las fiestas de los pueblos o a los trajes típicos. Un tratamiento vitalista con referencias al pasado.
El arte consiste en una pieza central que está formada por una portada que se une con la contra. Una maraña de piezas de fieltro sale de la cintura de una chica, que bien podrían ser unos fuegos artificiales, una explosión interior, el éxtasis o una fiesta. A la vez que ella sostiene esta locura, se mantiene estable y con los pies en la tierra. Cada single del álbum es una pieza cuyo hilo conductor es la unión de las diferentes partículas que, de manera individual, representan situaciones tan dispares como una traición generacional, un ser omnipresente, un signo de puntuación asesino o un salto al vacío por amor.
Trabajar con miniaturas no debe ser tarea fácil, máxime con un material como el fieltro. Cuéntanos sobre el proceso de trabajo
En este proyecto he decidido experimentar con el fieltro y con figuras a una escala distinta a la que estoy acostumbrada a trabajar para probar nuevas soluciones. Siempre trabajo con figuras de 2 cm de alto y esta escala nueva, al tener unos 8 cm, me permitía dedicarme más al detalle respecto a la pintura o al modelado del cuerpo.
El fieltro en sí es un material muy poroso difícil de manipular y que requiere de cierta pericia para crear los patrones del disco. Para este proyecto trabajé con Fieltros Ollero, una empresa que tiene 150 años y vende fieltros en el centro de Madrid. Disfruto mucho yendo a tiendas antiguas a buscar material, aunque siempre acabo dándole un uso diferente al que ellos están acostumbrados.
Como mi trabajo no es digital, una vez que construí las piezas tuvimos que fotografiarlas y realizar el diseño gráfico del pack. La fotografía la realizó Cris Noda, una fotógrafa canaria con la que suelo trabajar, con Jonay P. Matos. El diseño gráfico lo hizo Francesco María Furno y el pack es un trabajo conjunto entre Francesco y yo.
"Para una persona lo cercano puede ser los Beatles, pero para otra lo es la Paquera o Chavela Vargas"
La identidad cultural también está presente en esta última creación. ¿Cuáles han sido los elementos reflejados?
La idea era no hablar de una identidad concreta sino sugerir matices abstractos en los que nos podamos encontrar identificados cada uno a su manera. Hablando con la banda nos parecía interesante la relación que podía tener cada uno con la música a lo largo de su vida a raíz de tener diferentes influencias. Para una persona lo cercano puede ser los Beatles, pero para otra lo es la Paquera o Chavela Vargas.
Con el uso del fieltro teníamos conexión con la tradición más honda, pero para englobar otra época diferente nos pareció interesante el uso del terrazo como textura. Y es que si hay un patrón que represente a la España de los setenta es el terrazo. A través de los 10 singles de manera experimental creamos texturas que interactúan con las diferentes miniaturas y marcan sus acciones.
Sanluqueña y residente en Madrid. ¿Permea esta condición en tus creaciones?
Yo creo que está presente en algunas temáticas que toco más que exteriorizarlo en mi manera de hacer. Mi proyecto expositivo Orden Salvaje se basa en cómo nos relacionamos con lo otro, lo distinto. Cuando era chica vivía en unos bloques de pisos que estaban al lado de un pago de casas pequeñas con calles encaladas muy estrechas. Esas casas estaban arriba de una cuesta y eran la frontera del juego, nunca cruzábamos esa zona. Reflexionando sobre esa percepción me lancé a construir piezas imaginándome la vida interior de esas edificaciones. Ahora, cada vez que voy a Sanlúcar, paseo por allí y sigo fantaseando con lo que ocurre dentro.
Por otro lado, intento exponer allí cada vez que puedo. Hace unos años hice una exposición en la Taberna Er Guerrita, un bar muy auténtico del barrio marinero. Y la verdad es que fue muy guay integrar las piezas en ese espacio colocando cuadros al lado de jaulas de pájaro o detrás de botellas de vino en miniatura. Me interesa lo que aporta un lugar así para ponerlo a dialogar con mis piezas y ver los contrastes que se crean.
También pertenezco a un colectivo de arte urbano sanluqueño que se llama Comando Mare Nostrum junto a Paco Pérez Valencia, Margarita Moreno y Antonio Arocha. Hacemos instalaciones callejeras al lado de la playa planteando un futuro distópico donde el plástico ha devorado a la humanidad. Nos gusta crear seres con material de reciclaje y enfrentarlos.
¿Qué es lo que más se echa de menos en el exilio?
A parte de la familia y los amigos, echo mucho de menos el ritmo de la vida diaria. Además, algo muy importante para mí es que el humor esté por todas partes todo el tiempo, eso es una alegría.
¿Y qué te aporta este?
Trabajar como artista es complicado en todas partes, pero aquí surgen más situaciones donde puedes currar. Y con el cine pasa lo mismo, la industria nacional produce mayormente aquí y es más fácil que te tengan presente para cualquier proyecto. Aunque Madrid no es solo trabajo, hay muchos estímulos y actividades culturales todo el rato y eso me da la vida.
Si te dieran a elegir entre el cine o la música
Si entiendes como cine trabajar como grafista, prefiero la música, porque hacer una portada implica expresarme con mis obras. Pero si hablas de trabajar como autora en los dos medios me siento cómoda.
Tu lugar favorito de Sanlúcar cuando llega el verano
La puesta de sol en la playa.
Un plato
Las papas con choco.
Un bar
Los Aparceros para tomarse un ajo y luego a comer a La Campana.
¿Habrá algún tipo de colaboración en directo con el grupo Vetusta Morla ahora que comienzan la gira?
La escenografía de espectáculo está inspirada en el arte que creamos para el disco, así que en cierta manera mis piezas estarán presentes en los conciertos. Así como el fieltro es el elemento portante del disco, la luz y su proyección son los “materiales” que darán vida a Cable a Tierra en la gira.
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