La sal de la vida
La haloterapia es un tratamiento a base de sal que se reparte por una sala en pequeñísimas partículas, y que mejoran al paciente que sufre patologías diversas. A lo largo de los años, los centros de haloterapia se han convertido en un destino común en Europa, Australia y Canadá, al tiempo que están ganando popularidad en Asia y los Estados Unidos, que cuenta con unas 200 salas. La Asociación de Terapia de Sal se estableció en 2014 para proporcionar recursos, investigación y apoyo a la industria de la Terapia de Sal.
Pero la haloterapia no es un tratamiento médico. Y en el centro La Esfera, su gerente, Laura Rincón (Jerez, 1979), lo explica con claridad: "No hacemos diagnósticos ni pruebas médicas. Este es un lugar para mejorar nuestra salud con diferentes tratamientos, entre ellos está la haloterapia, un método a base de sal que se reparte por una sala en pequeñísimas partículas, y que mejoran al paciente que sufre patologías como el asma, la alergia o la piel atópica, por ejemplo".
A grandes rasgos, y para todos aquellos que no saben qué es la haloterapia, ¿podría explicarnos en qué consiste?
Es un sistema que imita a las cuevas de sal que hay Wieliczka, cerca de Cracovia, en el sur de Polonia. Lo que se ha hecho es reproducir ese espacio natural. Se tritura la sal hasta convertirla en micropartículas. El sistema de circulación de aire reparte la sal por toda la sala.
¿Y qué hay de diferente en vuestro tratamiento con respecto a otros centros similares?
En otros centros donde se aplica el tratamiento de haloterapia, te sientan en un sitio y ya está. No se hace nada más que respirar ese aire. Aquí se llevan a cabo ejercicios para respirar bien, se estira. Se hacen ejercicios suaves.
"En el centro no tenemos un médico que te haga diagnóstico, siempre lo pongo para que no haya equívoco"
Hay algo en lo que se insiste desde la web del centro: La Esfera no es un lugar donde se realicen diagnósticos ni tratamientos médicos.
Así es. Es un centro sanitario. Tenemos a una psicóloga, que es una excelente profesional. Pero en el centro no tenemos, en efecto, un médico que te haga diagnóstico ni tratamiento de enfermedades. Esto siempre lo pongo para que no haya equívocos. Es un centro natural. Si somos centro sanitario es porque tenemos a la psicóloga, pero nada más. "Nosotros no somos un centro médico, no tenemos a nadie que haga diagnósticos ni tratamientos", matizamos.
Ustedes hablan también de la lucha de los buenos hábitos frente al sistema consumista. Me gustaría saber qué relación hay entre una cosa y otra.
Hay varios puntos con respecto a eso: las prisas, el no tener en cuenta a las personas. Mucha gente que se acerca al centro viene con ansiedad, con dolores, con depresión. Yo he trabajado en otros sitios hasta con cuarenta alumnos en una clase. Y eso es para ganar dinero. Y no es que yo no quiera ganarlo. Pero creo que primero están las personas. Yo intento meter un número mínimo de personas que me permita también mantenerme económicamente. Pero que las personas salgan bien, sean atendidas debidamente, que yo pueda estar pendiente de cada una. Eso es muy importante. Trabajamos con personas, no con máquinas. El sistema consumista es facturar dinero, dinero y dinero. Eso no es lo que debería primar en lugares como este.
Leo Harlem cuenta, en uno de sus magníficos monólogos, que lo primero que le dijeron en la primera clase de yoga es que le iban a enseñar a respirar. ¿No sabemos hacerlo?
No sabemos respirar. La gente llega, y me cuenta, pero yo lo veo mientras me hablan. Y a mí me gusta, porque es un proceso. Hay personas que no se dan cuenta hasta que no pasa un tiempo. Yo lo noto enseguida. Muchas de las personas que vienen con ansiedad es por no respirar bien. Y en cuanto empiezan a respirar de forma correcta, a hacer ejercicio, que libera endorfinas, todo mejora. Se hacen mejores digestiones, mejora la ansiedad, se evitan las hernias de hiato. Todas esas enfermedades vienen por no respirar bien.
El equipo de La Esfera está completamente formado por mujeres. ¿También la clientela es mayoritariamente femenina?
La mayoría son mujeres. Hay algunos hombres y momentos en los que ha habido más, en los que ha habido menos. Esto es como todo: parece que esto es solo para mujeres, pero cuando los hombres empiezan a venir se dan cuenta de lo bien que sienta. Muchas veces solo son prejuicios.