Una mirada sin sombras
La fotógrafa Lola Núñez (Málaga, 1974) dejó de pulsar las teclas del odenador, las hojas de cálculo o las hipotecas y los intereses fijos y variables para pulsar un botón, el del click de su cámara. Un solo botón que en realidad son muchos, tantos como gestos y miradas capta su objetivo y también los ojos de un recién nacido o de unos críos que miran sin la sombra de los adultos.
Experta en fotografíar newborn (recién nacidos en inglés), niños pequeños, embarazadas y familias, Núñez reconoce ser una enamorada, no solo de su oficio de inmortalizar con su cámara, sino de la belleza. Una belleza que, en su caso, congela fotografiando a niños que no posan, que no fuerzan una mirada o una postura. La naturalidad al servicio de la fotografía y al revés.
Lola Núñez confiesa que todas las personas tienen una magia y que ella lo que hace es sacarla a relucir, no en vano mucha clientela la apoda "la fotógrafa mágica". Pasen y vean.
Yo siempre he tenido una pasión por la fotografía que me ha venido desde pequeña. A mi padre le gustaba mucho la fotografía. Yo siempre he tenido... no sé si decir que es un don, creo que sí; son muchas ganas de aprender, de sacar lo mejor de cada persona. Que eso, en una fotografía, sale.
Hay que saber, obviamente.
Yo en el banco luché muchísimo por estar. Pasé unos años muy felices, pero llegó un momento en que no lo era. Iba como una autómata. Y estaba bien remunerada siendo directora del Santander. Luego pasé un tiempo en bolsa de toda Andalucía. Pero llegó un momento en que yo iba al banco llorando. No era feliz, no. Trabajaba sin ilusión, sin amor. Allí te tratan como números. Cuando intentas que te traten como una persona, no lo hacen. Claro, yo no soy tonta y empecé a compaginar el banco con la fotografía. Fue entonces cuando me di cuenta de que lo que me hacía feliz era la fotografía. Yo hacía un reportaje y es que era muy feliz haciendo eso. Las cosas vinieron bien. El Popular y el Santander se fusionaron, hicieron un ERE, y yo me presenté voluntaria. Ahí empezó todo. Jerez es mucho del boca a boca, empezaron a hablar bien de mis fotos y fue todo como una cadena.
Siempre. Años antes. Yo veía expresiones y me decía: si tuviera una cámara me gustaría captar esta imagen. No podía llevar una cámara las 24 horas; en el trabajo, paseando... Pero siempre me ha llamado la atención la belleza de las personas. Para mí no hay personas feas. Hay personas más fotogénicas y menos fotogénicas, pero entran muchos parámetros. A todos se les puede sacar lo que transmiten. Y todos transmitimos algo. Hay que saber verlo.
"Todos transmitimos algo. Hay que saber verlo"
Para mí toda persona tiene una magia. Toda. Yo busco sacar eso. Yo veo en cada persona lo que tengo que sacar.
Por ejemplo, en exteriores no me gusta usar el flash. Jamás lo uso. Eso hace que la fotografía esté plana. No me dice nada. Que sí, para ciertos retratos, para fine art, sí. Y en el estudio solo utilizo un foco. Yo juego con eso y busco donde esté la luz de cada persona. La primera regla básica es la naturalidad. Yo, fotos posadas o forzadas, no hago. Cada persona tiene una magia y el don está en saber sacarla. Muchas veces los padres se sorprenden de cómo han salido los niños en las fotos. Pero yo no hago retoques. El Photoshop no lo uso. Utilizo un programa que se llama Lightroom, que se usa para matizar un poco. También uso unos filtros, que son míos exclusivos, y que solo aplico a las fotos que yo decida. Estoy especializada en fotos a newborn (recién nacidos, en inglés), sobre todo, infantil y familia.
Veo la inocencia, la expresión, la naturalidad. Muchas veces, sobre todo en Navidad, que es cuando más trabajo tengo, los padres regañan al niño para que se esté quieto. Yo les digo que no, que el niño se lo tiene que pasar bien porque es como mejores fotos salen. A lo mejor no te van a salir 40 fotos, te van a salir diez, pero van a salir inmejorables. Entonces, el niño tiene la inocencia, tiene la dulzura. A los mayores, eso cuesta más sacarlo.
Para mí no. Con todos mis respetos para la fotografía urbana, que me encanta. He estado en Nueva York, he estado en muchos países... Me he llevado mi cámara, a modo particular. Y he hecho fotografía urbana, todas en blanco y negro, porque para mí la fotografía urbana es en blanco y negro. Es como la fotografía de la naturaleza. Me parece maravilloso, pero no me transmite. Tiene que ser un paisaje que yo diga guau. Creo que las personas transmitimos algo más que una cosa inerte. Al menos para mí.
La imagen vale más que mil palabras, sin duda.
Yo estoy concentrada en sacar lo mejor de esa embarazada, de ese bebé, de esa familia. La complicidad que tienen entre ellos, ya sean parejas... Lo que sea. La mirada, los gestos. Eso es lo que a mí me gusta retratar.
"Lo que me gusta es retratar la mirada, los gestos"
El mundo está desilusionado, desgastado. Veo a la gente sin ambición ninguna, sin ideales. La gente joven, para empezar. Yo siempre he querido aprender, avanzar. La gente de hoy se queda con lo que tiene. Pero la ambición no es tener un castillo y dos apartamentos. Te hablo de ambición profesional. A lo mejor ganas el mismo dinero, pero ¿y la satisfacción personal? Eso no lo hay.
Ambas cosas. El momento, porque queda congelado en esa imagen. Si la gente supiera la importancia que tiene el congelar imágenes haría muchas más fotos. La gente empapelaría sus casas con fotografías. Imagínate una persona que fallece. Tú tienes el recuerdo. Pero tú lo que quieres ver es la fotografía de quien ya no está. Una fotografía de un bebé; es que le haces una foto y a las dos semanas ya no va a estar igual. Se fotografía el momento y el autor, si sabes transmitir el concepto de fotografía, todo el mundo va a saber que es tuya.
Cuando disparo. De épocas malas que he tenido conservo fotos muy intimistas. Hacía fotos tristes. No tienen por qué ser feas, pero se nota al pulsar el botón.
Para sesiones de cumpleaños les compro a mis proveedores las colecciones enteras de ropa. La madre viene, y se encuentra un perchero con 20 cosas para niños y otras 20 para niñas. Nosotros ponemos el vestuario. Lo mismo con el vestuario de embarazazas, lo traigo de Estados Unidos. Y en cuanto a los decorados, creo que soy la única fotógrafa de España que tiene seis decorados en Navidad. Todos los niños pasan por los seis decorados. Todo está en mi estudio. Trabajo con unos decoradores de Sevilla. Yo diseño lo que sea, y se lo digo a ellos. Este año hemos hecho una casa a tamaño real, con su porche, las puertas labradas. Los niños se lo pasan increíble. También quería una pastelería parisina, y la traje al estudio, de madera. Yo pago por ese diseño, lo estreno y ya para otros años lo usan otros fotógrafos.
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