A nadie le amarga un dulce (ni un caramelo)
La tienda de Lourdes Delgado González (Jerez, 1971) destila el sabor y el olor de las tiendas de caramelos de siempre. No hay en el local situado en la fachada del Centro Comercial La Asunción, ni rastro de modernidades, de luces potentes, de rótulos llamativos ni aderezos. El Caramelón es un negocio que lleva en ese enclave 17 años, pero podía llevar 50 o 60. Posee el rancio abolengo de los negocios de toda la vida. El aroma mismo recuerda al del aire que se respiraba en los Hermanos Perea o en la tienda recientemente cerrada de la plaza Plateros.
Las otras tiendas de venta de chucherías, sin desmerecer a ninguna, son franquicias que carecen de ese encanto, que tienen un género de calidad igualmente que El Caramelón o los kioscos de siempre, pero que adolecen del alma, del encanto propio donde, por arte de magia, la vida se endulza, y el tiempo de quienes ya cumplen bastantes años, se ancla en una infancia cada vez más lejana.
No, yo estuve en Caramelos Montero 17 años, que todavía existe. Eran dos hermanos, pero se separaron. De la calle Sánchez Vizcaíno, que se cae a pedazos, por cierto. Yo vivo allí cerca.
Ha cambiado todo. A ti antes te gustaba lo dulce, lo más. Pero ahora es todo salado, que esté fuerte, fuerte. Que pinten las lenguas de colores, que son ácidas.
"Los tipos de caramelos han cambiado mucho desde que empecé"
Te voy a decir una cosa que te va a sorprender. Todo el mundo dice que mi público es de niños, pero yo a la gente que más le vendo es a los mayores.
A mayores, pero mayores. No. A ancianos. Gente con 80 años. En su época, ellos no comían de nada de eso. No había. Porque incluso cuando yo era adolescente, había el regaliz El Gato, las pipas, había cuatro cosas. Mi abuelo tenía una confitería, y yo vendo todavía caramelos que vendía mi abuelo. Pero es que las personas mayores no han probado de nada. No había dinero ni nada. No comían de esto. Yo tengo abuelos que vienen todos los días a por un euro de caramelos. Los niños no me dan dinero.

Yo tengo caramelos para diabéticos. El pobre que es diabético te pide los caramelos sin azúcar.
Sí. Abre muchas puertas. Lo que pasa es que está la típica tienda que te dice "sí, esto de celíacos". Vale, el chiquillo no se ve a morir, pero se pone malísimo en el hospital. Nosotros tenemos aquí unas tablas de alérgicos. Esto lo tendría que tener todo el mundo, pero no es así. Según el tipo de chuchería que quiera el crío, yo me voy a la ficha, miro el nombre y veo si puede comerlo o no con tranquilidad.
Pero esto lo hago yo. La mayoría de la gente no lo hace. Yo soy muy especialita. Hago comuniones íntegramente para celíacos.
Yo monté mi negocio en 2006, y el mismo mes que abrí preparé una boda. A esa persona le hice su boda, le hice el bautismo a su hijo, le hice la Comunión a ese mismo niño, y el año pasado le hice otra Comunión a otro niño de ella. Fíjate cómo va escalando la cosa. Yo empecé con un carrito de madera y lo llenaba de chuches, y lo alquilaba. Tenía una casa grande y allí me hice mi carro. Ya luego en vez del carro hacía carritos pequeñitos y se vendían enteros. También hacía kiosquitos.
Esas mesas formidables, cada vez más grandes. Los regalos para los invitados, las decoraciones, las decoraciones de globos. Contrato a mi hermana para los eventos. Yo sola no puedo. Aunque he llegado a montar mesas sola.
"A raíz de la pandemia a la gente se le fue la pinza: hoy se celebra todo"
Sí. Las bodas no, es normal. Va más gente. Pero en las comuniones, sí. ¿Sabes qué ha pasado? Las comuniones eran normales. Pero a raíz de la pandemia, a la gente se le fue la "pinza". Ya lo queremos celebrar todo. Antes se celebraban tus 15 años, tus 18 años. Ahora se celebra los 33, los 42. El sábado entregué en globos de helio, el número 63, el número 52. Dos de 50, dos de 18... Eso en un día. Ahora, además, la gente ya no celebra nada en su casa. Por 200 euros alquilas un local o un campo con piscina y metes a toda la familia.

Digo. Yo hice uno el otro día. Estaría loca por divorciarse y se fueron todas las amigas a una casa con piscina, y yo lo organicé. Había muchos globos, algunos en forma de...
En forma de churra, eso. Y una piñata también con forma de churra. Vamos, que ya te digo que hoy se celebra todo.
Digo, digo. Todo.