Cosas de la vida cotidiana
Macarena Márquez Bueno (Jerez, 1991) es profesora, licenciada en Bellas Artes, en la especialidad de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, y posee un Máster en Investigación y Análisis del Flamenco. Pasó parte de su infancia en Zaragoza, para volver a la tierra que la vio nacer a los ocho años. En el calor de una familia llana y unida desarrolló especial sensibilidad y curiosidad hacia las Letras, el Arte y la Historia. Su interés cobró fuerza a partir de la adolescencia, escribiendo por entonces sus primeros poemas y canciones.
Habiendo culminado sus estudios universitarios y aunando en la actualidad profesión con vocación, esta novel poeta ha sintetizado sus obras más significativas en este poemario, con la firme decisión de lanzarse a la aventura de uno de los intereses que más le motivan: la poesía.
Un ramillete de Jaramagos (edición de autor), su primer poemario, presentado en la Sala Paúl, es una oda a la vida cuyo recorrido hace transitar por vivencias a pares cotidianas y singulares. Se trata de un paseo que evoca la contemplación de paisajes naturales y retratos encarnados en personajes que a todos nos son familiares. Mediante un cúmulo de situaciones humanas en las que el dolor queda en un segundo plano, la autora nos presenta un mundo de emociones joviales y apacibles con el que se siente identificada.
Yo creo que no tiene que ver, pero lo que sí denota es que una persona que se dedica a estudiar ese tipo de profesión y tiene ese recorrido, tiene esa sensibilidad que, al final, va enfocada a todo tipo de arte. En este caso nos estamos refiriendo a las obras de interés cultural, algo que va ligado con todas las artes: pintura, escultura o literatura. La poesía está impregnada de esa áurea.
La verdad es que sí. Mi profesión tiene lo que quiero, pero hay otra faceta mía que necesitaba rellenar. Pero no me veía estudiando filología; eso lo tenía que llenar de otra forma. Creo que he ido absorbiendo eso con la poesía que me ha gustado, sobre todo poetas andaluces: Lorca, Alberti... También me gustan las letras que hay en el flamenco. Ahí hay una vertiente que tenía que encontrarla de alguna forma, y que en las Artes Plásticas no estaba.
"Con la poesía rellenaba algo que mi profesión no me da"
He ido labrando mi optimismo con el tiempo. Precisamente, cuando empecé a escribir, mi poesía era más dramática. Hablaba de temas trascendentales. De las cosas que comentabas antes: las ausencias, la muerte, el desamor. Ahí volcaba aquello que necesitaba expresar y no sabía con qué vehículo transmitirlo. Lo desfogaba a través de la poesía. Pero, claro, estamos hablando de una faceta muy juvenil en la que se está formando la personalidad. Luego, con el paso del tiempo, vas encontrando tu sitio, encontrando tu gente. Encuentras una parte muy amable de la vida, y desde ahí, me muestro como una persona optimista. Además, yo quería, sobre todo, que en este primer poemario lo que se dejara ver es cómo observo la vida.
Yo creo que sí. De hecho, es una poesía que vale para todos los públicos y para todas las edades. Es una poesía clara y directa. En ese aspecto, como me encanta la música, me fijo en autores que son palabras mayores: Joaquín Sabina, por ejemplo. Lo que más admiro es la forma tan llana en la que cuenta los sucesos del día a día y las emociones que todos sentimos. Lo hace con tanta claridad... Es en eso en lo que me voy fijando. Lógicamente con mi estilo, a mi forma. Quiero intentar que la gente, todo tipo de público, pueda entenderla.
Sí. Vengo de una familia muy sencilla, muy humilde; personas que han trabajado el campo muchísimo y han pasado hambres y fatigas. Me siento muy apegada a la tierra. Me encanta la belleza del mar, pero la cercanía de la tierra, del campo, es muy importante, y yo creo que ahí se resume la sencillez de este poemario, con estas emociones tan serenas.
Yo no reniego de nada porque creo que a todo se puede volver. Pero es verdad que me he sentido muy cómoda en este tipo de poesía. Al principio me costó llegar a escribirla. Y no quiero pecar de nada, pero pienso que esa poesía dramática al final es más fácil, porque es más sencillo poner la nota en ese tipo de sentimientos. Te salen solos porque parten de emociones más viscerales. Para esta poesía que yo hago hay que ser muy observadora y estar atenta. Son cosas que pasan cada día a nuestro alrededor y es la mejor parte de la vida.
"Creo que escribir poesía dramática en más sencillo"
Sí, hay gente que lo está viviendo y no se está dando cuenta. Para ello hay que tener una sensibilidad... no solo para verlas, sino también para disfrutar de ellas.
La presentación fue un gozo enorme. El público fue cercano y es verdad que ponerle sonido a este tipo de creación... lo sonoro es imprescindible.