Puro magnetismo
Hay cosas que se venden (o no) por su presencia, por esa imagen que nos entra por los ojos, nos hace ver el producto atractivo y nos incita a comprarlo. Es una cuestión de estrategia, de marketing, ahora que todo parece tener que decirse anglicismo mediante.
Sin embargo, hay algunas cosas, las de comer, sobre todo, que no hace falta verlas para desearlas; como el pescaíto frito de alguna freiduría o, el caso que nos ocupa, los buñuelos que salen calentitos y dulces del puesto de Manuel Garrán (Sanlúcar de Barrameda, 1958) en la calle Larga, en la entrada del centro comercial Los Cisnes, en Jerez. El aroma se dibuja como en esas animaciones en las que aparecen unas manos nubosas que te llaman al hombro o se meten por los agujerillos de la nariz. Te hipnotizan y te llevan en trance entre la alharaca del estómago que reclama aquella delicia que desprende un olor que solo dice una cosa: cómeme.
Yo soy vendedor, de toda vida. Pero sí, soy buñolero. Vendo buñuelos, así que ese el término correcto.
Cuando empecé en el año 90 lo hice en ferias. He hecho muchas, pero durante los cuatro años que estuve, vi lo que era el mundo de la feria y dije: “esto para los feriantes”. Ellos están acostumbrados a esta historia.
"Cuando empecé en las ferias y vi lo que era dije que eso no era para mí"
Pues seleccioné más los sitios donde quería vender buñuelos, y fui buscando los centros comerciales.
(Carcajada) Puede ser, puede ser. En estas fechas especialmente.

Sí, sí. No es lo mismo en verano que en invierno. El buñuelo funciona cuando hay ambiente festivo. Es decir, yo trabajo especialmente en Navidades, un par de días en carnavales y luego en Semana Santa, que es muy buena fecha esa también.
Hay muchísima gente, hubiese sido imposible, desde luego.
Un sábado de Navidad, entre 18 y 20 kilos de buñuelos.
La verdad es que no (risas),
Así es. Un día normal vienen 40 o 50 personas. Un sábado pueden venir 300.

Sí, sí. Es una franquicia. Además, la masa no la hago yo. Ten en cuenta que para vender un producto como este al público, hay que tener muchas precauciones. Tiene huevos, tiene leche, tiene una serie de productos que si no se cuidan pueden ser peligrosos. Aquí todo viene en polvo: los huevos, la leche, la vainilla.
Ceros riesgos. Si me sobra medio kilo de masa cuando termino por la noche, va a la basura.
"Si me sobra medio kilo de masa por la noche, cuando cierro, medio kilo que va a la basura"
Cansa. Si un sábado abro a las cuatro de la tarde y cierro a las tres de la mañana, las horas seguidas pesan. Pero no es un trabajo de matarse. Yo lo llevo bien.
El capote de Curro Romero necesito. Cuando me vienen así, y teniendo la edad y la experiencia que tengo, pues se capotea al personal. Esto es como todo: algunos vienen alegres y con buen rollo, y otros vienen metepatas. Hay que saber cortar el rollo. A la calle, que es muy ancha. Llevo 30 años vendiendo buñuelos. Sé cómo tratar a unos y otros.
Miro el tiempo. Lo tengo que saber. Si hace frío y no apetece salir viene menos público, como es normal. Yo mismo me tengo que abrigar para echar la jornada aquí.