De dentro hacia fuera
Una de las cosas más terribles de la depresión la dice Juan Antonio Vallejo Nájera, reconocido psiquiatra: "Lo peor de la depresión es que borra la idea y los sentimientos de esperanza". Y quien padece esta enfermedad de la mente puede, por desgracia, corroborar eso. Pero ocurre que también depende un poco de las armas que se usen para luchar contra ese gigante silencioso. Tratamientos médicos aparte, hay personas que pintan, escriben o, simplemente, pasean para aliviar la carga o, cuando menos, tener esa vía de escape que les permite tomar aire fresco y no dejar que el enemigo de la depresión venza, sacando el mal de dentro hacia fuera en la medida de lo posible.
La poeta nacida en Cádiz, María Rodriguez, halló su terapia natural abriendo varias puertas: la lectura, la escritura (poesía lo que más) y los monólogos que ella misma interpreta y en los que logra reírse de ese mal que le aqueja. Lo hace con un humor fino, sin esas estridencias que tan poco le gusta escuchar de otros monologuistas.
María Rodríguez, enferma con depresión desde hace muchos años, defiende la asociaciones Faisem o Afemen, a la que pertenece, primera tabla de salvación ante la lentitud de la atención médica en materia de salud mental.
En la primera se pide ayuda para cubrir todas estas necesidades que hay en salud mental, que es uno de los colectivos más desfavorecidos, más vulnerables, y más olvidados hoy en día. Y en la segunda, la hija le escribe a la madre cuando está en plena crisis de depresión. Pero después le planto cara con cosas que me han pasado, dándole un toque de humor.
Son cosas que me suelen pasar. Es cierto que mi vida está llena de anécdotas y, como dicen mis amigas, no es lo que cuentas, sino cómo lo cuentas.

Yo me lo guiso y yo me lo como, sí. Y en cuanto a los monologuistas, va todo en los gustos. A mí, los hay que no me gustan, pero me gustan los textos que dicen. Hay otros que son de mal gusto, vulgares. No es necesario. Se puede hacer reír sin utilizar nada de eso.
"Se pueden hacer monólogos sin caer en la vulgaridad"
Yo nunca he escuchado un monólogo sobre salud mental. Es un tema muy delicado, y tocarlo puede hacer que hiera. La mejor prueba es que el pasado jueves vinieron a la Fundación Caballero Bonlad unos veinte usurios de Faisem, y me felicitaron todos, se sintieron identificados en todos los aspectos, y en ningún momento se sintieron ofendidos para nada, al contrario. Se rieron mucho. Fue la prueba de fuego. Ellos estaban al fondo en el salón de actos de la Fundación, y los observaba. Se partían de risa. Y yo pensaba: "Va todo bien, va todo bien".
Es verdad que yo me río de mi sombra, y quien está a mi lado se está riendo todo el tiempo, pero eso no quiere decir que yo no tenga bajones ni momentos malos.
Para mí la terapia es escribir. Sobre todo poesía. Para mí es una válvula de escape el escribir. Yo le estoy muy agradecida a mi trastorno mental porque él escribe por mí. Si yo no pudiese salir de mi realidad... Cuando una persona está con depresión sale poco y lo ve todo mucho más triste. Yo, cuando estoy ahí, es cuando más creativa soy. Y otra de las cosas que repito, es que casi todos los artistas tienen un puntito, como digo yo.

"Mi terapia es escribir, sobre todo, poesía"
Y tanto. Pero es que además no puedes escribir si no lees. Cuando se ponen sobre todo a escribir, sobre todo poesía, digo: "lee". Es mi único consejo.
Pues te voy a decir una cosa: cuanto peor estoy mejor escribo. ¿Sabes lo que pasa? Es que cuando estás muy abajo estás muy vulnerable, tienes la sensibilidad a flor de piel. Y esa sensibilidad es maravillosa para poder escribir. También te tiene que venir la vena creativa. De todas formas, cada uno tiene sus herramientas y su válvula de escape para pasar esas depresiones, esos momentos.