Semana Santa para niños
Antonio Puente Mayor (Sevilla, 1978) fue un pionero en la literatura infantil de carácter cofrade. Su Nazarenos de caramelo, la Semana Santa de Sevilla para niños,fue un rotundo éxito en 2011, siendo además finalista del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil al año siguiente. Con 40 cuentos de Semana Santa para 40 noches de Cuaresma se aupó al número 1 de las listas de ventas en Sevilla durante el primer trimestre de 2015. Ambos títulos alcanzan ya varias ediciones.
Puente Mayor Ha sido galardonado en varios certámenes de relato y hasta la fecha ha publicado tres novelas, un ensayo y un libro de viajes. En 2017 inició su saga de literatura infantil La Pandilla Morada, en la editorial Toromítico (Almuzara). Asimismo, es colaborador en medios de comunicación. Sus libros infantiles de la Semana Santa sevillana no solo acercan a los niños a las cofradías, sino que les descubren la magia de la lectura y los valores como el respeto o el compañerismo. Jesús de Nazaret, en busca de la verdad (La Esfera de los Libros), es su última publicación hasta la fecha.
Aunque parezca mentira, hasta ese año no se habían publicado libros cofrades expresamente para niños. Es ese sentido, fui pionero y, al año siguiente, finalista del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil. Esto abrió un nuevo escenario. Tanto libreros como los mismos lectores me pedían algo nuevo. Antes, en 2015, saqué un libro de cuentos que fue muy bien: 40 cuentos de Semana Santa para 40 noches de Cuaresma, que se ha convertido en clásico. Desde entonces, digamos que entré en esa dinámica. Me pedían más y se me ocurre esta idea, que era una manera de combinar, por un lado, la Semana Santa, que siempre me ha apasionado desde niño, y, por otro lado, la literatura infantil y juvenil de misterio.

Por supuesto. Normalmente, el niño que acude a estos libros ya es cofrade. Tengo anécdotas de padres que me cuentan que sus hijos leen poco, pero estos libros los devoran. Una cosa lleva a la otra. Si, a priori, a esos niños no les gusta la lectura y descubren una serie de libros que recogen sus pasiones, ayuda bastante. Yo, además de escritor, soy filólogo, he ejercido algún tiempo como profesor de lengua y literatura, y sé de la importancia de que los niños lean e inculcarles el hábito de la lectura desde edades tempranas.
"El niño que acude a estos libros, normalmente, ya es cofrade"
Desde quinto de Primaria, cuando los conceptos que aparecen en los libros, los niños los puedan entender. Ha funcionado muy bien. Y tengo que decir que la saga ha llegado a sitios que yo jamás me podía imaginar: la biblioteca del Congreso de Estados Unidos, China, Sudáfrica. Están en los cinco continentes. Pensé que podía funcionar en Sevilla y en las provincias limítrofes. Sé que hay demanda en la provincia de Huelva, Cádiz, Almería... También en Castilla-La Mancha y Extremadura, pero no en puntos más alejados de esos que te digo. No podía pensar que llegara tan lejos.
Creo que es una combinación de elementos. Cuando yo era un niño, el tema de la Semana Santa siempre se presentaba de manera muy adulta y rígida; incluso académica. Además, los grandes libros de la Semana Santa no están escritos en un lenguaje, digamos cercano. Es verdad que hay mucha poesía. Yo crecí con el padre Ramón Cué, con Cómo llora Sevilla, por ejemplo. Pero con mis compañeros, en el colegio, leíamos, sobre todo, el libro del padre Federico Gutiérrez, que era un libro escrito por alguien que ni siquiera era de Sevilla. Eran los libros donde refugiarnos y donde conocer un poquito sobre todo eso. Pero nada, ni por asomo, hecho para niños y jóvenes. Entonces, la combinación, en este caso, de datos sobre Semana Santa y sobre la ciudad, es muy importante. En el primer libro nos vamos a La Macarena, después a San Lorenzo, a Triana. Incluso viajamos en el tiempo, al siglo XVII, para conocer cómo se hizo El Cachorro. Son cuatro libros con diferentes elementos, incluso con tecnología. En alguno aparecen drones, por ejemplo. Y les hablo de tú a tú a los niños, con un lenguaje cercano. Todo esto sin olvidar las maravillosas ilustraciones de Ana López Caro, que son muy vistosas y muy llamativas.
Hombre. Disfruté muchísimo. Cuando escribí me metí en la piel de ese niño de 8 o 9 años al que le hubiese gustado que existiesen esos libros. Pero es que todo lo que escribo son libros que a mí me hubiese gustado leer, y que no existían. Por eso los escribo. Y es todo muy satisfactorio porque, desde que salieron, se está introduciendo en muchas escuelas, en clases de religión.

"La literatura debe tener un componente lúdico, pero también educativo"
Indudablemente. Toda mi obra, por lo general, destinada a niños, a jóvenes o a adultos, escritos para todas las edades, siempre tienen algo educativo detrás. Quizá por mi formación profesional. Como digo, he estado cercano al mundo de la educación durante muchos años. Creo que, en general, la literatura debe tener un componente lúdico, de entretenimiento, pero también debe educar y ejercer un compromiso. Y en este caso, además, va más allá. Estamos asistiendo a una gran secularización. En un país como España, con unas fuertes raíces cristianas, hay cada vez una mayor falta de formación. Por poner un ejemplo, en La pandilla morada tenemos una niña china cuyos padres son católicos. Este es uno de los mitos. La gente cree que porque vengan de fuera son de otra religión o directamente no tienen ninguna. Pero hay un gran sector en China que es católico. Yo no solo explico esto, sino que además denuncio la persecución que los ciudadanos chinos están sufriendo en su país.
Creo que adaptar el lenguaje. Tenemos mucha historia, pero es muy densa. Quizá es lo que cuesta más. Hay que documentarse, pero luego hay que ser sintético; dar la información justa y que siempre sea presentada de manera atractiva para los niños.