Cuando dos vocaciones llaman a la misma puerta
Gitano, del barrio de Santiago y artista. Pero no, no pertenece al mundo flamenco, por más gitano que sea, ni por más santiaguero que se confiese. Nicolás Montoya (Jerez, 1964) es doctor en medicina de profesión y también de vocación, y actor, esto de vocación solamente, si bien es licenciado en la Escuela de Arte Dramático y Danza de Córdoba. Reside en Sevilla, desde donde viaja cuando las productoras lo llaman, ahora para un casting, ahora para intervenir en papeles de cine o televisión.
Nicolás confiesa en esta entrevista que está conforme con su rol de actor de reparto, que su ámbito es la medicina, pero visto su extensísimo currículo, bien se le podríamos llevar la contraria: ha trabajado bajo la dirección del neoyorquino Woody Allen o el jerezano Juan Miguel del Castillo. También ha aparecido en series como La Templaza, La Peste, El secreto de Puente Viejo, Cuéntame o Amar es para siempre. Asimismo, es habitual figurante en las producciones líricias del Teatro Villamarta desde hace más de dos décadas.
Ha rodado recientemente con Santiago Segura encarnando el papel de un policía nacional en película La Navidad en sus manos. En unos días se marcha a grabar algunos capítulos de la segunda parte de La Veneno.
Yo soy doctor. Pero creo que lo correcto sería ambas. Es que están relacionadas.
Hombre, claro. Yo empecé en el iInstituto Coloma, en Guadalcacín, con el grupo Mediazuela. Yo con ocho o diez añitos estaba haciendo teatro. Me gustaba, me encantaba. Y yo veía en el teatro la posibilidad de recrear personas, de hacer funcionar la mente como si fueras una persona diferente, de crearte emociones distintas, etcétera. Es un arte de vivir, una forma de pensar. Cuando llego a la medicina, como Virgo que soy, y por lo tanto muy analítico para todo, sabía que en el teatro no iba a tener futuro a nivel profesional, y que mi otra gran vocacion era la medicina. Yo creo que lo de actor ni lo pensaba en ese momento, entonces me meto en medicina para continuar la idea que yo tenía de vivir emociones, siendo digno con lo que yo quería, que era salvar vidas, conocer al ser humano, sobre todo su mente, el cerebro. Entonces, vas a la medicina, con esto salvo vidas, pero además es un arte. Porque aunque se diga que la medicina es una ciencia, no es así. Es un arte al 50%.
¿Un arte, la medicina?
Tienes que hacer ver al enfermo que se tiene que mejorar con una serie de artes o artimañas de salud mental. Hay que motivarlos para que sobrelleven la adversidad. Y eso me lo han demostrado los estudios: funciona. Entonces, tanto una cosa como otra se basan en la pluralidad que tiene el ser humano para saber lo que quiere. Yo después hago medicina y sus especialidades, que es lo que me da de comer.
"La medicina y el arte se basan en la pluralidad que tiene el ser humano para saber lo que quiere"
Ahora estoy en Sevilla, con una película de cine independiente que se va a hacer, de la productora Socialdog. Pero la película aún no tiene título. También estoy con la Escuela de Cine de Sevilla, con un corto que van a hacer. Esa idea me encanta porque entre las cosillas que a mí me gustan es que los chavales que terminan sus carreras de final de diplomatura me llamen para que colabore con ellos. Eso es por puro placer de hacerlo. No recibo nada a cambio. La semana que viene grabo para la segunda parta de la serie La Veneno.

Las apariencias engañan. No, no, no soy serio. Lo que pasa es que cuando se llega ya a una edad y sabes lo que es la vida, pues te lo tienes que tomar con relativismo, intentar ser buena gente con todo el mundo, pero a la vez, divertido.
No, no (risas). Tengo el humor que conoces. El inteligente, el humor inglés, el de la ironía. Serio, serio, no soy.
No, por supuesto que no. Pero llega ya un nivel que dices: a ver, si me pido unos días de asuntos propios en mi trabajo de medicina, pues por lo menos que me compense. Yo no lo cuantifico, pero si pierdo unos días y hay una producción que me lo compensa, pues adelante.
El mundo de las artes escénicas está muy bien delimitado. Por un lado está la lírica: ópera y zarzuela; segundo gran apartado, teatro; y tercero, audiovisuales. Pues en este último lo que funciona es la imagen, y el respresentante que tiene mucha mano en Madrid, en Barcelona..., son los que más se mueven porque además tienen valores añadidos. Saben que ese actor, que esa actriz les va a funcionar. De hecho, hoy se están haciendo películas en base a esos actores. "Vamos a hacer esta película. Queremos que esté Javier Gutiérrez. ¿Puede ser? Que es sí, se hace la película haya o no haya dinero porque sabe que ese actor va a vender, el representante lo va a mover bien, la productora, a El Hormiguero, a donde todo el mundo quiere ir.

Es como el no va más, sí. Ir a El Hormiguero es convertirse ya en un gran actor. Los representantes se pelean porque sus actores vayan a ese programa o a La Resistencia. Todo esto ahora es un mundo muy mercantilista. Ahora mismo, si no hay una cara conocida, la productora no mete dinero porque dice que no lo va a recuperar.
No, yo estoy bien de actor de reparto. Date cuenta de que esto me permite compatibilizar mi trabajo con las actuaciones. No me niego, por supuesto, me encantaría. No te digo que dejaría la medicina, pero claro que me gustaría tener más papeles protagonistas. Mi ámbito es la medicina, al 60 o 70 %, pero cuando puedo me escapo a hacer mis rodajes.
"Me gustaría tener más papeles protagonistas, claro"
(Carcajada). Curioso. Es buena pregunta. Yo creo que es mucho más fácil leerse un prospecto.

Para un usuario que sea médico sí, pero para mí hay una evidencia científica. Me he formado en esto, pero en igualdad de condiciones, de formación, es mucho más fácil, porque una separata de cine o de teatro pasa por la subjetividad del director de casting, del ayudante de producción, del productor, y tú muchas veces no sabes si la frase la tienes que decir así o asao; o le tienes que dar este registro: más drama, menos drama. Es mucho más difícil una separata, te lo aseguro.
Aquello fue genial. Hice el casting en verano, en Madrid. Pero yo no sabía para qué película era. Dije un par de frases con uno de los directores de casting que más trabaja, Andrés Cuenca, y a los pocos días me llamaron. Ya entonces me explicaron que era para una película de Woody Allen, y que tenía que irme a San Sebastián a rodar.
No, para nada. Él da las instrucciones a los actores por mediación de un ayudante. Allen da una orden y el ayudante va al que sea y le dice: "Tiene usted que decir esto mirando para la ventana". Pero no. Nada accesible. Va siempre vestido con su gorra y el aspecto que vemos siempre en la televisión, puro marketing. Fue una experiencia muy bonita de todas formas.