Érase una vez 'Mi agüita amarilla'
Pablo Carbonell (Cádiz, 1962) se acerca ahora a otro tipo de públicos con la edición del cuento Mi agüita amarilla (Editorial BABIDI-Bú), basado en la canción que le hizo conocido en la década de los 80 como líder de la banda Los Toreros Muertos y adaptada al lenguaje infantil. En ese cuento se plantea, de forma divertida, el paso de los padres para retirar definitivamente el pañal a los críos.
En este sentido, esta obra pretende abarcar un doble propósito. Por un lado, convertirse en un libro de referencia para enseñar a los niños a pasar del pañal al váter, mostrando todo lo que le pasa a esa agüita amarilla desde que sale del cuerpo y comienza a viajar por las tuberías hasta llegar al mar. Esto implica ampliar la enseñanza y los conocimientos del ciclo del agua, con los cambios que esta sufre al evaporarse, convertirse en nube, viajar por el cielo y volver a convertirse en agua en forma de lluvia hasta llegar a caer sobre las mismas calles que llevan por debajo las tuberías con el pipí.
Y, por otro lado, y de forma transversal, se pretende que este libro sea tributo a una época y a una generación que, a día de hoy, son los padres de los niños que tienen que aprender a dejar el pañal, recordando con ellos la famosísima canción que popularizaron Los Toreros Muertos.
Las ilustraciones, por cierto, han corrido a cargo de la artista Dinainmita.
Tengo que decirte que la canción vuelve a sus orígenes, porque la canción está inspirada en un libro que yo tuve de niño. En ese libro se contaban los ciclos del agua como dos gotas, verde y gota azul. Yo lo cambié a gota amarilla, con lo cual, el proceso es algo de lo que también habla la propia canción: el eterno retorno. Entonces, ha cumplido su ciclo.
Ellos me llamaron para presentar unos libros suyos en una feria en Barcelona. Ahí entablamos amistad y surgió la idea. Vamos a hacer este libro, me presentaron a varios posibles ilustradores y me quede con los dibujos de Dinainmita.
La vida hace ya mucho tiempo que, cada día, en cada concierto, cada función de teatro, la considero horas extras. Esto sí, desde luego, es una más. Te estoy hablando desde un tren ahora mismo. Hace 44 años me subí al tren de hacer el payaso, y todavía no me he bajado de ahí. Además de encontrar una forma de vivir, he encontrado muchos amigos en el camino y un afecto popular que me pone la cara colorada. Yo, que la vergüenza la dejé en el camino hace mucho tiempo.
"El afecto popular me pone la cara colorada, yo que dejé la vergüenza hace mucho tiempo"
Efectivamente. No sé qué he hecho, pero la gente me pide abrazos. O sea, es algo insólito. La gente no es que me diga que lo hago bien o mal, es que me da las gracias. Que se han reído con mis tonterías, o que de repente me dicen que la libertad que yo me he tomado es un ejemplo para ellos. O que con mi sonrisa han entendido que los problemas se pueden mirar con un poco menos de seriedad.
Sí. Ahora voy a grabar un tema con mi banda que se llama El fútbol femenino necesita tranquilidad. El otro día en Tenerife subió a bailar al escenario todo el equipo femenino del Tenerife. Y en Barcelona, unas chicas que estaban sentadas a mi lado me dijeron que les había sentado fatal, porque era una canción muy machista, y de machista no tiene nada. La gente necesita, no sé... Estamos en un momento trágico de la humanidad, se toman muy en serio algunas cosas. Yo tengo también el anhelo feminista, que es legítimo y muy deseable para el conjunto completo de la sociedad.
Sí, y ciertamente habría que avanzar mucho para que la mujer sea reconocida de una manera integral, no solo por su belleza o sus cualidades, no por sus rasgos humanos y personales. Y estoy diciendo esto sabiendo que alguien se va a ofender. Y seguro que hay alguna feminista pensando: "ya está Pablo Carbonell intentando llevarse a las mujeres y al mundo de la mujer a su terreno". Yo qué sé. Creo que me he aburrido incluso de esto: los judíos son los que inventaron el humor judío; los mariquitas cuentan chistes de mariquitas; los gangosos, algunos, cuentan chistes de gangosos. Hay un montón de gente que se ofende sin motivo.
Bueno, hay que decir que antes de este cuento, ya publiqué Oda al mar (Editorial Nuevo Nueve), un libro ecologista, con una chica que conoce el mundo marino. He hecho también unos podcasts, que están colgados en Sonora. Pero, actualmente, no doy abasto.
"Hay un montón de gente que se ofende sin motivo"
Ahora estoy muy contento con la obra que estoy representando. Por cierto, voy a Sevilla en breve. El crédito, de Jordi Galcerán. Es una obra redonda, una burrada de obra. Es un tipo que va a pedir un crédito y le destroza la vida al director del banco. Una maravilla. Humor negro y ácido, pero la gente se parte de risa.
En general me divierte todo lo que hago. Cuando recibo agradecimientos, flipo. Pero si yo lo que hago es jugar... Intento no perder el niño. Casi todo lo que hago es de forma lúdica. Lo pasé muy bien dirigiendo, ¡pero muy bien! Lo que peor llevo es la promoción, por si lo has notado a lo largo de la entrevista (carcajada).
Nooo. Yo soy muy así. Mi voz solo descansa cuando duermo. Lo necesito. Si no, yo siempre estaría activo.
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