Rompiendo fronteras
Paz Ramos (Cádiz, 1985) se expresa con la pintura, con el arte plástico, pero también con la danza, con la Capoeira, para ser exactos, de la que además posee el título de profesora.
La artista, que expone estos días y hasta el 10 de febrero en la Casa de Iberoamérica de Cádiz, dice que el arte –crear, pintar– le alimenta el alma. Su afición le viene desde muy joven, y aunque nacida en tierra marinera, pasaba mucho tiempo en el campo de Medina Sidonia. Ella y su inseparable libreta andaban por los arroyos, los alcornoques y caminos.
Una de las cosas que más sorprende de esta artista es el nexo entre la pintura y la danza. Como ocurre en otros ámbitos de la vida, la mujer en la Capoeira ha sido ninguneada, ignorada. Pero, a través de sus dibujos, Paz intenta sacar del olvido a esas mujeres capoeiras del pasado que jamás fueron inmortalizadas por fotógrafos o pintores, pero que se sabe que existieron. Que existen.
Esa sensación es por varias cosas. El proceso es manual. Antes era digital porque yo estudié ilustración en Málaga, y casi todo se trabajaba en digital. Hoy en día es así, porque es más rápido. Pero el trabajo manual es más meditativo, y la meditación, está claro, es una forma de alimentar el alma. Aparte, te encuentras contigo mismo. Las temáticas que yo trato me alimentan porque, por ejemplo, expones tus trabajos y siempre estás recibiendo comentarios y críticas. A veces hasta te hacen preguntas que no sabes responder.
"La meditación es una forma de alimentar el alma"
El otro día una chica me preguntó por qué yo decía que era blanca por fuera y negra por dentro. No sé si se sentía mal o que no le había gustado eso. También me hacen preguntas por el trabajo expuesto en la Casa de Iberoamérica. Pero es que desconocen mi relación con la negritud. Yo, cuando trabajo, digo esto porque he gestado a dos niños que son afrodescendientes. Mi marido es portugués, pero es descendiente de mozambiqueños. Y volviendo a lo de alimentar el alma, tiene mucho de espiritual contar historias que no han sido contadas antes. Me gusta contar la verdad sobre la colonización, que no es lo guay del Imperio Español, que somos estupendos y conquistamos todas esas tierras. También hicimos muchas cosas que no eran tan buenas.
Tiene importancia contarlas porque hoy en día sigue habiendo racismo; lo sufre mi pareja, lo sufren mis hijos. Y somos personas que tenemos accesos a la educación. Mi marido es ingeniero, tiene un buen trabajo, pues imagínate otras personas que no pueden acceder a todo esto.
Es una exposición donde se narra la historia de la Capoeira. Hay un poco de todo. Hay veinte imágenes en collage de la novela gráfica que lleva el nombre de la exposición de Casa de Iberoamérica, pero que todavía no se ha publicado. Hemos seleccionado estas veinte para que se entienda la narrativa. Hay también instrumentos de la Capoeira. Es una exposición individual.
Sí, tengo que decir que soy de Cádiz, pero soy más campestre. Iba con mis padres a Medina Sidonia, porque son de allí, y mi infancia fue entre el campo y la playa, pero fue mucho más intensa en el campo. Tengo más relación, sobre todo con el paisaje de allí, de la zona entre Medina y Paterna. Lugares donde pastan las vacas retintas, de ventas, ese paisaje de alcornocales... Y aunque lo que estoy pintado ahora no es propiamente de ese paisaje, trato de hacerlo llegar de alguna forma. En las texturas, en la relación con la naturaleza, en todo lo que creo, en lo que dibujo. También la relación con nuestros mayores, porque ambas cosas, naturaleza y mayores, son la base de la cultura africana.
"La naturaleza y los mayores son la base de la cultura africana"
Yo la Capoeira la practico desde los 13 años. Empecé en el año 99. La relación es que este baile es una filosofía de vida, en el cual el juego corporal te ayuda a relacionarte con otra cultura diferente que no es la tuya. Es otro idioma, como es el portugués... conoces a otra gente. Al final, este juego de cuerpos es algo profundamente relacionado con el arte. No deja de ser un espectáculo. Dos personas bailan, pero están actuando. La Capoeira en sí es un arte.
Para mí es algo muy natural porque yo lo conozco desde dentro. He ido varias veces a Brasil, a Salvador de Bahía. He entrenado mucho. He conocido a muchas personas de allí que son maestros de la cultura. No es algo que yo haya cogido y me haya tenido que aprender: ha crecido conmigo.
Es una pregunta muy compleja. Para mí, por ejemplo, frontera entre España y Portugal no hay. Pero Brasil, Mozambique..., es la diáspora trasatlántica, de lo que fue la colonización. Al final, las fronteras que hemos arrasado, no deberíamos ni siquiera considerarlas fronteras. Luego, en todas las demás, creo que hay que pintarlas de amor y de comprensión.