Un oficio en extinción
Oficios que parecían mantenerse, a pesar de los adelantos tecnológicos y la feroz demanda a la que solo puede responder la industria mecanizada, prosiguen su labor. A la vez, conscientes de que el futuro está en la fabricación masiva, de calidad en algunos casos, pero que empuja hacia el abismo a los artesanos de toda la vida. Uno de esos casos es el del sastre nacido en Jerez, pero que vive en el Puerto de Santa María desde niño, Salvador Egea
El sastre, ya jubilado aunque en ningún caso retirado de su trabajo, hace en esta entrevista un repaso sobre el oficio de la sastrería, en su caso dedicado al mundo de la hípica.
En mi carné de identidad el lugar de nacimiento que pone es Jerez. Pero comparto las dos ciudades como cosa mía. Sí es verdad que me gusta el baile, la bulería y me ilusiona decir que soy de Jerez, si bien es cierto que todo el mundo me conoce como si fuera del Puerto de Santa María. El sueño de mis colecciones van asociadas al Puerto. Y además es que yo llevo al Puerto por bandera.
Posiblemente, la gente sabe que la moda ecuestre existe, pero es normal que sea más conocido por la parte de Andalucía. El resto es que creo que no se identifican mucho con esta clase de vestir, que es diferente. Pero sí es verdad que si ves a un jinete en la Feria de Sevilla o la Jerez, la gente se identifica mucho con el traje de corto. Pero yo creo que no entienden ni motivo, ni el concepto, ni el porqué de ese vestuario.

"La gente se identifica con el traje corto, pero no entiende el motivo de ese vestuario"
Sí. Había un reglamento que todavía se rige mucho por él; era una moda muy clásica, no había mucha variedad. Cuando me refiero a eso, sobre todo afecta a la mujer. La mujer amazona debe de ser aún más bella sobre el caballo. Y mira que lo es de por sí, es una belleza. Pero yo entendí que la moda ecuestre femenina se basa sola en las mismas reglas del masculino, que era muy sobrio: el marrón, el azul, negro... Lo que conocemos normalmente como chaquetillas de corto.
Sí, sí. Había que cambiar esta historia en contra de los cánones y demás, incluso en contra de compañeros sastres de este tipo de vestuario, porque no entendían lo que yo estaba haciendo, pero bueno. Hacía lo que sentía y creía, y por lo que me di cuenta de que fui más reconocido en el extranjero. Italia, por ejemplo, está mucho más abierta a la moda. Pero en Andalucía, poco a poco, se ha ido cambiando en cuanto a tonalidades. Ahora se ven chaquetas rosas, azules, de cuadritos. Todo va cambiando, pero en cuanto a los concursos ecuestres se sigue puntuando lo más clásico, lo de siempre.
La mujer lo ha recibido con los brazos abiertos porque entendieron que para montar en un caballo no había que basarse en un color determinado para vestir. Yo empecé no solo cambiando las chaquetillas, es que por ejemplo introduje los pañuelos al cuello. Lo hacía más elegante todo y mezclaba colores de mucha variedad e incluso estampados, porque fueron colecciones que se iban mandando a diferentes naciones. En Costa Rica, por ejemplo, tuve que meterle más colorido, con esa naturaleza y siempre acorde con el país. En México había que adornarlas con más bordados. Cuanto más barroco ponía eso, más gustaba.

"Este es un oficio especial porque, además, vamos quedando pocos sastres"
Es un oficio especial porque además de la sastrería artesanal vamos quedando pocos. El valor de lo artesano es un poco más costoso y hoy en día vamos buscando cosas más inmediatas, aunque duren menos. Una chaquetilla hecha a mano te duraba años, y hoy la evolución es que, si voy a una boda, por ejemplo, que nos sirva para dos o tres eventos y poco más. Vamos a lo cómodo, y a la mujer mucho más. Hoy hay grandes marcas que reconozco que hacen cosas muy buenas, y que de precio es más asequible. Todo va cambiando en contra de lo artesanal. Quedan pocos sastres con el concepto de lo artesanal.
No, no. El que viene a una sastrería artesanal sabe que se va a encontrar con un señor que va a indicar lo que mejor te viene, te va a asesorar dependiendo del tipo que vestuario que quieras. Como te decía, el que viene a buscar el sastre, sabe a lo que va. Vienen con ideas muy claras, y saben que no lo va a encontrar nada hecho. Aquí se hace el diseño único y eso tiene un precio.