Érase una vez una narradora
La carta de presentación de Sandra Cerezo Alemán (Madrid, 1981) es la de narradora profesional. La palabra narradora ya sugiere el romanticismo de los cuentistas, de la tradición oral que mujeres y hombres han ejercido prácticamente a lo largo de toda la historia. No en vano, juglares, y trovadores, (aunque estos últimos eran más bien poetas líricos) han contado leyendas, nos han hablado de héroes, de heroínas, de lugares lejanos y mágicos. Siempre con un público atento y ávido de conocer hazañas y vidas ajenas; por suerte, incluso ahora que todo, para bien o para mal, está en los móviles, en internet.
Pero Sandra programa actividades de narración con el entusiasmo de siempre: ciclos, festivales, entre ellos las cinco ediciones del Festival de Cuentos del Viento de Conil de la Frontera, que lleva su impronta y su magnífico hacer cuando de contar cosas se trata. La narradora reclama a los programadores culturales la contratación de más espectáculos de este tipo, porque son necesarios y el público responde bien siempre.
En la Guarida del Ángel, en Jerez, representa su espectáculo En clave de blues, junto a Fran Mangas, que se ocupa de los teclados y el saxo, y la guitarra eléctrica de Philip Pearson. El sábado 23 de diciembre repiten en la misma sala, pero a las 12:00 horas, con Cuentos del señor Don Nadie. Es un espectáculo musical y familiar que, dice la publicidad del evento: "Es un divertido paseo musical de cuentos sin autor. Cuentos que han pasado de nadie en nadie".
De toda la vida ha sido para todo el mundo. Lo que ocurre es que ha sido nuestra cultura occidental la que ha ido apartando las historias solamente para niños. Pero esto es un tema cultural; nos hemos puesto otras cosas como prioridades.
No. Ninguna. Es verdad que hay historias que son más para adultos e historias que son más para niños. Hay espectáculos que son más adultos, pero porque son conceptos demasiados espesos para niños. Pero es algo que se ha impuesto con el tiempo, porque antes los niños podían entrar en todos los sitios.
"El concepto de las historias que son para niños o para adultos se ha impuesto con el paso del tiempo"
Claro, pero ahora tiene que ser todo específico, por edades. Es todo diferente. Por un lado, está bien, pero por otro dejamos las ventanas cerradas de las etapas que vamos dejando atrás, y cuando somos adultos hemos cerrado todas las ventanas de la vida.
Un festival de narrativa suele tener convocatoria, pero es verdad que también depende un poco del formato. Hay festivales que solo tienen dos funciones en sala en tres días y ya está. Otros son más de calle y está la posibilidad de tener un micrófono abierto, como se ha hecho hace poco en Conil. Hay una buena respuesta en general porque es para todos. Para que vayan las familias enteras, para que participe la gente… En general hay muy buena respuesta.
Te podría decir muchas cosas porque son muchos elementos los que pueden intervenir. Puede pasar que haya alguna persona que no sepa contar una historia, y de repente, coge esa historia y logra enganchar a la gente. Pero eso es algo casual. Repetir y mantener la tensión durante una hora ya es otra cosa, es difícil.
No te voy a negar que no es fácil. Como profesional ha sido un trabajo que me llegue una historia, no copiarla. Hay que filtrarla y contarla por ti, bajo tu prisma. Es un proceso, un trabajo de texto que, quien tiene mucha memoria, no le hace falta escribirlo, y quien tiene menos memoria lo va escribiendo y transformando. Le vas dando tu propio estilo y vas viendo esas conexiones que de repente funcionan.
"En las historias vas buscando las conexiones que funcionan con el público"
No, no. No tiene nada que ver. El monólogo se cuenta en primera persona, y muchas veces, la mayoría, en tono de comedia. La narración se suele contar en tercera persona, con algún pasaje en primera, pero siempre está muy cerca de la fantasía y del mensaje. No es que haya una moral en esos mensajes como con los cuentos de Esopo, por ejemplo: es que hay un contenido tradicional, profundo o de autor. Pero también puede ser cómico, dramático. Pasa por diferentes estados emocionales.
La verdad es que en la narración se tiene muy en cuenta el espacio escénico. Hay que tener la atmósfera adecuada para que la escucha suceda. Si te ponen al lado de un parque o al lado de la terraza de un bar... Yo es que no voy a esos sitios. Y creo que no se debe ir. Hay que reivindicar el espacio adecuado. Ya es trabajo del narrador que no haya distracciones si el sitio es el que tiene que ser.
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