Perspectivas
La visión del mundo depende, en gran medida, si no siempre, de lo que hayamos visto de él, de lo que hayamos vivido, y también de las personas que se conocen. Eso puede darnos una perspectiva, siquiera aproximada, de cómo funciona. Después será cada uno, de forma individual, quien interprete u opine al respecto sobre lo visto y sobre lo vivido.
Santiago Moreno, guitarrista, escritor y muchas más cosas, nacido en Jerez en 1978, y hermano de la bailaora María del Mar Moreno, aúna su visión de todo lo dicho en su último libro Mundo (Editorial Tierra de Nadie), donde recopila cincuenta de sus mejores artículos publicados en lavozdelsur.es. En él hay un prisma filosófico, práctico, vital; tanto por su experiencia como artista, de hombre viajero del mundo y de la vida.
En cuanto a la estructura y contenido, es una colección de artículos publicados en este periódico. Hay medio centenar de artículos que yo considero esenciales, y que repasan un poco... revisan como soy: mi filosofía, mi pensamiento. Es algo realmente que se escapa a la razón: es una necesidad después del fallecimiento de mi madre. Quería dejar un legado de mi idea del mundo.
Pues a través de la memoria, de las anécdotas. También de los recuerdos flamencos, mis vivencias en otros países.
Sí. Absolutamente. El último artículo, de hecho, es una declaración de intereses de cuando me toque marcharme. Hay una especie de epitafio, sobre el amor temporal. El último artículo también recoge exactamente lo que yo quiero.

En el libro podemos encontrar un anecdotario de artistas como Borrico, Moraíto; artistas que han fallecido. También sobre todas las cosas que yo he vivido sobre un escenario. Intento también explicar cómo siente un guitarrista, las fatigas de un cantaor. De hecho, el artículo más curioso sería el de Borrico. Ahí hablo de un audio cortito, de una seguiriya. Los de atrás hablando de toros, otros mandando silencio, Borrico diciéndole a una de la primera fila que se calle. Porque el flamenco no es solo subirse a un escenario, es cómo se mueve el público, cómo se enfrenta el miedo. También cómo engaña el artista al público.
"En el libro se encuentran muchas anécdotas que he vivido encima de un escenario"
No, no. Es un libro general. Tiende más hacia lo humano que hacia lo artístico o al dato. Aporto una visión humana de lo que somos.

Mi manera de ver las cosas no deja ser singular. Ya nos lo dijo una amiga alemana a mi hermana y a mí: “sois artistas descomplicados y atípicos”. Creo que la visión que tengo es muy diferente a la que tiene un flamenco actual. Yo soy muy, muy curioso. Si llego muy tarde a un sitio, hago lo posible por moverme por la ciudad de noche. O me levanto muy temprano y aprovecho todos los huecos entre ensayo y ensayo. El hotel ni lo piso. Me gusta aprender cómo vive el extranjero, la historia. Compro libros, guías. Me gusta empaparme de los sitios a los que voy.
"El hotel ni lo piso, me gusta empaparme de los sitios a los que voy"
El escenario provoca más vértigo. Estar delante del público no permite corrección. La soledad del escritorio, del estudio, es mucho más pronunciada. Ahí está uno más consigo mismo. En el escenario compartes esa soledad con los compañeros que están entre bambalinas, con el público, con la que tú has invitado en la primera fila. Incluso con el crítico que va a escribir sobre ti al día siguiente de verte actuar. La que tú sientes, masticas y disfrutas, es la soledad que tienes delante del ordenador, y encima con la posibilidad de la corrección.