Un proyecto y una candidatura a los Goya
Como muchos de los creativos que aparecen en esta página dedicada a las entrevistas, Vanesa Benítez Zamora (Osuna, Sevilla, 1980) es polifacética y tiene el horizonte de sus límites tan lejos que apenas parece vislumbrarlos. Directora de cine, guionista y también realizadora, anda metida en el rodaje de El incendio invisible, película basada en la novela homónima de Sara Mesa.
Qué he hecho yo para dirigir esto es el nombre del curso que la cineasta imparte en Cádiz desde el 16 de enero hasta el 20, auspiciado por la Escuela de Cine de la Universidad de Cádiz, y donde el tema principal el desarrollo de la película que está dirigiendo, pero donde también contará sus experiencias como profesional del cine y la televisión.
Se da la circunstancia de que solo hace unos días recibió la noticia de que su película, La vida chipén, está nominada al premio Goya por la banda sonora, con música de Paloma Peñarrubia y letra de la propia Vanesa Benítez.
Pues tengo un guión, referencias, castings. Un poco de todo. Pero quiero hablar de las películas documentales en las que he trabajado, los programas de televisión; y dar también pautas de cómo enfrentarse a diversos proyectos de diferentes índoles, o cómo enfrentar la dirección en diferentes formatos. También quiero dar ideas para cuando no se tienen todos los recursos, cuando hay que adaptar alguna cosa. Lo que sí tengo claro es que voy a hablar desde mi experiencia, es decir: no pretendo que sea una clase magistral. Quiero enseñar desde que sale la idea inicial hasta que se estrene, si lo hace, que también hay que contar con eso.
Hay que contar con ello, es parte del juego, como se suele decir. Al final nunca sabes por dónde va a salir la cosa. A veces crees que en lo que has invertido más dinero y más tiempo va a ser más exitoso, y luego resulta ser todo lo contrario, que algo más pequeñito o más sencillo llega a más gente. Ahí el público manda. No siempre tiene que ver que se tengas muchos recursos para hacer los proyectos, o gente muy conocida para que funcione.
Si te soy sincera, creo que este es el segundo o tercer curso que imparto, porque no me dedico a darlos. No tengo un perfil de tema didáctico. Lo que sí puedo es hablar largo y tendido de mi experiencia y de lo que yo sé. No voy a contar nada académico. Yo creo que en esta profesión, todo depende de todo. No hay ninguna biblia que diga: esto se hace así.
Ahora mismo el proyecto está en desarrollo. De hecho, lo que puedo hablar es muy limitado. Ya hay algunas cosas pero no puedo adelantar mucho. Puedo compartir con los asistentes al curso el desarrollo y cómo surgió la idea y el proceso, que no ha sido nada fácil, hasta llegar a tener un guión con el que poder trabajar, y ya, más adelante, que se interese una productora, que se puedan hacer castings para elegir actores y actrices. Pero, de momento, va despacio. Nos gustaría que nos llegara la financiación, pero ya sabemos cómo van estas cosas. No creo que hasta el año que viene, como mínimo, se pueda dar una fecha de inicio de rodaje.
No tiene por qué ser siempre así. Levantar un proyecto cuesta mucho a nivel de financiación, es complicado, y en este país, 20 veces más, porque dependemos mucho de dinero público, no se hacen muchas convocatorias, y siempre estamos ahí quejándonos, no se destina nunca lo suficiente, y se ralentiza mucho todo el proceso. El proceso de financiación es el más duro y el más largo, a no ser que llegue alguien y te financie. Luego, además, está el proceso creativo, que también puede ser largo. El problema es que, mientras, hay que comer, así que lo más probable es que tengas que trabajar en otra cosa.
"El proceso de financiación es el más duro y el más largo"
Sí. Son trabajos más cortos y más directos. Por eso trabajo en paralelo. Pero claro que desespera. Y tirar la toalla, muchas veces, pero al final el que tiene el veneno del cine sabe que va a seguir. Se le va a pasar el cabreo y termina viendo un poco de esperanza.
El hecho de haber estado picoteando en todos los departamentos, mi formación es la de realizadora, y mis primeros trabajos han sido como realizadora en televisión, pero es cierto que el hecho de no haber trabajado en un sitio de realización, me ha mandado a veces a la ayuda de dirección. Eso, al principio, te cansa, pero luego te das cuenta de que te da una visión mucho más global para poder enfrentar un proyecto y poder verlo desde todos los ángulos. Donde me he sentido y me siento más cómoda es en la parte creativa. Te diría que casi prefiero el montaje al rodaje.
El rodaje es una cosa que, con un buen equipo en el que vamos todos a la par, me gusta. Pero prefiero el montaje, ponerlo en pie. Es trasladar el guión y transformarlo en película con el material. Yo creo que donde se hacen las películas es en la sala de montaje, no en el set donde se rueda.
"Donde se hacen de verdad las películas es en la sala de montaje"
A ver, es doloroso. Hay un tópico entre el director y el productor, porque el productor está siempre tirando. Nosotros, realmente, nos debemos a unos tiempos. Si la inversión la ha hecho una televisión no puedes pasarte porque si no esa televisión te la echa para atrás. Y luego, en el tema de las películas, tiene que ser un mínimo de una hora y media, pero luego igual te vas a encontrar con problemas. Pasa también al contrario: esas películas de tres o cuatro horas que no te las programan en ningún lado, a menos que seas un director súper conocido, o se proyecten en un festival. Entonces, cuando tú ruedas y tienes cuatro o cinco horas, y tienes que cortar la primera vez no duele mucho, pero cuando te quedas ya con dos horas, y el productor te insiste en que tiene que ser una hora y media... Sobre todo en documentales, porque para mí se crea un entorno con los entrevistados Y a mí, decirle a uno o a otros que al final no va a salir en la película, me sabe fatal.
Yo tengo mucho respeto a unas cuantas cosas. Valoro que tú me puedas hacer una historia buenísima con un móvil, pero yo creo que hay que cuidar mucho los detalles, y creo que hay que tener mucho respeto por la fotografía, por el sonido. Todo muy cuidado. A lo mejor soy muy antigua, pero yo sería incapaz de rodar una película con un móvil.
Eso lo comentaba con el director de fotografía con el que trabajo siempre. Hay películas que tienen un recorrido y un reconocimiento que... a ver, la historia es buena, pero el tema de la calidad fílmica no importa. Y se supone que los organismos que están legitimando que tú has hecho un trabajo bueno, veo que se están saltando esas cosas. Me da pena. Todo narra, la fotografía, la música, los actores. Para mí eso no es cine. Yo tengo respeto por todo eso, y si no lo puedo hacer muy bien, aunque tenga una historia estupenda, si no la voy a poder hacer en condiciones, prefiero no hacerla. Pero hay parámetros de calidad que se están pasando por alto.
Pues la recibí en bata, en mi casa (se ríe). Un compi, periodista, me mandó un WhatsApp y me lo dijo. Yo ni sabía que era la lectura de las nominaciones, ni contaba con que esta película, La vida chipén, fuera a obtener reconocimiento alguno. La película está rodada en dos semanas, justo después del final del confinamiento, y cada vez que la íbamos a estrenar le cogían todas las olas del covid.
Claro. Yo no soy letrista. Eso de que yo le pusiera letra fue accidental. Es una parodia sobre canciones de las películas de los 60, con la playa, el turismo. Está en un tono entre lo irónico y absurdo. No teníamos un duro para comprar los derechos de la canción que queríamos, así que me puse a ello con la compositora, Paloma Peñarrubia.
Claro que sí. Es que cuando ves en la pantalla una historia tuya... es que no me lo creo. Eso siempre impresiona. Y una cosa que me pasa es que veo la película en sala una vez, dos veces, quizá. Como la vea más veces empiezo a verle fallos y me tengo que salir.