El día a día de las bodas vs la vorágine de los Goya
Los actores y actrices van y vienen, unas veces son premiados, otras no, pero la estilista Irene Taviel de Andrade (41 años, Jerez) es una fija en la gala de los Goya: no falla, da igual que la gala sea en Madrid o en Granada. Irene (@irene.tavieldeandrade, @salon_itaviel) es una persona muy formada, tanto en maquillaje como en peluquería, pero que tiene los pies en el suelo: su negocio es su negocio, lo primero, (en El Corte Inglés de Jerez) y lo de los Premios Goya es un plus que le aporta aprendizaje, conocimiento y, por supuesto, proyección a una carrera profesional que ya suma más de veinte años. Por sus manos han pasado rostros tan conocidos como Richard Gere y su mujer, Alejandra, Natalia Verbeke, Sara Carbonero, Goya Toledo o Paula Echevarría... La vorágine de los Goya y del mundo del espectáculo le encanta y lo disfruta –"todos los años es algo diferente", dice–, pero tiene muy claro que las bodas, el asesoramiento a las novias, es el día a día. El suyo. ¿Y saben algo? También le encanta...
Sí (risas)... Es un privilegio para mí, año tras año, formar parte del equipo de Iván Gómez para los Goya, uno de los mejores maquilladores del mundo. Es una experiencia muy enriquecedora y cada año la disfruto como si fuera el primero.

¿Qué sintió la primera vez que la llamaron, pensó que profesionalmente ya había llegado?
Sentí muchísima ilusión, no me lo esperaba y fue una sorpresa total... Yo no conocía nada de este mundo y lo viví con mucha ilusión y curiosidad. Al principio no pensé en lo que podía significar a nivel profesional, pero con el tiempo me he dado cuenta de lo importante que es, que ha sido, para mi carrera. Todo lo que he aprendido en este sector lo llevo al día a día en el salón. Mis clientes lo valoran mucho porque saben que siempre estamos al tanto de las últimas tendencias y eso hace que cada servicio tenga un toque muy especial y actual.
¿Sigue teniendo la misma ilusión de la primera vez?
Sí, totalmente. Cada año lo disfruto como si fuera el primero. Es una experiencia única porque, además, siempre es diferente.
"Todos los años me pregunto si me llamarán, si contarán conmigo. Lo vivo como un regalo, una gran experiencia"
¿Y el día que no la llamen? ¿Lo ha pensado alguna vez?
Claro, lo pienso cada año... Siempre me pregunto: ¿Me llamarán este año? ¿Contarán conmigo? Y cada vez que me llaman lo vivo como un regalo, una gran experiencia. Pero bueno, el día que no me llamen, seguiré feliz con mis proyectos en Jerez, con mi salón, que me encanta, y con mis clientes, mis novias de cada fin de semana... Me siento muy satisfecha con todo lo recorrido en estos más de 20 años de trayectoria profesional. Soy muy feliz en Jerez, pero es verdad que lo he pensado muchas veces, el día que no me llamen... me dará mucha pena porque para mí trabajar en los Goya es como hacer un máster de mi profesión cada año. Me llena de aprendizaje y me mantiene inspirada y actualizada. Si algún día no se da, tendré que buscar otras maneras de seguir aprendiendo y creciendo...
¡Me ha ayudado muchísimo! Porque cuando empecé en peluquería, me di cuenta de que lo que el cliente buscaba eran peinados y maquillajes inspirados en los looks de las actrices en la alfombra roja y también en la moda. Eso es algo que no te enseñaban en la academia. A mí, la formación académica me dio las bases para ejercer mi profesión. Pero trabajar en moda con grandes profesionales es lo que me ha permitido llevar a mis clientes ese nivel de tendencia y actualidad.
Sí... en realidad no empecé directamente en el mundo de las bodas, pero desde hace unos diez años me dedico casi al 100% a ellas y me han dado muchas alegrías. Todo comenzó cuando me fui a Madrid unos meses para hacer varios másteres en peluquería, posticería y barbería... Mientras estudiaba, Iván Gómez llamo a la academia donde yo estaba estudiando porque necesitaba una peluquera para trabajar en una editorial de moda y desde entonces empezó a contar conmigo para todos sus proyectos. Al expandirse en el mundo de la alfombra roja siguió confiando en mi trabajo. Creamos un gran equipo, con mucha conexión profesional y esa colaboración fue clave para mi trayectoria. Cuando acabe los másteres de Madrid me volví a Jerez, y una wedding planner me propuso maquillar y peinar a sus clientas. Al principio lo compaginaba con mis trabajos de moda en Madrid y trabajos de peluquería y maquillaje, pero poco a poco las bodas fueron ganando terreno. Ahora disfruto mucho, porque puedo aplicar todos mis conocimientos y asesorar a las novias en todo el proceso, desde el maquillaje y el peinado hasta el cuidado del cabello, la piel y los complementos. Me encanta ayudarlas a sentirse ellas mismas, pero en su mejor versión.
Pues sí. Como le decía, los Goya me mantienen conectada con la actualidad, son lo que usted dice, mi pie en la tierra, lo que me ha dado estabilidad económica y profesional. Pero después de la pandemia, cuando se pospusieron casi todas las bodas y me quedé prácticamente sin trabajo, sentí mucho miedo. Y fue entonces cuando pensé que lo ideal sería abrir un salón belleza, porque en plena pandemia los salones de peluquería podían seguir funcionando con las medidas necesarias. Y justo coincidió que el salón de peluquería de El Corte Inglés había cerrado. Así que me lancé a buscar la oportunidad para poder coger este proyecto. Que ahora se está convirtiendo en mi verdadera base y mi mayor Ilusión, las bodas me siguen apasionando, pero mi negocio es ahora mi gran apuesta de futuro.
En el caso de los Goya, como formo parte del equipo de Iván Gómez, es él quien se encarga de asesorar a las actrices personalmente. Luego nos da las pautas y guías para realizar el trabajo de peinado y maquillaje siguiendo su visión. Es un proceso muy organizado y altamente profesional.

Bueno, una de las anécdotas más surrealistas y divertidas que me ha pasado fue que íbamos en el coche con una actriz para hacerle los últimos retoques antes de la alfombra roja. Total, la actriz baja del coche, empieza a caminar y nosotros detrás como su equipo de apoyo. De repente el público empieza a gritar... ¡pero, no a ella, sino a mi compañero! Él mide casi dos metros, moreno, con un rollo de galán... y claro, ¡lo confundieron con una estrella internacional de cine! La gente empezó a volverse loca ¡Guapo, por favor, una foto! ¡Eres increíble! ¡Hasta le pedían autógrafos! Lo rodeaban como si fuera Brad Pitt en pleno estreno. Yo no podía parar de reírme mientras lo grababa en video, y él, muerto de vergüenza, intentaba escapar de aquella avalancha humana como si estuviera en un concierto de rock. En un momento, una señora incluso intento agarrarle el brazo y le dijo ¡Mi hija te adora! Él, con cara de pánico, me miraba como diciendo: ¡Irene, sácame de aquí! Al final, casi tuvo que salir corriendo por una salida lateral. ¡Fue de película! No sé cómo no acabamos todos firmando autógrafos esa noche... (risas).
Este año, una de las actrices, llego con unos tacones que pensé que estaban rotos. Nada más verla, casi me lanzo a decirle ¡Cuidado, que se te ha doblado el tacón! Estaba lista para agarrarla y salvarla del desastre, cuando mi compañera me mira y me dice: ¿Te has fijado en esos zapatos tan modernos? Y yo, confundidísima, le respondo: ¿Modernos? Si parecen que están rotos... Resulta que el diseño era así, con el tacón completamente curvado y retorcido, como si hubiera sobrevivido a una guerra. ¡Pero lo mejor es que ella caminaba como si nada! Yo no podía parar de reírme por dentro, pensando que esos zapatos eran más de supervivencia extrema que de alfombra roja... Todavía lo recuerdo y me rio sola. ¡De verdad que por un segundo estaba convencida de que iba a acabar en el suelo! Menos mal que no dije nada, porque imagínate la escena: ¡Cuidado que se te ha roto el tacón! Y ella mirándome como si estuviera loca, mientras yo descubro que eran el último grito en moda (más risas).
Dígame alguien a quien le gustaría peinar o maquillar y no se ha dado el caso...
¡A Penélope Cruz! Al formar parte del equipo de Iván Gómez, he tenido la oportunidad de trabajar con muchísimas actrices. La que más ilusión me haría es, sin duda, Penélope Cruz. En una ocasión estuvo a punto de suceder, pero al final no se dio. Espero que algún día vuelva a surgir la oportunidad...

"¿Richard Gere, oficial o caballero? Caballero, sin duda, caballero..."
Por cierto, algo que quiera reclamar sobre su profesión.
El intrusismo profesional. Cada vez veo más maquilladores y peluqueros para bodas que no tiene una formación adecuada, hacen cursos de pocos meses y ya se consideran profesionales. Además, muchos trabajan de manera irregular, los que le permite ofrecer precios muy bajos, pero sin seguir las normativas del sector. También me preocupa que haya salones cuyos gerentes no tienen formación homologada por el Ministerio de Educación. Esto se nota en el mal uso de productos químicos, algo que, cuidado, puede acabar dañando el cabello de los clientes. Creo que es un tema que debería regularse mejor para proteger tanto a profesional como a los clientes.
(Risas) Caballero, sin duda, caballero... Es todo un señor. La verdad es que, salvo que conozcamos previamente a los actores o se dé un ambiente más relajado, normalmente la situación es más bien tensa y, de hecho, puede llegar a ser bastante tensa, al menos por nuestra parte. Hay mucha responsabilidad, porque nuestro trabajo se va a ver en directo por todos los espectadores y luego también aparece en prensa, no hay espacio para otra cosa que no sea estar concentrada y completamente enfocada en hacer el trabajo lo mejor posible...