Catedrático y 'árbitro' del jerez: "Si la Constitución es un campo de fútbol, estamos en fuera de juego"

José Luis García Ruiz, profesor jubilado de Derecho Constitucional, trabajó en el despacho de uno de los padres de la Carta Magna, dirigió Sánchez-Romate y presidió Fedejerez y el Consejo Regulador

José Luis García Ruiz, catedrático de Derecho Constitucional jubilado de la UCA y ex presidente del Consejo Regulador, posa para lavozdelsur.es en su domicilio.

Un hombre con "dos vidas paralelas"

Crítico y algo escéptico. Así se muestra José Luis García Ruiz (Jerez, 1947) sobre la actualidad política y social. El lector, que podrá estar más o menos de acuerdo con el entrevistado, no puede obviar la trayectoria en el mundo empresarial y académico de este todoterreno. Catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Cádiz —cuando se integró la Facultad de Derecho en la UCA era el único egresado como doctor—, estudió en la Complutense cuando Madrid era un hervidero antifranquista.

Entre aquellos años finales de los 60 y principios de los 70, trabajó en el bufete de uno de los siete padres de la Constitución, Gregorio Peces-Barba, defendiendo a los encausados del Tribunal de Orden Público. Poco después, regresó a Jerez contra todo pronóstico para dirigir la bodega Sánchez-Romate, al tiempo que, hacia sus pinitos en el Colegio Universitario de Jerez, dependiente de Sevilla y luego parte de la UCA.

Tras haber dirigido una bodega en la época en la que el jerez pasó la mayor crisis de su historia, hizo lo propio con la patronal del vino, Fedejerez, en un momento de convulsión social con las huelgas de la vid. “Fue una época de mi vida muy dura”, recuerda. Años más tarde, presidió el Consejo Regulador Jerez-Xérès-Sherry, que, según el propio García Ruiz, perdió su importancia tras la Ley del Vino, una lucha personal que no ganó por la que decidió dar un paso al lado y dedicarse enteramente al mundo académico. “Cuando PP y PSOE quieren se ponen de acuerdo. Fue una batalla perdida, el jerez y todas las D.O. perdieron personalidad jurídica”, lamenta.

En su casa de Montealto, el polifacético jurista, que también fue concejal de la primera Corporación democrática de Jerez en 1979 por parte de UCD, disfruta de su jubilación en Jerez desde hace siete años junto a su esposa madrileña, a quien conoció en la universidad. “La verdad es que he tenido dos vidas paralelas. Por un lado, he estado en el ámbito empresarial, y por el otro en una disciplina académica que no tiene nada que ver con el mundo de la empresa”, reconoce entre varios manuales de Derecho Constitucional, clásicos de la carrera que ha escrito a lo largo de sus años en la academia.

Nacido en Jerez, pero criado también en El Puerto, de donde era su padre de origen montañés por su abuelo, el mismo que abrió un ultramarinos del que sus principales clientes eran los mayetos de los huertos que luego se expropiaron para hacer la Base de Rota. Tras ingresar en los Marianistas, se asentó en la ciudad, desde donde ya partió a Madrid en época universitaria con la excusa de estudiar Periodismo, cuando en realidad lo que quería era hacer Derecho. Pese a estar “algo alejado de la actualidad”, tal y como dice él mismo, muestra su preocupación por la Ley de Amnistía y la deriva del Ejecutivo de Pedro Sánchez, que considera que no está gobernando para la mayoría de los españoles.

A priori no parece muy normal eso de ser profesor de Derecho Constitucional y empresario del vino de Jerez...
Si fuera mercantil o contabilidad, ¿no? Es cierto, pero a base de mucho esfuerzo he hecho dos vidas paralelas. El motivo es familiar, me llamaron para venir a Jerez porque creían que podía llevar bien la bodega. Cuando me vine ya había sido profesor de la Universidad de Madrid, tenía la tesis doctoral hecha y me pareció absurdo desvincularme totalmente del mundo académico. Empecé dando clases gratuitamente en el Colegio Universitario y luego una casualidad hizo que me sacara la plaza.
 
El catedrático de Derecho de la UCA dejó la docencia y se jubiló en 2017. MANU GARCÍA
Tengo entendido que era el único doctor y que en principio no iba a optar a ello.

Hay una anécdota curiosa. Yo era gerente de Sánchez-Romate y desde Sevilla venía a Jerez a dar clase don Ignacio María de Lojendio, catedrático también de Derecho Constitucional. En ese momento, yo era un modesto profesor y don Ignacio y yo hicimos mucha amistad pese a la diferencia de edad. Siempre me decía: "Tenga en cuenta que usted es gerente delegado de Sánchez-Romate, pero yo consejero delegado de la Cruz del Campo". Me convenció de que firmase las oposiciones de profesores adjuntos, tuve suerte y la saqué. En el segundo ejercicio, el presidente del tribunal me preguntó que qué hacía allí, que se había enterado que era gerente de una bodega. Le contesté: tengo vocación por el Derecho Constitucional y voy a dedicarle mi vida. Fue la primera gran mentira que he contado a lo largo de mi vida. (Ríe)

Luego llegó la cátedra, que es otra historia.

Tuve la paciencia de no presentarme a ella hasta que los compañeros que me precedían se habían colocado. Al final mantuve una vida en paralelo, lo cual me ha exigido un sacrificio en muchas ocasiones y fines de semanas. Esos libros —señala varios manuales de Derecho Constitucional— nadie me los ha escrito, claro. Hay que dedicarle tiempo y profundidad.

"Al ser catedrático, al mismo tiempo que me dedicaba al sector bodeguero, tenía una situación muy peculiar"

Estaba entre dos mundos entonces.

Al ser catedrático de universidad, al mismo tiempo que me dedicaba al sector bodeguero, tenía una situación muy peculiar para los bodegueros y para los académicos. Por un lado, era un señor que estaba fuera de las bodegas y que no era tan fácilmente manejable. Por otro, para los especialistas en mi asignatura, yo era un bicho éxito que se dedicaba a los temas del vino sin que se supiera muy bien por qué.

Hemos hablado de su doble condición de jurista y bodeguero, pero también es periodista.

Tiene una explicación. En aquella época no te podías ir a estudiar a Madrid algo que estaba en tu región, por lo que no podía irme allí a hacer Derecho. Se me ocurrió la idea de estudiar periodismo, que era una carrera de tres años y que solo se daba en la capital, en la Escuela Oficial de Periodismo. Me fui, me admitieron, hice periodismo y al estar en un colegio mayor me matriculé en Derecho para hacer las dos carreras. Al ser periodista, estabas escrito en un registro oficial autorizado por el régimen, por lo que ya me podía dedicar a los follones políticos de aquella época, conociendo a profesores de la universidad que militaban, vamos a ser honestos, en un suave antifranquismo.

Así conoció a Gregorio Peces-Barba. 

Sí. Establecí contacto con él y con otros. Cuando se enteraron de que el chico jovencito de la Facultad de Derecho tenía el carné de periodista me llamaron para que fuera a Cuadernos para el Diálogo, una revista fundada por Joaquín Ruiz-Giménez. Fue mi primer trabajo.

¿Ya estaba interesado por el Derecho Político?

Claro, se daba en primero y segundo, me dieron matrículas. Lo que ocurrió es que yo fui delegado de la Facultad de Derecho y como consecuencia de eso, después del primer campamento de la Milicia Universitaria que hice en Montejaque, me expulsaron y me mandaron a la Marina, a la estación naval de La Graña. Allí estuve desgraciadamente quince meses y cuando volví a Cuadernos para el Diálogo, ya había acabado la carrera. Hablé con Gregorio y me integré en el despacho con él y cuatro más. Teníamos clientes que nos permitían vivir, pero también teníamos tiempo para algunas cosas políticas, dando soluciones a cosas increíbles. Por ejemplo, conseguí que absolvieran a Luis López Guerra, que fue miembro del Tribunal Constitucional y del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos. Estaba procesado por asociación ilícita y no sé cuántas más más. También estuve en el Juicio de Burgos, como ayudante de Gregorio.

José Luis García Ruiz durante la entrevista con lavozdelsur.es.   MANU GARCÍA

Pero todo cambió cuando volvió a Jerez.
Me hicieron una oferta que en aquel tiempo era imposible de rechazar. Le pregunté a mi mujer si quería ensayar eso de irnos a Jerez y lo hicimos. Estuve desde 1974 a 1987 de gerente de Sánchez-Romate. Me sabe mal, a cierta edad uno pierde el pudor, pero a mí es que me fue muy bien. Tuve mucha suerte con el Cardenal Mendoza, empezamos con 4.000 cajas y terminamos con 40.000, era una mina de oro porque cada botella te dejaba mil pesetas. 

¿Y qué de su relación con la política? Le llamaron para ser concejal de UCD en las primeras elecciones municipales que dieron la alcaldía a Pedro Pacheco.
Me aburrí enseguida. Fui el penúltimo que entró por UCD. En Madrid tuve cierta actividad política, pero aquí el tema era más delicado al ser gerente de una bodega. Tenía contactos, como Rafael Arias Salgado, que luego fue presidente de Carrefour y se presentaba a las elecciones por Cádiz, o el que fuera vicepresidente de Adolfo Suárez, Juan Antonio García Díez. Me llamaron y me dijeron que había que presentar algo en Jerez y me pusieron en la lista. Pacheco fue elegido por casualidad alcalde al no haber sido cabeza de lista Sebastián Romero por una serie de cosas. Ganó con muy pocos votos de diferencia. Para mí, Pacheco era muy radical en ese momento, formó un Ayuntamiento trasversal dándole delegaciones a PCE, PSOE y también a UCD. A mí me dio, si no me falla la memoria, la delegación de Juventud. Le escribí una carta preguntándole cuáles eran mis competencias concretas, pero nunca me contestó. Tras aquellos primeros plenos en los que discutía mucho con Pacheco y con quien tengo respeto recíproco, empecé a poder dejar de ir. No estaba remunerado y era incompatible con mi trabajo en la bodega. 

"Cuando entramos en la UE se derrumbaron los pilares fundamentales que sostenían al Marco de Jerez"

Entre la política institucional y la política del vino, estuvo más vinculada a la segunda.
Bueno, es que estuve en el Consejo Regulador cuando era estaban todos los notables de la época: Mauricio González, Luis Caballero, Juan Ignacio Domecq de Bobadilla, Zoilo Ruiz-Mateos... había una especie de guerra civil interna porque empezaron los problemas para colocar la mercancía y había peleas internas entre viñistas y bodegueros. Como yo venía de Madrid y había estado en los tribunales, me propusieron para plantar cara a aquellas discusiones enormes. Ahora no es así, y es lo que le falta al jerez, pero antes había hombres de referencia que dirigían en la sombra el Marco de Jerez como Ramón Mora-Figueroa. Él habló conmigo y me dijo que tenía que integrarme en Fedejerez y acabé presidiéndolo.

Todo ello sucedió en una época de huelgas de la vid, de entrada a la Unión Europea...
Sí, sí, si me hubiera olido lo que me esperaba. Uno fue el tema de la primera gran reconversión del Marco de Jerez, con un acuerdo a muchas bandas para reducir el viñedo, lo que costó mucho trabajo tras entrar a la UE. Hubo una serie de cosas que cambiaron al Marco.

¿Por qué Jerez empezó a desinflarse en aquellos años? 
Hay que recordar que el jerez vivía del 90% de la exportación, no como otras zonas de consumo interno. El motivo es que había unos mecanismos para exportar que los puso el franquismo, como la desgravación fiscal, que consistía en devolverte los impuestos sobre el valor de lo que exportabas. Esto fue muy importante para Jerez junto al crédito al capital circulante en una época con intereses altísimos. El Marco se beneficiaba de créditos al dos o tres por ciento, cuando los intereses oscilaban entre el quince y el veinte. Luego, está el tema del alcohol vínico que se le añade al jerez, que se nos daba a un precio especial desde La Mancha. Estas tres cosas sostenían al Marco de Jerez y cuando entramos en el mercado común, que fue bueno para todo el mundo, para Jerez fue fatal. Cuando dicen eso de "entrasteis en el mercado común y ya no hay que pagar aranceles" se equivocan. Jerez tenía acuerdos muchos años antes con Holanda, Inglaterra... no nos produjo ninguna ventaja, sino al revés, ya que se derrumbaron esos tres pilares fundamentales. 

Una de las grandes "batallas" perdidas para García Ruiz en Jerez fue la Ley del Vino.   MANU GARCÍA

Uno de los grandes problemas fueron los fondos de pensiones de los trabajadores, la Caja de Ahorros...
Fue el más gordo de todos, el Montepío. Salió una ley del gobierno socialista de Felipe González obligando a los montepíos a capitalizarse, por lo que has ido metiendo se transforma en capital y cuando te jubilas te lo dan. Si has puesto mucho, te requerirán mucho y si has puesto poco, pues poco. Estaba bien pensado, porque lo que yo pago hoy no es para mí, sino para el que ya está jubilado y ya veremos qué me pasa mía. Pero eso en los Montepíos individualizados no era posible, así que había que capitalizarse o disolverse. La política se metió por medio y la Junta de Andalucía y la CEOE. Nos dijeron que no se iba a aplicar la ley y que teníamos que arrancarle a los sindicatos la disolución del Montepío. 

La gran huelga de la vid.
59 días. Nosotros íbamos a esa huelga con un brazo de menos por razones sociales, si no hubiéramos tenido a los párrocos de Jerez echándonos soflamas en las iglesias. Mi gran amigo y compañero Juan Luis Bretón habló con el obispo explicándole el conflicto con los sindicatos. Aseguramos a todos que los jubilados no iban a tener ningún problema, que nos hacíamos cargo de ellos, pero ue los activos sí los iban a tener porque el Montepío se iba a disolver. Los sindicatos no dijeron aquello, fue muy complicado. Al final acabó en Magistratura y los sindicatos ya se dieron cuenta de que no iban a ninguna parte. Todos los problemas del Marco, que fueron muchos, eran agua de borrajas al lado de aquello.

"Con la Ley del Vino perdimos las competencias. Jerez tiene una acreditación histórica, pero el Consejo Regulador no es el mismo"

Tras una etapa en Fedejerez y volver a la universidad, acaba años más tarde presidiendo el Consejo Regulador en una etapa muy distinta, probablemente en las horas mas bajas del vino de Jerez.
Hubo un vacío de poder en el Consejo al morir Antonio Barbadillo, presidente eterno. Luego vino Rafael Coloma, que lo teníamos en Bruselas, pero no conseguimos revertir la situación. Teníamos problemas con la Junta de Andalucía que dentro de su lógica socialista quería proteger a los pequeños viñistas, pero los que se jugaban las habichuelas no eran ellos, ya que el Marco de Jerez vive de grandes empresas. Finalmente no se renovó a Coloma, se produjo un interregno, y tras casi un año fuera de esto me sorprenden proponiéndome como presidente. Cogieron un papelito y cada uno puso cuatro nombres de posibles presidentes. El único nombre que salía en los papelitos era el mío, teniendo en cuenta que entre los que me eligieron también estaba el presidente de las cooperativas y gente a la que me enfrenté. 

¿Lo peor y lo mejor de su época como presidente en el Consejo Regulador?
Sin duda, los VOS y los VORS. Tengo muy buen recuerdo de cuando lo presentamos. Yo quería hacer una simbiosis que me sirviera a imitación de los productos franceses y que definiera la vejez del vino, de 20 años gracias a las pruebas de Carbono 14 que se descubrieron, y que sirviera tanto en inglés como en español, con las mismas siglas. Le di muchas vueltas y se me ocurrió una terminología en latín que coincidiera con el inglés: Very Old Sherry, en latín Vinum Optimum Signatum. Es decir, un vino declarado como óptimo.

Y el VORS 30 años de vejez mínima... 
Cuando el incorporamos el término rare en inglés, que me di cuenta de que en latín significa escaso. Very Old Rare Sherry, Vinum Opotimum Rare Signatum. Óptimo y escaso. Maravilloso, ¿no?

Un revulsivo, en esa idea de que el jerez primara la calidad por encima de la cantidad. Sin embargo, no piensa lo mismo de lo que sucedió luego con la Ley del Vino, que sostiene que perjudicó a Jerez. 
Fue una batalla que perdí absolutamente. La nueva Ley del Vino estaba basada en los intereses de la patronal vinatera española y querían quitarse los corsés de los consejos reguladores. Jerez tuvo el primero de todos, en la Segunda República. Es algo muy curioso, porque se trataban de organizaciones de base privada entre viñistas y bodegueros, pero que al mismo tiempo ejercían funciones públicas. Así, como presidente de un Consejo Regulador podías firmar tratados con gobiernos extranjeros. Se podía , por ejemplo, descalificar miles de botas de Jerez como hizo Antonio Barbadillo en el puerto de Londres con una carga de Rumasa. Se podía decir: esto no es jerez. Aquel control era muy importante, nadie conoce mejor la casa que el que vive dentro. Sin embargo, se cargaron el tema convenciendo a Miguel Arias Cañete.

El jurista contempla una fotografía con el rey emérito cuando se dedicaba al mundo del jerez.    MANU GARCÍA

Fue una ley de consenso. 
Cuando PP y PSOE quieren se ponen de acuerdo. Sorprendentemente, el único que me defendió en Cortes fue Labordeta. La patronal quería que las empresas pudieran volar, que no estuvieran sometidas a una rigidez desde el punto de vista empresarial, es decir, desregulación. Cuando pasó dije que yo ya no tenía nada que hacer porque yo estaba en una corporación con autoridad, no en una mera agencia de marketing. Jerez, con una denominación de origen tan importante, mantuvo lo de Consejo Regulador, pero no tiene las competencias pese a su acreditación histórica. Creo que ahora los consejos cumplen una función simbólica, meritoria desde el punto de vista de la divulgación y la promoción, pero no desde el control y la regulación. No quiero descalificarlo, pero no estuve de acuerdo, han cambiado muchas cosas. 

De leyes usted seguro tiene mucho que opinar. Es catedrático de Derecho Constitucional, ¿cómo ve la Constitución Española?
Hombre, lo de la Constitución es que los que no lo habéis vivido es difícil entenderlo. Fue la primera Constitución que se hizo sin una parte de España contra otra. El entusiasmo que despertó fue indescriptible, siendo votada por el 90% de la gente, más aún en Cataluña, con todos los políticos de acuerdo. ¿Qué ocurrió con ella? Que ante la necesidad de hacer una Constitución de consenso se hizo una Constitución algo indeterminada... pero sabiendo lo que se hacía. Yo se lo he explicado a mis alumnos muchas veces: casi todos los países del mundo tienen Constitución, pero al mismo tiempo no todos la aplican, ya que puede ser una engañifa. De los 198 países del mundo, a lo mejor 170 son eso, dictaduras, países corruptos... por eso en la ONU son tan inmorales y eligen luego de presidente del Comité de Derechos Humanos a un señor de un país que no cumple. 

"Nunca pensé que llegaríamos a esta situación. Hay un intento de cambiar el régimen constitucional por la puerta de atrás"

Hacer funcionar a una Constitución no es fácil.
Mira, las constituciones y la Constitución Española es como un campo de fútbol, es decir, hay un campo, un terreno de juego delimitado a ese ámbito del que no te puedes salir, del que se mueve libremente la ley y que cuenta con unas reglas del juego. Ahora mismo estamos fuera del terreno de juego, fuera de juego. Como la ley es la plasmación de la política del gobierno, el gobierno va haciendo sus leyes a medida de que estén dentro del campo de juego, haciéndolas constitucionalmente legítimas. Pero ya sabemos lo que está pasando ahora...

García Ruiz es muy crítico con la situación política actual.   MANU GARCÍA

¿Y qué está pasando ahora?
Algo muy grave. Lo que está ocurriendo es que nos acercamos a otra situación en España. Puedo contar con los dedos de las manos y de los pies las democracias reales que hay. Hay una serie de normas que hay que cumplir, algunas no escritas que son esenciales para que exista una democracia. La primera de las reglas de la democracia es el gobierno de la mayoría, que queda inexorablemente unida al respeto a la minoría. Si la minoría no es respetada, la minoría tiene derecho a no respetar a la mayoría. Otra regla básica es la separación de poderes. Todos los gobiernos del mundo han intentado controlar los poderes, pero los defensores de la democracia queremos que los poderes se controlen a sí mismos porque todo poder absoluto se corrompe. 

Parece que actualmente no hay consenso constitucional. Sin renovación del CGPJ, con los problemas del Tribunal Constitucional...
Para mí todo este problema lo inició Zapatero. El mapa autonómico quedó completado con los pactos autonómicos que hicieron que todas las comunidades autónomas tuvieron el mismo nivel de competencia. Hubo una gran ruptura cuando llegó al poder y se cargó la convención constitucional, ya que dijo que si tenía la mayoría podía reformar y hacer mutar a la Constitución. Lo mismo que ha ocurrido ahora con Sánchez. Los estatutos se aprueban por ley orgánica y para ello solo basta el voto de la Cámara más uno, no los tres quintos como exige la reforma constitucional. Cuando se aprobó el Estatuto de Cataluña se hizo así, rompiendo por vez primera una regla no escrita. 

Entiendo que no está contento con la Ley de Amnistía, ni con la actual situación política.
Lo único que te puedo decir es que nunca pensé que fuésemos a llegar a esta situación, para mí no era ni siquiera pensable. Si me hubieran dicho hace unos años que estaríamos así, no sabría explicárselo a mis alumnos. Creo que vamos hacia un Tribunal Constitucional cómplice del gobierno de Pedro Sánchez y que hay un intento de cambiar el régimen constitucional por la puerta de atrás sin meterse en la reforma de la Constitución. Todo parte de que se ha aceptado como lógico que con un voto más en el Congreso de los Diputados puedo cambiarlo todo. Y no, no es así. Hay que poner límites. La democracia no es eso. No son demócratas.