Un economista con compromiso social
Aunque se jubila el año que viene después de varias décadas dando clases universitarias, ha decidido no perder el tiempo. Juan Torres (Granada, 1954) acaba de publicar Para que haya futuro y prepara un nuevo libro para 2025. Será el último curso que ejerza como Catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla, categoría que adquirió con apenas 31 años. A pesar de ser un intelectual vinculado a la izquierda, algo que tampoco oculta, se muestra muy crítico con los partidos que conforman actualmente este espacio, a los que acusa de haber renunciado a crear mayoría sociales. Pese a todo, mantiene el optimismo, como se puede comprobar en los postulados de su nueva obra y también en la entrevista que concede a lavozdelsur.es.
Estamos viviendo una situación que se corresponde muy bien con lo que muchos economistas críticos denunciamos y es que los indicadores económicos convencionales (crecimiento del PIB, empleo, deuda) van bien, incluso me atrevería a decir muy bien, mejor de lo esperado después de la pandemia e infinitamente mejor de lo que dice la oposición. Pero hay otros indicadores de bienestar que no están yendo por el mismo camino. La desigualdad no se termina de reducir, incluso aumenta en muchos aspectos. Este Gobierno, por progresista que sea, se ha metido en infinidad de charcos de segundo orden y no termina de enfrentarse a problemas fundamentales básicos para una parte muy importante de la sociedad como la vivienda, la cesta de la compra o la seguridad, que también influye en las condiciones de vida de la gente. Vivimos en una situación económica paradójica.
Teniendo en cuenta que formamos parte de la unión monetaria y que nuestra capacidad de maniobra en política macroeconómica es limitada, habría que actuar sobre fuentes originarias de ingresos y sobre recursos de bienestar. Hacer una política de vivienda, garantizar el acceso a una cesta de bienes básica y hacer una política de empleo que vaya más allá de garantizar el empleo de cualquier forma. Se está consiguiendo mantener la tasa de empleo de forma positiva pero no terminamos de lograr que el empleo sea una fuente de ingresos suficiente y digna. El Gobierno no está avanzando lo suficiente en la reindustrialización. No se puede lograr el progreso económico basando la economía en la proliferación de servicios personales de bajo valor añadido. No garantiza el enriquecimiento de los trabajadores y crea un tejido empresarial muy débil. Las izquierdas siguen equivocándose cuando lo fían todo a la política redistributiva. Si se quiere transformar la sociedad hay que actuar sobre los mecanismos originales de redistribución. En España es fundamental poner sobre la mesa el papel de las grandes empresas y la gran banca. Acaban con la competencia, generan precios abusivos y están entrampando y dificultando la buena marcha de la economía.
"En España es fundamental poner sobre la mesa el papel de las grandes empresas y la gran banca"
Seguramente las izquierdas y sus dirigentes tienen la mejor de las intenciones. Pero la realidad es que las izquierdas han perdido el norte porque han puesto en primer lugar objetivos y dimensiones de las batallas políticas, económicas e ideológicas que son secundarios. Se han volcado de una manera enfermiza en los problemas identitarios. No se dan cuenta de que hay que combatir al poder tan ingente que tiene el capital con mayorías sociales que sean amplísimas y no con una sucesión de tribus y de intereses particularistas.
Están mostrándose manifiestamente incapaces de pensar y defender lo que podríamos llamar el sentido común. La mayoría de gente lo que quiere es salir adelante, vivir con dignidad, cooperando con sus semejantes y haciendo que las cosas que tienen que ver con la vida de la gente pues sean lo más fácil posible.
Cada día tengo más dificultades para sentirme plenamente identificado con algún partido. Hace ya tiempo que no me siento cómodo con alguna etiqueta. Ni las quiero, ni me parece que sea garantía de nada. Eso también ha sido otro problema de las izquierdas. Están sumamente interesadas en subrayar su definición olvidando que lo importante es encontrar definiciones comunes. Yo he colaborado con cualquier fuerza política que me lo ha pedido y lo voy a seguir haciendo sin necesidad de sentirme identificado. Si el PP me pide opinión, yo se la daba sin problemas. Ojalá me la pidiera para poder influir en quien no está de acuerdo conmigo.
Este libro está motivado en que las izquierdas han perdido el norte. Están centradas en cuestiones que no permiten crear mayorías sociales y no son capaces de crear contrapoder. Las izquierdas se han hecho antipáticas. Son organizaciones difíciles de seguir. La mayoría de partidos se han hecho organizaciones con las que es difícil simpatizar. Se han hecho cesaristas. Sus dirigentes pueden hacer lo que quieran y el secretario general es un dios. Yo no me puedo sentir atraído por eso.
"La izquierda se ha perdido en cuestiones identitarias de segundo o tercer orden que no pueden concitar el acuerdo de mayorías sociales"
Hay varios factores que pueden explicar la impotencia de la izquierda. Parto de que quisieran ser potentes, pero carecen de proyectos a largo plazo. En el libro digo que las izquierdas han dejado de soñar y tener ideales. Cuando uno no tiene largo plazo, no conduce bien en el corto plazo. Está hipotecado. Por otra parte creo que las izquierdas han alterado el orden de prioridades. En lugar de poner primero las cuestiones de carácter socioeconómico, que son las que afectan al conjunto de la ciudadanía, se han perdido en cuestiones identitarias de segundo o tercer orden que son importantes y legítimas para grupos determinados de la sociedad, pero que no pueden concitar el acuerdo de mayorías sociales.
Además, para llevar a cabo medidas de mayor alcance hace falta poder. No solo estar en los gobiernos, sino tener poder. Y las izquierdas no han sido capaces de generar contrapoder frente al poder dominante. Eso crea una mezcla que lleva a la impotencia.
A dos tipos de consideraciones, una científica y otra personal. La científica porque la biología, la antropología, la física, la química o la propia historia nos indican que los seres humanos somos seres morales capaces de transformarnos a nosotros mismos y al entorno en el que vivimos. Las leyes que guían la evolución de las sociedades y los resortes que hay que mover para cambiarlas. La evidencia histórica nos indica que a pesar de que las cosas puedan estar siendo tan desagradables, lo cierto es que el mundo vive mejor que hace decenios y cientos de años. Los seres humanos hemos podido cambiar para bien las cosas.
La otra es que debo ser optimista porque el otro escenario es la barbarie, la autodestrucción de la vida humana en el planeta. No quiero ser así. Es una razón que tiene que ver con la voluntad. No tenemos más remedio que ser optimistas si no queremos que el futuro de nuestros nietos sea dramático.
"Me sorprende que la izquierda andaluza no esté manifestándose contra el cupo catalán"
Tengo mis dudas de quienes están a la cabeza de las izquierdas contaminados por las prácticas neoliberales puedan revertir esa contaminación. Sí tengo la convicción de que en la sociedad hay miles de personas que hacen las cosas de otro modo. Se levantan día a día no con el objetivo de ganar más, no guiadas por la avaricia ni por el afán ilimitado de lucro, sino por la generosidad, la solidaridad o la cooperación. Hay asociaciones o colectivos de personas que en la práctica están resolviendo los problemas sociales, educativos, sanitarios o financieros de la gente de una manera mucho más adecuada y satisfactoria. Incluso organismos internacionales de las Naciones Unidas que están practicando desde hace mucho tiempo políticas de desarrollo y bienestar que son exitosas basándose en modelos distintos a los que mueve el capitalismo especulativo de nuestros días. Ahí es donde hay que encontrar la referencia de lo que hay que hacer.
Yo estoy siendo muy crítico con ese acuerdo. No responde a los principios que podrían hacer que en España se lleven a cabo políticas de bienestar y de igualdad que mejoren la condición de las clases sociales. Es un acuerdo que no es expresivo de lo que se necesita para consolidar un estado federal progresista. Se basa en la asunción unilateral de un privilegio porque suponiendo que ese tipo de acuerdo fuera positivo para los catalanes, lo justo sería que se planteara a debate con todas las comunidades.
Ese acuerdo afecta a las demás y se tiene que plantear colectivamente. Me sorprende que el Gobierno de la nación, que tiene la obligación de garantizar el debate multilateral y la igualdad entre las comunidades autónomas, le parezca bien que se avance a la pata coja. Ha sido una cesión incomprensible del Gobierno.
Me sorprende que la izquierda andaluza, suponiendo que en Andalucía todavía haya una izquierda con capacidad de actuar, no se esté manifestando de una manera más rotunda frente a eso. Me parece incomprensible que Sumar asuma ese principio. En realidad no me sorprende porque Sumar ha estado secuestrada desde el principio por grupos de origen catalán que defienden estas posiciones soberanistas que se han trasladado al conjunto de la organización. Espero que esto se remueva cuanto antes.
Es imposible que el acuerdo se lleve a la practica porque hay que cambiar la Constitución y la Ley de Financiación. Lo único que va a generar es revuelo. A la izquierda no le interesa el revuelo, eso le interesa a los que juegan a destruir los proyectos progresistas. Espero que se constituya un debate que ponga las cosas en su sitio.
"Los únicos que se benefician de las riadas migratorias son los empresarios sin conciencia que explotan a miles de trabajadores"
Honestamente, no se puede responder porque sabemos cómo empieza el acuerdo, pero no se sabe cómo terminaría. Lo que sí podemos decir es que un concierto entre el Estado y Cataluña concedería un privilegio que sería materialmente imposible que se pudiera llevar a cabo en el conjunto de las autonomías. Crearía un desequilibrio evidente. Josep Borrell hablaba el otro día de la importancia de tener la llave de la caja. Cuando te dan la capacidad de recaudar el ingreso, cuando hay que liquidar tiene su trámite. Las consecuencias no las sabemos, pero son fáciles de imaginar porque esos problemas ya se han estudiado. Se puede asegurar con cierta garantía qué efectos tienen acuerdo de este tipo.
El problema de la inmigración es un problema que la izquierda ha dejado pasar con demasiada ligereza. También la derecha. Dejando aparte lo que consigue la gente empobrecida que no tiene más remedio que salir huyendo de sus países y pueden encontrar una situación un poco mejor, los únicos que se benefician de las riadas migratorias son los empresarios sin conciencia que explotan a miles de trabajadores y que aprovechan la situación para bajar salarios. Los países más avanzados tienen un problema con la inmigración extraordinario que hay que afrontar.
Las antiguas potencias coloniales y el capital internacional han destruido a un montón de países dejándolos sin recursos endógenos. Han obligado a que cientos de miles de personas no tengan más remedio que salir como sea para encontrar medios de subsistencia. Como además propicia beneficios subterráneos a un buen número de empresas, se ha creado un problema no sólo económico, sino también social y de convivencia. Las mezclas terminan generando una mixtura que enriquecen a las sociedades, pero esos procesos duran mucho tiempo. Si eso no se lleva a cabo con estrategias de inclusión, pedagogía y educación con recursos que favorezcan el encuentro y la convivencia, se producen estallidos y perturbaciones.
Las izquierdas no les ha prestado suficiente atención. Una cosa es asumir el principio de que hay que atender a todas las personas y otra es que se pueda hacer frente a una situación de desorden y de desconcierto sin sufrir problemas gravísimos. Lo estamos viendo en algunas ciudades españolas, en Francia, en Alemania… cuando no funciona el estado del bienestar, no hay políticas de integración o la educación no está teniendo los recursos, lo que aparecen son problemas sociales, de seguridad y convivencia que solo un irresponsable puede negar. Hay que plantearlo de manera muy diferente de como lo hace la extrema derecha con el odio y la inhumanidad. Hay que poner en marcha medidas para que los seres humanos puedan vivir con dignidad y satisfacción allá donde quieran.
"El capitalismo se está autodestruyendo"
En cierta medida lo estamos viendo ya. El neoliberalismo ha sido exitoso para generar beneficio y riqueza en los grupos más poderosos pero ha destrozado la convivencia y ha creado un ser social enfermo que ha tenido que recurrir a la mentira para tratar de ocultar sus vergüenzas y ha provocado conflictos políticos, militares y estratégicos de primer orden. El neoliberalismo ha destruido al propio capitalismo. El neoliberalismo ha triunfado generando beneficios pero son tan inmensos que se atraganta. El capitalismo está empachado. Se está autodestruyendo.
Lo que sí sabemos es que los sistemas económicos no cambian de la noche al día, sino que los cambios históricos tardan mucho en llevarse a cabo porque son graduales. Tenemos muchos elementos de lo que podría ser un mundo diferente al actual, pero también otros que pueden hacer pensar que lo que viene después no es mayor orden, sino una situación más caótica y problemática.
No estoy seguro. Depende de cómo se entienda el término. Creo que los jóvenes de hoy dan por sentado que esa es su situación. Dan por sentado que es su estado natural. Por lo menos no me expresan que sientan que les han llevado a la situación de expectativas malas de vida. El que da por hecho eso no se enfrenta a nada porque cree que eso es lo normal. Hace que sean menos rebeldes. Si yo tuviera el poder y me aprovechara de la situación, trataría de que los empobrecidos no se dieran cuenta y no se levantaran contra mí. Que creyeran que eso es así. Desde ese punto de vista no sienten que estén enfrentados a una generación anterior. Creo que no se sienten parte de un conflicto.
"Vamos a ver que la derecha más extrema se va a hacer la dueña del problema de la vivienda"
La extrema derecha consigue atraer más a los jóvenes y a los viejos porque habla de cosas de sentido común y asuntos lógicos. No se enreda en debates y cuestiones en los que la mayoría de la gente no está de acuerdo porque responden a concepciones muy minoritarias. La izquierda no habla de seguridad, no lo plantea. Y la gente normal y corriente, no la que vive en urbanizaciones con seguridad privada, se siente insegura en sus casas y sus barrios.
La izquierda no se atreve a hablar de eso. Pero tampoco está hablando del problema de la vivienda, no lo ha hecho el problema central. Y vamos a ver que la derecha más extrema se va a hacer la dueña del problema de la vivienda. Pero lo va a hacer desde una perspectiva reaccionaria e inhumana. Van a decir que la culpa del problema es de los okupas, no los fondos de inversión o los mercados especulativos. Esa es su estrategia, hacerse con un problema ampliamente sentido para darle la vuelta. La izquierda no está planteando esos problemas, es una renuncia histórica.
No es solución de ninguna manera. Permitiría generar ingresos y mandar el mensaje de que quien utiliza los recursos que se ponen al servicio de los turistas sean conscientes de que usan algo que cuesta dinero y están desgastando, por lo que tienen que contribuir. La hubiera establecido hace mucho tiempo con pedagogía. No solo es establecer tasas, sino hacer ver que gastamos un recurso común que no es gratis.
La política fiscal que puede hacer la Junta es muy limitada, pero aun así es importante porque implica o no recoger una cuantía reseñable de recursos. Es una política fiscal de la que viene haciéndose dueña la ideología conservadora pero que no tiene fundamento científico. Está demostrado que bajar impuestos no supone recaudar más. Lo que hace es debilitar recursos para otras utilidades más importantes. Además es injusta porque favorece a los más ricos.
En cualquier caso, lo que yo critico es que la izquierda no sea más beligerante, en gran medida porque también lo ha defendido. Zapatero dijo que bajar impuestos era de izquierdas. Esas tonterías las ha dicho también la izquierda mucho tiempo y ha contribuido a la confusión. Es una política fiscal negativa e injusta porque solo favorece a los ricos.
No lo sé. Uno sólo se jubila una vez y no tengo experiencia. De momento este curso esto preparando la salida y a mitad de camino con un nuevo libro. Yo no sé lo que haré. Me siento con fuerzas y ganas. He tenido la fortuna de dedicarme toda mi vida profesional a hacer lo que he querido hacer. Fui profesor adjunto con 27 o 28 años y catedrático con 31. Me he dedicado a lo que yo quería ser, profesor de economía, para devolverle a la sociedad lo que me había dado cuando era becario y pude estudiar. Me he divertido mucho y he convertido mi trabajo en un compromiso social. Me dejaré llevar. Si tengo fuerzas y ganas seguiré socializando mi escaso conocimiento para ayudar.