‘Cinco deditos tiene la Lola, pa darse gusto cuando está sola’. Dice La Mare que "la revolución pasa por el amor". Por el querer "en todas sus vertientes", matiza. Y que este sentimiento, más allá del encorsetado romántico, vale para rearmar la vida contra el "oleaje" de los discursos de odio. Como sus letras, que tiran de las memorias populares desde un relato capaz incluso de enmendar las canciones infantiles.
Mar Muñoz, La Mare (Cádiz, 1988), disfruta la travesía de su tercer trabajo de estudio, Mi raíz, mientras compone temas para su próximo álbum. Después de compartir voces con Lamari de Chambao, María Ruiz, La Otra, Eva Sierra… o cartel con Rozalén, Martirio, Kiko Veneno e Ismael Serrano, la artista conversa con lavozdelsur.es sobre su viaje creativo en una parada estratégica en su tierra natal. "Ahí estamos construyendo el próximo disco", avanza.
‘¡Al pasar la barca no me digas más na! Que esta niña bonita ya se aprendió a cuidar’, afina otra de las letras deconstruidas "para chicas". "Fue un ejercicio muy guay para mí, un proyecto que tenía en la cabeza, coger las canciones y darles la vuelta", explica. El resultado es una copla feminista, empoderada y antipatriarcal que La Mare titula Al pasar la barca y que nace "para ser compartida". Por eso está grabada junto a un puñado de compañeras. "Para mí fue un poco mágico hacerla", confiesa.
Mares y memorias
Al borde de la bahía gaditana los azules y el olor a sal conquistan la conversación. “El mar es todo, el lugar del mundo donde me siento más segura”, sostiene. Ahí reviven las raíces. “Hay que reivindicar la tierra, lo propio, nuestra esencia, de dónde venimos y todo el poderío que ello conlleva”. Y los recuerdos, los mares. “Sin memoria no somos nada”, acierta la cantautora.
El patio de mi casa es particular, cuando llueve bailamos desnudas sin parar, desviste La Mare en la canción infantil rebelde. Las referentes, la raigambre, las mujeres, "mi sur, mi acento, mi gente, las que abanderamos todas estas nuevas formas de vivir y este decrecimiento en la manera de hacer las cosas", atraviesa la gaditana. ¡Levántate y no te agaches más! Que no tenemos culpa ni miedo al qué dirán, entona.
Así jugaban, así, así. Jugaban libres que yo las vi. Y las memorias, insiste. "No podemos construir sin mirar hacia atrás, hay que reabrir la herida, curarla y saber de dónde venimos por valorar también lo que tenemos". Planta un ejemplo por delante: "Cada vez que me beso con mi pareja en mitad de la calle pienso que hay gente que ha vivido escondida durante años, que ha peleado por mis derechos e incluso ha muerto para que yo hoy día pueda hacer esto".
Amores disidentes
Y al capitán del barco inglés en este puerto ya no le espera mujer. La rubia está con la morena y de sus marineros ninguna se acuerda, sigue cantando. "La bandera LGTBI es mi casa. Ser lesbiana, salir del armario con 13 años que me di cuenta… es una bandera en la que me he sentido protegida", en palabras de La Mare. De ese hogar, un tema sobre amores disidentes, ¡Ay, corazón!, “que nace de la necesidad de hablar del amor entre mujeres pero quitándole este punto dramático que aparece tanto cuando se trata el tema homosexual en las canciones”.
En esta historia no hay Don Federico, ni más princesas encerradas en castillos. Hay niñas libres que son capitanas y niños libres que vienen con ganas, entonan los versos renovados. "Cuando arrancas en el mundo del feminismo se empiezan a caer capas y capas… y llega un momento en que es hasta agobiante porque ves machismo en todos lados”, dice la cantante. De ahí la importancia de la lucha feminista, “porque es transversal y toca tantos palos que es necesaria en cualquier revolución".
"No entiendo el arte sin compromiso", continúa. Por eso "todas las canciones las escribo en femenino", subraya. Y porque en tiempos de oleajes retrógrados y "señoros" reaccionarios, "preocupa que se den los discursos de odio pero lo importante es generar discursos de amor". Que por ahí pasa "la revolución, por el amor en todas sus vertientes", según la autora. Como libera la canción infantil rearmada por La Mare: Y si tú quieres cambiamos la historia y que el barquero se la aprenda de memoria.
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