Periodista y profesor en Sevilla
Miguel de Lucas (Mérida, 1982) decidió una mañana de domingo, mientras jugaba con su hijo a los Playmobil, ponerse a escribir ‘Sois historia, sois leyenda’, publicado por el sello editorial Escritos Contextatarios de la revista ctxt.es y cuyo objetivo inicial era contarle a su niño de tres años la historia de la Guerra Civil y las Brigadas Internacionales que no contaban los famosos muñequitos.
Periodista de formación y profesor de español para extranjeros en el Centro Norteamericano de Sevilla, De Lucas derrocha ternura en su relato, es riguroso en los datos, narrativamente ágil, apasionado y, sin embargo, evita caer en la propaganda de la que adolecen otros títulos sobre los 35.000 hombres y mujeres que vinieron de todo el mundo a defender España en 1936 de las garras del fascismo.
Este libro es diferente porque es el primer libro que se escribe después de morir el último de los brigadistas. Cuando empecé a escribirlo tenía la misma inquietud que planteas. Lo que me dio el impulso para escribirlo fue el discurso que dio Dolores Ibarruri en la despedida de las Brigadas Internacionales, en diciembre de 1938, en Barcelona: "¡Madres! Cuando los años pasen y las heridas de la guerra se vayan restañando; cuando el recuerdo de estos días dolorosos y sangrientos se esfume en un presente de libertad, de paz y de bienestar... hablad a vuestros hijos; habladles de estos hombres de las Brigadas Internacionales”. No es un libro más, sino que es un libro para hablarle a nuestros hijos y nietos de quiénes fueron estos hombres.
De la misma manera en la que le hablo de que había un caballo con alas que se llamaba Pegaso, que había una mujer con pelos de serpiente que se llamaba medusa o de la misma manera que cada domingo juego con él a los Playmobil y se apasiona con sus historias.
"Lo que ocurrió en la Plaza de Toros de Badajoz fue un anticipo del holocausto nazi"
Tienen una aureola de leyenda porque fue un grupo donde había escritores, poetas e intelectuales, pero no hay que olvidar que la inmensa mayoría de los brigadistas, como ha ocurrido siempre en todas las guerras, eran personas procedentes de la clase obrera. Una clase obrera muy concienciada de todo el mundo que se alarma en los años 30, cuando ve avanzar el fascismo por toda Europa. Es esa clase obrera la que intuye, incluso antes de los gobiernos, que lo que está pasando en España es un prólogo de lo que luego va a pasar en todo mundo. Los brigadistas saben que la Segunda Guerra Mundial no comienza en septiembre de 1939, cuando Hitler invade Polonia, sino en junio de 1936.
A mi hijo le digo que me gustaría contarle la historia de las Brigadas Internacionales como si fueran superhéroes de la Marvel, como si fueran grandes caballeros medievales, pero es una guerra y hay una diferencia entre la gente que va armada y la que no. Cometieron errores, pero venir a luchar a España no fue uno de ellos. En el Desembarco de Normandía no todos los soldados ingleses o americanos eran personas maravillosas, excepcionales y épicas, pero todos estaban luchando en el lado que representaba la democracia, la libertad, el antifascismo y la lucha contra la tiranía. Lo mismo ocurrió con los 35.000 brigadistas que vinieron a España a defender la República: no todos eran virtuosos, pero todos estaban en el lado de la libertad y la democracia.
"La extrema derecha se alimenta de mitos que nacen de la ignorancia"
Estuvieron organizados por la Internacional Comunista, porque es la única organización con logística capaz de afrontar el reto, pero esto no significa que las Brigadas Internacionales fueran comunistas. De hecho, el símbolo de las Brigadas Internacionales es una estrella de tres puntas donde estarían simbolizados comunismo, anarquismo y socialismo. Lo que une a todos los brigadistas que vienen a España es el antifascismo.
El momento más determinante es cuando llegan a España y lanzan un mensaje de ánimo en un momento decisivo como fue la defensa de Madrid. En noviembre de 1936, todo lo que podía haberle salido mal al gobierno republicano le había salido mal. Se pensaba que la Guerra Civil podía terminar a finales del año 36. Queipo de Llano había conquistado Sevilla; la Columna de la Muerte del General Yagüe entró por Extremadura, arrasando todo a su paso; a Madrid no dejaban de llegar refugiados andaluces y extremeños que contaban las atrocidades que habían visto en el sur; había bombardeos sanguinarios en Madrid; el gobierno republicano abandona Madrid y se instala en Valencia porque pensaba que Madrid iba a caer de forma inminente.
Imagina tú a los madrileños que la mañana del 8 noviembre de 1936 ven desfilar a través de sus ventanas a miles de hombres y algunas mujeres en apoyo a la República, por la calle Atocha o Gran Vía, que lanzan un mensaje de que el mundo no ha dado la espalda a España. Sería exagerado decir que las Brigadas Internacionales frenan el avance del fascismo en Madrid, porque fue todo el pueblo de Madrid quien evitó que cayera, pero las Brigadas Internacionales fueron una pieza clave en la defensa de Madrid en la Ciudad Universitaria.
"Es demoledor que el legado de las Brigadas Internacionales se conozca más y mejor fuera de España"
Hay que tener en cuenta que las cifras cambian según las fuentes consultadas. La cifra estimada es que fueron 35.000 hombres y mujeres, la mayoría hombres, de alrededor 60 países. Vinieron árabes y judíos de Palestina, gente de Vietnam, de India, de Argentina, de Canadá, personas negras…vinieron gente de todos los continentes. Estuvieron luchando personas como Jawaharlal Nehru, que en 1947 sería elegido primer ministro de la India, el socialdemócrata Willy Brand –canciller de Alemania Federal entre 1969 y 1974- o el escritor George Orwell, que luchó en las filas del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), de inspiración trotskista. En un momento donde se premia la defensa de la raza, en las Brigadas Internacionales hubo un hermanamiento entre pueblos y razas.
No pudieron volver los alemanes, los checos, los italianos o los polacos. La cifra de fallecidos fue altísima, alrededor de 5.000 personas, y los que regresaron tuvieron que seguir luchando contra el fascismo en sus respectivos países. Quienes volvieron a casa sanos, ilesos y sin secuelas fue solamente alrededor del 50% de los que vinieron. La Guerra Civil tuvo un componente industrial importante, fue especialmente dura, y eso también los sufrieron los brigadistas. La masacre que ocurrió en la Plaza de Toros de Badajoz en 1936 –se estima que murieron 4.000 personas- fue un anticipo del holocausto nazi.
Lo que más me preocupa es la justicia con respecto a la imagen con la que construimos el futuro. Mientras escribía este libro me iba dando cuenta de que la memoria no tiene que ver con el pasado, no es una evocación nostálgica, sino que tiene que ver con el presente y con el futuro. La memoria es sobre lo que se construye el mundo que vendrá y por eso debe armarse sobre valores como la libertad y la democracia.
Tengo la sensación de este fragmento de nuestra historia es totalmente desconocida y este pasaje tiene el mismo valor épico que el Desembarco de Normandía. Es demoledor que no se conozca, pero resulta aún más demoledor que el legado de las Brigadas Internacionales se conozca más y mejor fuera de España. España tiene un parte de su memoria que está amputada.
España no es una excepcionalidad histórica. En Francia, toda la historia de colaboración con el nazismo o las persecuciones de judíos ha permanecido oculta durante mucho tiempo; en Reino Unido, el legado colonial no se ha empezado a debatir hasta hace poco. Todos los países tienen episodios convulsos con su pasado a los que no quieren mirar.
La gran diferencia es que la memoria democrática en Europa se construye sobre la base de la victoria contra el fascismo y la democracia en España se construye después de 40 años en los que la memoria republicana fue perseguida, encarcelada, asesinada y olvidada. La Transición fue un acuerdo entre el sector aperturista del fascismo y el sector moderado del antifranquismo, por eso hasta que no ha habido un cambio generacional, los nietos de la guerra civil, no se ha avanzado en términos de recuperación de la memoria democrática.
La extrema derecha se alimenta de mitos que nacen directamente de la ignorancia, hay una epidemia de ignorancia en toda Europa. Es importante contarle la memoria democrática a nuestros hijos y nietos porque la memoria nos construye, decirle quiénes fueron los hombres y mujeres de las Brigadas Internacionales porque construimos el futuro con la memoria del pasado. Si las historias con las que construimos el futuro no son estas, se construirá con otras historias que maneja la ultraderecha. Joaquín Costa decía que la solución para España era cultura, pan y doble candado al sepulcro del Cid.
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