La melodía de Mostradores de mi barrio resuena de fondo en el palco principal del Gran Teatro Falla de Cádiz. Mirian Peralta, periodista de Onda Cádiz, se prepara para rememorar, en directo, las actuaciones de la fiesta grande en un año atípico, “que no es un concurso, pero estamos aquí”. Mientras la maquilladora María Calvo termina de retocarla, la presentadora del Concurso oficial de agrupaciones carnavalescas de Cádiz (COAC) atiende con mucho gusto a lavozdelsur.es. Lleva doce años al frente de este programa que mantiene con los ojos pegados a la pantalla hasta altas horas de la madrugada a muchos aficionados. “A excepción de 2012 que tuve a mi hija y estuve de baja maternal”, dice delante de los focos.
Nacida en San Fernando, pero criada en Puerto Real, desde que asomó la cabeza por el Falla en 2008, cautivó los corazones de muchos seguidores del Carnaval. Mirian es natural, sencilla, se deja llevar por sus emociones y demuestra en cada frase el talento que la caracteriza. Antes de llegar a la televisión local y convertirse en directiva de la Asociación de la Prensa de Cádiz, “empecé de prácticas en tercero de carrera un verano en Puerto Real haciendo entrevistas en la piscina y en la playa”. Luego fue escalando. Llegó a presentar el magazine en directo La noche del molino de Tele Puerto Real y prestó su voz a la desaparecida emisora municipal Radio Sol.
La comunicadora conoce al dedillo los entresijos del escenario en el que ha presenciado actuaciones, para ella, difíciles de olvidar. “La despedida de los escenarios de Antonio Martín y la chirigota del Love, el año pasado la antología de Juan Carlos Aragón”, comenta con un teatro vacío a sus espaldas donde este miércoles se ofrecen varias actuaciones en formato muy reducido, con no más de cuatro personas. Un programa dedicado a “Antonio Martín que es el autor vivo con mayor palmarés en la historia del carnaval”.
El silencio se hace presente y la voz de Mirian inunda el palco principal donde durante 14 días presenta en directo, junto a Enrique Miranda, tres horas diarias de un legado riquísimo. “Tenemos más de 200 agrupaciones desde principios de los ochenta hasta hoy seleccionadas y digitalizadas”, expresa la periodista autodeclarada “culo inquieto” que derrocha alegría allá por donde pisa. “Creo que el carnaval es emoción, o bien por llorar o bien por reír, pero siempre remueve las emociones”. Arriba el telón y los pelos de punta.
¿Cuándo empezó su afición al Carnaval?
Yo soy aficionada muy tardía. Mi casa no es nada carnavalera, salvo mi tío que vivía con nosotros y ponía algunas cintas de Los Piconeros Galácticos, de Los hijos secretos de Lola Flores, cosas muy añejas y muy de antes de Los Borrachos, del Selu con el Yuyu y Erasmo. Y luego Mis últimos años del colegio con Martínez Ares, recuerdo El Vapor, La Ventolera, Brujo, Las Marujas del Selu. Un poco lo que escuchaba todo el mundo. La afición grande ha venido cuando empecé ha trabajar en Cádiz y a descubrir mucho más allá de lo de siempre.
Ve de cerca toda la pasión y ganas de los grupos, ¿qué es lo que más le impresiona de las personas que le dan vida a esta fiesta?
La dedicación que le ponen. Para mí, lo que hacen es algo profesional, cuesta pensar que lo hacen no por dinero sino por vocación. Lo me más me llama la atención de los carnavaleros es la de horas que le echan, tiempo que le quitan a su familia o a otros hobbies que puedan tener, y, sin embargo, deciden dedicárselas al Carnaval. Al final, es una manera de dedicárnoslas a nosotros como aficionados. Es un regalo.
¿Qué es lo más surrealista que le ha pasado durante la presentación del concurso?
(Ríe a carcajadas) Me han dado grandes ataques de risa en directo, menos mal que la gente ya me conoce y dice que tengo una risa contagiosa. Pero es algo esporádico que no puedo evitar porque se suben agrupaciones un poco estrambóticas, que dices tú, no puede ser que esté presenciando esto. Y uno de los momentos culmen de nuestras retransmisiones fue el paso a Paco. Nuestro inalámbrico empezó a entrevistar a un señor en ambigú que estaba muy eufórico, era la primera vez que venía al concurso, atacado perdido. Nuestro sitio, donde estamos Enrique y yo es el palco 13 y el compañero del inalámbrico le dijo al señor: -venga dale paso a palco, y dice el hombre: - Paso a Paco, un beso Paco, te quiero Paco. Y me entró lo más grande de risa. Por el pinganillo mis compañeros técnicos descojonados, yo entré en bucle y no podía hablar.
¿A qué persona ya desaparecida del mundo del carnaval echa de menos?
A Manolo Santander, lo estoy viendo además ahí en la tele (señala uno de los monitores). Por el estilo, por la garra, porque era alguien muy de Cádiz y muy genuino, no solo como autor por su legado, sino que era alguien que se hacía querer. Da pena que falleciera además muy joven y justo cuando acababa de ganar un primer premio, con todas las obras que le quedaban por hacer y que nos hubiera regalado.
Este año habéis rescatado el carnaval a base de recuerdos y anécdotas. ¿Qué cree que supone este parón para la fiesta?
Primero nostalgia. Cuando nos propusimos hacer algo aquí era por tratar de llenar un poquito el vacío que sentían los propios carnavaleros y la afición. Decidimos ponernos manos a la obra y hacer un formato lo más parecido posible a lo que hacemos durante el concurso. Algo que nos permitiera poner en valor el legado de las coplas y, sobre todo, entretener a la gente. En este palco nos hemos prohibido decir la palabra coronavirus. También pretendemos educar y formar a través de invitados que aportan anécdotas menos conocidas y que los carnavaleros que se han educado con YouTube conozcan ese origen de los ochenta, que fue una época riquísima.
En el escenario se escucha de todo, el fin del peaje de la autopista a Sevilla hasta el Satisfyer y también muchas reivindicaciones. ¿Cuáles ya quedan en el olvido? ¿y cuáles se repiten hasta la saciedad?
Es un tópico eso de que el carnaval es periodismo cantado, pero es un tópico que es real. Antes yo creo que había mucha más valentía porque el contexto era muy difícil. El otro día poníamos una copla de Pedro Romero de Nuestra Andalucía de cuando la democracia todavía no estaba plenamente implantada gritando: - Libertad, libertad, queremos trabajar, en un contexto mucho más complicado que en el de ahora. Hoy parece que hay más temor a pesar de que la democracia es una realidad y los derechos los tenemos plenamente adquiridos. No hay tanta crítica como en aquel entonces. El año pasado yo esperaba mucha crítica y no la hubo especialmente. Había sido un año de elecciones en Andalucía, a nivel general, y eso normalmente trae una reacción en las tablas. Sin embargo, no sonó demasiado, me imagino que son cuestiones de tendencias y de que el Carnaval va cambiando. En cuanto al humor, se siguen repitiendo los temas que hay sobre la mesa. El año pasado teníamos la broma de que cada vez que canten un cuplé del Satisfyer, chupito, porque era algo muy repetitivo.
"Antes yo creo que había mucha más valentía porque el contexto era muy difícil"
¿Ha sufrido machismo durante el concurso o en las redes?
Podemos tildar de machismo, por ejemplo, el que haya comentarios sobre el vestuario que me pongo en lugar de sobre el trabajo que desarrollamos. Enrique si quiere, puede venir y ponerse la misma chaqueta diez veces durante el concurso y no pasa absolutamente nada. A mí me miran si repito un modelo de un año para otro, cuando yo creo que mi trabajo no es ser una mujer florero, creo que es otra función. ¿Eso es machismo? Evidentemente eso es, y no necesariamente viene del hombre. La verdad, no es algo que me afecte especialmente, pero cuando tengo el altavoz y puedo decirlo pues lo digo y me quedo tan pancha, por si quien está al otro lado lo recoge y se da cuenta de que eso es una actitud reprobable.
Trabaja en una televisión local andaluza que, según el último informe del Consejo Audiovisual de Andalucía, es la más plural en sus informativos. ¿Por qué los políticos no terminan de entender que las televisiones públicas deben servir a los intereses de los ciudadanos, y no de los gobiernos de turno?
Afortunadamente, ahora mismo ejerzo mi trabajo en un medio público donde evidentemente priman los criterios de pluralidad y dar voz a todo el que tiene representación. Además, de forma equitativa al nivel de representatividad que tiene la institución que corresponda, Ayuntamiento, Diputación, Junta de Andalucía o el Estado. Este es un debate muy amplio, ¿por qué hay presiones políticas en los medios públicos? Evidentemente porque durante muchos años fue así y hubo quien consideró que un medio de comunicación era un altavoz potente y un arma poderosa para exponer ideales, y con ellos, llegar a la ciudadanía. Es algo que hay que combatir y en eso, los periodistas tenemos un papel clave. Me gusta reivindicar que los medios de comunicación son una herramienta para garantizar el derecho a la información, que es un derecho constitucional.
"Los medios de comunicación son una herramienta para garantizar el derecho a la información, que es un derecho constitucional"
Las fake news contagian a la sociedad en esta pandemia. Ahora los medios ya no solo informan, sino que también desmienten. ¿Combate muchos bulos en su ejercicio diario? ¿Le cuelan alguno?
Yo soy un poco hartible con la verificación de las noticias y, además, soy de las que me meto en los fregaos cuando veo en redes sociales que algo circula y no es. En el típico grupo de WhatsApp de los padres cuando comparten una noticia que estoy viendo que no es, yo soy la malaje que dice, mira, eso es un bulo. En ocasiones se interpreta que las redes sociales son un medio de comunicación fiable y, ni muchísimo menos, porque vemos como pseudomedios y páginas web dirigidas por sectores de extrema ideología las utilizan para divulgar bulos que hacen flaco favor. Ahora con el tema del negacionismo, hacen mucho daño. Yo creo que, en un contexto como este, los medios tenemos la responsabilidad, seamos públicos o privados, de verificar esa información y hacerle llegar al lector, espectador u oyente una información veraz y real.
"Que me vendan como presentadora a la última ganadora del reality de turno, me parece que es un grave prejuicio contra la profesión"
Hace poco fue el día del periodista. Muchísimos profesionales en paro, horarios infernales, y vocación. ¿Por qué alguna persona joven podría tener la tentación de ganarse la vida con el periodismo tal y como está hoy en día? ¿Qué consejo le daría?
Desde luego parece un atrevimiento. Yo soy muy vocacional y tengo la fortuna de dedicarme a lo que me gusta. Veo con muchísima pena a las generaciones que están saliendo ahora de la carrera por el contexto de crisis generalizada y por la que arrastra, en particular, los medios de comunicación donde, cada vez más, hay personas trabajando que no tienen la titulación y donde se nos sitúa como presentadores de primera plana a gente que ha salido de un reality show enseñando yo que se qué. Que me vendan como presentadora a Belén Esteban o a la última ganadora del concurso de turno, me parece que es un grave prejuicio contra una profesión que debería estar mucho más regularizada. Igual que están colegiados los abogados y los médicos, yo creo que el periodismo también exige de una regulación, porque cuando estamos hablando de un derecho constitucional, el derecho a la información, no se puede abordar eso a la ligera. Hay que tener unas herramientas adecuadas para, precisamente, garantizar ese derecho al acceso a la información por parte de toda la ciudadanía.
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