La exploradora "inconsciente" que domó la cámara
Pocas caras encarnan de forma tan fiel ese tópico que convierte en personas cercanas, casi parientes, a los que nos acompañaron desde la televisión durante muchos años. Olga Viza López (Barcelona, 1958) tiene esa fortuna ganada durante más 40 años de carrera honesta y transparente. Escuchar su voz en directo transmite recuerdos con solo saludar. Sin micrófono suena tan real como en la memoria, con el mismo tono inolvidable, idéntica pasión amable y la misma cercanía que le hizo ganar millones de oyentes y espectadores. Su condición de mujer la convirtió en exploradora, primero, y maestra, después, en un territorio reservado a hombres hasta 1978 cuando inició su trayectoria en Televisión Española. Alcanzó la cumbre del recuerdo colectivo con su trabajo en el Mundial de Fútbol de 1982 (tiene tres campeonatos en el currículo) y con la narración de los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992. Directora de informativos de Antena 3 durante seis años, forma parte del selecto grupo de periodistas españoles que ha dirigido un debate presidencial (entre Rodríguez Zapatero y Rajoy). El ciclo Periodismo con Ñ la trajo a Cádiz este 10 de mayo para debatir -con otra leyenda, Paloma del Río- sobre los modos de contar el protagonismo de la mujer en el deporte. Pionera "por inconsciencia" tiene una mirada excepcional para analizar la situación de sus compañeras en una profesión hinchada, alrededor de un enorme fenómeno social y empresarial abarcado por hombres hasta hace 44 años. Entonces, ella y unas pocas veinteañeras más llegaron a una redacción, a un estudio, para abrir camino. Por esa vereda han pasado luego cientos de compañeras.
¿Empieza a pesarle el papel de pionera en el periodismo deportivo español tantos años después?
La primera vez que esa palabra empieza a tener presencia en mi vida es a partir de que me llaman para un libro relacionado con el famoso movimiento Me too. Empiezan a buscar a las primeras mujeres que hicimos algo raro en España, lo que fuera, cualquier profesión o actividad artística, científica, de cualquier sector. Ahí es cuando empecé a tomar conciencia de algo que para mí era la normalidad absoluta.
El movimiento 'Me too' estalló hace unos siete años ¿Hasta entonces no se había sentido una adelantada en lo profesional?
Cuando empezamos, hace más de 40 años, somos cinco mujeres en toda la televisión en España. Tres en Madrid, dos en Barcelona. En aquellos momentos primeros, hace tanto tiempo, no éramos concientes de nada aunque siempre tuve la sensación de que esa situación, eso de que fuéramos tan pocas mujeres, era algo que irremediablemente iba a cambiar. Eso lo sentí desde el principio. Por una cuestión de lógica. Siempre creí que cada vez seríamos más pero yo no tenía entonces una conciencia de género como puedo tenerla ahora. Ni mucho menos. Simplemente se sabía perfectamente, se veía, que éramos muy pocas.
¿Lo vivió como una anomalía, con cierta extrañeza?
Es que vengo de una familia donde mi padre era jugador de baloncesto. Su vida había transcurrido en la pista de baloncesto, yo siempre había estado en una pista y me parecía de lo más normal vivir cerca del deporte, hacer periodismo deportivo ¡Que viniera alguien a explicarme que yo de eso no podía hablar! ¿Perdone? Había vivido otra situación: que había pocas mujeres en la facultad. Poca conciencia más tenía.
¿Y cómo acaba una joven periodista en Televisión Española, en deportes, cuando era algo inaudito?
Tan simple como que me dicen que hay una posibilidad, que buscan periodistas en deportes. Inicialmente, ni me iba a presentar a la cita con el director porque a las mujeres no nos iban a dar a esa posibilidad. Se suponía que no nos gustaba el periodismo deportivo. Tenía 19 años ¿qué me voy a plantear más que probar, trabajar? Allá que fui. Y cuando entré, no veía más que un mundo lleno de posibilidades. Me parecía maravilloso el material que estábamos abordando y la transformación de la gente joven. Yo sabía que tarde o temprano íbamos a ser más mujeres, que no había paso atrás aunque en ese momento fuéramos la novedad.
¿Cómo acoge a esa mujer de 19 años un mundo tan machista como el periodismo deportivo?
Las mujeres despertábamos cierta curiosidad. Los deportistas suelen ser gente sana. Siempre hay un tonto pero es gente sana por lo general. Con los deportistas no había problema. Nos comentaban la competición, o el partido, lo que habían hecho o lo que querían hacer, por qué habían ganado o habían perdido un punto, una final, un partido. Sin más.
¿Con los deportistas desaparecía la diferencia, la novedad?
Siempre tuve claro que no hay nada que iguale más que un micrófono, un bolígrafo, una grabadora. Ahí sólo importa la preparación, la pregunta pertinente ¿qué más da lo que yo sea? Es verdad que me di cuenta de la situación nueva al cabo del tiempo. Me gustaría reunir ahora a todos aquellos deportistas que entrevisté, algo que es imposible, para preguntarles qué pensaron ellos al ver llegar a esas tías. Porque, indudablemente, nuestras preguntas, las de las mujeres, no eran las de siempre. Los enfoques de los reportajes no eran los mismos. No digo que la mirada del hombre sea peor. O la de la mujer, mejor. Creo que tenemos dos ojos. Se ve bien con dos ojos. Y sólo se había mirado con uno, el del hombre. Nunca se había mirado con el de la mujer y por eso creo que nuestras preguntas no eran las de siempre. Nuestros enfoques eran de mujer. Iban un poco más allá de lo que ellos estaban acostumbrados.
Y sin referentes, sin ejemplos de mujeres en el periodismo deportivo, en todo el periodismo
Empezamos inconscientemente. La inconsciencia es algo que yo recomendaría a todo el mundo. En aquel tiempo hice cosas que sería incapaz de repetir ahora.
¿Existe el riesgo de creer que ya se ha hecho camino, que las mujeres y los hombres están en una situación de igualdad en el periodismo?
Esa pregunta sólo la puede hacer un hombre. Sólo un hombre puede pensar que ya hemos llegado, que ya está todo bien. Todo esto es lo que diría un hombre. Una mujer siempre hablaría de lo que queda por recorrer.
¿Cuánto queda? ¿Qué queda?
Queda cultura, queda educación, quedan hábitos. Nos falta hábito. Nos falta que deje de ser una proeza que una buena narradora haga la retransmisión de un partido. Que haga un clásico, un Sevilla-Betis, no tiene que ser una proeza. Todavía, la mujer que lo haga será una valiente. No tiene que ser una proeza que una mujer dirija redacciones de deportes o periódicos deportivos. Tiene que haber mujeres al frente de organismos. Sé que veré alguna mujer presidenta del Comité Olímpico Internacional. Confío que, algún día, de la FIFA. Como veo a una mujer presidenta de la Federación Española de Baloncesto porque si hay alguien que sabe de baloncesto, es ella. Todo eso tiene que dejar de ser una cosa extraña, pero quedan todos esos territorios por conquistar. Por eso nos falta. Aún falta.
"Ya hay referentes y el referente es un virus contagioso. Costará pero soy optimista y veremos igual el deporte de hombres y mujeres"
En algunas otras áreas, de artísticas a sociales, de informes sobre violencia de género a la sexualidad, hay algunos indicios de retroceso entre los más jóvenes ¿teme que esa involución se produzca en el periodismo y en el deporte?
Creo que no. El camino recorrido es estupendo. Largo pero estupendo. Ahora ya no se puede involucionar. Que el deporte que haya dado el puñetazo en la mesa sea el más patriarcal, el fútbol, es una señal. Tenía que ser el fútbol el que dijera "hasta aquí" y a partir de ahora hay que seguir dando pedales. Ahora ya es normal que chicas de 21 años quieran jugar al fútbol y que niñas pequeñas quieran ser como Aitana Bonmatí. Ya hay referentes. El referente es un virus contagioso. Soy optimista, para todo, creo que costará y hay que invertir. Hará falta tiempo, esfuerzo, pero llegará un momento en que el deporte, el periodismo deportivo, de hombres o de mujeres, sea el mismo, sea lo mismo, que lo veamos igual.
¿Quizás la normalidad será que dejen de preguntarle por la normalidad?
Es que la gran vuelta al calcetín fue hace nada, fue el año pasado. Lo del fútbol femenino y Jenny Hermoso fue hace ocho, diez meses. Hay que seguir. Hay que afianzar. Hay que apostar, hay que dotar de dignidad al deporte femenino.
¿Eso cómo se hace?
Un ejemplo. Los Juegos Olímpicos de París. La prueba de los 100 metros lisos es la prueba estrella junto con los 1.500. Los hombres van en prime time y las mujeres a las diez de la mañana. Eso depende de quién reparte el juego, de quién reparte las cartas, de que el croupier tenga la mente abierta, de que sepa si quiere o no. Si es un hombre y tiene una hija, que piense si a su hija le va a gustar que eso ocurra. Siempre hay que incluir a las hijas en la frase porque parece que los hombres, por sí mismos, nada.
Los que tratan de negar su machismo siempre inician la frase con eso de que tienen madre, hija y esposa, como si fuera algo extraño
Excusas del mal pagador.
"Ya sé que ve más gente un partido de Nadal que uno de Badosa, lo que no me dice nadie es qué pasaría si pusieran las dos finales olímpicas de velocidad con una hora de diferencia en vez de relegar a las mujeres a la sesión matinal"
Por ejercer de abogado del diablo patriarcal ¿En ese ejemplo de los 100 metros lisos olímpicos no habrá siempre quien diga que la carrera masculina tiene más audiencia, más seguimiento, y por eso va en horario preferente? ¿No fue Rafa Nadal el último en decir algo parecido?
Claro que la atención del público es mayor en el caso de los 100 metros masculinos. Eso es un hecho, no me lo tiene que explicar nadie, ningún deportista o ningún jefe de una televisión. Ve más gente un partido de Rafa Nadal que uno de Paula Badosa. Eso es cierto, pero el que reparte juego tiene que apostar, arriesgar. Lo que no me dicen es qué pasaría si se programan las dos finales olímpicas de velocidad, femenina y masculina, con una hora de diferencia. La gente estará pegada ahí, a la tele. Lo que no puede ser es relegar a las mujeres a la sesión matinal, con cuatro gatos en el estadio y dos delante de la tele. Los que están ahora al frente, los que tienen capacidad de decisión son los que pueden hacer historia. Hombres, mujeres, jóvenes o mayores. Son los que pueden marcar el compás de la nueva melodía. Si hay más difusión habrá más esponsorización, más páginas, más minutos. Más conocimiento, más seguimiento. Siempre se me ocurre una comparación que no sé si será mala.
¿Cuál es?
La investigación médica. Siempre, siempre ha trabajado sobre el cuerpo del hombre. Siempre. Por eso hay muchas mujeres embarazadas que aún tienen dudas sobre la medicación que pueden tomar o no. Es que no se ha estudiado. Algunos médicos con los que he hablado me admiten que tendrían que pedir perdón porque no hay cosa más machista que la Medicina. No sabemos por qué la menopausia da sofocos. No sabemos por qué las mujeres duermen menos. Voy a poner un ejemplo que es absolutamente cierto. Se ha invertido en investigación sobre la calvicie masculina más que sobre la malaria. Qué cabe esperar de la menstruación femenina o la menopausia. Es decir, siempre se ha estudiado el cuerpo del hombre. Desde siempre. Estamos habituados. Incluso nosotras estamos habituadas. Por eso decía que necesitamos que los dos ojos estén en paralelo, la mirada masculina y femenina. En Deporte, en Periodismo, en Medicina. No es hablar de cuotas, ni de primas por impulsar a una mujer. Hablo de poner en un mismo nivel.
¿Ha dicho cuotas? ¿Anatema?
Siempre he sido contraria a las cuotas pero al final me he tenido que tragar el sapo. Por el momento, no hay opción. He tenido que darles la razón a las que las defendían. No habríamos recorrido ni esta parte del camino sin las cuotas. He tenido que admitirlo y darles la razón. Y a partir de ahora hay que seguir. A lo mejor la reacción femenina ha sido tan arrolladora que algunos jóvenes han desarrollado un rechazo, una reacción de temor. Todos tenemos que hacer autocrítica, todos. Pero insisto, se ve mejor con dos ojos que con uno. No queremos renunciar a ninguno de los dos.
Desde hace un mes, desde una célebre carta publica de amor y política, se habla de 'pseudomedios' de comunicación. Usted acumula más de 40 años de carrera periodística ¿eso qué es?
¿De verdad queda gente que no se había dado cuenta de que estaban ahí? Los medios de comunicación tienen, todos, una línea editorial. Estarás de acuerdo o no pero hay una. Es sólida, visible, está presente. Es respetable sea de izquierdas o de derechas. Luego hay plataformas que obedecen a intereses ocultos que no se manifiestan, responden a un interés político que no da la cara. Pero eso no le ha pasado sólo a Pedro Sánchez. Le ha pasado a todos los que tienen poder en este país. De cualquier color político. A mujer de Macron, también. Los pseudomedios son plataformas digitales que no tenemos claro de quienes son.
¿La revolución digital ha complicado la tarea de diferenciar entre medios, ha permitido que puedan pasar por medios plataformas que pueden ser anónimas o individuales?
Claro pero no todo el que tiene una manguera es bombero. A mí una plataforma, cualquiera, me sirve para escuchar a Carlos Franganillo, a Rosa María Calaf o Almudena Ariza. Si es por Tik-tok, también, les compro lo que me digan, veo su vídeo, oigo su audio. De ellos como de otros muchos porque son referentes. El problema no es el cómo, si no el quién. Siempre recuerdo una frase de Iñaki Gabilondo que si me pidiera royalties cada vez que la uso, me arruinaba. Dice que en caso de inundación lo primero que escasea es agua potable. En caso de sobreinformación, lo primero que escasea es la información. Tienes que identificar cuál es el grifo, cuál es el periodista, el medio que tú sabes que contrasta. Igual te da menos contenido, menos cantidad, que otros pero lo que te da es cierto, es potable, está verificado. Los medios reales, los periodistas fiables, tienen que ser transparentes, honrados sean de un lado o de otro. Me encanta leer periódicos con los que no comparto tendencia porque me abren los ojos a otra opinión. La comparo con la mía. Yo quiero que me hagan pensar. Quiero ser autocrítica. Quiero ser exigente. Entiendo que es un esfuerzo añadido que algunos prefieren ahorrarse, dadas las vidas que llevamos.
Dijo antes que la recomienda la inconsciencia ¿recomienda también dudar?
Por favor. Por supuesto. Dudar es respirar. Es fantástico.
¿Es consumidora de podcast como toda hija de vecina?
Mucho. Me gustan mucho. Almudena Ariza me recomendó picotear y empecé por el suyo, que es maravilloso. Y muchos más pero no doy más nombres que se me olvidan otros. Son muchos los que me gusta escuchar. Es gente a la que yo le voy a oír siempre todo lo que me diga.
"Hay mucho periodismo bufandero, tiene su público, funciona pero queda espacio para el más reflexivo, más pausado, que será más aburrido pero te enseña algo"
De regreso al periodismo deportivo ¿cómo vive el periodismo bufandero, ese en el que los periodistas exhiben y exageran la afinidad por un equipo, incluso la convierten en sello profesional o presunto espectáculo?
Se ha ido un poco de las manos. Eso tiene su público y estará bien que lo tenga. La verdad es que funciona pero creo no tendría que haber un solo tipo de periodismo deportivo. El de bufanda estará muy bien pero tiene que haberlo de otro tipo. Seguramente serán más aburridos en la forma pero más enriquecedores en el fondo. Tú coges la revista Panenka o un artículo de Ramón Besa y te quedas con la sensación de haber aprendido algo.
¿Queda espacio suficiente para ellos, para Besa, Enric González, Valdano, Segurola, Daimiel, Axel Torres, Bruno Alemany...?
En el periodismo deportivo cabe mucha gente y queda espacio para ese periodismo más reflexivo, más pausado, más literario, que te enseña algo. Hay mucho del otro, es verdad. Es un signo de los tiempos y tiene mucho que ver con la cuenta de resultados de las empresas. Pero hay tiendas para todos. Entras en una o en otra, eliges. Lo esencial es que haya ofertas distintas, ropa diferente.
En poco más de dos meses llegan los Juegos Olímpicos de París, cerca de su casa, Barcelona ¿Añora cubrirlos? ¿Echa de menos asistir como periodista? ¿Algún plan a la vista?
Claro que tengo un plan. El mejor plan [ríe varios segundos]. Verás: tele, palomitas y chatear con María Escario y Paloma del Río. Bueno, y con algunas más. No tenemos un grupo. Directamente unas con otras, a lo salvaje. Tengo muy buena relación con ambas. También estoy, ahí sí, en un grupo con periodistas catalanas. Seremos unas 12 y vemos algunas retransmisiones todas a la vez. Sobre todo, atletismo. Siempre, la gimnasia. Para mí son los deportes por definición. Como la natación. La verdad es que me puedo quedar hipnotizada con cualquier deporte, con la halterofilia, con la esgrima.