Un viejo rockero que nunca muere: "Más comunista que nunca"
En junio de 2009, tras una causa instruida por el hoy ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, la Audiencia Nacional condenó a una multa de 6.840 euros al entonces alcalde de Puerto Real, José Antonio Barroso Toledo (Puerto Real, 1952), por “injurias graves” al rey Juan Carlos I a quien calificó de "corrupto". A día de hoy, sigue siendo el único cargo público de España condenado por injurias al rey emérito.
El regidor que ostenta el récord de haberse mantenido más tiempo al frente de un ayuntamiento de mediana o gran población de la provincia de Cádiz, 28 años (más otros cuatro años en la oposición), oficial tubero de profesión y antiguo líder del movimiento obrero de la Bahía gaditana, sufría las dentelladas de una jauría mediática y política que dio un tajo mortal de necesidad a su carrera política dos años después. El varapalo de las municipales de 2011 todavía le escuece como aquella noche de mayo. Su pueblo le sentenció: pasó de 8 a 2 concejales, cuarta fuerza política.
Este encuentro con lavozdelsur.es se produce en su casa del barrio de Jarana, a las afueras de Puerto Real. Hace unos años que volvió a residir en la Bahía de Cádiz. Ahora se cumple una década desde que, en 2012, decidió "autoexiliarse" en La Habana. Allí conoció a la que es su actual pareja, Marisa, “cubana habanera que está de política hasta aquí —se señala la cabeza—, y si ahora no regresa a Cuba es justamente por ella.
Quien también ha vuelto a España, casi dos años después, es precisamente el rey emérito, que anda de regata en Sanxenxo tras refugiarse en Abu Dabi. El polémico retorno del rey ha recibido toda clase de comentarios, en muchos casos improperios entre exigencias de que el monarca rinda cuentas ante los españoles. En marzo pasado, la Fiscalía decidió ampararse en la inviolabilidad de la corona para archivar la investigación a Juan Carlos I pese a constatar numerosas irregularidades fiscales. Quien fuera jefe de Estado entre 1975 y 2014 no responderá penalmente por nada.
Barroso, entre libros desordenados, mascotas y juguetes de sus nietos, entre recuerdos de mil batallas políticas, unas ganadas y otras aprendidas, ha perdido kilos y atraviesa una crisis de salud tras reproducírsele un cáncer, que le ha tenido en las últimas semanas muy fastidiado. “Solo bebemos agua, té y café”, comenta, mientras muestra el libro que tiene entre manos: “Es de Naomi Klein —La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre—, una periodista canadiense nada sospechosa. Me costó 10 pesos cubanos, unos 30 céntimos de euro; es una edición muy sencilla, tapa blanda, pero es muy útil. La gente, pese a esta sencillez y digan lo que digan, es más culta que aquí”.
De una estantería, delante de una figurita de Carlos Marx —porque él pertenece a esa generación que llamaba Carlos a Karl—, otro libro que relee a menudo: “Es de Piero Gleijeses, La esperanza desgarrada. La rebelión dominicana de 1965 y la invasión norteamericana”. El ánimo y su contagiosa pasión política no se ven alteradas por la enfermedad. “He perdido tres kilos y más que quiero seguir perdiendo, y a la de Ubrique se le han puesto los cachetitos más gordos porque no salgo. Podía vivir en Puerto Real y, como me dijo mi hija, gastar dinero en el bar con unos y con otros, o vivir aquí alejado de todo con los libros”.
Lleva una vida casi monacal.
Casi monacal, salvo en lo que a los aspectos políticos e ideológicos se refiere porque sigo teniendo una gran actividad en las redes. Concretamente, en algunos chat. Como no tengo ordenador, tengo que limitarme a lo que da de sí mi teléfono móvil.
Y la cabeza en ebullición con todo lo que observa desde esta atalaya…
Leo mucho, ahora estoy terminando de leer por segunda vez este libro de Noam Chomsky, La quinta libertad. Está perdiendo un poco la cabeza, a todos nos pasa, tiene ya más de 90 años, pero este libro es impagable, habla de la intervención de los Estados Unidos en América Central y la lucha por la paz. Lo estoy retomando, pero este, en los tiempos que corren, es un libro nada sospechoso.
¿Uno de los grandes males de la política de hoy es lo poco que leen los políticos o la mediocridad que exhiben?
Tengo una relación muy intensa con un gran lector, con Pedro Pacheco, antiguo alcalde de Jerez, una de las ciudades españolas más conocidas en el mundo, desde la literatura hasta el cine, pasando por su expresión vitivinícola, los caballos, las motos…, y si hoy llega un extranjero a la ciudad y se encuentra a su máxima responsable en un acto público se dará cuenta de que no hay la menor relación entre la entidad de la ciudad y la entidad de quien la representa, debe resultar complejo porque, en cualquier ciudad europea importante, la notoriedad inherente al cargo de alcalde debe ser evidente. Lo que quiero decir es que, en los tiempos que corren, la pérdida de políticos pensantes, líderes, es más que evidente.
Todos en campaña permanente, nadie pensado a futuro.
Se han perdido los políticos que hablen de modelo de ciudad y en su lugar hablan de que va a haber 2.000 aparcamientos gratis en la Feria de Jerez. Solo hay ruido, no se habla de proyección futura de una ciudad, de los elementos estructurales que se proyectan para que esa ciudad del futuro se pueda evidenciar ya: desde el discurso hasta los primeros pasos que se den. Hoy es impensable que con ese bagaje, o con ese elenco municipal al frente de ciudades como Jerez, pudieran apostar por aquellos elementos estructurantes que transformaron la ciudad.
"¿Cómo es posible que un tipo como Juan Marín haya llegado a vicepresidente de la Junta? La degeneración ha sido más que evidente. Y quizás es porque la gente lee poco"
Todas las administraciones que tienen que ver con la vida municipal, en cualquier parte, se han resentido en esto. Hace 35 años todo el mundo conocía a Jaime Montaner Roselló, consejero de Obras Públicas y Transportes. Es más, un simple director general de Urbanismo y Vivienda de la Junta, como José Ramón Moreno, tenía una potencia, un bagaje político, intelectual y profesional que podías estar más o menos de acuerdo con él, pero permitía a los líderes municipales acometer grandes actuaciones transformadoras en las ciudades. Las políticas de aquella época no tienen nada que ver con las de ahora. Podríamos poner muchos ejemplos.
Sin querer personalizar o localizar, esa mediocridad se palpa en todas partes.
En todas partes. Yo fui diputado andaluz, coincidí con mucha gente que no está ya en la política institucional, y con la gente con la que confrontabas te tenías que amarrar los zapatitos. Atendía más las cuestiones urbanísticas de IU, porque me gustaban, con Julio Anguita como cabeza de lista, pero teníamos a gente como Luis Carlos Rejón Gieb, Felipe Alcaraz… pero es que enfrente, el PSOE, tenía a Pepe Caballos, Manuel Gracia, Pepote Rodríguez de la Borbolla, Antonio Pascual… ¿Javier Imbroda el mejor consejero de Educación de la historia de Andalucía? Evidentemente el presidente Moreno Bonilla es que no conoce que hace 30 y tantos años había un consejero de la valía de Antonio Pascual, a pesar de las diferencias que yo podía tener con él y que mantengo. No es equiparable.
Todo empieza a degenerar, como cuando le preguntaron a Juan Belmonte qué le parecía que un antiguo banderillero hubiera terminado como gobernador en Huelva después de la Guerra Civil, y dijo: muy fácil, degenerando, degenerando. Así hemos llegado hasta aquí. ¿Cómo es posible que un tipo como Juan Marín haya llegado a vicepresidente de la Junta de Andalucía? No te preguntes por qué es él, pregúntate por qué lo fue Diego Valderas… Es que la degeneración ha sido más que evidente. Y quizás es porque la gente lee poco. Y si hubieran leído a Kierkegaard habrían aprendido aquello de más pierde quien pierde la pasión que quien se pierde en la pasión. Nosotros nos perdíamos en la pasión de la política y por eso no la hemos perdido. Esta gente de ahora pierden la pasión dependiendo de si tienen el poder porque les voten o no. Su pasión se circunscribe al objetivo electoral para tener un empleo, solo buscan medrar y adaptarse a las consecuencias para mantener eso. ¿Me he explicado bien con ese silogismo…?
Sí, sí, pero, en todo caso, todo eso no quita que antes no preocuparan los votos o ganar elecciones…
Está claro, está claro. Pero si todo hubiese funcionado así, los partidos del poder, que eran PP y PSOE, habrían tenido los censos llenos de militantes. En aquella época en la que se había comenzado a consolidar el binomio PSOE-PP había gente que buscaba esas posiciones minoritarias que ahora llaman populistas por su radicalidad, u otras que defendían el modelo autonómico nacionalista, como el andalucismo de aquella época. Éramos mucha gente, pero no suficiente como para dar el sorpasso desde quienes abrazamos la fe comunista como gran elemento de transformación de la sociedad… Ahora no, ahora se dejan llevar por el tacticismo. Si me localizo en estas posiciones que no son las dominantes, me coloco en la clave de ser muletilla de las dos alternativas y, por tanto, de alguna manera, sigo viviendo de la mamandurria de la política. En aquella época era impensable hablar de un gobierno de coalición de IU con PSOE, era tal la confrontación ideológica que eso, prácticamente, hacía inviable esa posibilidad. Estabas en esa organización por convicciones de naturaleza ideológica, absolutamente yuxtapuesta a la que tenía el PSOE.
Usted era eminentemente municipalista y los políticos ahora empiezan por lo local obsesionados con ir ascendiendo, dando empujones hacia arriba…
No hay nada más importante, y lo digo con absoluta sinceridad, que ser alcalde de tu municipio. ¿Más que ser presidente del Gobierno? Más. La relación dialéctica entre el ciudadano y el político no se pierde, no se interrumpe. La proximidad favorece esa relación. El alcalde es un personaje que está presente en el día a día de los ciudadanos. El alcalde tiene que ver con todo lo que los ciudadanos usan en su ciudad: parques, instalaciones deportivas, el alumbrado de las calles… En el alcalde se expresa el poder municipal de forma permanente y eso no sucede con otras administraciones, donde los presidentes están más alejados y no parecen ni incumbir a su ámbito de gestión. El alcalde es el personaje que se relaciona día a día a través de todos los elementos que conforman la ciudad con los ciudadanos, por lo que en ese sentido, no hay nada más importante.
Usted fue también diputado andaluz.
Fui diputado andaluz, y lo fui durante dos años, me fui, dimití. Porque hubo un momento en que se produjo una yuxtaposición entre lo que defendía el apparatchik de mi partido, IU, y el modelo de ciudad que queríamos implementar en Puerto Real. Cuando las direcciones de los partidos, aparentemente ideologizadas o muy ideologizadas, digo aparentemente, a la hora de hablar de cuestiones que afectan a la competencia municipal lo hacen desde la más absoluta generalidad, sin entrar en el detalle de si la cuestión es plausible o no, pues se produce el choque. Nosotros defendíamos un modelo de ordenación del territorio determinado que no le gustaba a un miembro del aparato de IU en Andalucía. Aquello concluyó con mi renuncia a mi condición de diputado y, tal y como definió el entonces responsable de política municipal, con mi autoexclusión de Izquierda Unida. Aquello pasó hace mucho tiempo, pero quiero decir que, si quieres mantener la relación entre el alcalde y la ciudad, y quieres defender el modelo que has consensuado con los ciudadanos, y entra en conflicto directo con la dirección de tu partido, por razones de oportunidad o tacticismo, no por naturaleza ideológica, tienes dos opciones: o te sometes, para seguir en la mamandurria; o te enfrentas, y dependiendo de la correlación de fuerzas, pierdes o ganas en el conflicto. O te sometes, o te marchas, que fue lo que yo hice.
El equilibrio en política es casi imposible.
El equilibrio es imposible. Imposible. En la política municipal hay barreras que no deben de ser traspasables, pero en el detalle, en el día a día, la posición del gobierno municipal debe estar por encima de las posiciones generalistas de las direcciones de los partidos que sustenten a ese gobierno.
Reivindicar, gobierne quien gobierne.
Gobierne quien gobierne. Siempre y cuando no se traspasen líneas rojas ideológicas, mi partido se tendrá que someter a lo que yo he consensuado con los ciudadanos. ¿Cuáles son esas líneas rojas? La prevalencia de lo público. Los servicios públicos gestionados desde lo público. La prevalencia de un urbanismo humano al servicio del ser humano. La prevalencia, en definitiva, del interés general sobre el interés particular. Si no traspasas esa línea roja, el resto es interpretación que haces en común con los ciudadanos, con independencia de lo que opine tu partido. Por eso se ven las paradójicas decisiones que a veces se toman en los parlamentos, en el Congreso… todo eso mueve a confundir a la opinión pública y a la desafección del electorado hacia esa política como escenario donde dirimimos las cuestiones que nos afectan.
Y mueve también al auge de los populismos…
El término populismo se mal utiliza. Defender lo público no es populismo, aunque empezaran a considerarse así por aquellas formaciones de América Latina que, por procesos democráticos, exigieron que las grandes rentas y recursos en manos de las multinacionales se pusieran en manos de los ciudadanos. Eso no es populismo, eso es poner la política al servicio de los ciudadanos. Populismo es lo que está pasando ahora mismo, que una formación puede estar creciendo, como la derecha extrema representada por PP y Vox, y en cambio, la gente no se para a pensar en lo que ha votado, que es pura socialdemocracia. No vayamos a pensar que tenemos un gobierno de radicales de izquierda. Es increíble cómo, simplemente, con un discurso banderista como el que hace, fundamentalmente, Vox, de reivindicación de la España cañí, de la más absoluta carcundia, se puede crecer tanto… A mí nadie me va a quitar el vino, con lo que me gusta un paseíto por Jerez, pero ellos van de bulo en bulo, y el bulo atrae a la gente. Eso es el populismo.
"Vox va de bulo en bulo, y el bulo atrae a la gente. Eso es el populismo"
Hablan de reconquistar los derechos…
¿Reconquistar qué…? Abascal no es un fascista porque el fascismo tiene una estructura de pensamiento, una estructura ideológica. Fascista puede ser Buxadé si sigue reivindicando a la Falange Española de José Antonio, pero Abascal no. Él es un ultraconservador, reaccionario y ultraliberal que habla de reducir el Estado a su mínima expresión, que habla del control privado de lo público, que habla de administrar recursos públicos por las grandes empresas… ese es el debate al que erróneamente el Gobierno, instalado felizmente en la descalificación, no quiere entrar porque, en el fondo, tampoco puede debatir mucho en ese sentido por sus propias contradicciones. Aquí las privatizaciones de los grandes elementos que estructuran la economía de nuestro país las acomete Felipe González y las completa Aznar. Por ejemplo, las eléctricas.
Al final, agitar el supuesto espantajo, o también llamada batalla cultural, lo que pretende es ocultar las miserias y contradicciones de quienes nos gobiernan…
Porque en lo de abajo, en lo de abajo, hay grandes bandas de coincidencia entre el PSOE y Vox. ¡Hay grandes bandas de coincidencia! Es que este país se ha quedado inerme, y ahora también inerte, ante las disparatadas políticas que ha cometido el sector financiero en este país, con lo que ha conllevado de deterioro de las economías familiares. ¿Y por qué…? Porque privatizas el sector público-financiero, que en Europa existe, y es potente. Y no lo podemos confundir con las cajas de ahorro, ¿eh? Aquí había bancos de crédito agrícola, industrial, para construir viviendas públicas, Caja Postal… Eso lo privatiza González y lo remata Aznar, o como decía el difunto Julio Anguita, las dos caras de una misma moneda. En este país, además, se están produciendo prácticas que hacen que la gente empiece a coincidir con las posiciones ultraliberales más extremas, como las que defiende Vox, que pasan por la privatización del sector sanitario. ¿Y cómo se hace? Con el deterioro del sistema público de salud. ¿Quién fue la abanderada del deterioro de este sistema en Andalucía? ¡Susana Díaz! Puso todas las piedras de este desplome inminente que parece que va a tener el sistema público de salud. Lo empezó el PSOE.
También se ve con la desindustrialización de la Bahía de Cádiz.
Hay formas y formas de desactivar lo público y la primera es empobreciéndolo, desde una gestión indebida, desde una progresiva descapitalización, desde una renuncia progresiva a los mercados tradicionales… Lo tenemos aquí en el sector naval. La más importante empresa industrial en la Bahía de Cádiz se llama Navantia, ¿quién es el titular de Navantia? Al 100% es el Estado. ¿Qué está haciendo? La tiene en coma para desconectarla. Coincidiendo con el siniestro González, el sector público industrial naval italiano, Fincantieri, empieza a crecer en Europa y se convierte en el primer complejo industrial naval europeo, expansionándose hasta Estados Unidos o países como Brasil. Fue una apuesta.
"El Estado tiene en coma a Navantia para desconectarla"
En este país, nuestra entrada en la UE implicó la renuncia, no a la reconversión real y sustantiva de los sectores productivos consolidados durante la autarquía franquista, no, sino la reducción al 100% de su capacidad productiva, al 0, de su presencia en los mercados: el sector siderúrgico, el sector primario, el de la línea blanca como el de televisores, lavadoras… y algunos tan potentes como el sector naval. Sustituyeron todo ello por la terciarización de la economía. ¿Eso que ha conllevado? Un empobrecimiento de las clases populares por la reducción de rentas salariales. Pregunta en El Puerto a cualquiera si prefiere tres meses de verano lleno de turistas o los astilleros hasta arriba todo el año, a ver qué te contestan. Lo prefieren los trabajadores y hasta los hosteleros, que tenían todo el año la demanda garantizada.
¿Todo lo malo que le pasa a la provincia de Cádiz ha sido premeditado?
Totalmente. Esto no es casual.
La desigualdad es el modelo.
Efectivamente. Porque, además, es la desigualdad interna en las sociedades localizadas como ésta, y la desigualdad entre territorios.
Usted tiene seis nietos, ¿qué esperanza hay para ellos? Ese otro modelo al que usted tanto ha estado vinculado, como el de Cuba, tampoco resuelve la desigualdad…
El modelo de Cuba no se puede plantear desde esa perspectiva. Esto daría para una nueva conversación, pero creo en un modelo que, genéricamente, ponga la economía al servicio de la ciudadanía, de la sociedad, y donde la dramática concentración de renta en pocas manos, con unos disparatados parámetros diferenciales, pase a ser sustituida por un modelo más inclusivo donde mayores controles públicos democráticos se den y donde los ciudadanos no estemos al pairo de las decisiones de los grandes poderes económicos. En un mundo donde cuatro familias como quien dice controlan el 4% del PIB mundial… ese es un mundo fracasado, por más que nos quieran vender a través de Hollywood que eso es un mundo triunfante. Hollywood enseña la Quinta Avenida, no el Sur profundo. Lo que sí te digo es que el modelo socialista nunca gozó del nivel de protección para su desarrollo con normalidad y naturalidad del que goza el modelo capitalista, cuyo elemento principal para que eso sea así es el control mediático y militar, que se pone a disposición de ese modelo.
Cuando se habla del fracaso del modelo socialista no se habla de lo que supuso para la Unión Soviética la Segunda Guerra Mundial, o de la Guerra Fría, con la que el primer mundo somete a un país por desarrollarse desde una estructura casi medieval. Por eso no pasó Estados Unidos. Y de Cuba no se puede hablar de estado fallido por una razón muy simple, no se le ha permitido desarrollar ese modelo con normalidad, lleva 62 años bloqueado por una potencia criminal como son los Estados Unidos de América. El bloqueo financiero y comercial que sufre Cuba solo permite hablar de economía de subsistencia, pero no de modelo fallido, no lo han dejado desarrollarse. Allí hay una guerra de superior intensidad, pero bajo otras formas, que le ha impedido desarrollarse. No me pueden hablar de modelo fracasado si ese modelo no se desarrolla en un entorno que propicie dicho desarrollo. Hablo del reparto de rentas, de la participación de la ciudadanía en la economía, en la solidaridad entre los pueblos… ¿Que si soy comunista? Sigo siendo comunista, se me nota además muchísimo.
Es curioso que esos ultraliberales que siempre reprueban el intervencionismo estatal son los primeros que recurren al Estado cuando vienen mal dadas o para hacerse con contratos públicos…
Claro, claro… ¿por qué? Porque esa gentuza, desde un punto de vista ideológico así los defino, quieren al Estado como un instrumento al servicio de sus intereses, no al servicio de la comunidad. Cuando el Estado colisiona con sus intereses, porque participa en la gestión de servicios que ellos tienen asumidos que les pertenecen, es cuando empiezan a desacreditar al Estado y empiezan a decir que les asfixia. Lo peor es que la ciudadanía ha comprado este discurso con cuatro bares abiertos y seis cañas de cerveza. Eso ha pasado en Madrid. Con la menor inversión por habitante en sanidad pública de toda España han comprado ese discurso en plena pandemia.
"¿Se podrá ser más zafia y simplona que la presidenta de la Comunidad de Madrid? ¿Qué modelo defiende esta mujer que te favorezca? Te lo digo a ti, el que mete la papeleta…"
¿Se podrá ser más zafia y simplona que la presidenta de la Comunidad de Madrid? ¿Qué modelo defiende esta mujer que a ti te favorezca? Te lo digo a ti, el que mete la papeleta… ¿le has preguntado qué modelo sanitario, cultural, educativo, de empleo, seguridad… te ofrece? Con las cañas le ha ganado la batalla a Sánchez, que por lo demás es un tipo que a mí me parece que es más torpe de lo que puede aparentar con su puesta en escena. Tiene una fragilidad ideológica y programática preocupante, y traslada una sensación de inseguridad más preocupante aún. Ese discurso engeliano de que la libertad es el conocimiento de la necesidad parte de que un hombre o una mujer para ser libre primero tiene que conocer qué es lo que quiere porque es lo que le hará realmente libre. Conoce en libertad qué quieres y qué necesitas, y pelea por ello. Esa es la libertad expresada, el resto son memeces.
O imposiciones inducidas.
Totalmente. El mayor instrumento de penetración ideológica que han soportado las sociedades occidentales en las últimas décadas ha sido Hollywood. Dime una sola película norteamericana donde en un momento determinado no se diga: bueno, al fin y a la postre, este es un país libre. La palabra libertad asociada a poder hacer lo que a cada uno, con independencia del interés general, le salga de los cojones, eso está permanentemente en la pluma de todos los guionistas de Hollywood. ¿Libertad para qué…? ¿Para decidir por los demás? Esa solamente la tienen unos cuantos. Por tanto, yo reclamo la presencia del Estado para que decida en base a mi interés porque yo soy el que permite que ese Estado esté ahí. Y eso se expresa con buenos servicios públicos. Buena sanidad pública, buena educación pública y laica…
¿Está en contra de la educación concertada?
Sí, estoy a favor de la educación pú-bli-ca para todos. Y aquellos que quieran una formación ideologizada, con un ideario confesional en muchos casos, aquellos que quieran imponer clases segregadas por sexo, que se la paguen.
¿Podría decirse que ha aborrecido la política partidista?
No la he aborrecido, solo que no me siento encajado ahora mismo en ninguna de las formaciones existentes. ¿Qué hace Unidas Podemos en el Gobierno tragándose la OTAN en los términos actuales, qué hace el secretario general del PCE, Enrique Santiago, diciendo que España cumplirá todos sus compromisos internacionales y no denunciando el incumplimiento sistemático de lo que votamos en el referéndum? ¿Qué hace Alberto Garzón, junto a Yolanda Díaz, diciendo que se sigan mandando armas a Ucrania sin entrar en los detalles de por qué se produce la guerra? ¿Qué es esto, qué prostitución es ésta, qué atractivo y venenoso encanto tienen las moquetas del poder que les hacen, tan jóvenes, cambiar de posición de la nada al todo y del todo a la nada sin solución de continuidad?
Pero un inciso, usted ha sido alcalde, usted se habrá enfrentado a ese tipo de contradicciones estando en un gobierno, ¿o no…?
Claro, claro, y me costaron la Alcaldía.
Condena: "Lo que no me van a reparar son los efectos de una liquidación moral, ética, mediática, que se llevó a cabo con las consecuencias que se presumían que iban a darse: la pérdida de la Alcaldía y una especie de exilio interno"
Pero la mantuvo muchos años, y encontraría muchas contradicciones en todos esos años, ¿no?
Un momento, un momento. ¿Contradicciones internas? Ninguna con lo expuesto en el programa. Contradicciones con lo que opinaba la gente que no aparecía en el programa, que eso sí fue lo que me costó la Alcaldía. Pero contradicciones que me hicieran traspasar las líneas rojas, ninguna. Y en todo caso, cuando estas contradicciones se producían siempre me dejé llevar por la interpretación ideológica que yo hacía. Yo estuve en contra de la celebración del llamado Quinto Centenario y de que la Expo se localizara solo y exclusivamente en la Cartuja de Sevilla. Me opuse a la posición española respecto de América Latina, respecto de los procesos revolucionarios, y del problema saharaui, y respecto de la monarquía…
Fue Grande-Marlaska, ahora ministro del Gobierno progresista de coalición, el que le llamó a declarar en la Audiencia Nacional.
Grande-Marlaska fue el que atiende la petición de imputación que hace Javier Zaragoza, que era el fiscal jefe de la Audiencia Nacional.
¿Deberían devolverle el dinero de la multa que le hicieron pagar por llamar corrupto al rey emérito?
Bueno, el dinero no me interesa que me lo devuelvan porque, al fin y a la postre, aunque fui el que lo pagó, me ayudaron muchos ciudadanos. Si lo recibiera lo pondría a disposición de una entidad benéfica, a ser posible de Puerto Real. Lo que evidentemente no me van a poder devolver, y sobre eso sí que habría que hacer un esfuerzo, es mi honor, que fue hipermancillado. Lo que no me van a devolver, o a reparar, son los efectos de una liquidación moral, ética, mediática, que se llevó a cabo con las consecuencias que se presumían que iban a darse: la pérdida de la Alcaldía y poco menos que una especie de exilio interno, como se produjo en mi caso.
"Ahora todo el mundo habla de esto, pero el primer cargo público que dijo que el rey emérito era un corrupto, o que tenía las manos manchadas de sangre por la traición al pueblo saharaui, fue mi menda lerenda"
Lo que no me van a devolver, y bien que podría la organización a la que otrora pertenecí hacerlo, es el reconocimiento público de eso. Porque ahora todo el mundo habla de esto, pero el primer cargo público que levantó la mano y dijo que el rey emérito era un corrupto, y más cosas, como que tenía las manos manchadas de sangre por la traición al pueblo saharaui, fue mi menda lerenda. En fin, no pasa nada. Yo lo dije en aquel momento porque estaba convencido y porque, en definitiva, a mí todo aquello que no me parecía contradictorio con lo que era la relación dialéctica que yo tenía con la ciudadanía, pues lo expresaba.
¿Y entonces porque le ajusticiaron electoralmente?
Cometo un gran error: confundo el voto que me daba la gente cada cuatro años con el apoyo real que la gente pudiera tener a mis posiciones ideológicas. Me creo que quien me vota lo hace por algo más que por ser un alcalde valiente y brillante, que lo fui. Ese creo que fue otro de los errores de Pedro Pacheco. Creía que la gente, cuando yo levantaba la voz y arremetía contra este monarca corrupto e indeseable, me compraba ese discurso. Error. Creía que cuando hablaba con pasión de la posición cubana frente al genocidio económico sistemático al que le somete Norteamérica la gente también estaba invocando nuestro pasado histórico común. Me creía cosas como esas y me equivoqué. Creía que cuando la gente me jaleaba lo hacía por ser algo más que un alcalde brillante y valiente, que lo era y lo sigo siendo en mis posibilidades. Una cosa es que te voten y otra cosa es que te compren el discurso. Porque no tienes los mismos instrumentos para trasladar ese discurso a la opinión pública. De vez en cuando apareces en un acto público, subes, la gente te aplaude… y ya.
Va ganando aquella frase de ‘Muera la inteligencia…’
Totalmente, totalmente… Se está recuperando hasta en el nomenclátor la memoria de Millán Astray. Dicen que es porque fue fundador de la Legión y esta se fundó antes de la Guerra Civil. Cierto. ¿Pero y el papel que este tipo jugó en la Guerra Civil como asesino…?
Como si hablamos de Pemán…
Qué decir. Y de los Carranza… Los dos grandes partidos que gestionan y administran el sistema, con diferencias puramente formales y periféricas, están sumamente interesados en que la desafección hacia la política vaya creciendo. A esta gente le interesa que el pueblo le dé la espalda a la política y que considere que la política es solo para los políticos. Por ejemplo, la gente no sabe que el niñato ese, el tal Luis Medina, un especulador que aparece en los programas del corazón, que es hijo de un pedarasta condenado. No fue señalado por las calles cuando lo metieron en el talego, sino que fue considerado un pobre enfermo. Y es nieto, además, de un asesino contrastado, que se dedicaba a limpiar los pueblos de Andalucía de jornaleros desafectos del señorito. El proceso de blanqueamiento pasa por decir que este hombre lo único que ha hecho es su trabajo.
PSOE, PP y Vox participan de esto porque les interesa la desafección. A partir del que voto se produce quieren que los ciudadanos sean solo consumidores de noticias. Aquellos que estamos abandonados en los brazos de la pasión de la que hablaba Kierkegaard, y aunque podamos haber perdido la pasión por el poder institucional, nos vamos radicalizando en posiciones cada vez más revolucionarias porque vemos lo que está pasando. No me abandono en los brazos de la melancolía, soy más comunista y soy más revolucionario que nunca. Y más castrista y marxista-leninista que nunca. Y sigo diciendo que esta es una sociedad fracasada. Nos comportamos en el día a día político como consumidores, como clientes del Mercadona. Somos clientes del producto que nos ofrecen los grandes partidos, que no nos permiten discutir de las cuestiones que más nos afectan porque son cuestiones mayores a las que no tenemos acceso.
Y picamos en los cebos.
Exacto. Hay que intentar por todos los medios no picar, pero hay quien pica con muy poco tiempo de recorrido en política, como son esta gente de Unidas Podemos. ¡Porque hay que ver, ¿eh…?! ¡Qué cosa, hijo…!
¿Ya ha pensado en un título para sus memorias?
(Ríe) Hay compañeros que están haciendo un pequeño libro de memorias… pero hace tiempo que no me llaman.
"Sigo siendo un proscrito. No me interesa nada de lo que produce hoy IU, pero no por aversión u odio resultante de la frustración, es que estoy mucho más avanzado en mi defensa de valores y derechos"
¿Y tienen título?
No, no… podría ser Barroso. La historia de una pasión…
En otras culturas como la oriental los viejos sabios son oráculos… ¿Por qué los partidos tratan tan mal a la vieja guardia?
Por eso, por sabios.
¿Tienen miedo a ponerse en ese espejo y que les devuelva ignorancia o inconsciencia?
Sí, sí, por eso.
¿Usted se dio de baja de IU y del PCE?
No me fui de forma estentórea. Simplemente, no renové mi carné, dejé de pagar las cuotas, y ahí me quedé. Ahí estoy: ni me llaman, ni les llamo. Para que te hagas una idea, me fui en 2012 a Cuba de manera definitiva, aunque venía de vez en cuando, porque necesitaba reconciliarme con la política y conmigo mismo. Salgo del Ayuntamiento con 59 años, en plena crisis económica, y cuando vas y preguntas en la Seguridad Social qué tienes que hacer para prejubilarte te dicen que vas a perder el 48% de pensión. Empiezas a preguntarte a ti mismo cómo puedes encajar en el mercado laboral, pero te das cuenta de que no. No hay encaje a esa edad. Me meto en la oficina del SAE, el desempleo son 900 euros al mes y se me acaba a los meses; y en ese momento, lo primero que haces es mirar hacia los tuyos.
Y te encuentras que cuando miras a los tuyos te giran el cuello y te vuelven la mirada. Aquí sí me gustaría que hicieras constar que la única persona que se preocupa por mi situación se llama Francisco Toscano, el alcalde de Dos Hermanas, que era en ese momento presidente de la FAMP, donde yo era uno de los vicepresidentes como representante de IU. Esa persona es la única que me llama: José Antonio, conozco de tus cuitas, y existe una posibilidad, todos los partidos políticos tienen un adjunto a la secretaría, y el único que no la tiene ocupada es IU. He hablado con el resto de partidos que componen la comisión ejecutiva de la FAMP y hemos pensado en que podrías ser el representante. Y entonces yo, que a pesar de todo soy disciplinado en las cuestiones fundamentales, pido autorización a mi partido, pero mi partido, en nombre de Diego Valderas Sosa, entonces coordinador andaluz, me dijo que no, porque el nombramiento se podría interpretar como parte del proceso de acercamiento de IU al PSOE para gobernar. Después acabó de vicepresidente en la Junta.
"El despreciable Valderas me dijo que sus conmilitones del PSOE no querían saber nada de ningún cargo que yo ocupase; Luis Pizarro me dijo que eso era mentira"
Cuando la capacidad para conmoverse de una situación tan especial, en ese momento me separé, me quedé en paro, solo la tiene alguien de otro partido frente al silencio vergonzante de los míos, vi que aquí no hacía nada. Y ya no era la ayuda, es que nadie me llamó, ni me incorporó a nada. También el propio Partido Comunista de Cuba se implicó en sugerir la posibilidad de irme a La Habana a la oficina de seguimiento de los temas de cooperación que tenía la Junta de Andalucía allí, que estuvo ocupada por un representante de Gaspar Zarrías durante diez años, pero en una reunión con el despreciable Valderas me dijo que sus conmilitones del PSOE no querían saber nada de ningún cargo que yo ocupase. Sería porque me precedía esa fama de ser el único cargo público de España condenado por injurias al rey. Hasta Luis Pizarro, de la santísima trinidad del poder en Andalucía, me dijo que eso era mentira. También González Cabaña me dijo que eso era falso de toda falsedad. Con lo cual, aquí no hacía nada, comiendo de la exigua y magra pensión de mi madre con la que entonces empecé a vivir en un piso de 40 metros.
Otro caso que desmitifica eso del enriquecimiento de la política…
Sin duda hay casos que se han enriquecido, pero en mi caso no solo me dejó nada, sino que me convirtió en un proscrito por defender posiciones que mi organización ya no defendía. Sigo siendo un proscrito. No me interesa nada de lo que produce hoy IU, pero no por aversión u odio resultante de la frustración, es que estoy mucho más avanzado en mi defensa de valores y derechos, de políticas para todas y todos, que lo que desde ahí puedan decir. Pero sí está claro qué es lo que me he encontrado en la política. Cuando les ves votar ciertas cosas con el Gobierno del PSOE…, con lo fácil que habría sido condicionarles desde la oposición.
Sea como fuere, los viejos rockeros nunca mueren.
En absoluto. ¿Cómo me ves…?
Comentarios (1)