Por su labor como docente y por su carrera política, a menudo lo pasaba muy mal con la garganta, hasta llegar a veces a la afonía. Cuenta que un año entero haciendo un curso de logopedia le modificó la forma de colocar la voz. Pasó a proyectarla desde el abdomen y, con constancia, "aprendí a hablar". "Me desaparecieron los problemas, se me quitaron hasta dos pólipos que tenía".
Una cosa es querer hablar y sufrir al hacerlo, y otra cosa muy distinta es querer hablar pero mantenerse en un silencio autoimpuesto. En una especie de derecho al olvido al que los políticos rara vez recurren, la política mucho después de la política nunca muere. Debieron de ser cientos y cientos de apariciones públicas, ruedas de prensa, entrevistas, intervenciones, jornadas, focos, titulares… Y eso que debe dejar tanta huella, de repente se esfuma pero sin abandonarle nunca.
Han pasado nueve años desde su última entrevista. Nueve largos años donde ha sufrido la privación de libertad por una condena, a su entender, "injusta", la pérdida de su madre —no la dejaron despedirse, solo ir al entierro—, y el reseteo hacia una nueva vida en libertad plena, lejos del yugo de la primera línea política. Libertad física y mental.
"Fui maltratada políticamente, y hubo un sesgo machista"
Un renacimiento, en fin, donde se jubiló como docente y psicopedagoga, se graduó en Derecho, escribió un libro de memorias que "sí o sí voy a presentar", y colabora con la universidad. Una nueva vida, la vida más allá de la política, donde por encima de todo ha gozado al reencontrarse con ella misma y donde disfruta más intensamente que nunca de su familia, especialmente por su condición de abuela de tres nietos. Una vida que, como cantaran los Navajita, está de lujo.
Gloria, muerte política y resurrección como "una ciudadana más"
Con fiebre por una gripe en aquella madrugada del 14 de enero de 2005 y con otro "gripazo" un 16 de enero de 20 años después, Pilar Sánchez Muñoz (Ceuta, 1958) llega sola al jardín del imponente Hotel Palacio María Luisa. Frío sol de invierno. A pesar del catarrazo, su aspecto luce en plena forma.
Quizás porque su marido regenta y gestiona un gimnasio en un pueblo del Aljarafe sevillano, "eso me ha ido obligando a engancharme al deporte y esa rutina me hace sentir muy bien". "Al final, he acabado corriendo todos los días, como Pacheco", sonríe con retranca, como si esta runner hubiera enterrado definitivamente el hacha de guerra después de tantos choques con el maratoniano ex alcalde de Jerez.
Se refiere, claro, a Pedro Pacheco. El político andalucista al que sacó de la Alcaldía después de 24 años, tras un triunfo electoral histórico del PSOE en las municipales de 2003. "Yo creo que mi partido, cuando me llama Luis Pizarro para ser candidata, pensaba realmente que no iba a ganar… pero gané". Así y todo, no gobernaría hasta año y medio después. Un 14 de enero de hace 20 años empuñaba el bastón de mando de la Alcaldía de Jerez y pasaba a gobernar el ayuntamiento de la quinta ciudad andaluza en población. Uno de los más endeudados de España, "una ciudad que le gusta a todo el mundo", remarca.
En esta hora y media de profunda entrevista que concede en exclusiva a lavozdelsur.es, donde recobra la voz pública casi una década después de prometerse a ella misma que se convertiría en una persona totalmente anónima, "una ciudadana más", cuenta en primera persona todo lo memorable y lo traumático que vino luego…
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Salvo por este terrible resfriado, estoy muy bien. Estoy estupenda y con mil cosas en mi vida, yo no me he parado. Los obstáculos en la vida dejan cicatrices, pero se superan y se tira pa’lante. ¿Ahora está de moda esa coletilla, no…? (Ríe)
Qué horror, de verdad. Me hago la pregunta todos los días: ¿por qué tenemos los ciudadanos que aguantar esta polarización y esta falta de entendimiento de unos y otros? ¿Quién es más bueno, quién es más malo…? Todo a base de política de escaparate, alejada de la ciudadanía. ¿Qué contacto tiene la clase política con la ciudadanía?
Me pilló al principio, pero son terribles, sí. Ya no sabes qué creer, la vida está francamente complicada. He hecho un estudio del reglamento europeo sobre Inteligencia Artificial, que se tiene que aplicar en España adaptándolo a la normativa española, y ahora estoy haciendo para la universidad un borrador de esa legislación. No nos estamos preparando para lo que viene y lo que viene es muy gordo. Ese tema va a tener el protagonismo absoluto y de forma brutal va a llegar a todos los rincones de nuestra vida.
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Creo que la respuesta es bastante clara: creo que tengo la obligación de defender y poner en valor todo lo que hicimos en aquel momento. Por las circunstancias personales que he tenido a lo largo de estos años, desde que me fui del ayuntamiento, decidí dar un paso atrás y desaparecer del escenario político y diario, por así decirlo, en todos los aspectos. Lo hice porque lo necesitaba personalmente, porque quería alejarme, me parecía todo muy injusto, todo lo que había pasado. Fue terrible para mí y para mi familia, totalmente inmerecido, y necesitaba una desconexión total. Y fue lo que hicimos, fue una decisión tomada en familia, y me llevó a alejarme de todo lo que tenía relación con mi vínculo político. No solo dejé el partido, sino que lo dejé de todo. Me dediqué a mi trabajo.
"Cuando gané aquellas elecciones significó la liberación de Jerez, un cambio de rumbo, empezar de nuevo, que entrara aire fresco, ideas y empresas nuevas"
Incluso vendí mi casa en Jerez, me fui a vivir a Sevilla y trabajé en el equipo de orientación educativa de Tomares. Fue una desconexión en todos los ámbitos de mi vida. Pasado cierto tiempo, creo que también tengo que reconciliarme con ese pasado. No solo por mí, sino por el grupo de gente que trabajó a mi lado, que hizo un grandísimo trabajo, fue una labor de equipo importantísima; e incluso por el propio partido, por las siglas que representé. Creo que tengo una deuda de explicar todo y de poner en valor todo lo que hicimos. Y creo que qué mejor medio que lavozdelsur.es para hacerlo.
Hay vida, te lo aseguro. E incluso una vida mucho más tranquila. Obvio. La vida de la política es que es tan rápida, todo va a una velocidad tremenda, y no te paras. Es un activismo permanente que no es bueno y no puedo entender cómo hay gente que se pasa la vida entera en política. Eso debería estar prohibido. Lo máximo que una persona debería estar en política son ocho años…, un poco más. Pero todo lo que sea vivir de la política ya no es vivir para hacer política para los ciudadanos, ya es vivir de la política. Por lo tanto, es sanísimo salir y ponerte el contador otra vez a cero, como hice yo.
"Todo lo que sea vivir de la política ya no es vivir para hacer política para los ciudadanos"
Empiezas a descubrir muchas cosas que tenías olvidadas. Reconciliarte, ir en busca de ese tiempo perdido con la familia, con tus hijos. Mi profesión me encantaba. Descubrí la profesión de orientadora, que apenas había podido ejercer, porque accedí a ella precisamente al principio de acceder a la Alcaldía. Yo era profesora de inglés, luego pasé a ser orientadora y descubrí que había un mundo que me encantó y aprendí mucho. Mi condición ahora mismo es de jubilada. Felizmente jubilada. Hago deporte, hice la carrera de Derecho junto a mi marido, leo muchísimo, salgo con mis amigos…
Tengo tres preciosidades de nietos que adoro, son muy pequeñitos. La mayor va a cumplir ahora cinco años, y eso es lo que más tiempo me ocupa, o intento, porque soy completamente feliz cuando cojo la manita de mi niña, o la de mis niños, y me voy con ella al parque. Eso me llena de alegría, de felicidad… y sí, hay mucha vida después de la política.
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Bueno, no se olvida. Por supuesto que no se olvida. Me siento muy orgullosa y muy privilegiada por haber podido vivir todo lo que viví en aquella etapa política. Estuve dos años muy interesantes como diputada provincial, luego como delegada provincial de Educación de la Junta, y luego siendo alcaldesa de una ciudad maravillosa como Jerez, grande entre las grandes. Ese privilegio no se olvida.
"Tengo grandes amigos dentro de la política y sigo manteniéndolos"
¿Gusanillo de decir echo de menos? No. Diría que no me apetece nada volver a esas agendas imposibles, que terminan a las once de la noche y te vas a tu casa con la maleta para firmar documentos, y esas vidas de locos en las que no tienes tiempo de nada. Eso ya no lo echo de menos. Pero sí es verdad que entiendo que la política enganche, porque es una vida apasionante que te hace llegar a escenarios donde no llega el 90% de la población, y conoces a gente maravillosa. Haber podido convivir muchas horas y muchos días, por ejemplo, con José Manuel Caballero Bonald o con premios Nobel que vinieron a Jerez —se refiere a Mario Vargas Llosa—… y con políticos muy interesantes también. Tengo grandes amigos dentro de la política y sigo manteniéndolos.
Sí, incluso de la primera época en Educación. Con mi querido Manolo Pezzi tenemos un grupo de WhatsApp en el que seguimos manteniendo el contacto con todos, y la mayoría sigue dentro del PSOE. Y por supuesto con Manolo Chaves; e incluso con gente que no es del PSOE a la que yo admiro. Yo no milito en el partido.
Efectivamente, en el 85 me afilié. Y no me voy a volver a dar de alta. En esta etapa de la vida toca ser independiente y pensar de forma independiente. No quiere decir que lo rechace, en absoluto. El PSOE es un gran partido que lo ha demostrado a lo largo de la historia y hoy España es el país que es gracias a muchísimas de las decisiones que tomaron personas que pertenecen al PSOE en distintas etapas de gobierno. Leyes tan importantes como la de la Dependencia, los diferentes estatutos de los trabajadores, la Seguridad Social… tantas y tantas medidas que nos han hecho evolucionar como país.
El PSOE es un gran partido, me reafirmo, y tiene que poner todo de su parte para llegar a una reconciliación en el país. Estamos en un momento muy difícil y los ciudadanos no entendemos esta polarización de la sociedad. Uno de los aspectos importantes de la política es el arte del acuerdo, de hacer posible llegar a posiciones comunes para solucionar los problemas de los ciudadanos. Me incluyo entre los ciudadanos que no entendemos lo que está pasando, no sabemos nunca qué esperar al día siguiente. Hago un llamamiento a la reconciliación, que es lo que España necesita.
"Me sentaría con cualquier político en una mesa y buscaría en el plazo de 24 horas una solución para el problema de la vivienda"
Exactamente. Y buscar soluciones. ¿De verdad no hay solución para el problema tan terrible que están pasando jóvenes que no encuentran vivienda, tan difícil es? El Plan E, en 2009, puso millones y millones para poner en marcha obras a través de los ayuntamientos —en Jerez fueron 72 millones en obra pública—, ¿no puede haber un plan similar y consensuado para sacar adelante en 3-4 años las viviendas que España necesita? Austria, Dinamarca… montones de países europeos tienen solucionado el problema de la vivienda. Me sentaría con cualquier político en una mesa y buscaría en el plazo de 24 horas una solución para el problema de la vivienda. No creo que sea tan difícil y los ciudadanos necesitamos ver que esa gente a la que pagamos todos, que no son una clase privilegiada aunque se lo crean, pone soluciones a los problemas de nuestra vida.
Oh… (Ríe) Aquello del micrófono me salió del alma porque simbolizaba la liberación, un cambio, un dejar atrás… que sí, y no voy a criticar, y seguramente que se hicieron cosas buenas, porque estoy convencida de que todo aquel que se sienta en el sillón de Alcaldía intenta dar lo mejor de sí mismo, yo por lo menos lo hice, pero tocaba ya un cambio. La ciudad necesitaba entendimiento con otras administraciones públicas, con las que el anterior alcalde estaba absolutamente cerrado a reconciliarse. Cuando gané aquellas elecciones significó la liberación de Jerez, un cambio de rumbo, empezar de nuevo, que entrara aire fresco, ideas y empresas nuevas…
Pactos de 2003: "Quería ese cambio y creía que un acuerdo con la señora Pelayo era un acuerdo necesario para la ciudad"
No creo que haya habido, de verdad, un equipo de gobierno en esta ciudad mejor que el que tuve, ni nadie con más ilusión que la que nosotros tuvimos cuando empezamos aquel proyecto. Nos queríamos comer el mundo, queríamos cambiar y modernizar tantas cosas… Pero claro, mi sorpresa fue, cuando entro de lleno y veo las cuentas de la ciudad. Me entraron ganas de salir corriendo. El Ayuntamiento de Jerez no tenía ingresos del Estado, la PIE estaba retenida; los cajones estaban llenos de facturas sin reconocer; nunca se le había pagado a la empresa de autobuses, a la de mantenimiento de jardines… Todo era así. La lista de deudores era infinita. Desde los Juegos Ecuestres de 2002 no se había pagado nada a nadie. Se debía todo.
Un tortazo en toda la cara. Mi primera foto en Madrid como alcaldesa fue en Hacienda, junto con Juan Manuel García Bermúdez —entonces delegado municipal de Economía—. Empezamos a pedir ayuda, auxilio, no había posibilidad de tirar para adelante si no arreglábamos aquello. No sé qué habría hecho Pacheco si hubiera seguido, pero en aquel momento conocimos bancos que no sabíamos ni que existían: ¡le debíamos dinero al banco de Abu Dabi! Logramos reconducir con compromisos de pago con Seguridad Social y Hacienda, que entrara de nuevo la PIE, hubo una refinanciación para pagar a proveedores… Recuerdo que el día que abrimos un periodo de cobro la vuelta de acreedores daba la vuelta al Consistorio.
No había nada. Esa fue una de las primeras cosas que hicimos: modernizar el Ayuntamiento de Jerez, instaurar entre 2007 y 2011 la administración electrónica. Casto (Sánchez, su delegado de Presidencia) con Mila Pérez (directora de Presidencia) hicieron un gran trabajo. Conseguimos unos resultados magníficos.
Te lo decía antes, uno de los aspectos de la política es la capacidad para llegar acuerdos, es bueno para el ciudadano. En el momento en el que dos partidos llegan a un acuerdo seguro que el beneficio recae en los ciudadanos. Gané las elecciones y no tenía ningún inconveniente de que ese cambio de rumbo se produjera de manos del Partido Popular. Siempre lo conté: estuvimos una semana entera en su sede repartiendo el trabajo, viendo qué áreas podíamos gestionar cada una, y trabajando a fondo. No tenía problema en que ese cambio se produjera de verdad.
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Sí. Codo con codo. Y Bernardo (Villar, ex dirigente del PP de Jerez), y Juanma García Bermúdez. Su equipo, el mío. Tenía reservada la sala en el hotel de Cristina para dar la rueda de prensa por la tarde y anunciar el pacto. Y ese mismo día, me llamó Pizarro y me dijo: te lo dije, esto no iba a ser posible. Este pacto que yo quería para Jerez ni siquiera venía de manos de mi partido, era algo mío personal, quería que se produjera ese cambio y creía que un acuerdo con la señora Pelayo era un acuerdo necesario para la ciudad. Así lo entendí y lo procuré. Pero al final el PP no quiso y pasó lo que pasó. A Pelayo le fue muy difícil gobernar con él, y ya el PSOE, a través de Cabaña, vio la posibilidad mientras yo era portavoz del grupo municipal y diputada provincial de Cultura en Cádiz, donde también pasé una etapa muy feliz.
"Hicimos lo que tienen que hacer los políticos: vivir con el ciudadano. No se puede hacer siempre política de escaparate"
Quizás la relación era tan escasa que no teníamos ni la oportunidad de pelearnos. Comprendo que a un hombre que llevaba aquí mandando tantos años le costara trabajo aceptar que había una alcaldesa y que tenía que aceptar determinados criterios, ¿no? Pero las veces que nos vimos fuimos capaces de llegar a acuerdos, no eran reuniones desagradables. Es verdad que luego no se cumplía nada, pero no sé si era por él o por su entorno. A mí un mes después de llegar a la Alcaldía, un 14 de febrero de 2005, me envió un enorme ramo de flores que no cabía ni por la puerta. En la tarjeta firmada por él se leía: feliz día de los enamorados (ríe).
Creo que fui la más votada de España. Casi, casi conseguimos 16 concejales. Realmente creo que en aquel tiempo la ciudadanía vio ya el camino que habíamos tomado y las posibilidades que había. Después pasaron muchas cosas, pero valió la pena el camino que recorrió Jerez. Hay un antes y un después. En esos cuatro años siguientes, Jerez vivió la etapa de mayor modernización de su historia. No ha habido otra igual. Se le puede parecer alguna, pero como otra no. A partir de ese momento, y se han hecho cositas, no digo que no, porque todo el mundo, repito, intenta hacerlo lo mejor posible, se ha visto que la modernización más grande que ha tenido Jerez se dio en la etapa en la que mi equipo y yo gobernamos.
Como las nuevas de Cerrofruto. ¿Cómo podía tener Jerez hasta entonces esos pisos absolutamente desastrosos, con gente malviviendo? Teníamos claro que la empresa que teníamos de la vivienda tenía que hacer una nueva barriada para la gente que allí estaba. Y lo hicimos. Terminamos la primera fase de la nueva San Juan de Dios, e hicimos muchísimas VPO en la zona Sur y en la ronda Este. También en parte del centro de Jerez, rehabilitando muchas viviendas en Santiago y San Miguel. Ascensores en La Granja, en los Naranjos, en San Telmo... Hicimos lo que tienen que hacer los políticos: vivir con el ciudadano y acercarse al ciudadano. No se puede hacer siempre política de escaparate, eso se nota mucho.
"Con perdón de todos los alcaldes y alcaldesas que me precedieron y han pasado después, pero mi equipo fue el mejor que ha tenido el Ayuntamiento de Jerez"
También me pregunto por qué les cuesta tanto a los políticos ponerse de acuerdo. Me da mucha pena que la Ciudad del Flamenco se haya quedado atrás, especialmente porque hay 15 millones de euros enterrados en la cimentación y me parecía una barbaridad lo que ya se había gastado como para desperdiciarlo. Una vez que estaba hecho y yo llegué, pues no quería enterrar aquello, que era un proyecto bueno que quise continuar. De hecho, en los últimos PGE ya venían cantidades para llevarlo a cabo e incluso creé una delegación específica para culminarlo. Pero no solo eso. Hoy Jerez tendría un tranvía moderno, microbuses urbanos, como tienen las ciudades modernas de España. Teníamos un proyecto de ciudad, de diversificación económica y de mejora de la vida social de la gente.
Mi primera visita fue al asilo San José, que estaba en Santiago, donde ahora está el albergue. Me dio una pena lo que me encontré... los abuelitos no tenían calefacción, los colchones estaban de pena, sin accesibilidad... Decidimos hacer un geriátrico nuevo que hoy, afortunadamente, disfrutan nuestros mayores y que es uno de los mejores centros de Andalucía con unos magníficos profesionales. La segunda decisión fue hacer el puente de la Greduela, para que esa zona del Jerez rural nunca más se viera aislada por las crecidas del Guadalete.
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Ten en cuenta que el Villamarta no tenía ni unas taquillas en condiciones o que la propia entrada del Ayuntamiento, aunque parezca mentira en 2007, tenía barreras arquitectónicas. Las eliminamos para las personas con discapacidad. Eso era el símbolo de la ciudad que queríamos: un Jerez para los jerezanos, para que todo el mundo se sintiera integrado, para que las asociaciones encontraran colaboración, para que los empresarios viesen un lugar atractivo para invertir, con suelo barato, y con un equipo de concejales cercanos y entregados a la causa.
"Meter a los tribunales fue malo para nosotros, pero sobre todo, para Jerez. Si volviese a revivir esa etapa, no se cometerían los mismos errores que cometimos"
Con perdón de todos los alcaldes y alcaldesas que me precedieron y han pasado después, pero mi equipo fue el mejor que ha tenido el Ayuntamiento de Jerez. No me cabe ninguna duda. Un equipo preparado, con las ideas claras, gente que en su mayoría no dependía de la política, todos éramos profesionales con nuestros puestos de trabajo, con nuestra vida resuelta, que estábamos allí porque creíamos en un Jerez distinto.
Es verdad que la política es como es y hubo muchas cuitas internas que lo estropearon todo y no hicieron que salieran las cosas como creo que debían de haber salido. Al final, intereses ajenos, por no decir espurios, a lo que son los intereses de Jerez prevalecieron por encima de lo que tenía haber sido realmente el proyecto de Jerez. Y eso, más que nada, ni nadie acabó con el proyecto que teníamos.
"Si volviese a revivir esa etapa, no se cometerían los mismos errores que cometimos"
Yo creo que no. Se cometieron errores porque si no, no nos hubiéramos ido. Es difícil que se vaya un alcalde o alcaldesa después de tantas cosas como hicimos en Jerez, donde nunca jamás se habían hecho más cosas en menos tiempo. Pero no hubo obsesión con el pachequismo. Es más, ojalá no hubiera pasado lo que pasó. Haber metido a los tribunales en esta historia de Jerez fue malo para nosotros, pero sobre todo, fue malo para Jerez. Al final se convirtió en una ciudad incómoda para los inversores. Incómoda para todo el mundo. Ellos metieron la zarpa y buscaron un protagonismo también que nosotros de alguna manera le dimos. Considero que fue un error totalmente y realmente creo que no se hizo justicia. Si volviese a revivir esa etapa, que no va a ser posible, no se cometerían los mismos errores que cometimos.
Fue algo muy puntual lo de Pacheco. Tuvo que ver con algo muy fortuito. Sin decirme nada, él me pasó los contratos de las dos personas, los dos asesores, por los que le condenaron, y yo no firmé aquello porque dije que esas personas no estaban en el Ayuntamiento. Entonces, los devolví a Recursos. No quería firmar algo que no me parecía. A partir de ahí, en un ayuntamiento donde corre todo muy rápido, empezaron a circular los contratos. No hubo más historia, ni intención. Con el tiempo ves las cosas con distancia y a Pacheco le deseo lo mejor, no te quepa duda.
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Fui maltratada políticamente y hubo un sesgo machista.
Me sentí maltratada en mi vida personal, mezclándola con la Alcaldía, con la política... lo que me estaba ocurriendo a mí podía ocurrirle a millones de mujeres en este país —un divorcio y una nueva relación; en este caso, fue con su escolta, al que nombró como una de sus personas de confianza, lo que le produjo un enorme desgaste mediático-político—. Por eso le decía que se utilizaron mis temas personales, camareros de bares de la zona llegaban a preguntarme a mí por historias personales mías inventadas que le contaban concejales y concejalas míos. Mi querido amigo del alma, que es Juan Pedro Crisol, y gran, gran delegado de Urbanismo del Ayuntamiento de Jerez, que impulsó el PGOU que sigue haciendo crecer hoy a Jerez y coordinó el mayor número de obras públicas simultáneas de la historia de la ciudad, siempre me dijo: Pilar, fue la tormenta perfecta.
Una crisis como no habíamos vivido nunca. Jerez iba muy bien, con cifras de empleo que no hemos vuelto a alcanzar después y crecimos en población como nunca, acuérdese de la campaña Ya somos 200.000 y que aprobamos acogernos a la Ley de Grandes Ciudades. Pero entonces, estalló la burbuja. Aun así, fue un momento de crecimiento importantísimo de la ciudad. Cuando yo llegué había que pasar por una carreterita para ir a Cádiz, pero impulsamos la Ronda Oeste con el ministerio de Fomento; hicimos el final de la elevación del tren en la zona de Hipercor, eliminando aquel peligroso puente de San José Obrero y propiciando todo el crecimiento de la zona Norte que se vive hoy; proyectamos los aparcamientos del Circuito de Jerez, que era en su zona exterior un barrizal… y ampliamos capital para salvarlo con la Junta de Andalucía. Pero ya vino la crisis, la crisis judicial, los tribunales metieron la zarpa en la ciudad…, y todo se vino abajo; y la gente creyó que era mejor votar a otro partido.
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Estuvo un año y no ha vuelto a estar.
Hasta eso fue un éxito. Me duele hablar de este tema porque fue... llegó la oportunidad de subir a Primera y el Xerez tenía una deuda tremenda, de 2 millones, y no podía subir si no pagaba. Joaquín Morales no tenía un duro y me presionaba a mí. Si no subíamos yo tenía la culpa y dejó caer sobre mí el peso de buscar el dinero. Un empresario de Jerez al que buscamos, que no tiene nada que ver con turroneros ni cosas que se puedan pensar, puso al final ese dinero para que el Xerez pudiera subir a Primera. Hice un llamamiento a muchos inversores para que pudieran entrar y uno de los que toqué era esta persona.
Eso digo yo, eso digo yo (ríe). Acuérdese de aquellos Mercedes que se le regalaron a los jugadores y de un empresario que se encierra en el Ayuntamiento, Morales, para que le diésemos dinero. Me pasaban cosas increíbles, de verdad. Nos volvimos tan imprescindibles que al final todo el mundo pensaría que allí se hacía el milagro de San Judas o de los panes y los peces... pero la ruina era absoluta. Todo el mundo terminaba en la casa de todos, y quizás era porque fuimos útiles. Y al final, el Xerez acabó en Primera División. Y ojalá volvamos a verlo. Como jerezana, lo disfruté muchísimo.
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No sigo mucho la historia pero como yo solo he vivido aquel Xerez CD me voy a quedar con eso. He vivido muchas historias con el club, pero es que el proyecto que yo representaba era muy integral. En cuanto al deporte, que fue para nosotros un aspecto importantísimo, Jerez no sabía lo que era un campo de fútbol de césped artificial, y terminé con campos en todas partes del Jerez urbano y rural. Y luego hicimos el complejo deportivo de La Granja. Pero al igual que con Asuntos Sociales, haciendo los centros cívicos Rosa Roige y Blas Infante, y el de La Granja. Cerramos el mapa sanitario, que está por culminar, precisamente con María Jesús Montero. Los Claustros llevaban 15 años cerrados e hicimos una rehabilitación de titanes. Hicimos una planificación de la ciudad a largo plazo, en todas las ramas. Como el PGOU, por el que nos dieron un premio por tener el mayor número de viviendas sociales.
"No disparé la deuda, es un bulo. Heredé una ruina, sobreviví a ella e hicimos muchas cosas a pesar de ella"
Insisto, hicimos muchas cosas: la Ciudad de los Niños, 52 parques infantiles, cientos de viviendas sociales, los centros de barrio, la nueva entrada del Zoo, la ronda Muleros entera... no sé, fueron tantísimas cosas..., lo tocamos todo. Levantamos todo el barrio de San Miguel y nos avisaron de que muchas casas no tenían conexión a la red de saneamiento y abastecimiento. Ampliamos las obras y las conectamos. Fue todo. Solo en el Plan E se invirtieron 72 millones, pero aparte todas las obras de la Junta y el Gobierno. Pero bueno, nada de eso se valoró porque la parte judicial y la rumorología, y los continuos ataques machistas que sufrí, además de la crisis generalizada, nos afectaron. Y fue la tormenta perfecta. A partir de ahí, el rumbo fue otro, muchos de los proyectos se quedaron por el camino. Ojalá que le vaya bien a la señora Pelayo porque le irá bien a Jerez, pero has utilizado una palabra que define perfectamente lo que pasó: se sepultó totalmente nuestro trabajo y me parece que no es justo. Eso también ha sido una injusticia muy grande, independientemente de lo que se opinara de mí.
"Si el PSOE no tuviera esos problemas internos no sería el PSOE: los ha tenido, los tiene y los tendrá"
Y me gustaría acabar con un bulo: cuando llegué el Ayuntamiento estaba arruinado, sin ingresos, yo no engrosé la deuda, no se disparó, se aprobaban siempre los presupuestos. La causa fundamental de la ruina del Ayuntamiento era la plantilla municipal e intenté arreglarlo con algo que luego ha sido clave con el covid: un ERTE que tenía el visto bueno del presidente Griñán, pero que los sindicatos no aprobaron.
La consecuencia fue algo que causó luego mucho sufirimiento, cuando Pelayo despidió a 300 trabajadores. Pero la deuda conmigo creció muy poquito, mantuve todo aquello como una familia que sabe que no se puede pasar. Cuando llegó Pelayo no había dinero en el Ayuntamiento como tampoco lo había cuando yo llegué. Heredé una ruina, sobreviví a ella e hicimos muchas cosas a pesar de ella.
"Mi sentencia hoy día no tendría sentido; fue por indicios tan frágiles que no existieron"
Bueno, es lo que te decía de las cuitas internas. Si el PSOE no tuviera esos problemas internos no sería el PSOE (ríe). Los ha tenido históricamente, los tiene y los tendrá en el futuro. Ojalá me equivoque. En todo caso, lo que pasa en los partidos no es muy agradable, La Ley Electoral necesita un cambio ya, y es una pena que no disfrutemos, como en muchos países del resto de Europa, de listas abiertas. Las listas cerradas son las causantes de que dentro de los partidos se funcione como funcionan. Pero este tema no interesa a nadie de los que están gobernando. El sistema de partidos es una lucha interna donde debes posicionarte siempre en el sitio adecuado.
Mi sentencia hoy día no tendría sentido, no se hubiera dado, ¿no? Porque fue una sentencia que no fue probatoria, fue por indicios, e indicios tan frágiles que no existieron. Entonces, yo creo que nuestro sistema judicial es necesario, como en cualquier sistema democrático, pero al final, los sistemas judiciales los conforman seres humanos, con sus bondades y con sus debilidades. Y al final, los jueces se equivocan, tienen ideología y a veces aciertan muchísimo, y hay magníficos jueces, y jueces pésimos, muy pésimos. Viví una sentencia muy injusta. Me hace daño recordarlo, por lo tanto casi prefiero no hablar de eso, pero fue tremendamente injusto. Si fue injusto para mí, mucho más lo fue para mi familia. Ahí tengo todavía asignaturas pendientes que superar. En fin, a veces estoy de acuerdo con aquel compañero de viaje. Totalmente.
Mis secuelas me ayudan mucho a superarlas mi familia, mi marido, mis hijos, mi hermana. Desgraciadamente, no le pude decir adiós a mi madre, que se me fue en aquel momento. Eso quizás sea lo más difícil de superar. Pero fíjate en una cosa que te digo, a mí me hicieron daño, pero a quien más daño le hicieron fue a la ciudad, porque acabaron con un proyecto que tenía futuro y tenía diseño.
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Hombre, no voy a decir que no. Quizás sea la respuesta más correcta, no sé si es la más real, pero no me arrepiento. Lo viví con mucha ilusión, trabajé mucho, hice todo lo que pude de corazón, de verdad. Jamás hice nada que pudiese saber que le estaba ocasionando daño a alguien. Intenté siempre hacer lo mejor que pude para todo el mundo y me interesé muchísimo por todos los aspectos de la vida de la ciudad. Si hoy volviera a empezar la vida, no me metería en política porque al final hace mucho daño a la gente que quieres.
Sí. Mis hijos perdieron a su madre durante un montón de años, mi madre no quería ni a tiros, al final murió con un deterioro mental importantísimo, y creo que tuvo que ver mucho con el sufrimiento que tuvo; y al final, hacemos mucho daño a la gente que nos rodea. Pero bueno, a lo hecho, pecho, y siempre es un orgullo poder haber sido una alcaldesa de una ciudad tan grande como Jerez. La contrapartida ha sido el sufrimiento, sin haber hecho nada, sin haberme llevado nada, que ha costado a los que tienes al lado y a mi misma, y no merece la pena.
Entrar en una etapa de normalización me parecía bien, claro. Y la verdad que Mamen trabajó bien cuando estuvo en la Alcaldía y dejó un buen sabor de boca. De hecho, siempre he tenido en ella en todo este tiempo una persona con la que he podido conversar y compartir opiniones. Pero no lo sé si se normalizará alguna vez. Yo no lo busco, sinceramente. Cuando me retiré y dije que no daba más entrevistas y no hacía nada más lo hice de corazón. Me he mantenido diez años al margen de todo porque fui tan injustamente tratada... y con un volumen altísimo de machismo, incluido en el tratamiento que se me dio: desde la prensa —lo digo en serio, que fue muy duro— hasta ciertas personas de mi propio equipo. Decidí vivir mi vida al margen y soy completamente feliz, con la vida muy llena, gracias a Dios estoy bien de salud y, aunque tengo una cicatriz, hoy existen los rayos láser que hacen que vaya desapareciendo, y yo lo intento con la mía.
¿El tiempo pone todo en su lugar?
Creo que no. Ojalá fuese así. De momento, esto ha sido casi un desahogo para mí, tras casi tanto tiempo sin hablar. En mi familia casi ni tocamos el tema... a todos nos duele todavía muchísimo.
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