El París de la ocupación, Picasso, bolis... e hipálages
Es curioso. Juan Manuel de Prada nunca se ha ido, como él deja bien claro y es evidente, su obra está ahí, pero existe una cierta sensación generalizada sobre algo así como "Prada ha vuelto". El mero hecho de 'salir' de gira, de recorrer durante mes y medio buena parte del país, el enfoque que le da su propia editorial, las buenas críticas generalizadas incluso en ámbitos que llevan años siéndole hostiles... todo hace pensar que algo de eso hay.
Él, por ejemplo, no se considera ni de derechas ni de izquierdas y sitúa su ideología en un mundo anterior a esta división ideológica de la sociedad. Eso sí, su catolicismo está fuera de dudas, una de las causas, cree, que supusieron lo que el denomina "su expulsión del canon". De Prada tiene un ego importante –bueno, como casi todos los escritores– y estima que no tiene el sitio que debería tener en las letras españolas, que gente con menos valor está más arriba. ¿Viene a reclamar el sitio que cree que le corresponde, ahora ya como escritor maduro, con Mil ojos esconde la noche? Él no lo relaciona directamente, pero por algún sitio habrá que empezar y qué mejor que estas 1.600 páginas en total, todas escritas a boli.
Por lo demás, al menos en esta entrevista, demuestra ser una persona más accesible de lo que parece por la tele y en algunos de sus propios libros. Habla (tangencialmente) de lo 'woke', 'reparte' a Picasso y, sobre todo, a Buñuel (a las personas, no a las obras), tilda de "alfalfa ideológica" cierto tipo de novelas a las que niega la palabra 'literatura'... ah, y reconoce sin mayor dificultad una sinécdoque que es más bien una hipálage, aunque seguramente esa fue para él la pregunta fácil.
Yo lo entiendo como algo positivo o que se refiere estrictamente al volumen. Claro, es una novela grande, ciclópea, mastodóntica, muy extensa… Eso no quiere decir, nada, una novela de esas dimensiones puede ser buena o mala, se puede escribir Guerra y Paz o un auténtico truño.
Responde a la lógica de la trama. Hay un ‘hiato’, una conversación entre dos de los personajes, que hace que la partición de la novela resulte natural, tenga todo el sentido que sea justo ahí. Esta parte se desarrolla en el 41, con los alemanes ganando, y la otra va del 42 al desembarco de Normandía, con la Alemania nazi ya perdiendo.
"Trabajando en otro libro encontré [en París] unos archivos policiales sobre las andanzas de artistas españoles, una golosina"
A ver, sí… en primer lugar hay que aclarar que algunos de esos españoles no eran refugiados, en absoluto, llevaban años viviendo en París, como Picasso u Óscar Domínguez. Otros, caso de César Ruano, querían vivir la experiencia de la ocupación y, sí, la mayoría eran republicanos que habían huido… Respecto a lo que es en concreto la pregunta, le diré que, de alguna manera, se trata de las dos cosas. Es una novela absolutamente independiente, pero el personaje que es la voz de la novela, el falangista Fernando Novales, ya fue protagonista de mi novela Las máscaras del héroe y yo quería escribir algo sobre la Guerra Civil, sobre los escritores falangistas, sobre su vida en Salamanca y Burgos, pero fui postergando la idea. Hace unos pocos años escribí la biografía de Ana Martínez Sagi, con la que me doctoré en Filología, una vida espectacular, la verdad… Resulta que trabajando en esta biografía tropecé con unos archivos policiales maravillosos sobre las andanzas de los artistas y escritores españoles en París, toda una golosina que no esperaba… Esto me despertó recuperar a Navales, pero ya en estos años posteriores a la Guerra Civil española, un tema, por lo demás, bastante virgen…
Sí, si gusta esta novela, creo que la escribiré. No ahora mismo, después de escribir una novela tan larga escribiré otra cosa, pero después lo veo muy posible.
Yo con sádico me refiero a su carácter, su temperamento, las relaciones vejatorias que mantenía con las mujeres… Es una mirada sobre el personaje, no un juicio y menos a su obra. Respecto a lo ‘woke’… son andurriales ideológicos a los que soy completamente ajeno. Las lacras personales de determinados artistas no las tengo en cuenta a la hora de valorar su obra. En Las máscaras fantaseé algo más, aquí son todo hechos contrastados. A Luis Buñuel le gustaba salir a pegar a homosexuales de los que se apostaban en los urinarios públicos acompañado de su entrenador de boxeo, un negro llamado Johnson, pero a mí estos hechos reprobables no me afectan a la hora de valorar Viridiana. Igual me pasa con Picasso.
La escritura debe adaptarse siempre a las circunstancias. La voz narrativa es la de Navales, una persona corrosiva, vitriólica. Puede que el lenguaje sea más crudo, sí, el tono es esperpéntico, claro, es el que va con la historia, una historia que nos narra él...
Siempre hay algo, claro, Navales es mi criatura, pero él es nihilista y yo soy una persona religiosa. No es un alter ego, en absoluto…
Sí (risas), a pesar de eso.
Nada de nada (risas)…
¡Una estrella de rock...! (más risas).
"Triunfé muy joven y por diversas cuestiones, como el hecho de ser católico, fui expulsado del canon"
Triunfé muy joven, es cierto, y por diversas cuestiones ajenas a mí fui expulsado del canon. A mí no se me ha enjuiciado por la calidad de mi obra, sino, por ejemplo, por ser católico. Se me ha tratado de manera injusta. Escritores claramente peores que yo han sido premiados, reconocidos… Ahora, gente que ha reconocido que le gusta Mil ojos esconde la noche ha dicho que “empecé fenomenal, pero que luego me dispersé”… es algo falso, se supo que era católico y se me negó el pan y la sal. Yo he seguido escribiendo novelas todo este tiempo, si bien ese mundillo literario decía que no había que leerlas. Ahora, como de alguna manera enlaza con Las máscaras…, veinticinco años después, se han vuelto a encontrar con el escritor. Conmigo. Respecto a la gira, lo hago por la editorial, que ha tenido muchos detalles conmigo, como la publicación de El derecho a soñar, la biografía de Ana María Martínez Sagi, de la que he hablado hace un momento, un libro enorme que estoy seguro de que ha perdido dinero.
Yo no soy de derechas ni de izquierdas porque estoy en contra de las ideologías modernas. Para la gente que no me lee, soy de derechas, sí, pero si leyeran lo que acabo de publicar sobre Ayuso y Milei a ver qué pensaban… Yo defiendo el pensamiento tradicional, desde ahí pienso en el ser humano, en la libertad y la justicia. Lo que pasa en que en España, la gente es tan simple que si me opongo al aborto soy de derechas, y si defiendo la dignidad de los trabajadores –y yo vengo de una familia muy humilde–, pues soy de izquierdas. Luego siempre he publicado en el ABC, claro, que me ha aguantado tantos años…
Sí, claro que discutimos y creo que soy un buen hijo y él un buen padre (risas). Mi padre, en efecto, de joven fue obrero en Sestao, luego estudió a distancia y se sacó Derecho. Él siempre ha tenido una veta literaria que, de alguna manera, se ha proyectado en mi vocación. Cuando se jubiló –ya tiene 77 años– me propuso transcribir mis obras y ahí seguimos, yo escribo a boli las novelas y él las pasa al ordenador. Los artículos no, los artículos los escribo directamente yo en el ordenador. Él es mi primer corrector, sin duda, va más allá de la simple transcripción. De vez en cuando me dice que no le parece bien la deriva de este personaje o que no le convence esta situación y sí, a veces lo cambio y otras no le doy la razón y discutimos, pero siempre llegamos a un acuerdo…
Pufff, desde luego, claro que me duele (risas).
Sí, son sinécdoques... Bueno, también tienen algo de hipálage.
"Tengo móvil, pero sin aplicaciones, no tengo por qué soportar que 50 pelmazos me estén mandando memes todo el puto día"
A ver, yo tengo una actitud crítica ante la tecnología, pero en absoluto negacionista, como dicen de mí los zoquetes de turno. Me aprovecho de los adelantos tecnológicos, lo que pasa es que no estoy dispuesto a estar 6 ó 7 horas diarias delante de un móvil. Tengo móvil, pero sin aplicaciones, porque es que no me interesa… No tengo por qué soportar que cincuenta pelmazos me estén mandando memes todo el puto día. No soy tecnófobo, en absoluto, simplemente pienso que se trata de instrumentos que deben estar a nuestro servicio y que no nos deben colonizar. Eso sí, estoy en contra de la enseñanza en las pantallas, creo que hay que volver a los libros, a la enseñanza sin el ordenador y recuperar la escritura a mano.
Si no hay aliento humano, no es literatura. ¿Cabría denominar de 'literatura juanetuda' a la que escriban personas que padecen de juanetes? Pues eso pienso de términos como 'novelas de negros' o 'novelas feministas'. Son simplemente ilustraciones de doctrinas, alfalfa para gentes adoctrinadas...
"Términos como novelas feministas o novelas de negros son ilustraciones de doctrinas, alfalfa para gentes adoctrinadas"
Sí, es triste. Siempre ha habido best-seller, claro, no pasa nada, pero... A ver, en estos momentos existe un interés didáctico, muy directo, una infiltración ideológica evidente. Y a veces creo que las editoriales se equivocan en la promoción usando esos términos un tanto simplistas.
Pues... José María Pemán. Es uno de los grandes escritores de la época, que además ha sido injustamente tratado. Para mí es, sin duda, uno de los mejores articulistas del siglo XX. Tendría que salir, sí...