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El sueño de tres colegas de instituto
Canciones pegadizas, directos coloristas, buen rollo y optimismo. De la mezcla de estos ingredientes sale Varry Brava, una banda que se define a sí misma como “descarada y hedonista”. Un trío musical creador de temas pop y disco con melodías electrónicas que lleva 15 años haciendo bailar a todo el mundo. El grupo, que arrasa en los festivales más importantes de España, está formado por Aarön Sáez (guitarra y teclados), Vicente Illescas (guitarra) y Óscar Ferrer (vocalista).
Este último, descuelga el móvil una mañana cualquiera de septiembre. “Estoy en Orihuela, en mi pueblo. Su pueblo y el mío, como decía Miguel Hernández”, dice a lavozdelsur.es. Está a punto de enfrentarse a su primera entrevista del día. Algo a lo que ya está acostumbrado después de seis discos y un puñado de conciertos.
Desde su tierra, echa de menos “montarme en las furgonetas y salir de gira”, aunque confiesa que solo han pasado diez días del último. El cantante y letrista ya tiene ganas de seguir en esta aventura que comparte con sus amigos del instituto desde el año 2009, cuando quisieron buscarse un sitio con la maqueta autoproducida, Ídolo. La prueba no les salió mal. A esta primera propuesta le siguieron los álbumes Demasié (2012), Arriva: 16 horas de juego y 4 litros de bebida energética (2014), Safari emocional (2016), Furor (2018) y Hortera (2020).
En 2023 lanzaron su Varryvisión con una estética renovada y, desde entonces, han compartido adelantos de lo que sería su último trabajo Sharirop (2024). Tierra para bailar, Romamor, La Tormenta o El último festival son la antesala de un disco recién publicado que la banda piensa presentar en una gira en salas. Shows inspirados en la locura y diversión de las noches de finales de los 90. El próximo 28 de septiembre revolucionarán al público del patio de la Diputación de Sevilla, como colofón final del Festival del Patio.
El detonante creo que es la amistad que nos une. Somos amigos desde el instituto. No somos amigos que nos contemos las penas. Nos contamos más y nos disfrutamos más entre alegrías. Y creo que de ahí viene el enfoque de la música que hacemos.
Me encanta que cada uno lo llame como quiera. Nosotros lo llamamos Sharirop, pero las palabras son libres, que cada uno las pronuncie como quiera. Las ideas no se agotan, aunque por momentos uno a veces piensa que sí. Pero mientras uno tiene ganas de escuchar música y tiene ganas de contar cosas y tiene ganas de conocer nuevos sonidos y nuevas maneras de hacer música, siempre salen canciones. Esa manera de expresarse siempre está ahí para seguir creando y reinventándose.
Es inventado. Es como magnético, como con buen rollo. Viene de tararear una melodía cuando estábamos componiendo. El tarareo era eso, sharirop. Entonces, nos pareció que podía definir ese momento en el que estábamos componiendo, que era un momento mágico, magnético. Entonces, cogimos de esa palabra el sentido ambiental que teníamos en ese momento y lo hemos aplicado al disco. El disco es un lugar mágico como con duende, que está aplicado a las personas, pero aplicado al disco. Podríamos decir, por ejemplo, que entras en un sitio y dices; Aquí hay sharirop, aquí hay buena onda.
Bueno, sin duda creo que la pandemia nos cambió la idea que teníamos en general de la vida. Cuando te tienes que encerrar durante meses, cuando ves que la gente está muriendo por un virus, te cambia la perspectiva de la vida y del disfrute. Creo que la gente aprovecha mucho más el momento ahora. Creo que si tiene la posibilidad de salir a un concierto, lo hace, y si tienen la posibilidad de hacer un viaje, lo hace. Creo que estamos un poco más atentos a los momentos buenos porque sabemos que, en cualquier momento, pueden venir los malos. Los malos vienen solos, los buenos hay que buscarlos.
Muchos de los festivales en los que empezamos a tocar eran muy humildes y con poquísima experiencia y se cometieron muchas cosas que podrían ser hasta peligrosas. Ahora todo eso ha mejorado. En contra, igual se han masificado demasiado, ya no solo por artistas, sino también por público. Hay tanto público que, a lo mejor, no se puede ver bien el concierto que quieres ver, y hay tantos artistas que al público no le da tiempo a verlos todos.
"Hay que pelear por las primeras filas, algunos festivales las convierten en zona VIP"
Pues mira, fíjate, lo primero que he pensado es en eso, en las primeras filas. Hay algunos festivales que insisten o están proponiendo quitar las primeras filas para dedicarlas a las zonas VIP, es algo horrible para el artista y para el público. Los fans que más desean ver a un artista quieren estar ahí. Las primeras filas son de la gente, no solo de los que pagan más. Nos hemos encontrado festivales que dedican unos metros a las primeras filas para poner cuatro mesas y la zona está prácticamente vacía o con 50 personas tomando una copa y pasando del concierto, solamente porque están en una zona privilegiada. Las primeras filas siempre han estado y hay que pelear porque siempre estén ahí, llenas de gente que quiere estar y quiere ver el concierto disfrutándolo al máximo y dándolo todo. Y luego, lo que no ha cambiado de manera interna es el momento de hacer las pruebas de sonido, en las que te cruzas con otras bandas, que, después de tantos años, a esos compañeros de profesión los acabas llamando amigos.
Bueno, depende del festival, depende del cartel, yo recuerdo que variaban mucho, y depende del patrocinio que tengan o de si están subvencionados o no. Pagar 80 euros o 100 euros por tres días de festival no me parece caro si todo se hace bien y si, por ejemplo, no está masificado. Lo que hablábamos, que se pueda disfrutar de todos los conciertos, o al menos de la mayoría, que sean sostenibles, que puedas ir al baño cuando quieras y todas esas cosas. No sé si la gente monta los festivales solo para ganar dinero. Yo no lo montaría, yo no me metería en eso, pero bueno.
El primero que me viene es la plaza del Pilar en Zaragoza, enfrente de la catedral, aquello fue impresionante, subirte al escenario y verte allí. Me viene también la plaza de María Pita en La Coruña, que es preciosa. Al principio también tocamos en un autobús, parado. Y en marcha sí hemos pinchado. Glamour y menos glamour, hemos hecho de todo.
Nosotros fuimos muy afortunados porque con el primer disco empezamos a llenar en Murcia, en nuestra ciudad, y, enseguida, hicimos algún concierto fuera, en Madrid, y también llenamos. Eso nos dio pie a plantear nuevas posibilidades y viajar a otras ciudades. Tocar en tu ciudad se puede hacer, incluso salir a Madrid a ver qué pasa, se puede hacer; pero ya ir a otros sitios era más complicado porque no sabes el público que vas a tener, no tienes dinero para enfrentarte a eso sin saber lo que te vas a encontrar, al menos cuando nosotros empezamos. Ahora, se puede probar un poco con las visitas, con el feedback en redes sociales, pero antes no. Con mucho trabajo tuvimos que salir fuera y tuvimos que tragar mucho mucho. Tocar en sitios donde te decían que iba a ser de una manera y no era de esa, sin cobrar un duro, dejando dinero a deber, y pues eso, habías tragado tanto, tanto. Y luego van pasando cosas gracias al esfuerzo, estar atento a todas las novedades y a todas las posibilidades que te va dando la industria y las redes sociales, los festivales que nos han ido abriendo sus puertas a través de los concursos cuando empezábamos. Y así poquito a poco, haciéndonos nuestro hueco, y, sobre todo, con una idea muy clara, ser nosotros mismos, hacer las cosas a nuestra manera, intentando hacer siempre mejores canciones, mejores producciones y mejores directos.
"Siempre hemos reivindicado más música en la tele"
Lo notamos notablemente, claro, la televisión sigue siendo muy importante, sigue siendo un medio muy fuerte. Esta es una de esas oportunidades que te va brindando la vida, la industria y el estar atento. No había precedentes en este concurso, pero bueno, nos informamos, nos dijeron que iban a respetar mucho la personalidad del artista, que querían hacer algo que representara a la mayor parte de la música que se estaba haciendo y nos lanzamos ahí. Salió muy bien, el concurso fue un éxito, a nosotros nos vio mucha gente en televisión. Además tratándose de la primera edición, como que tienes ahí un plus. Mucha más gente te conoce evidentemente. Recuerdo que aquel año en los carnavales la gente se vestía de nosotros y más anécdotas así, con las que dices: Madre mía el poder de la tele. Estamos muy contentos. Nos gustó ver que toda esa gente que estaba en sus casas o que no tenía posibilidad de ir a los festivales por el motivo que fuera, conectara con nosotros. Siempre hemos reivindicado más música en la tele, por mucho que haya mucha gente que diga que no funciona. Hay que darle su sitio, hay que hacerla bien y es un motor económico muy importante para todos.
No tiene por qué quedar ahí. Nosotros no cerramos nunca las puertas a lo que pueda venir. No tenemos tanto orgullo ni tanto prejuicio con las cosas. Si viene una canción y en el momento pensamos que puede aportar algo, que puede ser divertido para nosotros y para el público, y es algo nuevo y atractivo, sin duda, volveríamos a la tele.
Si, para nosotros, la imagen desde el principio fue muy importante porque los artistas que a nosotros nos influían la cuidaban mucho. Desde Bowie, Tino Casal, Madonna… Son personas que han tratado la imagen como una forma artística de expresión y, para nosotros, es lo mismo. Preparamos un vestuario que tenga que ver con el disco, con el diseño y que todo sea un conjunto. Del uno al diez, pues el diez.
"En la mezcla es donde se encuentran los mejores momentos y los mejores resultados"
Pues ahí estoy. Sigo teniendo relación con Ana y con otros artistas y seguimos cruzándonos cosas, seguimos trabajando en ideas, y alguna cosita hay por ahí, a ver si puede salir pronto. Hacer canciones es lo que más me gusta de todo y poder participar con otros artistas es súper gratificante. Te saca de tu sitio y, además después de tantos años con Varry, te oxigena mucho ponerte a otras pieles.
No, ya había participado en alguna canción, pero la más notable ha sido esta canción. Era la primera vez que Ana Torroja y Alaska cantaban juntas, las dos figuras del pop español. Para mí fue una sorpresa. La canción era para Ana pero a ella se le ocurrió que era una buena canción para cantar con Alaska. Compuse la canción pensando en ella porque conocía a unos amigos productores que habían trabajado con ella. En la música, la base es soñar, fantasear con cosas que a lo mejor podrían pasar. La mayoría no pasan, pero cuando pasan es porque te has permitido soñar. Hay que permitirse soñar porque, de vez en cuando pasan cosas, si no, no estaríamos aquí hablando de música.
Con los que no pegan están los mayores retos. Son los que más se disfrutan y donde hay más posibilidades de que salgan cosas nuevas. En la mezcla es donde se encuentran los mejores momentos y los mejores resultados.
En mi caso, no es que sea muy alegre, pero últimamente llevo unos meses en los que me pongo a Elton John. Me gusta mucho la vitalidad, su voz, la fuerza que tiene. Las baladas son también para dejarte caer si están de bajón, te revuelcas por el barro y luego te viene un temazo súper enérgico de él y me gusta.
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