Disfrutar pintando
A sus 37 años de edad, el pintor jerezano Antonio Lara Luque cuenta ya con un recorrido en el mundo artístico importante y lo que es más sobresaliente, el reconocimiento de la critica especializada a su estilo, el realismo. Desde que empezó vendiendo retratos de imágenes cofrades, por encargo, en la Alameda Vieja cuando contaba 16 años de edad, tenía claro que su vocación artística y su talento marcarían su vida desde entonces. Entró en la Escuela de Arte y después obtuvo el grado en Bellas Artes y Restauración en Sevilla, donde cuelga uno de sus cuadros que fue ganador de un concurso promovido por la propia facultad. Ese fue su primer paso ‘profesional’. Antonio Lara, de carácter tranquilo, huye del estrés de tener el estudio lleno de obras sin que le falten encargos. Puede vivir de su pintura. Trabaja en un lugar tranquilo, en un oasis en medio de la urbe donde el campo y los animales que le animan su soledad artística, les inspira. No tiene ascendencia en el arte de los pinceles; lo suyo es vocacional e ir descubriéndose como artista en un camino paciente por dominar y avanzar en su estilo. Ahora dicen de él que es uno de los nombres más importantes de la pintura en Jerez. Acumula casi una decena de premios y menciones; además 16 obras suyas cuelgan en colecciones particulares.
Por su apellido, ¿tiene ascendencia artística?
Muchos me lo preguntan por el pintor portuense Juan Lara; pero no somos familia. Tengo familia relacionada con el mundo del vino.
¿Cómo le llega la vocación en la pintura?
Pues desde chico uno empieza haciendo cosas; yo no diría tanto vocación como una sensibilidad que puede venir de mi familia. La relación con el mundo del campo seguro que tiene algo que ver. Además tenía facilidad con el dibujo y siempre me sentí apoyado desde niño dejándome hacer.
Dicen los críticos que es una de las promesas de la pintura en Jerez.
Me da mucho apuro que se hable bien de mí. Cuando te dicen cosas así… soy bastante discreto. Te confieso que ojalá fuera. Lo que sí es cierto es que puedo vivir de la pintura y eso es bastante. Trabajo en algo en el que te sientes cómodo, disfrutas y encima puedes ganarte la vida; es más que bastante. Levantarte los lunes con ganas de pintar delata la pasión que tengo por la pintura. Eso ya es algo importante. Es algo vocacional. La pintura se dice que es bonito pero es un trabajo enorme.
"Me da mucho apuro que hablen bien de mí; soy bastante discreto"
Poder vivir de sus cuadros a su edad, ya es un triunfo y un reconocimiento.
Esto es como una escalera que vas subiendo poco a poco. Se puede vivir de la pintura sin ser una persona de renombre. Hoy se conocen a pocos pintores en mi estilo: Antonio López y Gordillo.
De Antonio López ha estado aprendiendo.
En este mundo hay que decidirse por un camino y yo encontré el mío: la pintura figurativa. En Antonio López descubrí cosas muy resueltas, técnicas que me ayudaban. He asistido a cursos suyos y se aprende de sus vivencias, de su trabajo, de su entrega y de la vida y la aptitud a tener ante ella. Es un gran trabajador.
¿Cómo es su singular estilo figurativo?
Lo que hago es entender el natural y lo describo.
En su taller vemos un gran cuadro de encargo con un paisaje de Madrid.
En este cuadro soy tratando de resaltar que cuando te sitúas en este lugar, a unos tres kilómetros de las torres de Madrid parece que se te caen encima. Eso me impresionó mucho y es lo que estoy tratando de hacer.
Le gustan mucho los bodegones.
Me gustan porque son como un pequeño laboratorio ya que para hacer uno lo situo en mi estudio y lo manipulo con la luz y la posición; puedo cambiar los elementos. Puedo hacer un trabajo que es un estudio constante.
Precisamente, uno suyo ‘Bodegón con pollo muerto’, ganó un premio en un certamen importante de pintura internacional en Jaén.
Tenía muchas ganas de trabajar con el bodegón. Me gusta mucho pintar la carne pero también de verla envuelta en plástico que es ver las cosas a día de hoy, un bodegón que tiene relación con los tiempos actuales; no como el que podía pintar Zurbarán que plasmaría las cosas que se encontraba. Por lo tanto, yo pinto las cosas que me encuentro, las cercanas a mí; eso hace que el pintor sea contemporáneo. Hacer cosas imitando a otros tiempos no sería verdad; la verdad es importante en la pintura.
¿Cómo camina a día de hoy el arte pictórico?
Hoy tenemos una herramienta como son las redes sociales. Estas contagian a unos y a otros porque todos los que nos dedicamos a la pintura recibimos sensaciones de lo que hay cerca de ti de otros pintores. Tenemos a la mano las obras de otros artistas. Podríamos decir que hay una globalización en la pintura. Por ejemplo, ahora puedo ver la pintura que se hace en Estados Unidos y comprobar qué camino lleva. No para copiar o inspirarme o querer adoptar aquel estilo. Es importante que se sepa quién es cada uno, de dónde se es, sin olvidar las raíces.
"En el artista es importante saber quién es, de dónde se es y no olvidar las raíces"
¿En qué momento se encuentra artísticamente?
Ahora estoy encontrando un camino por el que quiero caminar; un camino que no acaba nunca. A partir del bodegón del pollo empecé a descubrir qué quería hacer. Ese trabajo me hizo un ‘clic’ en la cabeza. En todos los trabajos descubro nuevas cosas que me vienen bien para seguir progresando
En su taller se ve poca producción, ¿lo vende todo o siempre por encargo?
El trabajo personal y el de encargo se funden en el día a día. Eso hace que no tenga obra almacenada. Por mi forma de trabajar, mi producción es pequeña. Los cuadros salen, no suelo tener muchos cuadros en el estudio.
¿Cómo son las vacaciones de Antonio Lara?
En realidad no tengo vacaciones planteadas. Este verano no las contemplo; en todo caso a lo mejor en el otoño. Vamos, como cualquier autónomo.
Qué destinos prefiere.
Me gustan siempre destinos culturales, de conocer sitios, su gastronomía, sus vinos… la playa la tengo cerca. Si por ejemplo voy a Lisboa entras en los museos, su gastronomía y su gente. Recuerdo con mucho cariño Florencia, Roma, Bolonia y otros lugares interesantes de Italia.
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