No solo copla
Lola Vega (Trebujena, 1980) acaba de obtener el primer premio en el I Certamen de Copla Piedra Horadada, en Cerro Muriano (Córdoba). Es el décimo noveno primer premio que consigue a lo largo de su dilatada carrera por los certámenes copleros del país.
Pero Lola no solo canta copla. Además de música de formación, empezó en la Asociación Filarmónica Música Nuestra Señora de Palomares y acabó logrando el Título Profesional de Música en la especialidad de Saxofón en los conservatorios de Cádiz y Jerez, la artista trebujenera está en otros proyectos artísticos como Uwa Caramba, copla a la japonesa fundida con swing con aire medieval, que precisamente este viernes presenta en Espera. Además, hasta participa como integrante del coro mixto de Luis Rivero, que ha ganado el primer premio del COAC en el Falla en dos ocasiones.
Formada en turismo, es técnica municipal en el Ayuntamiento de Trebujena, donde también estuvo mucho tiempo trabajando en la Escuela de Música, puesto que compatibiliza con ser madre de un pequeño de dos años y medio, y su pasión desmedida por la música y el arte. Ha realizado giras por Shanghai con la Orquesta Sinfónica Álvarez Beigbeder, pero también es profeta en su tierra, ya que fue distinguida con el escudo de oro Villa de Trebujena.
Desde muy niña ya estaba usted en la banda de su pueblo, ¿jugaba a ser artista o vio claro desde el primer momento que su vida estaría en la música?
Yo siempre he estado jugando a ser artista, lo que pasa que no me lancé a cantar en público hasta ya mayorcita. Siempre estaba alrededor de la música y todo lo que conllevara estar delante, pero hasta los 14 años o por ahí no empecé a cantar en público. La primera actuación fue en la peña flamenca La Trilla.
Deduzco que no fue muy tímida ni tuvo miedo escénico…
(Risas) He sido siempre una niña con muy poca vergüenza. Mi madre decía que me gustaba tó. Yo lo que quería era cantar, ya fuera en el coro de la iglesia o en las comparsas de Carnaval. Tímida no he sido nunca, pero ahora que ya una es mayor y adquiere más conciencia y más respeto por las cosas me corto más que antes.
¿Cómo llegó a la música?
Con la banda había un proyecto de captación de niños, iban por los coles, daban conciertos… y hubo una remesa que acabamos siendo músicos. Allí también conocí a Miguel El Coyote, que era presidente de La Trilla, y nos metió también en el ambiente flamenco, y ya pues me empezó a gustar ese mundo. Aparte de que en mi casa siempre se ha escuchado flamenco y copla.
¿Y cómo fue pasando del saxo, al flamenco y a la copla?
Miguel era saxofonista tenor en la banda y allí éramos como una pequeña familia. Cuando hacíamos convivencias siempre se acababa cantando y desde ahí fui escuchando, escuchando…, discos de vinilo antiguos de mis padres que me aprendía…, y ya desde la peña también fue la transición a la copla a raíz de una gala benéfica que se hizo, donde hice por primera vez copla con acompañamiento musical. A partir de ahí fui enterándome de concursos y me fui apuntando porque es algo que te da tablas y que te da a conocer.
¿Cuál diría que han sido sus grandes referentes?
Sinceramente, no he tenido un referente único, como quizás otras compañeras a las que se les nota mucho en el escenario. Mi madre tenía una discografía muy completa y lo mismo estaba Marifé de Triana que Concha Piquer. Me gustaban todas y he escuchado mucho, cogiendo cada cosita que me gustaba de cada una. Realmente, nunca he tenido fijación por ninguna, aunque ahora, analizándome musicalmente, soy un poco de la Piquer, pero también me gusta mucho Lola Flores. Quizás ahora quien más me guste sea Carlos Cano.
¿Se ha sacudido ya la copla los prejuicios?
¡Qué me gusta que me hagas esta pregunta! La copla se tiene como algo muy rancio, muy casposo, muy de la España del régimen, y creo que es todo lo contrario. Hay que analizarla desde muchos aspectos y si escuchas a Miguel de Molina o ves las letras de Rafael de León, que era gay y era un transgresor, encuentras mensajes ocultos de muchos tintes y yo en mis conciertos intento hacer cierta pedagogía, teniendo claro que lo que sí veo es que la copla está un poco falta de autor, de renovación en las letras. ¿Pero desfasada...? Decir eso es un error, es como si dices que la música de Bach está desfasada. Eso es imposible. Aunque luego si es verdad que hay una parte del repertorio clásico de la copla más machista que yo no canto.
"Un atardecer en Trebujena es indiscutible. Pero también bajar hacia el Guadalquivir, las marismas, y el paseo, aunque sea en coche, por los pagos"
¿Es más fácil atacar al machismo que encierran ciertas letras de copla, conforme al contexto de la época donde se crearon, que a los contenidos de canciones actuales de reguetón?
Es que con el reguetón ni te paras a analizar la letra, lo que hace es absorberte. Es como cuando te hipnotizan. Pero la copla, al ser más dramatizada y con la letra tan explícita... pero el reguetón tiene mucho machismo y violencia.
Tiene 19 primeros premios de copla en su carrera. ¿Suma otro galardón sube la autoestima?
Claro que la sube. Pero sí te digo: es algo muy contradictorio porque también sube el miedo y la responsabilidad. Cuando vas a algún sitio ya tienes que estar a la altura de, no puedes permitirte pinchar. En este mundo nos conocemos casi todos y ya está la expectativa de ver qué haces y cómo lo haces. Pero bueno, al final todo esto son concursos, que hay que currárselos mucho y no vienen caídos del cielo, pero de lo que se trata es de disfrutar con la música, y de disfrutarla en tus actuaciones, que son en las que no compites con nadie y son lo más bonito.
Ante la agenda de verano, ¿cómo cuida su voz en una época del año tan propicia para el hielo y las cosas frías?
Es complicado. Precisamente estoy viendo que tengo que reposar porque esta semana tengo jueves, viernes y sábado. El verano es una fecha muy joía. Hace mucha calor, el clima es muy seco, el aire acondicionado... Sobre todo, la cuido con mucha hidratación, intentando no beber cosas frías y reservándome. Esto es un poco esclavo. A veces hasta riéndome me creo que me estoy haciendo daño en la garganta, es un poco psicológico, por la presión.
¿Y qué licencias se permite usted en verano?
Sobre todo, intento permitirme tiempo para estar con mi familia. Y más ahora, con mi niño pequeñito, que desde luego viene conmigo a todos lados. Estos dos veranos han sido más atípicos, pero normalmente julio y agosto eran de todos los fines de semana ocupados y ya eso no lo hago, aunque tenga que rechazar cosas. Tengo que cultivar a la familia y, aunque mi marido es músico, también hace falta tiempo para la pareja.
"Las redes sociales son un poco un mundo de mentira, yo prefiero el tú a tú y la realidad, pero es verdad que hoy te buscan por ahí"
Si no estás hoy dando la vara en Instagram parece que uno no existe, ¿no?
Totalmente. Y yo para eso soy un poquito dejada. Las redes sociales son un poco un mundo de mentira, yo prefiero el tú a tú y la realidad, pero es verdad que hoy te buscan por ahí, son un escaparate si lo llevas bien. Aunque es un arma de doble filo: tienes que estar presente, pero tampoco ser tan pesado porque creo que es contraproducente.
¿Le agota ese postureo permanente?
En mi vida real yo no soy así y entonces pues sí que me cansa. Me parece muy de mentira, tienes a gente de amiga con la que no compartes absolutamente nada. Y además muchas veces te encasillan: no solamente hago copla, no es mi único estilo, pero claro, es muy vistosa, se refleja mucho y la gente te hace foto y te etiqueta.
Aparte de un atardecer en su pueblo, ¿qué otra cosa me recomienda?
Hombre, un atardecer en Trebujena es indiscutible. Pero también bajar hacia el Guadalquivir, las marismas, y el paseo, aunque sea en coche, por los pagos. Yo a mi niño lo he llegado a montar en el coche para que se quede dormido mientras damos un paseo por los pagos.
¿Y para otro de día de vacaciones sin salir de Cádiz?
Nosotros somos de la zona más salvaje de El Palmar, ya lo que se conoce como Mangueta. Ahí no hay chiringuitos ni nada, te puedes llevar al perro y estás muy tranquilo. Es un sitio de culto todos los veranos. Pero también somos muy de la Sierra, de andar y perderte por un senderito.