Cantera flamenca y jurídica
Manuel Moreno Peña (Jerez, 1996) es Manuel Moreno Peña, cantaor y abogado. A sus 24 años lleva más de una década, explica, en el flamenco. "Desde pequeño ha sido una inquietud para mí ser cantaor y referente en mi tierra. Unos jugaban al fútbol o al baloncesto y nosotros cantábamos desde pequeños", cuenta esta nueva generación con sello de La Asunción.
"Para mí, ser de La Asunción es algo fantástico, un privilegio", resume. El barrio es uno de los más antiguos de un Jerez más moderno, adonde emigraron familias completas de otras zonas como Santiago, el barrio que le viene por herencia. "Siempre se habla de los barrios de Santiago, La Plazuela, pero La Asunción es otro barrio flamenco. Han vivido La Paquera, Terremoto, Tío Borrico... Es llevar el nombre de un elenco. En El Volapié se han formado fiestas donde cualquiera canta, cualquier mujer mayor".
Confiesa que le caía más cerca el Campus de Jerez, donde ha estudiado derecho, que el instituto al que iba. "Puedo decir que llevo las dos cosas palante", dice este letrado ejerciente.
¿Qué es más difícil, algunos palos o sacarse Internacional Privado en la UCA?
Fue complicado porque teníamos un profesor bastante exigente. Me preparé la asignatura, la última que tuve, y me la preparé un día. 36 horas sin parar.
No hay verano sin romano, dicen.
La aprobé a la primera. Me costaron más Financiero y Administrativo. No me gustaban, me costaron, me costaron.
No sé si le vino esa vocación jurídica de pequeño viendo a Perry Mason o CSI, me lo imagino compaginando películas y series con cantaores de leyenda.
Puede que de ver películas me llamara la atención. Me gusta tratar a las personas, aportar soluciones, prestarme a colaborar con los demás... Creo que me gustó siempre por ayudar y ser siempre justo.
"Llegué de cantar de Badajoz a las seis y media de la mañana y a las nueve tenía un examen. Y lo aprobé"
Algún examen le cogería de recogida de algún espectáculo.
La verdad es que ha habido periodos en que compatibilizarlo me ha costado bastante. Cuando cantaba en la Feria hace años, los exámenes eran días después y me era complicado. Las Navidades estaba de gira. Con Administrativo recuerdo que me pasó que llegué a Jerez de cantar en Badajoz a las seis y media de la mañana y aprobé a las nueve. He tenido una varita.
¿Se siente canterano del flamenco?
Ya hace 11 años que debuté profesionalmente como cantaor. No creo que sea canterano por ser joven. Entiendo que la palabra artista engloba muchísimo. Por edad, tengo maestros que están vivos y compañeros como Jesús Méndez, Antonio Reyes, Rancapino... que son mayores y no me puedo poner en su nivel, son varios años más. Me siento buscando el hueco en este mundo. Y por suerte no me ha faltado el trabajo.
Ha pasado por tablaos en los que cantaba con regularidad, por ejemplo para visitantes.
He pasado por todas las etapas. He luchado mucho para tener el mucho o poco caché que tengo. He pasado por tabancos, por dar cursos, clases de cante, desde lo más bajo, a ahora estar aquí. Presentar mi disco es un sueño, es Transparencia. Es el resultado de insistencia, de dedicarle tiempo.
Cuenta que ha querido hacer un primer disco clásico, donde toque muchos palos. ¿Lo hace a modo de presentación?
Yo siempre he buscado que este disco sí que fuera mi carta de presentación. Es lo que quiero ser. Como siempre digo, soy ortodoxo, pero amo la música, el ritmo, me hace falta siempre, más allá y dentro del flamenco, me gusta lo percusivo, la rumba, el tango... También he cantado muchas versiones flamencas, lo necesito. Con el disco he hecho bulerías, bamberas, tangos, tanguillos, fandangos, seguiriyas... Eso está dentro de lo que busco. El flamenco puro, como se lo da Luis de Perikín, que es el productor y me ha entendido.
¿Cómo planea su verano?
Desde que presenté en enero la elaboración del disco, ha tenido muchos mensajes, a mucha gente interesada para estar en festivales, peñas, espectáculos, y es un verano bastante cargadito. Tengo agosto, septiembre y octubre llenos, y para diciembre no puedo coger más. Presento en Jerez el 23 de julio, en los Viernes Flamencos, porque he querido que fuera el primer sitio.
Con eso de que ha empezado en el flamenco picando piedra, ¿le da para tener de verdad verano?
A veces, cuando voy fuera, actúo el viernes, el sábado y el domingo en cada sitio diferente. Intento aprovechar los ratitos de desconexión.
Siendo de Jerez, ¿más de piscina que de playa?
Soy mucho de playa. Me pica el cloro.
"Me podía pasar seis horas comiendo mollejas del Volapié"
Dígame un platito veraniego
Uf, soy muy delicado. Mi padre, mi madre, mi gente, dicen que soy el gitano más delicado del mundo para comer. No me gusta el gazpacho. Soy de platos de puchero en junio. Y de papas fritas con huevo.
Me tendrá que decir alguna tapita del Volapié.
Eso es emblemático. Una parada que tiene que hacer todo el mundo, donde hay reuniones que quedan para la historia. De tapas te diría las mollejas en salsa que se hacían, me podía pasar seis horas sentado allí comiendo.
Un vinito de verano
El Tío Pepe muy frío, congelado.
Un lugar para perderse.
El Palmar.
"Soy de la tranquilidad de los campings"
¿Tiene tabla de surf?
¿Yo? Claro, la de Doraemon (ríe). No, pero Los Caños, Tarifa, todo eso... Soy de la tranquilidad de los camping, dentro de que me gustan el jaleo y la jarana.
¿Puesta de sol o ver amanecer?
Depende cómo. Si es con una fiesta, me encanta.
O sea, que si le dejasen, empezar los días viendo ponerse el sol.
Me encantaría.