'Libros al aula', un perfil de X por amor a la literatura y la enseñanza
Noemí Infantes Moreiras (Vigo, 1977), gallega de nacimiento y gaditana de adopción, es profesora de Lengua y Literatura en el IES Virgen del Carmen, en Puerto Real, donde lleva trabajando casi 16 años. También es responsable de la biblioteca de su centro, que obtuvo un premio de la Junta de Andalucía a las buenas prácticas para el fomento de la lectura, y una de las asesoras en la provincia de Cádiz para las bibliotecas escolares públicas.
Desde 2013 divulga en su cuenta de X, 'Libros al aula', sobre educación pública, fomento de la lectura entre niños y adolescentes y sobre recursos literarios.
He querido ser profe desde pequeña: me preguntabas con seis o siete años, y ya te decía que quería ser 'profe', y además de Lengua. Lo tenía claro desde muy chica. Después fui creciendo, me seguía gustando la literatura, la lengua, así que la carrera de Filología Hispánica estaba hecha para mí. Empecé a estudiar en la universidad en Canarias, porque de los 12 a los 19 estuve viviendo en Las Palmas, por un traslado de mis padres. Luego me vine a Cádiz y acabé y me licencié aquí.
Al principio estaba un poco indecisa sobre la oposición, porque me parecía muy difícil, y no sabía si estaba hecha para mí o no, pero al final me decidí, la preparé y la saqué a la primera. En septiembre hace ya 20 años que soy profe, y 16 en el Virgen del Carmen.
No fue algo premeditado. Yo buscaba interactuar con escritores para poder invitarlos a venir al centro. Hay dos programas de educación que facilitan el encuentro con autores en los centros educativos, y lo que requieren por parte del centro y del profesorado responsable es que tú contactes con los escritores. Un compañero me aconsejó que ahí podía contactar con ellos, y por eso me creé la cuenta. Y a partir de ahí, bueno, pues me enganchó un poco. Aparte de contactar con escritores, que ya han venido varios, lo utilizo para escribir sobre otros temas. Pero lo uso de una forma un poco anárquica, no está medido.
Hay que diferenciar entre los niños y los adolescentes. Cuando son niños tenemos menos 'competidores', aunque desgraciadamente cada vez las tecnologías, los móviles, los videojuegos nos hacen antes la competencia. Lo que vemos es que en los colegios sí hay niños muy lectores, pero cuando empiezan a ir al instituto, sobre todo a partir de 2º de ESO, entre las nuevas tecnologías, los móviles, y que empiezan a hacer lazos más fuertes, a tener más actividades de ocio, como salir al cine, a dar una vuelta con los amigos... los índices de lectura en general descienden. Es como si los perdiésemos durante unos años. Pero, si tú ves las estadísticas de lectura, luego vuelven. Yo creo que si ha sido lector cuando era pequeño y ha cogido ese hábito, aunque durante algunos años lo pierdan un poco, que los padres estén tranquilos, porque ese lector que está en la infancia después vuelve. Por lo menos eso es lo que nos dicen los índices que se publican todos los años. También te encuentras con otros que siguen leyendo.
Sobre lo que se puede hacer para fomentar la lectura, lo primero es tener una buena biblioteca con un buen catálogo. No le puedes dar a un alumno de hoy en día lo que leíamos nosotros en mi juventud. Por ejemplo, cuando yo era pequeña leía Los Cinco, o Los Hollister. Ese tipo de libros no es lo que los niños de hoy quieren leer. Si tú tienes en la biblioteca un montón de libros muy antiguos que ya no conectan con su generación, no vas a aficionarlos mucho a la lectura. Tienen que ser libros atractivos, libros actuales. Para ello, los centros tienen que tener un buen presupuesto para comprar los libros, y el responsable de biblioteca tiene que ser un profesor que esté al tanto de las novedades literarias y que, a ser posible, se las lea o las conozca bien para poder recomendar a los niños lo que realmente están demandando. Y luego incluso la estética, las portadas, las hojas amarillentas... influyen.
La mayor parte de los centros públicos tienen un problema con los presupuestos. Si tú no dotas a una biblioteca de un presupuesto aceptable para renovar el catálogo todos los años, los libros se deterioran, porque cuando un libro gusta sale prestado muchas veces, y se termina deteriorando. Tienes que volver a comprar ese mismo libro más, además, comprar novedades. Hay que hacer un esfuerzo económico que los centros no siempre pueden hacer, y también depende de que el equipo directivo apueste por la biblioteca. Cuando tú utilizas la biblioteca como un aula de castigo, no estás fomentando la lectura.
Pienso que lo público es lo primero, lo fundamental, porque es el recurso que hace que algunos alumnos, en una situación que puede ser desfavorecedora para ellos (económicamente, socialmente...), puedan tener opción, herramientas, para lograr sus objetivos y una enseñanza de calidad.
Yo he estudiado en la pública, mi hija estudia en la pública, y pienso que es lo primero que nos debe preocupar, especialmente si vemos la situación que estamos viviendo en nuestra provincia, y en general en toda Andalucía. Se están cerrando muchísimas aulas de Infantil, de Primaria, y, sin embargo, las aulas concertadas se siguen manteniendo. Ahí hay una falta de apuesta por lo público y una apuesta muy decidida por la educación concertada.
La escuela pública tiene que estar para abrir esas ventanas a los alumnos que las tienen cerradas por la situación que sea. Creo que esa es nuestra labor fundamental y, por supuesto, dar una enseñanza de calidad dentro de los recursos que nos dan, que son muy pocos y que podrían ser mejores.
Es un trabajo que te da momentos de mucha alegría. Yo soy profesora por vocación pura y absoluta, pero también soy de las que pienso que no es obligatorio tener esa vocación. Es decir, lo que yo quiero es que el profesor que le dé clase a mi hija sea profesional. Además, si hay vocación, va a disfrutar de su trabajo, pero eso es algo personal.
Ser profesor implica muchas cosas. No se trata solamente de enseñar una serie de contenidos y que los alumnos aprendan lo que es el complemento directo, sino también de transmitir una serie de valores, de enseñanzas que están dentro de la normativa, y también escuchar un poco a los alumnos y darles lo que ellos necesitan, porque al fin y al cabo estamos trabajando con algo muy importante, que son niños y adolescentes, personas, no papeles.
Lo primero en lo que he pensado es en alguna de las cartas y mensajes que he recibido de alumnos a lo largo de todos estos años y que he guardado. Como decía, nunca te agradecen entender el complemento directo, siguiendo la misma comparación. Te agradecen lo que haces de manera personal: cosas que a ellos les han llegado o les han motivado porque están pasando por un mal momento.
Los reconocimientos que hemos tenido en nuestro centro, como por ejemplo el premio al fomento de la lectura, por un trabajo que se ha venido haciendo desde hace más de diez años en la biblioteca, te llenan de satisfacción. También el premio Mentor que me dieron por el uso de la tecnología.
También tenemos todo lo contrario. Este año, por ejemplo, he tenido un año complicado, y en general eso viene de las familias, aparte de la falta de recursos. Algunas familias están a la defensiva con el profesorado, pese a que intentamos hacer lo mejor posible para sus hijos. En cualquier cosa ven una intención negativa, o hay una crítica... Ese tipo de cosas hacen mucho más daño de lo que ellos se piensan.
Mi momento favorito es bajar las escaleras para ir a la playa del Ancla, en El Puerto, que son bastantes escaleras, pero tiene su recompensa porque es una playa poco masificada y que me da mucha paz.
Salmorejo y ensaladilla, esa es fácil.
Algo que gusta muchísimo, desde 1º de ESO hasta 1º de Bachillerato, es una novela gráfica, ¡Sonríe! de Raina Telgemeier, un librito muy sencillo que se lee en un momento y lo recomiendo para todas las edades.
Pensando más en adultos, Un animal salvaje de Joel Dicker.
Para quien le guste lo sobrenatural, la serie de Tracy Wolff; a las niñas, sobre todo, les gusta bastante. Y otro: Invisible, de Eloy Moreno. Y cualquiera de Agatha Christie siempre es un éxito asegurado.
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