El actor de personajes peculiares
Pepe Sevilla (1994) acaba prácticamente de regresar a su tierra natal para descansar. El actor, natural de El Puerto, huye del calor de Madrid, capital en la que se afincó hace ya una década. Fue en 2014 cuando realizó las pruebas de ingreso a la Real Escuela de Arte Dramático de Madrid (Resad) tras dejar a medias el grado de Filología Hispánica que inició en la Universidad de Sevilla. Lo suyo, tenía que ver con las letras, pero iba más allá. Pepe tiene el gusanillo de la interpretación metido en vena. Por eso, cuando se formó en este ámbito en la capital, empezó a apuntarse a castings. A palpar un mundo plagado de tristezas y alegrías.
El portuense acaba de terminar la temporada en el madrileño Teatro Español con la obra El Fin, dirigida por Paco Gámez y protagonizada por Toni Acosta. Un día libre a la semana durante dos meses. “Es una paliza, la exigencia de energía física y emocional…”, comenta Pepe, que ahora vive un choque de realidad. Descansar y buscar nuevos proyectos, o que vengan a él.
Pepe se atreve con todo. Lo mismo se mete en la piel de un sacerdote (El caso de la mujer que no podía llorar, de Mariana M. Pinzón), que en la de un chaval de barrio (Mauro en Sino, de Manolo Gago), papel con el que ganó el premio a Mejor Actor en el Alumbra Festival Hellín. También se le ha visto imitando a Dumbeldore o en Amar es para siempre.
Teatro, cine, televisión. Su rostro ya se ha aparecido en las plataformas punteras del momento, como Amazon Prime, donde se ha estrenado recientemente la miniserie Atasco.
El portuense, que interpreta a un conductor de un coche fúnebre, se ha paseado por la alfombra roja con grandes estrellas de la comedia como Anabel Alonso, José Mota, Juan Muñoz, Antonio Resines, Santi Rodríguez, Jorge Sanz, Edu Soto o María León. Ahora, espera con ilusión el estreno de otros proyectos que, pronto, se lanzarán en Netflix, Movistar o Disney +. Entre ellos, En Fin, serie dirigida por David Sainz y rodada en Sevilla que llega en septiembre a Amazon Prime, o Escape, de Rodrigo Cortés, (el 31 de octubre) protagonizada por Mario Casas y Ana Castillo, y producida por Martin Scorsese. “Muy fuerte esto”, dice.
La veo bastante llena de gente, yo creo que es el mismo turismo que hay todos los veranos, de chavales que nada más quieren playa y fiesta. Llegué el sábado y estaba lleno de gente, tardé como 15 minutos en cruzar una calle, que eso no me ha pasado a mí aquí en la vida. Es un poquito agobiante.
Es increíble. Cada vez hay menos trenes en Renfe de Madrid a Cádiz, y en el que me vine yo, todos se bajaron aquí. Había unas colas para coger taxis… Todo era gente joven y de arriba.
Fue muy curioso, yo estudié en el colegio de Las Carmelitas, aquí en El Puerto, y empecé a ver las obras de teatro que hacían los chavales de 12 años. Un día vi el musical de Grease y me gustó tanto que pensé, esto es lo que yo quiero hacer. Fui bastante pesado hasta que me metieron en el grupo, porque yo era más chico de la cuenta, y empecé a hacer teatro con ellos hasta que terminé el colegio. Cuando me fui a estudiar al SAFA, quería seguir haciendo teatro y me metí en unos talleres de la Concejalía de Juventud, me empezaron a poner de protagonista, yo ya veía que eso era lo que a mí me gustaba, el público enganchaba muy bien con mi trabajo, yo lo disfrutaba mucho. Empecé a hacer teatro con la compañía que los hacía, Olvido Producciones, de Enrique Miranda, profesionalmente a los 15 años y me empezó a dirigir José Luis Alonso de Santos, y ya con ellos empecé a hacer giras nacionales, aunque yo con esa edad tampoco tenía mucha conciencia.
Durante la carrera no, fue después, cuando ya empecé a trabajar de esto. Los actores estamos bastante fastidiados porque hay muchísimos y el circuito de trabajo es súper cerrado, es muy difícil acceder a él. Tenemos como un 92% de paro, o sea solamente un 8% se dedican a esto, es muy fuerte. Al tercero o cuarto trabajo, yo veía que iba a seguir teniendo más, me di cuenta de que yo pertenecía a ese 8%. En el discurso de agradecimiento de un premio a mejor actor menos de 30 años que me dieron por Sino, dirigido por Manolo Gago, dije que tenía que dar las gracias no solo por pertenecer a ese 8%, sino de ser de ese 8% con menos de 30 años. Tuve una revelación. Dedicarme a esto y no tener que trabajar de otra cosa. Ya me tocará, esto simplemente es la racha, obviamente siempre va a haber épocas malas y me va a tocar hostelería, que ya he hecho antes. Pero ahora, me siento privilegiado porque esto no es lo normal. Ojalá lo fuera.
Es muy heavy.
"En esta profesión no tiene un currículum que te avale por muchos proyectos que hagas"
Totalmente. Es una locura. En mi caso, trabajo un par de días al mes si es un rodaje. Ojalá tener la suerte de ser protagonista y pegarte 50 días seguidos. Esa estabilidad que no tenemos en esta profesión. Yo ahora estoy súper tranquilo porque no he parado de currar y me lo puedo permitir. Pero si pasa uno o dos meses en los que no tengo un trabajo nuevo a la vista, me voy a preocupar. Con tres días de rodaje, puedo pagarme el alquiler, bastante caro en Madrid. Pero tengo que ahorrar un mínimo, hay que comer, hay que pagar facturas. Mi vida laboral es tan variable y aleatoria que, al final, das gracias por tener dos o tres días de curro al mes. Cuando leo que compañeros de profesión que llevan muchos años demandan por redes sociales que no tienen trabajo, me da mucha pena. Se entiende así cómo funciona la profesión. Estás unas épocas facturando muchísimo y, de repente, se apaga todo y tienes que irse a otra ciudad a dedicarte a otra cosa. Me da miedo, no quiero pensarlo. Me parece increíblemente absurdo cómo funciona esta industria, no la entiendo, no tienes un currículum que te avale por muchos proyectos que tú hagas, no tienes tampoco una trayectoria que luego responda por ti, o sea, cada vez que tú vas un casting empiezas de cero, da igual quién seas y el nombre que tengas. No sabe uno cómo mantenerse aquí.
Eso es innegable. Hay actores de La Casa de Papel que al día siguiente tenían millones de seguidores y gente ofreciéndoles trabajo. Eso es una cosa que no se puede controlar y ellos mismo lo saben. Es un apoyo increíble, pero no puedes dar las cosas por sentado. Estos actores seguramente han cogido ese dinero y se han comprado una casa sin hipoteca, lo veo como el objetivo principal, una casa donde poder vivir, sin esa angustia, porque no se si me van a volver a llamar. Es que no se si con tres millones de seguidores voy a seguir teniendo trabajo y voy a poder meterme en una hipoteca de 40 años. Esta profesión es bastante masoquista, sabemos que vamos a sufrir y que no nos vamos a jubilar nunca pero, aún así, la abrazamos enamorados. Y hablo desde una posición de chaval joven privilegiado, no me quejo, pero no me quiero imaginar compañeros de 40 o 50 año, con hijos y con esa inestabilidad.
No sabría decirte la verdad, normalmente casi todos los personajes que me ofrecen van todos en una línea más o menos parecida, se juega mucho con los perfiles, es decir, si tú eres el típico chico guapísimo, rubio, con ojos azules y fuertecito, te van a dar papeles de galán. Yo siempre he sido muy delgado, con ojeras, soy un poco más contratipo en ese aspecto, me suelen dar personajes más peculiares. Cuando tengo un nuevo personaje, yo siempre lo enfoco con una propuesta, yo entiendo el personaje así, esto funciona así, estos son los colores con los que se pinta el cuadro. Y luego me dejo filtrar por el director. Es un equilibrio entre lo que propones y lo que quieren. También hay que pasar por peluquería y maquillaje, y, a lo mejor, piensas que el personaje nunca llevaría tal peinado. En teatro, la gente compra, entre comillas, cosas que no son verdad. En audiovisual no puedo hacer de una persona con 70 años. Yo en teatro tuve que hacer de un adolescente de 16, cuando to tenía 27. No tengo yo un cuerpo de señor adulto y pudimos jugarlo. Pero en otra escena, ese mismo personaje tenía 8, y en otra 3. ¿Cómo hago de un niño de tres años teniendo 27?. El público entra en esa convención. Para prepararlo, entraba cómo se levanta del suelo si está sentado, cómo coge un lápiz mientras está dibujando, cómo habla, cómo parpadea y cómo vive. Yo no recuerdo cómo hablaba cuando yo tenía tres años. No es lo más difícil pero si lo más lejano y ajeno. Hay que hacer un trabajo de investigación para poder acercarte a la realidad más real.
Tuve que interpretar a un chico con diversidad funcional en una obra basada en una historia real. Imagina hace la construcción del personaje desde el respeto, pero sin entrar en un cliché. Tuve que hacer un trabajo muy medido, con muchísimo tacto. También recuerdo hacer de un padre de familia durante el franquismo. Para ello, tenía que saber cómo era la mentalidad de aquella época, por qué nos echan de un tren por cantar. Son realidades súper lejanas a mí que no conozco, que no he vivido y tengo que investigar de forma exhaustiva para que no quede superficial y el público conecte.
"La IA me preocupa, no entiendo el teatro sin actores"
Yo creo que esto ya va a empezar a coger terreno en la profesión. Ya están haciendo conciertos con hologramas. Hay entradas a la venta de conciertos de cantantes que llevan quince años fallecidos. Me parece una realidad futurística que ya está aquí y que en algunos aspectos puede ser un avance bastante significativo. Pero me da bastante miedo y me preocupa que llegue un momento en el que no hagan falta actores, ya se está planteando un tipo de teatro sin ellos. Yo no entiendo el teatro sin actores. Desde la Antigua Grecia, necesitas a un ser humano que conecte con otros seres humanos, lo demás, yo no lo entiendo como teatro. Si quieres reproducir la cara de Elvis, puedes usar esos efectos y que sean recursos que aporten, me parece fantástico. Pero si va a a ser, en lugar de una herramienta más, una sustitución, ya nos ponemos en una realidad que me preocupa.
Ahora, como medio planeta, estoy viendo La Casa del Dragón, la precuela de Juego de Tronos, y también una serie americana que se parece un poco a La Sociedad de la Nieva que se llama Yellow Jackets, me está sorprendiendo mucho.
Las playas de El Puerto, y si me permites el aporte, en invierno. Me parecen lugares donde escapar, donde irte con un libro, con la guitarra, con tu perro y dar un paseo por esas playas vacías.
Vamos a hablar de cine español. A nivel dramático, me ha marcado mucho el trabajo de Pedro Alonso (Berlín, en La Casa de Papel), hace una interpretación que no es de este mundo. Y a nivel de comedia, Fernando Tejero, el mítico Emilio de Aquí no hay quien viva, he crecido con él, es una leyenda. Y Fermín Trujillo también me parece impecable.
Estoy deseando ir al cine de verano de Los Toruños, que promueve mi compañero y amigo Bruto Pomeroy, por lo visto proyectan cortos de la Bahía de Cádiz y me parece una idea maravillosa que se defienda el arte de la provincia. Me parece un planazo increíble, al fresquito y con repelente de mosquitos. A la primera película que proyecten, voy.
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