Rubén Guerrero (La Granja, Jerez, 1980) se define como "un niño de barrio que cumplió sus sueños radiofónicos, acarició letras en periódicos y sintió con fuerza el periodismo". Es redactor de lavozdelsur.es desde 2021, además de docente de alfabetización mediática y de talleres de escritura creativa. En 2018 publicó el libro Nosotras. Historias del olvidado deporte femenino, y ha recibido el Premio Racimo por la Igualdad por la defensa del deporte femenino, el Premio Apoyo al Deporte en la III Gala del Deporte de Jerez, mención especial en el V Premio de Periodismo Positivo de Ávila y el Premio Almería para Todos por la lucha contra el acoso escolar en los medios de comunicación.
Acaba de publicar Irene Guerrero, una resiliente con estrella, en el que repasa la historia de la futbolista sevillana, campeona del mundo y jugadora del Manchester United actualmente.
Venía de haber escrito Nosotras, que es un libro que recoge la historia de campeonas del mundo, de Europa, olímpicas, españolas todas ellas, que por diferentes razones han sido olvidadas, discriminadas, tratadas de forma desigual… Era un análisis de la situación del deporte femenino en España a través de sus protagonistas. Desde la editorial Samarcanda, un antiguo editor, Dani Pinilla, que es periodista y compañero, me ofreció la posibilidad de escribir un libro sobre Irene, que por entonces estaba jugando en el Betis.
Aparte de que luego haya llegado a ser campeona del mundo, tiene una historia muy interesante. Siempre digo que es una historia normal, de una mujer normal, pero lo que tiene de extraordinario es que ella va luchando y consiguiendo logros, y ese es el mensaje del libro: la resiliencia, el superarse, cada uno en lo suyo, intentar ser mejor, lograr nuestra meta…
Ella es una chica de Pino Montano, en Sevilla, que por entonces tiene complicado jugar al fútbol femenino. Aunque pensemos que no, porque tiene 27 años y puede parecernos que hace poco, las niñas que querían empezar a jugar al fútbol hace catorce o quince años lo tenían muy difícil, porque a lo mejor no encontraban equipos femeninos, o tenían que desplazarse… Todo era jugar con chicos, ella empezó así, jugando con chicos, y va dando pasos hasta que llega muy joven al Betis, donde se convierte con 18 años en capitana y en una referente en el equipo verdiblanco, y luego llega a jugar en la Selección Española…
Es una historia normal, pero lo que nos hace ver es que cualquier persona puede alcanzar un sueño.
Fueron muchas conversaciones con ella. Quería ir acompañando su historia, su vida. Es una mujer joven, pero con muchas vivencias. Y también quería contar su historia a través de compañeras de equipo, entrenadores, familiares, amigas… No es una biografía al uso, es un poco más coral, dando pinceladas de cada uno de los capítulos de su vida, y eso es lo que lo hace tal vez diferente o especial.
Su historia familiar, por ejemplo: sus dos padres están en silla de ruedas, y eso ya hace diferente el día a día en esa familia. El hecho de que su madre tenía que llevar a Irene a sus entrenamientos… No es tan sencillo como para personas que tienen más facilidades, y eso es lo que da el carácter diferenciador a su historia.
Todo nace en febrero de 2020, apenas semanas antes de que nos confinen. El proceso de creación se desarrolla durante el tiempo de confinamiento. Luego transcurre un año aproximadamente en que termino el libro, pero por diferentes razones el proyecto queda estancado.
Muchas veces es difícil que se pueda seguir adelante con un libro vinculado al deporte femenino. Sería más fácil si hubiera sido un futbolista con su trayectoria siendo campeón del mundo. Pero desde la editorial Samarcanda apostaron por la historia, se retomó el proyecto, y por fin, tras un largo camino, ha podido hacerse realidad, para poder reflejar esos valores que exporta Irene.
El libro ya estaba más o menos cerrado antes, y ya tenía ese mensaje de igualdad, de dar visibilidad al fútbol femenino, de poner acento sobre determinadas cosas en las que las mujeres en el deporte son tratadas de forma desigual e inferior.
Si no hubieran conquistado el Mundial, y si no hubiera ocurrido lo que tú comentas, esas series de reivindicaciones, de lucha por hacer visible la desigualdad que hay, y también lo que sucedió con el presidente Luis Rubiales... en realidad, todo ese mensaje de igualdad estaba ya trabajado en el libro.
Lo cierto es que todo el proceso de la conquista del Campeonato del Mundo, que se eclipsó por el famoso beso de Luis Rubiales a Jenni Hermoso, donde se dio ese abuso de poder que en demasiadas ocasiones se repite en el mundo del deporte cuando hablamos de la mujer como protagonista, es también lo que da otra fuerza al relato. Pero no lo cambia, porque al final yo siempre digo que da igual que haya ganado o no la Copa del Mundo, porque Irene ya era una campeona en el mensaje hacia las nuevas generaciones, en ese mensaje de que si se quiere, se puede conseguir, a pesar de una sociedad que sigue siendo machista, que sigue mirando de manera distinta al fútbol femenino. Irene es un ejemplo de que si se quiere, se puede conseguir eso, en el deporte o en otras facetas de la vida.
Cuando escribí Nosotras hace seis años, cuando iba a los talleres de comunicación e igualdad en los institutos y colegios, y preguntaba por nombres de deportistas, me decían los 15 o 20 nombres de futbolistas, pilotos de Fórmula 1, jugadores de baloncesto… Si alguien nombraba a alguna mujer me decían: la que nada, por Mireia Belmonte, o la que juega al bádminton, por Carolina Marín. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, cuando pregunto eso, ya aparecen Alexia Putellas, Irene Paredes... Nombres de futbolistas, de deportistas que ya tienen esa relevancia en el deporte y en la sociedad.
Y el peso que eso tiene es que son ejemplos. Antes no habían calado como referentes, pero de unos años a esta parte, está ayudando para que las niñas no tengan que recurrir a referentes masculinos. Ya pueden nombrar a esas mujeres, que antes ya estaban, con otros nombres, y habían conseguido cosas importantes, pero que, sin embargo por no tener repercusión mediática, o porque los políticos solo aparecían para hacerse la foto y luego se quitaban de en medio, estaban desaparecidas.
Y todo eso que están consiguiendo y conquistando ha llevado a las nuevas generaciones a querer parecerse a ellas y querer llegar, y a ver ese camino más fácil porque tienen a esos referentes que ya lo han conseguido, como por ejemplo Irene Guerrero.
Ha sido una lucha de muchísimos años contra lo que estaba establecido, y habrá que seguir luchando muchísimos años más, porque todavía no se ha conseguido absolutamente nada, en cuanto a sueldos, a derechos, a tener las mismas condiciones que los hombres en el deporte, o en este caso, en el fútbol.
Pero sí es cierto que el hacer visibles esos triunfos, ver que se llenan los estadios, que las audiencias funcionan... Antes se decía: es que la gente no ve el fútbol femenino. Claro, porque se ponía en diferido, en un canal secundario... Cuando se ha puesto en prime time, en los canales principales, la gente lo ha respaldado, va a ver el fútbol femenino a los estadios.
Y, sobre todo, esas reivindicaciones suyas de no dejarse dominar por el poder, que ha sido una lucha contra Luis Rubiales y contra la Federación con esa actitud sexista, que se reducía a un beso pero estaba claro que no era solo un beso: eran años y años aguantando que los hombres se creyeran superiores por el simple hecho de ser hombres y del cargo que tenían, y aguantando que las tratasen como si fueran niñas.
En ese sentido, el hacerlo visible e iniciar esa lucha, esa corriente de visibilidad, es un paso muy importante, aunque todavía las diferencias son grandes en cuanto a derechos y a privilegios.
De las últimas, Cuchillo, de Salman Rushdie, una invitación a reflexionar sobre la vida. Y como novela fresca y de lectura rápida, Animal salvaje, de Joël Dicker.
Un sitio donde perderse (o donde perderse para escribir).
Me perdería todo el verano en Los Caños, lugar maravilloso para evadirse y desconectar. Para escribir, me resultan muy inspiradoras las vistas de la Sierra de Cádiz desde el lago de Bornos. Paz y tranquilidad.
Un plato de verano que no puede faltar.
Echo de menos las tortillas de patatas de mi suegra. Arroz en cualquiera de sus formas o colores o un buen pescaíto frito.
Un plan de verano que sea un clásico de tus vacaciones.
Los días de verano con los amigos de toda la vida en El Ancla.
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