Psicóloga con gafas violeta y mascarilla de arcoiris
Susana Domínguez (Jerez, 1972) nació en la calle Sol, muy cerca de la casa de Lola Flores. Psicóloga clínica de carrera, la activista amplió sus conocimientos en género y diversidad afectivo-sexual a través del posgrado de Género, que asegura que le cambió la vida. Ha trabajado como psicóloga pero también como técnica en políticas de igualdad y de género, compatibilizando su oficio con el asesoramiento en la asociación JereLesGay, de la que es presidenta y desde donde presta atención, asesoramiento y apoyo psicológico a la comunidad LGTBIAQ+. "Lucho por el derecho de todas las personas a ser y existir tal y como son", suscribe en una pequeña bio. Galardones como el Premio Ciudad de Jerez o el Premio Racimo de la Delegación de Igualdad y Salud del Ayuntamiento jerezano acreditan su labor.
Naciste un 8 de marzo. Seguro que en otra vida lo hiciste un 28 de junio…
(Ríe). Sí. A mí eso me ha marcado, siempre se lo digo a mi madre: tú tuviste la culpa. Son días que una no pasa por alto, cuando te empiezas a informar por cosas como las fechas, te pica la curiosidad. Así comencé yo a luchar contra la injusticia y la desigualdad. Soy la única niña de cuatro hermanos en una familia tradicional y normal de Jerez. Tras darme cuenta de las diferencias, me inicié en el feminismo. Soy lesbiana, luego vino mi activismo fuerte, el tema LGTBI.
Me han comentado que naciste cerquita de Lola Flores.
Vecina de Lola. En la calle Sol número 38, allí nací yo un 8 de marzo de 1972. Y además de verdad: mi madre es de las antiguas, de las que no iba al hospital a dar a luz. A mi padre lo conoce mucha gente por la tienda de alimentación que llevaba: El Lecherito. En su momento, llevaba leche a las casas. Más tarde nos mudamos a Vallesequillo.
La placa del recién inaugurado Parque del Orgullo LGTBIAQ+ de Jerez ha sido arrancada y ha recibido pintadas en varias ocasiones.
Hay dos placas: una más visible y otra menos. La visible es la que ha sufrido más, desde golpes a patadas. Es la que se ha visto en fotos medio caída, doblada, etcétera. Hay quien comentó que se trataba de ciertos actos vandálicos, que podía ser por un cierto sector de jóvenes poco cívicos. Pero no. Desde el primer día tacharon el nombre de "orgullo". Luego empezaron con los bancos y pintaron "enfermos". Llegaron las esvásticas y hasta unas iniciales que no recerdo cómo eran pero que preguntamos y significaban "Adolf Hitler tenía razón". Es algo que se tatuan los nazis. Ahí ya lo tuvimos claro: no es vandalismo al uso, esto va contra nosotros.
En estos ataques hasta recuperan insultos y descalificativos propios de otra época...
Hace unos días intentaron arrancar de nuevo la placa y tacharon “orgullo” para poner “sida”. “Parque del sida” se quedó. Eso es homofobia. Estigmatizan la enfermedad y la relacionan con la comunidad gay y el colectivo LGTB, un estigma que hemos trabajado durante muchos años. Se están rozando ciertos límites y van a por nosotros.
¿Cómo se enfrentan estos discursos de odio? A veces desconocemos si es peor o mejor darles visibilidad.
Es verdad, estamos en esa tesitura. Cuando son declaraciones de algún miembro de la Iglesia o partido político no tenemos dudas. Lo obviamos porque lo que buscan ellos es precisamente una visibilidad que de por sí no tienen. Pero esto no lo podemos pasar por alto porque es delito. Hay ciertos partidos políticos, y no voy a nombrarlos, que han legitimado el discurso de odio.
Sin embargo, estamos ante una generación que tiene una mayor formación en género. Hay avances, y muchos cambios...
Claro. Ha cambiado muchísimo y precisamente creo que cuando las cosas van cambiando la parte que no quiere que las cosas cambien, reacciona. Son reaccionarios. A lo mejor estamos en este momento, de no permitir y molestar. Es una frase que he repetido mucho pero no podemos olvidar que este discurso que antes podía molestar tú no lo decías, porque era políticamente incorrecto pero ahora se ha convertido en el argumentario programático de determinados partidos políticos. Es que lo dicen en el Congreso de los Diputados a boca llena, pidiendo incluso la derogación de la ley LGTBI. Hay gente envalentonada.
Declaraciones, pintadas, agresiones y asesinatos como el de Samuel.
El culmen es el asesinato de Samuel. La gente está preocupada, lo único que puede solucionar esto educar más en valores de igualdad y de respeto a la diversidad.
El otro día a un grupo de jóvenes reunidos en el Parque del Orgullo les llamaron: "Panda de maricones". No llegó a más pero se vieron en el derecho de hacerlo. Normalmente estas agresiones verbales vienen de parte de chicos jóvenes. Lo que sucede es que ese chico va a ser parte de nuestra sociedad del futuro. Puede ser político, jefe, abogado, maestro… imagínate las ideas que está almacenando en su cabeza. Por eso no podemos dejar pasar estas situaciones, le puedan dar o no visibilidad. Estamos viendo en los medios ataques constantes a la comunidad LGTB. Desde el chico de Badajoz que arrastraron por el suelo, al de Jáen al que orinaron encima. Esto está pasando. Agresiones siempre ha habido, pero lo de ahora no es normal.
Educación de género en igualdad y en diversidad que corre peligro.
Quieren el pin parental. A mí en ningún momento de mi currículo académico me han hablado de diversidad, y soy lesbiana. Eso no tiene nada que ver. Se creen que vamos a hacerles algo, vuelcan todo su odio contra las mujeres y contra el colectivo LGTB.
Luego está el trabajo de asociaciones como la vuestra.
Nosotros no somos un chiringuito subvencionado, porque no nos subvenciona nadie. Somos voluntarios y tenemos recursos humanos propios que ponemos a disposición de la asociación. Yo soy psicóloga, otro compañero es psicólogo y sexólogo, tenemos un trabajador social y tenemos a una educadora. Hay una necesidad que cubrimos, chicos y chicas con problemas que necesitan respuesta y que llegan hasta autolesionarse de lo mal que lo pasan.
¿Qué opinas de la Ley Trans?
Una Ley trans es necesaria. El problema es hablar de la Ley Trans como si solo tuviese que ser esa, la que se ha hablado desde determinados sectores y tiene que ser sí o sí. Nosotros lo que decimos es que una Ley Trans tiene que salir para dar respuesta a una serie de situaciones que se están dando.
Lamentablemente, hay quien no la ha visto con buenos ojos desde posturas teóricamente feministas.
Bueno, me considero feminista y soy activista LGTBI. Hay una compañera que falleció que decía que no es lo mismo una lesbiana feminista que una feminista lesbiana porque depende de donde pongas tú lo que interese más, te lleva. Es el equilibrio de ambas cosas. No me he sentido excluida como feminista ni como lesbiana en ningún círculo. Es verdad que con la Ley Trans hay algunas personas y sectores muy concretos del feminismo que no están de acuerdo con una parte de esa ley. Pero bueno, hay que entenderse, ver cómo acercar posiciones. No podemos permitir que se divida un movimiento.
Teniendo en cuenta el momento tan bueno y de unión en el que se encuentra...
Exactamente. En muchos casos es la extrema derecha quien ha intentado meter cizaña, mediante bulos e información sesgada y confusa. Es verdad que la autodeterminación de género es un punto que divide, pero hay que intentar afinar, detallar y llegar a un concenso porque hablando se entiende la gente. Hay desencuentros pero no creo que haya un cisma.
Precisamente los chicos y las chicas trans son uno de los colectivos que más atendéis en JereLesGay...
Tenemos lista de espera. No hay semana que no atendamos a varias personas. No tenemos la envergadura de tener una atención como un servicio de atención psicológica pero nos vienen gente desde administraciones como el Ayuntamiento o de Salud Mental. Estamos especializados y sabemos lo que estamos hablando pero somos voluntarios, y lo hacemos por las tardes, fuera de nuestro tiempo de trabajo. Estamos encantadas de dar este tiempo voluntario pero necesitamos que los organismos oficiales también den respuesta a estas demandas, porque nos llegan problemáticas de todo tipo, como en el sector educativo. Nos llegan hasta docentes que no saben cómo integrar a un chico o chica trans, o cómo gestionar ciertas cosas.
Por ejemplo, en Andalucía hay unos protocolos en Educación que permiten cambiar el nombre, pero que te llamen por un nombre con el que no te sientes identificado es doloroso. Tenemos que ponernos de acuerdo porque una Ley Trans es más necesaria que nunca. Las personas trans los están pasando muy mal. Una persona trans es visible sí o sí, no lo puede ocultar, fundamentalmente cuando da el paso y transiciona. Ese es el momento más vulnerable.
¿Dónde pasa Susana los veranos?
Este año con la pandemia ha cambiado un poquito. Pero divido mis vacaciones en dos tramos. En uno hago turismo, que no es lo mismo que vacaciones, es viajar y conocer nuevos sitios. En el otro, tras la vuelta, me dedico a descansar. Me encanta la playa.
Alguna favorita...
Zahora. Acompañada de mi hobbie oculto, que mucha gente no conoce.
Puede que ahora sí.
Un buen puzzle. (Ríe). La gente no lo sabe pero yo soy puzzlera. Me encanta. Llevamos un año paradas pero he estado en Campeonatos de España y del Mundo.
Un puzzle y un libro...
Me estoy leyendo a Coral Herrera. Ella es una escritora que habla de las trampas del amor romántico, te abre y te pone esas gafas violetas para ver las desigualdades entre hombres y mujeres. Además también trabaja las masculinidades.