En el limbo
Entre el público del último Dekmantel, un festival de tecno celebrado en Ámsterdam, había dos personas que bailaron cinco horas y media en una sesión de Óscar Mulero. “Aquello parecía el jazz de Miles Davis de los 50, realmente nos abrió puertas dentro de nosotras”. Eran Zahara Gordillo (Úbeda, 1983) y Martí Perarnau (Manresa, 1985), que forman el dúo de pop electrónico _juno. Están a punto de poner punto y final a su gira Limbotour el próximo viernes 27 de septiembre en el Festival del Patio, en la sede de la Diputación de Sevilla. Sus temas y conciertos beben de esas raves, para ellos, sitios “muy especiales” en los que dejarse llevar. Ella desde Madrid, y él desde La Alcarria, en Guadalajara, arrancan un miércoles cualquiera con su primera entrevista del día en una llamada a tres con lavozdelsur.es.
En cuatro años, _juno ha lanzado dos discos, una curiosa versión de So Payaso de Extremoduro y otros experimentos. Ambos exploran nuevos caminos musicales dejando atrás sus señas de identidad. Aunque llevan más de 20 años en las tablas, cada uno con sus respectivos proyectos, en 2020 quisieron buscar juntos otro estilo propio marcado por sintetizadores.
Desde 2001, además de sacar trabajos como Astronauta o Puta, Zahara ha estrenado una obra de microteatro (Frenchy) o ha sido profesora de cultura musical en Operación Triunfo. Su compañero, Martí es teclista, letrista y guitarrista del grupo Mucho y ha sido productor de discos de Zahara y ha compartido micros con bandas como Rufus T. Firefly o Iván Ferreiro.
Zahara: Yo sí.
Martí: ¡Ostras! Pues yo no.
Zahara: Yo me acuerdo de saber que Martí tenía un grupo y que tocaba y vernos de reojo por festivales o backstage. Pero yo sé el día que me lo presentaron, que era en la puerta de un bar de la Plaza de la Luna que era muy exótico.
Martí: Es que no me acuerdo cómo se llama. Sé que era el bar de Silvia Superstar, ¿no? The Killer Barbies.
Zahara: Exacto. Yo estaba con mi novio de entonces, Jesús, y eran muy amigos. Y entonces salió y me dijo, mira, este es Martí. Lo recuerdo perfectamente porque ya me cayó muy bien ese día. Ya pensé que era muy gracioso y que era muy divertido. En 2010 sería.
Martí: También es el nombre de uno de nuestros sintetizadores favoritos, le pusieron ese nombre los japoneses de la marca Roland por la sonda de Júpiter, porque era el hermano pequeño de un sinte que se llamaba Júpiter. Y es el sinte que nos abrió el camino en el mundo de la síntesis. Y además era el nombre que Zahara tenía en mente si algún día montaba un grupo.
Zahara: Pues mira, un poco lo que has dicho. Al final ya tienes una trayectoria tan establecida... que también eso me obliga, de una manera no siempre voluntaria, a estar más presa del sistema y de la industria. Y aunque artística y creativamente soy súper libre, al final es una empresa. Y tenía ganas de tener un proyecto con la libertad a todos los niveles, no solo creativa, sino que también no dependiera del éxito ni de que le fuera bien, que solo fuera un lugar de diversión, de creación, de investigación. Y Martí justamente es el compañero perfecto para hacer eso porque siempre está ahí dispuesto a arriesgarse. Tenemos una dinámica distinta a cuando estoy yo sola y para mí es súper enriquecedor.
Martí: Realmente es uno de los códigos más conocidos por todos los seres humanos que cogen aviones. BCN viene por las siglas que tiene el aeropuerto de Barcelona y 626 y 747 son las dos habitaciones de hotel en las que nos alojamos. Cuando hicimos BCN626 teníamos en mente irnos a San Francisco a componer un nuevo disco y llamarlo SFO con el número de la habitación en la que nos alojáramos. Lo que pasa es que llegó la pandemia y ese plan se nos fue al garete. Así que el segundo disco también está inspirado en una habitación de Barcelona. Pero ojalá volvamos a sentir la inspiración y tengamos algún código de aeropuerto nuevo para hacer el tercer disco.
"Da la sensación de que los conciertos se están convirtiendo en un bien de lujo"
Martí: Da la sensación de que se están convirtiendo en un bien de lujo. hemos visto como los carteles de los festivales últimamente están programando grupos cuyos seguidores son más de clase alta. Da la sensación de que la industria se está mostrando más del lado capitalista, no sólo en la venta de entradas sino a la hora de organizar eventos, cuando realmente una de las cosas buenas que tenía la música históricamente es que era transversal y todo el mundo podía acceder a ella. Se está poniendo igual que todas las cosas en este país, igual que la vivienda, igual que la comida... Se está convirtiendo en un bien de lujo para que sólo algunos puedan acceder a ello y para que el resto de los seres humanos se precaricen y tengan que trabajar sin parar para poder acceder a un pequeño descanso. Esto es el capitalismo más voraz.
Zahara: Justo empieza ahora una nueva etapa personal y muy artística mía con el nuevo disco que es inminente y teníamos la necesidad de separarlos, de dedicarle a cada uno lo suyo porque, aunque casi siempre lo hemos conseguido y cuando acaba un proyecto empieza el otro, a veces se nos han solapado momentos muy intensos de uno con el otro y no terminamos de disfrutar ninguno de los dos. Hay demasiadas emociones que necesitan su espacio y no se lo damos. Será una despedida para centrarnos en lo que viene con la cabeza un poquito ya más despejada. Nos da mucha pena, pero creemos que es mejor dedicarle a cada cosa su tiempo y su momento. A lo largo de este nuevo año y del que viene empezaremos a crear canciones nuevas y Junito volverá, pero ahora mismo tenemos que dejarlo ahí en pausa.
Martí: Yo creo que la conciliación no existe en el mundo de la música.
Zahara: No, porque estás siempre disponible. Es la trampa de este sistema, ¿no? Haces algo que te gusta, te dedicas a tu pasión y, entonces, le dedicas todo lo que eres y estás continuamente trabajando. Como estás trabajando para ti, no tienes la sensación de estar trabajando hasta que te das cuenta de que llevas trabajando 20 años y que no has tenido un domingo libre en no sé cuánto tiempo y que no sabes cuándo fueron tus últimas vacaciones.
Martí: ¡Ostras! Pues es que la lista sería infinita. Podríamos empezar con cambiar que solo haya hombres en los sitios de poder donde se toman decisiones, tanto en las cabezas de las grandes multinacionales como de los grandes festivales, y también en las cabezas de cartel de todos los festivales. Empezar por eso, que no solo fueran hombres, quizá así empezaríamos a dar pasitos.
"La conciliación no existe en el mundo de la música"
Zahara: En la música electrónica y en el pop en general, está ya instaurado el uso de los ordenadores, que permiten y facilitan muchas cosas pero a la vez limitan. Una de las cosas que permiten es que todo vaya medio programado. Esto es justo lo contrario de lo que nos gusta a nosotras. Intentamos hacer una electrónica que esté viva y que esté continuamente en riesgo. Llevamos unas máquinas que son las que controlan y las que deciden, pero que no deciden solas, somos nosotras las que vamos manipulándolas en función de cómo nos sentimos. Por eso, aunque los conciertos tengan un mismo repertorio siempre van a cambiar algunas canciones con respecto a otras en función de cómo ese día nos sintamos. Hay canciones que un día pueden durar tres minutos y, otro día, ocho. Con ordenadores es mucho más complicado hacer esto. Te da más estabilidad a veces, pero también te quita lo que para nosotras es la magia, el que todo esté vivo con el precipicio que supone. A veces hay averías y reímos a muerte, y las intentamos solucionar.
Zahara: Nos gusta tener un uniforme de trabajo porque nos sentimos de alguna manera como si fuéramos obreras o operarias que hacemos un servicio. También es una manera de homogeneizarnos y de ser parte de lo mismo. En esta gira el mono es blanco y cuando aparecen luces negras se dejan ver unos esqueletos porque, al final, nuestro show está concebido como un limbo. Una manera de demostrar que estamos entre dos tierras es cuando de repente aparecen los esqueletos en nuestro cuerpo y puedes ver más allá de nuestra piel. Es una idea artística.
Martí: Nosotras hemos ido a muchas raves y creo que se puede despojar perfectamente. Cuando se asocian las raves solo a eso es una manera de generar miedo y de quitarle valor a lo que sucede en esos sitios. Realmente, para este disco, nosotras nos inspiramos en una rave en la sala Printworks en Londres, que ya cerró. Imaginábamos que nos moríamos justo a las 7.47 de la mañana en el final de la última canción que está poniendo el DJ. Para nosotras, la rave ha sido muy importante. Entras, a través de la música, en un espacio concreto que se parece mucho a la meditación. Creo que genera cosas muy buenas en el cuerpo humano y ojalá hubiera un estudio científico que avalara estas palabras que estoy diciendo en esta entrevista. Creo que debe ser muy positivo estudiar qué sucede en el cerebro cuando un ser humano está bailando durante seis horas con esa música. A nosotras nos ha sentado muy bien y lo utilizamos casi como de terapia. Recomendamos ir a raves como un factor saludable en el ser humano. Son sitios de salud en el que puedes alejarte del móvil y dejarte llevar.
"Remomendamos ir a raves como factor saludable"
Martí: Eso ya depende del tipo de rave donde vayas. (Risas). A las que vamos nosotras, que ya estamos en los 40 años, no hay barro.
Zahara: Son de día. Pero hay de todo. Puedes ir a una rave y, si está todo bien montado, si es un espacio de seguridad, puedes acabar bailando desnudo sin que suponga un problema ni para ti, porque nadie va a agredirte, ni para los demás, porque no se van a sentir intimidados. Se genera un espacio de libertad y de respeto tal que puedes llegar a eso. Hemos estado en sitios donde, de repente, hay mucha gente sin ropa y no tiene una connotación ni siquiera sexual, ni nadie va a tocar a nadie sin su consentimiento. En el barro a mí no me verás. Desnuda puede ser. (Risas)
Martí: Yo creo que ha tenido muy mala prensa. Las instituciones han estado siempre en contra de los sitios en los que el ser humano se siente en libertad. Aquí, cuando tuvimos la Ruta del Bacalao, salió un documental muy famoso en el que el movimiento rave solo se asociaba con la drogadicción. Lo pintaban como un sitio donde se vende heroína. Creo que se ha demonizado mucho a través de los años, como si en el resto del mundo no existieran las drogas. Da la sensación de que solo hay drogas en las raves y que no hay en el ambiente de los bancos, en los políticos, en el rock and roll. La droga es un problema que tiene nuestra sociedad en todos sus estamentos y que está completamente normalizada en todos lados.
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