En el asfalto se refleja la luz verde del semáforo, pero no circula ni un vehículo por la calzada. Arriba del campanario de la Iglesia de San Miguel, el cielo nocturno está completamente despejado, pero hace un frío intenso propio de diciembre. Ni un alma por las calles. Javier Corbacho y Alfonso Panal bajan del coche tras revisar el mapa y casi a medianoche comienzan a rastrear, a auscultar el subsuelo, tratando de localizar fugas y filtraciones de agua. Les darán las siete de la mañana en un recorrido circular que mes a mes van completando por todo el municipio, una rutina de monitoreo programado que solo interrumpen las emergencias.
Con una enorme linterna y una serie de artilugios altamente especializados, su labor es tan silenciosa como minuciosa. Cuando uno abre el grifo de su casa y sale agua corriente hay muchas personas que previamente posibilitan que el milagro se produzca, pero también hay muchas otras que propician que por el camino se derramen las menos gotas posibles de este elemento esencial para la vida.
Javier y Alfonso son dos de estas personas. Una labor imprescindible mas aún en tiempos de declaración de sequía extrema. Son fontaneros pero no son solo fontaneros. Tienen agudeza auditiva para, en mitad de la noche, entre las calles de la ciudad dormida o campo a través, escuchar una ínfima parte de los 800 kilómetros de tuberías de Jerez (que van desde diámetro 500 hasta 50), ir sectorizando hasta atrapar el escape y marcarlo en rojo. Una vez detectada la fuga, a la mañana siguiente llegará otro equipo a abrir, sellar y volver a tapar. Misión cumplida. O no. Porque esto no para.
14 horas antes: ante la pantalla de telecontrol de la red
En realidad el trabajo de Javier y Alfonso, salvo las emergencias, arranca por la mañana bajo la dirección de Luis Rodríguez, responsable de telecontrol e instalación de abastecimiento, que lleva 23 años trabajando en ciclo integral del agua en Jerez, primero en Aguas de Jerez y desde hace diez años en AquaJerez, filial de FCC que se hizo con las riendas de la concesión en el quinto municipio más poblado de Andalucía. Desde su puesto de telecontrol, mano a mano también con Pedro Puertas (responsable de redes) y Jesús Morales (técnico de telecontrol), revisa las venas abiertas del ciclo integral del agua y supervisa que no falle nada, incluido lo que se pierde.
Ahora son las diez de la mañana en la estación depuradora de aguas residuales de Jerez, donde AquaJerez, la concesionaria que gestiona y explota el ciclo integral del agua en el municipio, tiene su cuartel general a nivel técnico. En total, unas 120 personas trabajan en conjunto para que por los grifos de los miles de usuarios salga agua, pero hay un equipo muy importante rigurosamente centrado en que el agua no se escape.
"Como no llueva pronto no sé a qué nos vamos a dedicar el verano que viene", se lamenta Luis, con un primer mensaje que deja a las claras la preocupación que reina en la empresa y lo negro que está el panorama hídrico en este punto de la baja Andalucía. Los embalses de Cádiz están por debajo del 16% de su capacidad y los años hidrológicos no cesan de cerrar a peor.
En Jerez llega el agua potable tras un viaje de 46 kilómetros, procedente de una fuente propia, el manantial de Tempul —seco a día de hoy—, y desde el embalse de Guadalcacín y la presa de Los Hurones. Existen unos 75.000 contadores de otros tantos abonados y, en una población de más de 214.000 habitantes repartidos por uno de los términos municipales más grandes del país, a menudo las pérdidas de agua corriente están donde menos se espera. En tiempos de escasez es un lujo muy caro que hay que combatir a toda costa.
Cada año se pierden unos 700.000 millones de litros de agua en España por fugas y averías
Jesús Morales, técnico de telecontrol, lleva 35 años en la empresa y conoció la gran sequía de los 90. "Nunca vi Tempul tan seco tanto tiempo seguido. El nivel freático se lo está bebiendo y cada vez está más abajo", admite. En este contexto crítico de sequía pertinaz, combatir las fugas de agua cobra aún más importancia.
España, y por ende Andalucia, pierde agua por un tubo, especialmente por los tubos obsoletos de fibrocemento (similar a la temida uralita y un material que se remonta más de medio siglo atrás y que sigue poblado el subsuelo de muchos pueblos y ciudades), pero gracias a Rodríguez y a su equipo, Jerez puede sentirse orgullosa de ser de las grandes ciudades que más controla al milímetro el agua potable que se fuga sin remisión.
Según cifran los expertos, cada año se pierden unos 700.000 millones de litros de agua en España por fugas y averías, pero Jerez, que consume unos 30.000 metros cúbicos de media al día, ha logrado que solo se le pierdan unos 15 por cada 100 litros. Un 85% de control de las fugas que, aunque en principio no lo parezca, está muy por encima de los porcentajes que se manejan en otros municipios, "en los que se pierde a veces la mitad del agua que llega en alta", apunta el técnico jerezano.
Desde esa enorme pantalla de las oficinas técnicas de AquaJerez, donde distintos colores marcan los sectores de la red en el municipio, también se controla la calidad del agua y la presión, pudiendo operar a distancia gracias a la "cacharrería" con la que hoy se gestiona. "En los diferentes sectores, las estaciones remotas, los caudalímetros y los traductores de presión nos informan de qué caudal y qué presiones tenemos a la entrada del sector; eso es lo que nos ayuda a comparar si es lo habitual o está ocurriendo algo distinto", explica Rodríguez.
Si la rotura da la cara en la calle, llamará un vecino o la Policía, pero lo peor que puede ocurrir en una fuga es que en el camino de salida que busca el agua encuentre el alcantarillado y se fugue oculta bajo el subsuelo. "Si es mucha cantidad, también tenemos sistema de telecontrol del alcantarillado (saneamiento), siempre que no haya lluvias, que desvirtúan el seguimiento", apunta el técnico, que insiste en que "lo más fácil es cuando ves salir agua a mansalva por un bordillo, eso se corta de inmediato. Lo peor es asumir que dentro de este entramado de tuberías hay un mínimo que es muy difícil que no se pierda".
Fibrocemento: "Nuestra pesadilla"
"Hoy está la noche tranquila pero anoche estuvimos buscando una fuga de Cuartillos a Lomopardo, y no veas en medio del campo en mitad de la noche… pero la encontramos”, sonríen ambos fontaneros, antes de volver a escuchar los latidos del Jerez subterráneo. Conocen en muchos casos de memoria por dónde va la traza del abastecimiento y del saneamiento, y saben en los puntos, especialmente del centro y las barriadas históricas, en los que se encuentra "nuestra pesadilla: el fibrocemento". Material que no solo ha pasado a la historia como elemento principal para envolver estas conducciones, sino que incluso "ha provocado problemas de salud muy graves en compañeros que han manipulado esos tubos", lamenta Rodríguez, que acompaña también el recorrido nocturno.
Pedro Puertas, responsable de redes, señala los problemas que provoca el fibrocemento, pero también destaca que Jerez lleva años empleando fundición como material para su red y "eso limita muchísimo toda posibilidad de vía de agua".
Calle a calle, plaza a plaza, Javier y Alfonso recorren la ciudad una y otra vez. A veces no son bien recibidos. "Hay vecinos que escuchan algo, se asoman y piensan que venimos a cortarles el agua o que buscamos enganches, pero nosotros solo tratamos de encontrar agua que se pierde". Y la realidad es que incluso el equipo detecta posibles fugas dentro de los domicilios particulares. "Si veo un contador andando como loco y veo que es de dentro, tengo que cortar, se deja la notificación y a la mañana siguiente se avisa al cliente”, comenta Javier, aludiendo a ejemplos como la clásica manguera abierta en el jardín de una unifamiliar o cualquier otro despiste casero que acaba costándonos caro a todos.
"Sabes más o menos cuál es el flujo del agua, si aquí y ahí hay poco, y por en medio hay mucho caudal, pues ya puedes hasta meter una cámara para ver en qué punto exacto está la entrada de agua. Ya entonces vienen los compañeros, abren y ven la rotura. Es una ayuda entre todos y cada uno aportamos", insiste el técnico de telecontrol. "Todo es un conjunto, todo el mundo sabe de qué va la cosa, este no es un trabajo que pueda hacer cualquiera sin experiencia; si no sabes fontanería o del sistema, no te enteras de nada”, dispone Alfonso, que trabaja desde hace más de veinte años entre latiguillos y tubos. "Casi todas las semanas se encuentran fugas, y no es que nos dé alegría, pero da sentido y recompensa nuestro trabajo", aporta Javier, con una pantalla colgada de su cintura donde un software que busca patrones y frecuencias características de posibles fugas va dando alertas de dónde puede estar el próximo chorro de agua a bloquear.
En el ADN de esta empresa, cuando era municipal o ahora bajo concesión, está el control de las fugas de agua. Incluso como mejora en el pliego para la concesión puntuaba la lucha por minimizar los posibles escapes de agua, lo que da una idea del compromiso que había antes y ahora por una pelea que, como se ha dicho, "también requiere de mucha inversión (anualmente hay un compromiso de algo más de un millón de euros en infraestructuras)", remacha Rodríguez, que no descarta que más pronto que tarde se sume a esta guerra antifugas la Inteligencia Artificial. Y apostilla sonriente: "Aunque habrá primero que enseñarle".
Será muy complicado detectar una fuga esta madrugada, a menos que haya una llamada de emergencia. El trabajo sistemático va calle por calle y a veces hay elementos que distorsionan la búsqueda. El ruido es el enemigo a combatir y cualquier pequeño detalle perturba la exploración. El nivel alcanzado por Jerez en cuanto a control de pérdidas de agua es difícil de rebajar como no sea, como se ha señalado, con mayor inversión en renovación de la red.
"Siempre falta inversión, eso está claro, pero hay que tener en cuenta que en estas obras de infraestructura todo es muy costoso, no solo es abrir, renovar y cerrar, sino que hablamos de que son obrones, que además perturban mucho la vida y el tránsito en las zonas donde se acometen", mantiene el técnico de AquaJerez, que reitera que "pese a todo, hay que seguir insistiendo en afinar aún más este trabajo... y aún más en estos tiempos".
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