Plena inclusión e igualdad de oportunidades. Son palabras que marcan la labor titánica de una asociación conocida que lleva 60 años luchando por mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual. Afanas Jerez, la más antigua de la provincia gaditana y una de las pioneras de Andalucía, está de aniversario. No solo celebra su incansable esfuerzo por apoyar a este colectivo y sus familias, sino también haber sido galardonada con el Premio Ciudad de Jerez ‘Solidaridad’ del Ayuntamiento. Su compromiso y su defensa está presente en el municipio desde 1964.
Todo comenzó gracias a la inquietud de varias familias con hijos con discapacidad que necesitaban un centro para su educación. “Por entonces no había integración en las escuelas, estos chicos estaban en casa o atendidos en ciertos centros. Pero había muy pocos sitios donde pudieran desarrollar sus capacidades”, explica a lavozdelsur.es Eugenia García Mateos, presidenta de Afanas Jerez desde hace cuatro años.
Al principio, la atención se dedicó a jóvenes que no tenían dónde ir y que empezaron a asistir a clases. “Comenzamos sin subvenciones de ningún tipo, eran donaciones de personas que querían colaborar con esta acción social”, recuerda Pepe Gijón, vicepresidente, que lleva 40 años vinculado.
El inicio de esta asociación dio pie a que nacieran otras iniciativas sociales en la ciudad. Pero los comienzos no fueron fáciles, pasaron varios años hasta que se inaugurara el primer centro. “No había recursos económicos, estuvimos en diferentes sitios, como La Merced, y se empezó con atención temprana”, comenta Eugenia, que menciona un inmueble que “casi se derrumba”. Aunque asumió el cargo en 2020, en plena pandemia, ella ya llevaba muchos años viendo de cerca el trabajo de Afanas. Su hermana melliza, de 62 años, lleva la mitad de su vida creciendo en esta asociación tras haber estado inicialmente en Sevilla.
“Cuando mi madre enfermó de Alzheimer, yo me hice cargo de su tutela y entré en el consejo del centro donde está, la Residencia Vistahermosa”, comenta la jerezana que, tras un periodo en la junta directiva, recibió la propuesta de presentarse a las elecciones por parte del fallecido Flavio Valencia, al que relevó en el cargo.
Precisamente, las instalaciones donde repasa la historia de Afanas llevan el nombre del antiguo presidente. Eugenia conoce como la palma de su mano el Centro de día ocupacional (Copad) Flaviano Valencia. Un proyecto que se hizo realidad gracias a María Dacia González Gordon, una mentora significativa, recientemente fallecida, que ayudó a crear este centro y estuvo siempre al pie del cañón. “Ella habló con el propietario de estos terrenos, que era familiar suyo, y con mucha solidaridad lo cedió”, explica la presidenta.
Así se inauguró el primer centro de Afanas en Jerez, donde más de medio siglo después se ofrecen actividades formativas y de habilitación sociolaboral y personal. "El objetivo principal es que los chicos con discapacidad tenga posibilidad de integrarse en la sociedad”, comenta Pepe.
Poco a poco, la asociación ha ido creciendo hasta convertirse en referente y llegar a atender a unas 250 personas cada año. En los cuatro centros repartidos por la ciudad ríen, aprenden y participan 190 personas, que son atendidas por alrededor de 90 trabajadores. Todos realizan un gran esfuerzo para estar pendientes de las necesidades de personas con síndrome de Down, con autismo u otras discapacidades. En su mayoría, son vecinos y vecinas que llevan años formando parte de la familia de Afanas, el más veterano tiene 82 años.
"El objetivo es que tengan la posibilidad de integrarse en la sociedad”
En este centro, participan en distintos talleres de carpintería, de lavandería, de cocina o creativo. Además, cuidan de un huerto y confeccionan camisetas, bolsos o carpetas con diseños originales que ponen a la venta en la tienda La Repera, abierta al público cada viernes.
“No me acuerdo cuánto tiempo llevo aquí, la verdad. Pero más de 20 años sí”, dice Carmen Vargas Rubiales. Esta jerezana de 52 años, con una leve discapacidad intelectual y deficiencia visual, es una de las 90 personas que asisten a diario a las actividades del Copad. Un viernes cualquiera está montando pompones en un taller de manualidades mientras conversa con sus compañeras. Pero a Carmen, lo que más le gusta es hacer deporte. “Me gustan mucho el atletismo y la natación”, señala.
Ella también forma parte del grupo al que llaman “autogestores”, espacio donde expresan sus preocupaciones. “En el grupo opinamos, decimos nuestras cosas y si hay algún problema, lo decimos y se va resolviendo”, explica la jerezana.
“Si vemos algo aquí que no nos gusta, pues lo decimos. Como el logotipo nuevo, hicimos una reunión y pedimos que lo cambiaran porque estaba muy antiguo y no representaba la realidad de Afanas. Y se cambió”, comenta desde la sala.
En Afanas Jerez siempre les han dado poder de decisión y han velado para que sus voces sean escuchadas. Al mismo tiempo que Carmen termina su pompón, Jose María Rodríguez echa una mano en el taller de carpintería.
Este jerezano de 58 años es uno de los más veteranos del centro, y se nota. Lleva 41 años recorriendo los pasillos y participando en todo tipo de iniciativas. De la cocina se acerca al lugar donde un grupo trabaja con la madera. Ahora están reformando la caseta de la feria. El martilleo resuena en el espacio situado junto a una pista de petanca. Jose María recrea en su mente cómo era el centro antaño, antes de que sufriera algunos cambios.
“El huerto estaba aquí y tenían una granja con 2.000 gallinas. Aquí se clasificaban los huevos”, dice señalando una sala con mesas y sillas. A unos metros de él, se divisan unos toldos de colores hechos por ellos mismos. Son muchas las horas que ha pasado en este centro al que tanto cariño guarda y por el que sea paseo como Pedro por su casa. Al fin y al cabo, lo es.
"Tienen muchas trabas para entrar en el mundo laboral"
En el sector de lavandería y de cocina trabajan ocho personas con discapacidad intelectual que cobran sus respectivas nóminas. Insertarse en el mundo laboral es aún más complicado para estas personas, pese a que le ponen toda su ilusión.
“Tienen muchas, muchas trabas en todos los aspectos”, lamenta Eugenia, que también menciona que hay empresas que “cuando los conocen, cuando ven cómo son, los contratan y se quedan indefinidamente” y “son trabajadores responsables, no tienen maldad ninguna”.
La presidenta pone en valor la disposición de estas entidades a incorporarlos a su plantilla. A su cabeza también llega el ejemplo de algunos que actualmente son funcionarios tras conseguir su plaza en unas oposiciones de la Junta de Andalucía.
El Copad ofrece un taller de empleo para aquellas personas más desenvueltas. Según explica, está formado por “los que consideramos que son capaces de acceder a un puesto de trabajo”. En esta formación, se preparan para enfrentarse a un trabajo. “Tenemos que avanzar todavía mucho”, comenta la jerezana que, a lo largo de los años, sí ha podido comprobar que esa inclusión que llevan por bandera va dejando de ser una utopía.
“Ha costado mucho trabajo, pero sí es verdad que se ha avanzado; en el terreno laboral no todo lo que quisiéramos. En el terreno de aceptación de las personas con discapacidad en la sociedad, sí. Ellos participan en todo, notamos una receptividad por parte de la sociedad bastante positiva”, expresa. Afuera, en el patio, solo se habla de la gran fiesta que Afanas Jerez está preparando por su 60 cumpleaños. El martes 22 de octubre tendrá lugar un acto institucional, un encuentro inolvidable donde la asociación repasará lo vivido y, cogerá fuerzas para todo lo que le queda por vivir.
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