A finales del siglo XVIII, el libro Viaje de España, de Antonio Ponz, ya recoge en su visita a Jerez esta archiconocida cita: "Hay una casa antigua que hace frente a la plaza del Mercado y pertenece, según me dijeron, a don Pedro Riquelme; se conoce que en lo interior está desfigurada, o no se hubo de acabar, pero se conserva la caprichosa portada del estilo de Berruguete, anterior al tiempo en que se hicieron las casas de cabildo”. Mucho tiempo después, miércoles 20 de julio de 1977, la antigua La Voz del Sur publica: “Tenemos un patrimonio artístico de muletas y esparadrapo”. Junto a un ladillo que reza “el casco antiguo hay que revitalizarlo”, una foto del vetusto Palacio Riquelme, y en el pie de foto se lee: “La Casa de Riquelme. Probablemente sea uno de los estercoleros más artísticos del país”.
Tres años después de aquello, el Ministerio de Cultura, en manos de Soledad Becerril (UCD), le concedió una subvención de diez millones de pesetas para su restauración. Cinco años después de aquel reportaje de La Voz del Sur, el Boletín Oficial del Estado (BOE) del 29 de noviembre de 1982 recogía la declaración de utilidad pública, a afectos de expropiación forzosa, de la que era beneficiario el Ayuntamiento de Jerez, y la adquisición del Palacio de Riquelme para "proceder a su restauración, rehabilitación y uso adecuado".
El próximo año se cumplirán cuatro décadas de aquella solicitud municipal —en la primera legislatura de Pedro Pacheco al frente del Consistorio— y esta joya arquitectónica del siglo XVI, una excelente muestra según los historiadores del arte del plateresco andaluz, ha sufrido recientemente un nuevo derrumbe en su arcada del patio interior, mientras que la Delegación de Urbanismo ha tenido que tapar de urgencia un butrón a través del cual se colaban los saqueadores del intramuros jerezanos, que lo mismo hurtan losas de Tarifa directamente de sus calles que se cuelan en inmuebles públicos o privados a obtener con total impunidad valiosas piezas arquitectónicas y de construcción que luego ponen a la venta en el mercado negro, según se ha denunciado en incontables ocasiones.
“Desde hace años la asociación de vecinos del centro histórico lleva denunciando, entre otras cosas, el estado en el que se encuentra el Palacio Riquelme como consecuencia del abandono y la desidia de cada uno de los gobiernos que han pasado por la ciudad”, cuenta Tamara Jiménez, presidenta de este colectivo vecinal, especialmente sensible y reivindicativo con la problemática del centro, la despoblación y el imparable deterioro de la gran mayoría de sus bienes patrimoniales.
Este edificio, explica Jiménez, “de portada renacentista, tiene peligro de estabilidad estructural, grietas en la galería interior y alto riesgo de expolio”. Y abunda: “El deterioro acentuado de Riquelme no hace más que poner de manifiesto la nula sensibilidad patrimonial en una ciudad que aspira a ser candidata a Capital Europea de la Cultura. Riquelme cumple todos los requisitos para ser incluida en la lista roja del patrimonio, en la categoría de palacios con un alto valor patrimonial en riesgo de desaparición, por lo que esperemos que se definan actuaciones para su recuperación y no dejemos caer definitivamente otro de nuestros edificios emblemáticos”.
Tras la expropiación municipal a principios de los 80, el inmueble pasó de bien demanial a patrimonial, por lo que estuvo varias décadas sin recibir inversiones públicas, pero sin tampoco poder ser enajenado para su salida a subasta y recuperación privada. El intento más próximo de sacarlo del agujero se produjo durante el boom inmobiliario de principios de este siglo. El difunto Joaquín Rivero, rey del ladrillo, se hizo con Bodegas Tradición, aledañas al Palacio, y el siguiente paso de su regreso a su ciudad natal pasaba por convertir Riquelme en la sede de su pinacoteca, una valiosísima colección de pintura española de diferentes siglos. Finalmente, debido a las dificultades administrativas y políticas, las propias bodegas adaptaron una de sus naves a pequeña sala expositiva y Riquelme ha seguido en ruinas, abandonado y sin uso como ha venido ocurriendo desde siglos atrás.
Levantado como símbolo de poderío de los Riquelme frente a la otra familia dominadora de las tierras jerezanas de la época, los Ponce de León, el Palacio ha servido de caballerizas e incluso de casa de la mujer del famoso Pantera. Ponz describe, en Viaje de España, la fastuosa fachada del Palacio: “Consta de cuatro columnas en el primer cuerpo: revestidas las jambas y friso de la puerta con cabecillas, animalejos ideales, y otras labores. Tiene un segundo cuerpo más pequeño, con semejantes ornatos, y a los lados dos figuras, al parecer representativas de Hércules en acción de dar a un león con las mazas que tienen en las manos”.
“Hace poco estuvimos en la consejería de Fomento, en Sevilla, y le dije a la consejera (Marifrán Carazo, PP) que Jerez merecía un trato igualitario, que es la quinta ciudad de Andalucía y que si a Granada le había dado 20 millones por su candidatura a la Capitalidad, Jerez merecía lo mismo; ya está bien de migajas y tanto castigo pagando tantos impuestos”, cuenta al otro lado del teléfono el delegado de Urbanismo, José Antonio Díaz, quien valor que, aun así, "dentro de esta capacidad económica limitada, estamos invirtiendo en el centro, pero necesitamos ayuda después de décadas de abandono". En el caso concreto de Riquelme, “recientemente hemos cerrado un butrón y vamos a reforzar la seguridad, pero la realidad es la que es: hay que comprender la situación económica de este Ayuntamiento y es imposible atender al momento tantas necesidades en la ciudad; no tenemos dinero para este tipo de actuaciones si la Junta no nos trata como a otros grandes municipios”.
Lo cierto es que, más allá de titulares sobre posibles usos, la última actuación municipal en Riquelme fueron los poco más de 85.000 euros que se invirtieron en 2015 para poner un parche y actuar en una mínima consolidación del inmueble. Esto permitió al actual gobierno local socialista que incluso presentara en su patio interior el que llamó Plan Director del Centro Histórico de Jerez, que luego se comprobó que no tenía ni desarrollo.
En el Plan Integral de Regeneración Urbana del Centro Histórico de Jerez, un documento de 136 páginas que el gobierno local presentó en otoño del pasado año, el Palacio Riquelme aparece en dos ocasiones. En una parcela de 1.190 metros, este plan propone una actuación "inmediata" que justifica en que "se trata de uno de los más importantes ejemplos de casa-palacio existentes en la ciudad, actualmente abandonado y en grave riesgo de ruina. Dado sus excepcionales valores patrimoniales, se estima que debería destinarse a usos públicos que permitieran la conservación y/o recuperación de dichos valores".
"Nos gustaría que fuera el faro que alumbre el centro histórico", aseguraba el delegado de Cultura, Francisco Camas, en 2018, en una entrevista en Diario de Jerez. Desde sede del antiguo instituto municipal de cultura hasta Parador nacional. Desde un Museo de Jerez hasta un Centro de Interpretación del Vino. Desde "un centro que recoja los atractivos de Jerez" hasta, más recientemente, un centro de investigación e interpretación del yacimiento de Asta Regia —se ha incluido el proyecto entre las iniciativas presentadas a los fondos europeos Next Generation—. Ideas de posibles usos ha habido tantas en estos años, algunas de lo más insospechadas, como cascotes y saqueos han ido produciéndose en el interior de un inmueble cuyo expediente para declaración como Bien de Interés Cultural ya se tramitó y que figura inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz. Figuras para proteger un valioso bien patrimonial que, casi desde su construcción, no ha dejado de caerse a pedazos, como sumido en un agujero negro del que no puede escapar.
Comentarios