Corría el año 2002. Carmona comenzaba a relanzar su imagen internacional con la recién creada Carmona Film Office, que apenas llevaba tres años en funcionamiento, impulsada por el entonces alcalde de la localidad, Sebastián Martín Recio (IU) quien gobernaba en mayoría absoluta. Atrás quedaron las películas del franquismo y el costumbrismo o aquel maravilloso videoclip de Gold del grupo Spandau Ballet. Con el siglo XXI comenzando, a la multinacional automovilística Toyota se le ocurrió grabar un anuncio de televisión única y exclusivamente para el mercado asiático, uno de los más jugosos por número y población.
El objetivo de la multinacional nipona era evidente: plasmar que en su lejano occidente existían campos de girasoles que inundaban los latifundios andaluces, concretamente los de la Vega de Carmona, otrora marisma, que este año luce como hace un lustro que no lo hacía, gracias a las copiosas lluvias de la primavera. Sobre todo, a las de la Semana Santa.
Bajamos camino de Marchena, buscando una imagen única del Alcázar del Reino don Pedro, hoy Parador de Turismo y del escarpe de la milenaria ciudad. Un lugar donde los girasoles, tan bellos como efímeros, se encuentran en su floración óptima. El calor aprieta de lo lindo esta semana, por lo que aquel visitante que quiera verlos en su esplendor debe darse prisa. Es lo que tiene la madre naturaleza.
En ese cultivo de girasol quedamos con Ramón Gavira, concejal de Turismo y Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Carmona. El turismo está en alza. Sólo hay que echar un vistazo a las calles del centro histórico de la ciudad para ratificar la evidencia. Carmona no es ajena al boom turístico poscovid, dentro de las más de 30.000 hectáreas que a esta plantación amarilla se dedican en uno de los territorios más extensos de España (923 kilómetros cuadrados).
Girasoles, un valor para ser Patrimonio de la Humanidad
Gavira afirma que, pese a que el verano es temporada baja en Carmona, "la floración del girasol empieza en plena primavera, que para nosotros es la mejor temporada del año". Antes de la covid recuerda tener datos de "unos 3.000 asiáticos al año venían preguntando por estos campos". Hoy, tras una pandemia que afectó a ese turismo oriental, parece recuperarse. Pero cada vez son más los españoles interesados en dichas visitas
"Con la pandemia hubo un descenso muy importante de visitantes asiáticos, pero ya el año pasado se comenzó a reactivar el mercado y vinieron varios grupos, que suelen alojarse o almorzar en el Parador, si bien la mayoría hacen una parada técnica en Carmona en su ruta turística entre Sevilla y Córdoba", afirma Paula Moreno, trabajadora de la Oficina de Turismo.
Un lugar, por cierto, que es un hervidero de visitantes. De hecho, durante el pasado 2023, esta oficina experimentó un incremento del 18% de visitantes con un total de 67.419 visitantes, mientras que en 2022 este registro fue de 57.318 personas.
De hecho, paseando por estas plantaciones, Gavira cuenta que, dentro del Plan de Sostenibilidad Turística en Destino, que están gestionando actualmente, "tenemos previsto crear un producto turístico con base en el girasol", pero no puede avanzar más datos, pues se encuentra en fase de redacción, antes de licitarlo. Sin duda, habrá que estar pendientes.
El concejal más longevo de la Corporación municipal (desde 2011 en el cargo), concluye la visita, ya en suelo urbano, indicando que, como la candidatura de Carmona a Patrimonio Mundial se denomina El Paisaje Cultural de Carmona, "los girasoles y su cromatismo dentro del paisaje natural de nuestro territorio formarán parte de ella, pues se centra en su paisaje cultural, patrimonial y natural".
Del jardín a la mesa como aceite
Pero la historia del girasol en Andalucía no ha sido siempre la misma. Para corroborarlo, hay que hablar con uno de los mejores americanistas de la actualidad, el escritor carmonense y profesor de Historia Esteban Mira Caballos, quien también los cultiva en su ciudad natal.
"El girasol es una planta americana, domesticada allí desde hace varios miles de años, alrededor del 3.000 aC". De hecho, en uno de sus viajes cruzando el charco se sorprendió al ver que en Texas se encontró "con grandísimos campos de cultivos de girasol, creyendo yo que estos latifudios eran una cosa muy de Carmona".
De hecho, llega a España en el siglo XVI, "pero como planta ornamental que la gente tenía, sobre todo los aristócratas y el propio emperador Carlos V, en sus jardines botánicos". Y, añade: "Tardó muchísimo en traerse de manera industrial para cultivarse por circunstancias obvias: nuestro aceite era el de oliva". Tal es así que su uso a nivel culinario llegó después que el maíz o la patata, ya generalizados en el siglo XVIII en la dieta española, siendo claves en épocas de hambrunas.
"El cultivo de girasol a nivel industrial en España es contemporáneo, a caballo entre finales del XIX y, sobre todo, durante el siglo XX, después de estar 400 años en numerosos jardines privados de nobles y aristócratas". Qué cosas. De hecho, Mira indica que sorprendería a muchos españoles ver que en Puerto Rico, Costa Rica o Panamá “hay grandísimos campos de cultivo, así como en el norte de México".
Una oportunidad para los emprendedores locales
En este camino por Carmona, y tras una visita con un grupo de escolares, Rafael Morales, gerente de Adarve Patrimonio Cultural, empresa local enfocada al sector del turismo, da cuenta del interés creciente por visitar los campos de girasoles del municipio. Para Morales, aunque los girasoles representan un atractivo adicional para la población, no constituyen un reclamo turístico tan significativo. Explica los matices: "Los campos están alejados del pueblo y, cuando empiezan a salir los girasoles, hace mucha calor. No obstante, es evidente que atraen a muchos visitantes, cada vez más, pero cada vez más, también, con menos guías de Carmona".
La publicidad de Carmona ha crecido, algo evidente, atrayendo a más personas de lugares cercanos, aunque estos visitantes no siempre contratan servicios locales, lo cual representa un desafío para los guías turísticos locales. Para Morales, la clave está en combatir la estacionalidad y diversificar la oferta turística. Propone, de hecho, "la creación de un centro de interpretación o un pequeño museo dedicado a los girasoles y la agricultura local para atraer visitantes durante todo el año. Podría ser una alternativa pública o privada, similar a las actividades que se realizan en haciendas que tienen museos sobre el aceite".
El gerente de Adarve subraya la importancia de reconocer el valor patrimonial de los girasoles y la agricultura local, no sólo como recurso turístico, sino también cultural: "El girasol, el trigo, la vega o la agricultura son parte del patrimonio de Carmona", defiende. Y va más allá: considera fundamental que los propios carmonenses sean conscientes de la riqueza de su patrimonio y que se trabaje en su valorización tanto en el ámbito educativo como cultural.
Por ejemplo, en el ámbito de la fotografía, los girasoles han demostrado ser un recurso a nivel local. Morales menciona que "hay muchas familias que quieren hacerse una foto de preboda o una foto de postboda en los girasoles". Este aspecto ha permitido a los fotógrafos locales, incluido él mismo, sacar más provecho económico de los girasoles que del turismo convencional.
El poder del campo carmonense
Contemplar a vista de pájaro las 30.000 hectáreas de girasol, con una producción media de unos 1.200 kilos por hectárea es espectacular. Y sobre todo, en estos momentos. Así lo cuenta José Manuel Rodríguez, presidente de la cooperativa Agrícola Carmonense: "El girasol goza de buena salud en Carmona, a pesar de haberse reducido su siembra en un 10% por los cambios en la nueva Política Agrícola Común (PAC), que obliga a los agricultores a dedicar entre un 5% y un 10% de sus tierras a cultivos de leguminosas como habas, guisantes y garbanzos". No obstante, ve a corto plazo una mejora de estos números y poder volver a las cifras anteriores.
El presidente de esta corporación, que agrupa al 90% de los pequeños agricultores, destaca la colaboración entre la cooperativa y la delegación de Turismo desde hace más de veinte años: "A modo de obsequio, proporcionamos semillas de girasol para los turistas y facilitamos el contacto con los agricultores para visitar sus parcelas". Lo del obsequio para el visitante causó furor en su día entre los asiáticos. Incluso hay un photocall en la oficina de turismo simulando estos campos dorados.
"Es cierto que el turismo no está en nuestros genes, pero estamos abiertos a cualquier posibilidad que acerque la agricultura al público", afirma. Esta apertura incluye la organización de actividades como concursos de dibujo en fincas de agricultores y otras alternativas que promuevan la conexión entre la agricultura y el turismo.
Quién le iba a decir a los carmonenses que un anuncio de Toyota hace más de veinte años pondría al idílico paisaje de girasoles de su ciudad en el mapa. Esta ciudad, que aspira a ser Patrimonio de la Humanidad, ha visto un notable incremento en el número de visitantes, atraídos por la belleza efímera del sol de las Indias. Con una floreciente industria turística local, Carmona está aprovechando este fenómeno para diversificar su oferta y promover su rico patrimonio cultural y agrícola. Queda trabajo por hacer. El futuro seguirá siendo prometedor si se continúa contando con todos los agentes implicados. Y pensar que todo comenzó en un jardín aristócrata de cierto emperador español hace ya cinco siglos.
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