A través de su catalejo lo veía todo. No se le escapaba ninguna embarcación que llegara al puerto. Una vez divisada, anotaba en su libro cada movimiento con todo lujo de detalles. Antonio Tavira lo controlaba todo desde la cota más alta del casco antiguo de Cádiz. Fue el primer vigía de la Torre Tavira, imponente reliquia del pasado construida en el siglo XVIII guardiana de un sinfín de historias de comerciantes.
Desde la terraza donde el vigia clavaba su mirada en el mar, tres siglos después una mujer mira a la costa. Belén González Dorao disfruta, una vez más, de una panorámica privilegiada que abarca toda la tacita de plata. Sus pies reposan sobre la única torre mirador —de las 133 conservadas en la actualidad— que está abierta al público, el resto se ubican en casas privadas.
“Llevo 30 años viendo estas vistas y no me canso”, expresa la gaditana que ha subido los 173 escalones innumerables veces. A 45 metros sobre el nivel del mar confiesa tener “una relación muy estrecha” con este elemento del patrimonio gaditano que alberga un atractivo. En 1993 Belén decidió apostar por su sueño e instaló la primera cámara oscura de España, un artilugio óptico considerado el principio de la fotografía que refleja una imagen real y en movimiento. “Para mí es como mi hija”, comenta desde las alturas mientras recuerda todo el amor que dedicó y dedica a este proyecto personal.
“Vi la cámara oscura de Edimburgo, Escocia, en el 92 y me pareció una idea maravillosa. Me inspiró, tenía esa inquietud emprendedora”, cuenta Belén a lavozdelsur.es. Tras visitar varios emplazamientos como el torreón de las Puertas de tierra, se decantó por instalar el instrumento en la ubicación actual, a unos metros de la plaza de las Flores. “La primera vez que subí, que estaba cerrada al público, me enamoré, dije, aquí tiene que estar. Como cuando ves al amor de tu vida”, explica.
Se puso en contacto con el Ayuntamiento, propietario de la torre, y le presentó al equipo de gobierno la nueva propuesta que quería desarrollar en un enclave por entonces en desuso. A partir de ahí comenzó una aventura que, al principio, resultaba un atrevimiento para muchos. Según señala la gaditana, “nadie sabía lo que era una cámara oscura, no creían en el proyecto, me decían que quién iba a pagar dinero por subir. Pero yo lo tenía claro, estaba ilusionada”.
Así, a base de esfuerzo, tiempo, energía y mucho apoyo de la familia, Belén logró abrir esta atracción pionera en el país. Cuando despegó, no fue fácil en una época en la que el turismo aún no había avanzado como en la actualidad. “Ahora, la gente entra y sale y vienen muchos colegios, pero los primeros años no entraba nadie por la puerta. Había días que abría a las 10.00, cerraba a las 18.00 y solo habían venido dos personas”, cuenta remontándose a los inicios.
Poco a poco, la que fuera la torre vigía oficial del puerto de Cádiz en 1778 volvía a cobrar vida. De nuevo, recuperaba el trasiego, esta vez, no de comerciantes a la espera de sus barcos sino de turistas con ganas de descubrir la época en la que esta torre brilló. Esta fue testigo de las idas y venidas del comercio con las Américas. “Cádiz fue muy importante en el siglo XVIII porque todo tenía que pasar por aquí, el oro, la plata, las patatas, el chocolate, la seda, todas las mercancías, era el puerto oficial del reino de España”, añade.
"Por Cádiz pasaba todo"
Con el tiempo, “pasito a pasito”, el equipo, que comenzó con tres personas, se amplió a 18. “Hemos ido creciendo, siempre con los pies en la tierra y siendo muy conscientes del tesoro que tenemos en nuestras manos. Tenemos la responsabilidad de cuidarlo, de mejorarlo, de mantenerlo, de difundirlo, de amarlo”, expresa la profesional del turismo que antes funcionaba con el boca a boca y, ahora “mucho posicionamiento porque van cambiando las herramientas del juego”.
El proyecto de Belén va más allá. No solo ha instalado la primera del país sino también todas las demás. Con su empresa Torre Tavira cámara oscura S.L, ha llevado este instrumento utilizado a lo largo de la historia tanto por pintores como para el entretenimiento a Jerez de la Frontera, Écija, Sevilla, Tudela, Santander, Jaén y Béjar.
Andalucía es la comunidad con más cámaras oscuras de España gracias a esta gaditana que realiza un proyecto de investigación sobre todas las que hay en el mundo. Además, la Diputación de Cádiz se puso en contacto con ella para regalar una a La Habana, ciudad hermanada con la capital; y abrió otra en Lisboa.
Varios visitantes entran en la habitación desde la que están a punto de dar una vuelta aérea por la ciudad. Mientras Araceli, la guía, maneja el instrumento, todos se asoman a una esfera como si de un balcón se tratara. En tiempo real contemplan el castillo de San Sebastián, la catedral, un gigantesco crucero que ha atracado en el puerto o el barrio de La Viña. Monumentos a vista de pájaro entre los que se divisa uno que solo se puede ver desde determinados puntos, la bella escondida, cargada de leyendas.
La Torre Tavira divulga la importancia de Cádiz en siglo XVIII, ofrece una experiencia singular y brinda unas preciosas vistas. Y no se queda ahí, a lo largo del año acoge multitud de eventos culturales, talleres de fotografía o conciertos íntimos. “Hacemos muchísimas cosas, siempre estamos maquinando y participando activamente, la Asociación de Empresa Turística de la Provincia de Cádiz nació en esta torre”, explica.
La brisa y los rayos del sol acarician el rostro de Belén que, junto a su equipo, continúa trabajando a varios metros del suelo.
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