1936 fue un año agridulce para el anarquismo en Jerez. En la primera mitad del año, la escena bullía de ideas y proyectos, con ese germen creativo característico de los años treinta, azuzado en Jerez por la huelga general de 1934. A partir del verano, con el golpe y la represión por el bando sublevado, se truncaron todos esos proyectos y muchas de las vidas de sus promotores. Dos tiempos que son como el día y la noche: bisagra entre ambos, y quizá una clave oculta en la transición de uno a otro, pudiera ser un mal conocido ateneo libertario. El fatídico Ateneo 'Estudios'.
El 20 de mayo de 1936 se constituía en Jerez este proyecto largamente esperado en la escena anarquista local. Su nombre completo era Ateneo Cultural 'Estudios' y tenía sede en la calle Justicia, 26. Organizado por las Juventudes Libertarias, compartía local con el Sindicato de Albañiles afiliado a la CNT. Según se recuerda, el Ateneo fue fundado con la intención de proveer una educación libertaria: “allí se enseñaría a leer y escribir, se comentarían los textos clásicos del anarquismo, a la vez que se organizarían actividades culturales”. Se imprimieron mil carnets de socio.
Las fuentes retrospectivas suelen denominarlo "Ateneo Libertario" o "Ateneo Cultural Libertario", a secas. No obstante, en los documentos de la época aparece como Ateneo Cultural 'Estudios', nombre que encaja con un curioso fenómeno cultural de la España de 1936: la multiplicación por todo el territorio nacional de grupos relacionados con una célebre revista ecléctica libertaria, publicada en Valencia y titulada Estudios. La propia revista dedicaba una sección periódica a la constante creación de "Peñas de amigos y lectores de Estudios", a veces ubicados junto a sindicatos anarquistas, como fue el caso de los grupos de Barcelona, Córdoba o, si estamos en lo cierto, Jerez. Se anuncian nuevas peñas en los números de febrero, junio e incluso septiembre de 1936.
Además de estos grupos más especializados, los artículos de Estudios solían formar parte de lecturas en común en “los locales de la CNT o los ateneos libertarios”. La nota de prensa sobre nuestro Ateneo conservada en los Protocolos Municipales de Jerez no habla de anarquía o socialismo, sino de amantes de la ciencia, el progreso y la cultura… “Nuestros cerebros entorpecidos reclaman la cultura que nos predisponga en condiciones de poder analizar las fases del progreso, representada en todas las manifestaciones de la vida”. Retórica digna de los amigos de Estudios.
Desafortunadamente, el proyecto quedó estancado tras su fundación: el cofundador Miguel Vega afirma que no llegó realmente a abrir sus puertas, pese a que llevaba tres o cuatro años en preparación y habían reunido ya muchos libros. Estos seguramente incluían volúmenes de la Biblioteca de Estudios editada por los valencianos —fiel a ese espíritu "ecléctico”, abarcaba desde la educación sexual o el darwinismo hasta tratados médico-naturistas—. Lo máximo que ofrecieron sus creadores al público fueron un par de obras en el teatro Eslava, o quizá sólo una, El pan de piedra (El carbón) de José Fola Igúrbide (1913). Sabemos de unas pocas reuniones ordinarias del Ateneo en las que se discutieron temas como “compatibilidad y [sic] incompatibilidad moral dentro del Ateneo” (16 de junio) o “¿Existe diferencia entre la delincuencia social y común?” (23 de junio y 7 de julio).
Ni tan vivo ni tan muerto... Tal vez Vega exageraba la inmovilidad del Ateneo, por compararlo con otros grupos de la escena anarquista del momento. Varios colectivos estaban activos en la ciudad ese mismo año: Hacia la Anarquía, Acción y Pensamiento, Sol, Los Sembradores de Acracia… [1]. Miembros de los dos primeros prepararán una ponencia sobre el “comunismo libertario” para el Pleno Provincial de la FAI gaditana, aprobada en junio de 1936.
Llega el verano y aún nadie se huele nada... Es más, pareciera que la gente tuviera menos miedo que antes a significarse políticamente. Y, sin embargo, de todas estas actividades y organizaciones libertarias, la más peligrosa para sus miembros pudo ser, irónicamente, la pertenencia a ese Ateneo 'Estudios' que ni siquiera echó a rodar. Al saber del Alzamiento, los responsables del Ateneo queman la biblioteca en la Hoyanca de San Telmo, pero algo se les debió de escapar de las manos.
Nuestra hipótesis: un listado de afiliados cae en manos del enemigo. De otro modo es difícil explicar tan minuciosa persecución. Por supuesto, los estatutos con sus tres firmantes estaban a disposición del poder municipal [2], pero la represión reunió muchos otros nombres. José Alvarado Márquez afirmaba no tener más afiliación que el Ateneo, y a Antonio Narbona Barrios también es la única militancia que se le asocia. Semejante es el caso de Manuel Moreno Durán, asesinado en dirección a Ronda, si es que no fue perseguido por vegetariano-naturista. Una investigación de 1938 sobre las actividades subversivas de Antonia Cantalejo Sierra, secretaria del Sindicato de Emancipación Femenina, comenzaba constatando que “figuraba inscrita como socio cotizante en el Ateneo Cultural Libertario” [3]. Según Miguel Vega, incluso ejecutaron a los carpinteros que trabajaron en el mobiliario de la sede, Antonio y Manuel Caro Crespo. El promotor Diego Pérez Núñez sí lograría escapar de sus captores, aunque perecería gaseado por los nazis en el castillo de Hartheim.
Los acusadores se refieren repetidamente a este proyecto imberbe con la expresión "el Ateneo Cultural Libertario", como para darle mayor solidez o significación a algo que todavía no había iniciado su andadura. Como si capturando a un jovenzuelo formalmente afiliado a "el Ateneo Libertario" hubieran pescado a algún pez gordo, a un ateneísta adoctrinador de las masas. José Alvarado Márquez, de 26 años, abría así su última carta desde prisión:
Escribo esta carta hoy con la certeza de que han de matarme aunque yo no he cometido otro delito que el de estar afiliado al Ateneo Cultural 'Estudios' y haberme acusado un individuo de que yo tengo ideas contrarias...
De nuevo, lo único que podían probar era su nombre sobre un documento: su pertenencia formal a un Ateneo inexistente, y con él a un mundo, una sociedad que apenas empezaba a nacer, esa alba degollada.
[1] José Luis Gutiérrez Molina, La idea revolucionaria: el anarquismo organizado en Andalucía y Cádiz durante los años treinta. Madrid: Ediciones Madre Tierra, 1993, p. 158.
[2] Miguel Vega Álvarez, Episodios personales, p. 87.
[3] Legajo 1269 de 15121938, 15/12/1938. Archivo Municipal de Jerez.
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