Apenas rondaba el mediodía en el instituto Coloma de Jerez, cuando un grupo de alumnos de segundo de bachillerato limpiaba una zona del patio junto a la calle Santo Domingo. Entonces, entre matorrales, encontraron un proyectil de como poco sesenta años de antigüedad, cargado, con ocho kilos de TNT. Avisaron a la dirección y ésta a la Policía. Llegaron los Tedax y en un camión trasladaron a Cádiz el misil. Estaban relativamente tranquilos porque no llevaba espoleta, por lo que "solo una manipulación muy mala" podía suponer un peligro, explica el director, José Ángel Aparicio.
El proyectil es de los que se usan en el mar, de 75 milímetros, y no de 80, como los que solía utilizar la Armada española. Estos hallazgos son habituales en zonas como San Fernando, pero no en Jerez. Además, tiene pintado a mano una especie de anilla celeste, por lo que la investigación aún no ha logrado conocer bien su origen. Pero hay una explicación que abre todo el abanico de posibilidades: armas de contrabando en la resistencia anarquista contra el franquismo. Esta historia se cuenta viajando a lo largo de la historia del siglo XX de Jerez.
José Alvarado, de 26 años, fue uno de los anarquistas fusilados en La Corta, en Jerez, a raíz del golpe de estado franquista. Su primo, el protagonista de esta historia, Juan Jaén Márquez, conocido como El Márquez, ya le había avisado del riesgo que corría. Aquello le marcó. Y en esas, las tropas golpistas le fueron a reclutar. Jaén Márquez, entonces, se marchó desde Jerez hasta Málaga caminando, sobre todo de noche, mientras por el día se escondía, en busca de la zona republicana. Apenas tendría 21 años entonces. En Málaga le llegó el asedio que culminó en La Desbandá, todo un genocidio de malagueños y ciudadanos de alrededores que huían de los nacionales. Acabó, como otros muchos, en Barcelona.
"Volvió a España porque quería luchar contra Franco. Él ya vivía bien en Francia, tenía hasta un negocio y una novia tras la Segunda Guerra Mundial"
Márquez, El Márquez, como le conocían, comenzó en las milicias y acabó primero de sargento y después de capitán, cuando la República, a la desesperada, militarizaba a civiles para mantener la batalla. Cuando todo caía pasó a Francia. Estuvo en un campo de concentración junto a otras 48.000 personas. Un barco mexicano se ofreció a llevar a su país a aquellos españoles. Márquez prefirió quedarse. Tenía otros planes. Acabó luchando la Segunda Guerra Mundial y participó en la toma de París. Al acabar la contienda, llegó a abrir un negocio en el país, tenía hasta una pareja francesa.
Todo esto lo cuenta su hijo, Juan Jaén, que es cantaor con tres discos editados, Juan de Márquez. Lo va corroborando también Paco Cuevas Noa, de CNT Jerez además de investigador del anarquismo en la zona. Es, de hecho, quien alerta primero de que la bomba encontrada en el IES Coloma de Jerez este martes tiene una explicación anarquista, una tesis muy clara y que se expone a continuación.
Volvamos con el padre. Juan Jaén retorna a España y pasa primero por Madrid. Allí le investigan pero controlan. Le dejan continuar su camino, porque "no le encontraron delitos de sangre en la Guerra". Había pasado alrededor de una década, toda vez que la Segunda Guerra Mundial acabó en el 45. "Volvió porque quería luchar contra Franco", cuenta su hijo. Entonces, entre los que habían batallado por la República había una esperanza de que, igual que el fascismo había caído en su versión alemana del nazismo y en la primigenia italiana, caería el fascismo español. Había, así, razones para aguantar.
En Jerez, Juan Jaén El Márquez sirve de enlace entre el exilio, que conocía, y los maquis de la zona, especialmente en la Sierra. Volvió como militante de la FAI, la Federación Anarquista Ibérica. Entonces, en 1950, cayó buena parte del movimiento maquis en la provincia. El líder de CNT en Andalucía, Antonio González Tagua, es acribillado junto a varios compañeros cuando trataban de huir desde el puerto de Algeciras hacia Gibraltar y, después, hacia África. En 1949 había caído el Comandante Abril, alias de Bernabé López Calle, en el maquis entre la Sierra de Cádiz y Málaga tras dejar la Guardia Civil, donde había sido cabo y era visto por sus antiguos compañeros como un traidor.
Mientras se casa y tiene hijos en la ciudad, El Márquez trabaja como maestro de obra. Realiza otras labores bajo los planos de Fernando de la Cuadra, como el colegio de la barriada de La Plata. En el 42 ya estaban los planos para el actual Coloma, pero no sería hasta el final de la década cuando el proyecto se pone en marcha. Varios testimonios de anarquistas que refrendan el hijo de El Márquez y Francisco Cuevas Noa señalan que en los sótanos de aquel instituto había un auténtico arsenal. Algún anarquista anciano como El Tripa aún hoy decía recordar esos testimonios, si bien es una persona ya enferma.
"La cuadrilla de trabajadores eran anarquistas", señala Juan Jaén El Márquez hijo. Estaban Francisco González Vidal, nacido en Lebrija pero residente en Jerez, de profesión albañil y que había recibido sentencia en Consejo de Guerra, o Diego Miranda, también sevillano de El Arahal, señala el portal todoslosnombres.org sobre los represaliados. Corría 1953 cuando, una vez cesada la actividad del maquis, que había sido exterminado en la práctica, "la estrategia pasó a ser la de los atentados para acabar con Franco", señala Cuevas. Al menos ocho registraba La Sexta en un reciente reportaje sobre las intentonas.
"Le condenaron a 61 años de cárcel por bandidaje y terrorismo. Cumplió diez por buena conducta, pero le dieron muchas palizas y por eso murió joven"
"Una opción es que en el Coloma hubiera un intento, pensando el grupo que había posibilidad de que viniera Franco a inaugurar el instituto, por testimonios que tenemos", añade Cuevas Noa. Juan hijo no tiene constancia de ello. "Yo de eso no sé". Pero sí de que la cuadrilla fue detenida.
"A mi padre le condenaron a 61 años de cárcel por bandidaje y terrorismo". Fue detenido "en el colegio". Allí fue a buscar "unos documentos que le comprometían". Habla el hijo de que tenía intención de salir desde un barco en El Puerto porque supieron que les estaban buscando y sitúa ahí la emboscada de Algeciras. Para entonces, eso sí, una vez que cae El Maquis, toda la estructura anarquista se empieza a desmoronar, a medida que el régimen avanza hacia la legitimación internacional. No en vano, en el 53 fue el año de creación de la Base de Rota. En aquella época se va apagando la resistencia al franquismo, tras la derrota del maquis. La estructura que quedaba iba a morir o matar.
Según explica Juan, una limpiadora del colegio le delató, en 1953. "Mi padre vio que estaban preguntando por él cuando había ido por los papeles. Escuchó que la limpiadora le decía a los hombres 'míralo, ahí está, ése es El Márquez', y lo detuvieron". "Mi padre tenía una vida acomodada, clase trabajadora pero un trabajador privilegiado. Yo tenía un año cuando lo cogieron, mi madre estaba embarazada y mi hermana mayor tenía cinco años. Luego mi madre pasó el quinario". Finalmente, el colegio fue inaugurado en abril de 1953 -el instituto venía de antes, pero el edificio era nuevo- con la presencia del ministro de Educación Joaquín Ruiz-Giménez, quien luego sería Defensor del Pueblo bajo el Gobierno de Felipe González tras convertirse en los últimos años de franquismo en una oposición democrática en las altas esferas, adonde saltó desde el más rancio falangismo.
En la cárcel, su padre recibió grandes palizas. Su padre contaba que en el cuartel, un capitán les dijo. "Yo no me explico que con lo valiosos que sois, porque hay que valer para hacer lo que hacéis, os complicáis la vida en defender un pueblo que no merece ni el agua que bebe". Y en eso, dice Juan hijo 70 años después, "tenía razón en parte", dice crítico. Lo que hicieron fue mantener aquel arsenal en el Coloma que había sido enlace con el maquis de la Sierra y que, o bien escondía explosivos, o bien preparaba "una gorda", como dice Cuevas en base a testimonios recabados tiempo atrás.
En Valencia le torturó un tal capitán Caballero. "Le hacían dormir días y días con el frío sin ropa, mi padre tenía que dar saltos para no morir congelado". Le causaron fuertes lesiones que arrastraría toda la vida. Aquel hombre le dijo: "No puedo matarte porque no tengo la orden. Pero no vas a ser un hombre en tu vida". La tesis del hijo es que conocía nombres e intentaron sonsacarles. "Le daban palizas de todas las clases". Antes de ir a Valencia, alguien avisó a su esposa de que pasaría en un tren camino de Sevilla desde Cádiz. "Mi madre iba con mi hermana y contaba que no se cayó al suelo de milagro, que fue por la niña", de tan duras que fueron aquellas torturas.
Finalmente, cuando iba a hacer diez años de prisión, "gracias a buena conducta, porque era muy educado y una persona muy humana, pero muy inteligente, le fueron reduciendo condena. Se hico hasta cocinero en la cárcel. Superaba lo que tocaba". Entre tanto, la familia vivió a duras penas en una habitación reducida en lo que entonces se llamaba calle Murguía, junto a la calle Puerto. "Mi madre trabajaba de lo que podía. Estábamos señalados. Yo me he criado en un cuarto sin ventanas. Hasta las doce, que mi tío se iba a la panadería, no podía acostarme a dormir en una cama de paja. Yo me he sacado ratas así de grandes de los calzones que me subían por la noche".
El hallazgo y esta tesis siguen generando muchas preguntas, porque, según los Tedax, su calibre no se corresponde con el que usaba la Armada
Los años posteriores a la prisión, El Márquez volvió a la obra, pero con importantes secuelas. A eso de sus 60 años sufrió su tercera trombosis y falleció. "Mi padre vio el atentado a Carrero Blanco, pero no la muerte de Franco", señala su hijo. "Era un hombre pacífico", pero que vivió la muerte de su primo, un exilio y un sentimiento interno de injusticia. "Viva la clase de hombres que dio entonces este país. Hombres de verdad. Muy equivocados o acertados, pero siempre desinteresados, luchando por el bien común, nunca por ellos mismos. Hoy es muy difícil encontrarlos", remacha Juan El Márquez hijo.
De confirmarse esta tesis, que ya conoce la Policía Nacional, el IES Padre Luis Coloma "con más razón", dice su director, pedirá al Tedax "que nos dejen exponer el proyectil cuando ya no tenga la carga. Este instituto es muy antiguo. Guarda muchas historias".
Quedan muchas preguntas en el aire. ¿Por qué estaba este proyectil prácticamente al aire, entre matorrales? ¿Ha podido ser la lluvia y los años lo que lo desenterrase? ¿De dónde procede, si no es un misil español? No tiene las inscripciones propias que el Tedax usa para investigar estos hallazgos, como marcas de explosivos. ¿Guardaron los anarquistas algún material para evitar una mayor incriminación? Muchas preguntas que un grupo de jóvenes de segundo de Bachillerato, de casualidad, han sacado a la luz.