Sanlúcar se moviliza para ayudar a las personas afectadas por las consecuencias de la DANA en la Comunidad Valenciana. La catástrofe ha removido también el alma de los vecinos y vecinas de este municipio gaditano que no para de organizar iniciativas. Un aluvión de solidaridad abrumador que se palpa en cada rincón. Desde los colegios hasta las peluquerías han reaccionado a la situación devastadora que se vive a más de 800 kilómetros.
En el Colegio Maristas, en Bonanza, han tendido la mano con una campaña de recogida que ha comenzado este lunes y se extiende hasta el miércoles. “Vimos en redes sociales que había muchos puntos de recogida pero, la mayoría, terminaban el fin de semana. Así que decidimos alargarlo para que la ayuda llegue también a final de semana”, explica Manuel López, el director, desde la puerta, por la que acaba de entrar una vecina cargada de bolsas.
Un grupo de alumnos y alumnas se encarga de trasladar los enseres y productos de alimentación o higiene al gimnasio. Allí se almacenará hasta el jueves, cuando se llevarán al camión.
“Nos han dicho que como el acceso a los pueblos está restringido se deja todo en los polígonos y desde allí los llevan a puntos de distribución”, comenta Manuel, que comparte que no podían dejar de sumarse a esta causa porque lo llevan en el ADN. Este centro educativo concertado participa durante todo el año en iniciativas solidarias con asociaciones como Cáritas. En esta ocasión, organizan y clasifican las cajas para familias que lo han perdido todo.
En el gimnasio, los estudiantes de tercero de la ESO están involucrados en esta labor. “Queremos inculcar valores a nuestros alumnos. Ha sido algo catastrófico y se necesita la ayuda de todo el mundo”, añade el director.
Entre los voluntarios está Asun Jiménez, de 14 años, que es consciente de lo que ha ocurrido y de cómo puede ayudar. “Es muy impactante, las familias han visto sus casas destrozadas. Es muy fuerte”, dice dejando una bolsa llena de mantas en el suelo.
En cuanto han recibido el llamamiento, las familias se han volcado. “Todo lo que traigamos aporta para ayudar a la gente que, por desgracia, han perdido hogares y familiares”, dice Asun rodeada de cajas con botas y pañales para bebés. Ella y sus compañeros se ponen en la piel de las personas afectadas. “Ya no es solo lo material, sino los recuerdos que tenían en su hogar, creo que es muy doloroso. Es muy duro lo que están pasando”, expresa.
Este lunes, otras manos también organizaban cajas al otro lado de la ciudad. Leche, alimentos no perecederos y agua que se han almacenado durante este sábado y domingo en el antiguo parque de bomberos. Un punto habilitado por el Ayuntamiento en colaboración con a Hermandad de Nuestra Señora de la Caridad Coronada y la Agrupación Local de Protección Civil, y en coordinación con la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP).
Según el Consistorio, la FEMP informó este domingo que dados los problemas de logística y almacenamiento, es más recomendable enviar las ayudas a través de donaciones económicas a las organizaciones que trabajan en las zonas afectadas. Por eso, este punto de recogida, cuya actividad estaba prevista, en principio, hasta este martes, se encuentra suspendido.
Todo el material donado se cargará en el camión de Juan Manuel García, conocido como Nino, sanluqueño de 51 años que ha puesto su vehículo a disposición, no solo del Ayuntamiento sino de todas las organizaciones que lo necesiten. “He querido poner mi granito de arena. Nos hemos volcado con Valencia”, comenta Nino, que lleva 30 años trabajando en ferias de toda España con su servicio de catering.
Lleva once años montando este servicio en las Fallas de Valencia y conocen a muchos compañeros que han sufrido las inundaciones. “Hemos estado hablando con ellos y está la cosa muy jodida allí, nos dicen que está la cosa peor de lo que se ve en la tele”, explica el sanluqueño a lavozdelsur.es.
"Está la cosa peor de lo que se ve en la tele"
El tráiler ya está lleno de quince palés de agua y dos de leche y, pronto, recibirá las donaciones de distintas hermandades, empresarios y otros particulares. “Estamos intentando llevar EPIS, los necesitan, unos médicos nos han dicho que hay muchas infecciones y contagios”, comenta Nino junto al vehículo.
Para esta iniciativa ha contado con la ayuda de su amigo Juande Pérez, sanluqueño de 50 años, que ha difundido la causa por las distintas hermandades del municipio. Además, contactó con el Ayuntamiento para ver cómo podían echar una mano.
Otros sanluqueños se han desplazado directamente a los pueblos afectados para colaborar. Es el caso de Juanjo Diánez, enfermero que dio el salto a la comunicación y saca adelante Lutier Producciones, entre otros proyectos. Este joven ha vivido en primera persona lo que está pasando en pueblos como Alaquàs, Picanya, Sedaví, Paiporta, Benetússer o Alfafar.
“A mí me hizo el click un vídeo que vi en YouTube de un chico que estaba grabando por allí. Me emocioné y dije, tengo que hacer algo”, dice a este medio. Decidió unirse a un grupo de personas que se habían organizado para movilizarse y se dirigió a Catarroja. Una chica de este municipio se puso en contacto con él a través de Instagram cuando difundió el anuncio.
“Nos quedamos allí a dormir. De verdad, te lo prometo, la noción del tiempo se pierde allí. Es increíble. Cuando entré, parece utópico decirlo, pero es que hasta que no lo vives, no sabes realmente lo que es aquello. Es una destrucción brutal”, comparte. Juanje, impactado por lo que ha podido ver con sus ojos, ha estado recogiendo y comprando alimentos y objetos como generadores de luz, guantes, mascarillas o palas.
“Los afectados no entienden de colores políticos. Allí lo único que transmiten es abandono desde el minuto uno. Abandono total, y yo lo he vivido”, lamenta Juanje, que fue a una casa a la que no había ido nadie en cinco días. “Les llevamos generadores de luz, y empezamos a vaciar la parte de abajo porque estaba llena de fango, no puedes imaginar cómo olía. Estaban viviendo en una buhardilla, durmiendo en sillas”, sostiene.
El comunicador hace hincapié en que hace falta mucha ayuda y que, a pesar de la ola de solidaridad “brutal”, queda mucho por hacer. “He visto como las autoridades, policías, equipos, están implicados al 200%. Tienen que trabajar ocho horas y están trabajando veinte. Y si tienen que dormir cuatro, duermen cuatro”, añade.
Los camiones de voluntarios siguen llegando a Valencia. España está entregada y conmovida.
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