El Carnaval 'robado' a Eva Aza, la romancera asesinada por su pareja: "No vivía sin música"

La gaditana de 46 años, asesinada por su pareja en El Puerto el 8 de enero, era alegre y familiar, como la describen a lavozdelsur.es sus allegados. Estaba entre el 80% de víctimas que no denuncian, "el mayor problema" de las instituciones para proteger a estas mujeres, describe el responsable de Viogén en Cádiz

Fotografías de Eva Aza, la primera víctima de violencia de género en Andalucía en 2023.
Fotografías de Eva Aza, la primera víctima de violencia de género en Andalucía en 2023. C.N.

Eva María Aza Montes de Oca (1976-2023) no estará este año en las calles de Cádiz durante el Carnaval. Ya tenía la idea para el romancero que quería sacar. Mi vida en una caja, era el nombre que manejaba, haciendo un símil con sus últimos años, en los que había experimentado muchos cambios y mudanzas. Iba a disfrazarse de bailarina de una caja de música.

Pero a Eva le hurtaron la posibilidad de disfrutar del Carnaval, su fiesta favorita, la madrugada del pasado 8 de enero, cuando el que era su pareja desde hacía menos de un año, Carlos, le quitó la vida tras dispararle en la vivienda del presunto asesino en la urbanización Bahía Sherry de Valdelagrana, en El Puerto.

El asesinato machista de Eva Aza fue el primero del año registrado en Andalucía, el segundo a nivel nacional hasta ese momento. Cuando se escriben estas líneas, hay ocho casos confirmados en lo que va de 2023, que dejan trece huérfanos —dos de ellos, los hijos de Eva, de 18 y 13 años—. Desde 2003, cuando se empezaron a contabilizar estas estadísticas, hay 1.190 víctimas de violencia de género. 

Eva Aza, con su romancero sobre Yoko Ono.
Eva Aza, con su romancero sobre Yoko Ono.

Eva era alegre, un torbellino de energía y muy familiar, de las que “llamaba 15 veces si no le cogías el teléfono a la primera”. Así la definen quienes mejor la conocieron, consultados por lavozdelsur.es. Jesús, su único hermano, seis años menor, cuenta que “no vivía sin música”. A él le contagió su pasión por Hombres G, por ejemplo, un grupo que escuchaban juntos. O a Miguel Campello. 

Eva y Jesús se criaron en Chiclana, de donde es la madre ambos, aunque ella, por ser la mayor, estuvo sus primeros años de vida también en Cádiz y Sevilla durante breves periodo de tiempo. “Nuestros padres siempre estaban trabajando, por lo que pasábamos mucho tiempo con mi abuela”, recuerda Jesús, en conversación con este medio. “Hay miles de anécdotas”, pero recuerda que ella, al ser la mayor, siempre le recriminaba que no la dejara entrar al baño cuando estaba él. “Con la de veces que te he lavado yo a ti…”, le decía. 

Los padres de Eva y Jesús ya están jubilados. Él, trabajaba como conserje en el IES Sidón de Medina Sidonia. Ella, en la cocina del Hospital Puerta del Mar de Cádiz. Precisamente en este centro hospitalario estuvo trabajando Eva durante varios años como limpiadora. Hasta que un día llamó a su hermano por teléfono y le contó sus planes de futuro: “Ya no limpio más”, le dijo. Entonces, empezó a estudiar Enfermería y llegó a hacer prácticas en una empresa, aunque cuando fue asesinada estaba de baja.

Hace cuatro años, Eva dio un giro a su vida y se matriculó en Enfermería, un oficio del que había estado muy cerca durante su etapa como limpiadora. Aunque en su juventud se planteó estudiar Filosofía y llegó a matricularse en la UNED. Luego hizo un ciclo superior de Administración y Finanzas, y trabajó en una empresa de construcciones de madera de Chiclana. 

Pero Eva quería seguir formándose. De hecho, empezó un curso de Medicina nuclear que no pudo empezar. Como tras su muerte, no devuelve el dinero la entidad que lo imparte, lo hará su cuñada, la mujer de Jesús. “Lo va a heredar ella”, asegura su hermano. 

El asesino de Eva deja huérfanos a dos jóvenes, un chico de 18 años y una chica de trece, los hijos que la chiclanera tenía con su anterior marido. Con Carlos llevaba pocos meses de relación. En la familia de ella, nadie sabía que tenía antecedentes por violencia de género, ni por supuesto que había estado en prisión por ello. “Si nos llegamos a esperar algo así, no pasa”, dice Jesús, tajante.

Cuando comienza el Carnaval en la calle, el que le gustaba a Eva, su familia, sus amigos y sus compañeros de los romanceros la echarán mucho de menos, más aún si cabe. “Ella era más de romanceros y yo de chirigotas”, asegura Jesús Aza, que lleva saliendo en la modalidad desde que tenía 15 años. 

“Ella entró en el mundillo más tarde que yo, porque hace unos años las agrupaciones femeninas no eran tan habituales como ahora”, puntualiza. Eva se decantó por el romancero, “un mundo más familiar”, ya que no son muchos los que cultivan este género. “Hay buen rollo y la acogieron bien desde el principio”, señala. Su primer romancero fue, en 2017, Las memorias de Yoko Ono, y desde entonces fue encadenando carnavales con su cartelón y su clave de madera. 

“Era una persona con una personalidad arrolladora, no te dejaba indiferente”, asegura Antonio Beiro, presidente de la Asociación de Romanceros del Carnaval de Cádiz. Con su primera actuación en la calle, confiesa Beiro a este medio, se quedó “flipado”. “Tenía mucha vitalidad, una energía espectacular. La veías y era un bastinazo de romancero”, asegura. Eva Aza, en palabras del presidente de la Asociación de Romanceros, era “un manojito de nervios” y entró en la entidad “con espíritu constructivo, alegre y queriendo aportar”. 

La asociación ha creado para este Carnaval unas chapas con la imagen de Eva que va a vender para destinar lo recaudado a alguna asociación que ayude a mujeres víctimas de violencia de género, aunque aún no ha decidido a cual. Los miembros de la entidad, apunta Beiro, van a echarla “mucho de menos”. “En el Falla nos acordarnos de ella. Me pone triste, porque la queríamos mucho y está siendo muy duro”, confiesa. “A la familia, decirle que aquí estaremos todos los romanceros para apoyarla”.

Eva Aza, en una imagen reciente.
Eva Aza, en una imagen reciente.

Luto oficial en Chiclana y El Puerto

El asesinato machista de Eva conmovió al mundo del Carnaval, donde era muy conocida, pero también a diversos colectivos en los que dejó su impronta. Sus antiguas compañeras del Hospital Puerta del Mar de Cádiz la homenajearon, también desde el IES Sidón en el que trabajó su padre, y numerosos amigos y conocidos que le dedicaron palabras públicamente o en redes sociales. 

El terrible inicio de año registrado en toda España, también en Andalucía, con cuatro víctimas mortales de violencia de género en los primeros días del año —ya van ocho en poco más de un mes—, provocó una oleada de concentraciones en repulsa por estos crímenes. 

El Puerto, Chiclana, Jerez, Cádiz, Sevilla… muchas ciudades a lo largo y ancho de la comunidad andaluza se sumaron a las protestas. En la localidad donde se crió, y también en la que fue asesinada, se declaró un día de luto oficial. 

De momento, el autor confeso del crimen se encuentra en prisión provisional a la espera de que se celebre juicio, tras una orden emitida por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de El Puerto, que le imputa los delitos de homicidio, tenencia ilícita de armas, amenazas graves y atentado. Un segundo detenido acusado de un presunto delito de encubrimiento, un amigo de Eva que estuvo poco antes de los hechos en el piso —como recoge el atestado policial—, quedó en libertad. 

Eva con su hermano Jesús, de pequeños.
Eva con su hermano Jesús, de pequeños.

El 80% de las víctimas de violencia de género no denuncia

Eva Aza no había interpuesto denuncia por violencia de género contra su asesino confeso. Manuel Barranco, jefe de la unidad contra la violencia de género en la Subdelegación del Gobierno en Cádiz, asegura que es algo habitual. “El 80% de las víctimas no denuncia, es el mayor problema al que nos enfrentamos”, dice. 

Barranco, en declaraciones a este periódico, se basa para aportar este dato en la última macroencuesta de violencia contra la mujer elaborada por el Ministerio de Igualdad en 2019. “A veces no hay percepción de que se sufre maltrato”, puntualiza, algo que para él “empieza mucho antes del primer guantazo, controlando el WhatsApp o la ropa que se pone tu pareja…”. 

“El agresor suele bloquear las relaciones sociales, y salir de ese círculo cerrado es complicado”, explica Barranco, quien apunta a la “dependencia económica” o a la “falta de autoestima” provocada por el machaque psicológico como algunas de las posibles causas que explican esta estadística. 

El sistema de seguimiento integral de los casos de violencia de género (VioGén), que Manuel Barranco coordina en la provincia gaditana, fue creado en 2007 por la Secretaría de Estado de Seguridad. Desde entonces, ha recopilado información sobre 709.000 casos y ha evaluado el riesgo de más de 633.000 víctimas de violencia machista, para establecer el nivel de protección que necesitan, según datos ofrecidos a principios de 2023.

Viogén asigna un nivel de riesgo a las mujeres incluidas en el sistema, según su situación. Con riesgo “no apreciado”, se informa a la mujer de los recursos disponibles. Con riesgo “bajo” se facilita un teléfono de contacto permanente y se realizan llamadas o contactos discretos asiduamente. Con el riesgo “medio”, se puede aconsejar el ingreso de la mujer en un centro de acogida y hay controles esporádicos en la casa o el trabajo de la mujer. Con riesgo “alto”, la víctima entra en un centro de acogida o cambia de domicilio, y se intensifican los controles. Con riesgo “extremo” la protección es permanente y se controla al agresor. 

“Lo mejor para la víctima es que se sienta acompañada”, aporta el jefe de la unidad Viogén en Cádiz. Una vez hay denuncia, que puede ser interpuesta por la mujer maltratada, por algún familiar, o de oficio por la Policía Nacional, servicios sanitarios o servicios sociales, se identifica a víctima y agresor y se consulta en el sistema si alguno de ellos está dado de alta. 

El Ministerio del Interior, recientemente, ha puesto en marcha el protocolo que utilizarán los miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado para alertar a supuestas víctimas de violencia de género de que su agresor es reincidente, como era el caso de Eva. Pero para ello hay que denunciar, por eso insiste Barranco en su importancia. 

Eva, en la playa, de pequeña,
Eva, en la playa, de pequeña,

“Cuantas más denuncias haya, más bajará el número de agresores, porque serán conscientes de las consecuencias que tiene”, dice el jefe de la unidad de Viogén en la provincia. Manuel Barranco asegura que el sistema “es bueno, pero no lo cubre todo. Cada vez vamos a mejor”. Y destaca un dato “esperanzador”: “Cada vez se denuncia más, se hace visible a la víctima, se inician mecanismos de protección y acaba más empoderada”.

Durante el año 2022, un total de 49 mujeres fueron asesinadas por violencia de género en España. La segunda cifra anual más baja, junto a las de 2016 y 2020 —éste último ejercicio, influido por el confinamiento—, desde que se tienen datos. 

El 57,1% de las víctimas del pasado año no había puesto denuncia, el 32,7%, tenía entre 41 y 50 años, y el 65,3% eran cónyuges o pareja. Casi el 35% estaban en proceso de separación o eran exparejas. Hasta 38 menores quedaron huérfanos o huérfanas por violencia de género en 2022. En lo que va de 2023, ocho mujeres han perdido la vida por esta lacra, lo que suman 1.190 víctimas desde 2003. 

“Somos un país de neomachistas”

“Somos un país de neomachistas”, asegura María Acale, catedrática de Derecho Penal de la Universidad de Cádiz (UCA), consultada por lavozdelsur.es. “Las mujeres siguen muriendo violentamente”, comenta, igual que hace 15 años, cuando entró en vigor el sistema Viogén. La Ley 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género es de 2004. 

A las modalidades “tradicionales” de violencia, agrega Acale, hay que sumar otras como los pinchazos registrados en discotecas, sobre todo, el pasado verano, “que hunde sus raíces en la cultura de control y poder de los hombres sobre las mujeres”.

La catedrática de Derecho Penal achaca el aumento de casos de violencia de género a la “discrepancia” que se transmite a la sociedad a través, sobre todo, de partidos políticos que niegan su existencia. “También hay enfrentamientos dentro del propio movimiento feminista, en torno a la Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual (la conocida Ley del solo sí es sí)”. “La disputa política sobre cuestiones esenciales ha hecho que la sociedad trivialice un fenómeno que no tiene nada de trivial”, lamenta. 

"No se trata de imponer más penas, sino de proteger mejor a las víctimas"

Sobre la cantidad de víctimas que no interponen denuncia, Acale asegura que muchas no lo hacen “porque no pueden”: “En primer lugar, porque no se reconocen a sí mismas como víctimas de violencia de género, es muy duro verbalizarlo y reconocerlo; Además, hay otro factor añadido, que muchas no denuncian por miedo a que se repitan episodios violentos o se incremente su gravedad”. A lo que suma también “el miedo a no ser bien tratada por parte de los operadores jurídicos”.

"Los protocolos para proteger a las víctimas funcionan bien y podrían funcionar mejor, pero lo que no se le puede pedir a las fuerzas policiales es que obren milagros”, agrega María Acale, quien resalta que esta modalidad de violencia es compleja "de visibilizar, de reconocer y de conseguir que la víctima mantenga su testimonio”.

Para la catedrática en Derecho Penal de la UCA, la Ley contra la violencia de género es mejorable, sobre todo por no reconocerla como viene recogida en el Convenio de Estambul, de 2014, “que tiene un concepto mucho más amplio”. Acale sostiene, sin embargo, que el sistema Viogén “cada vez es más perfecto”, y que va atinando cada vez más en la protección de la víctima. “No se trata de imponer más penas, sino de proteger mejor a las víctimas que sufren estos fenómenos violentos”, matiza.

Sobre el autor:

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Francisco Romero

Director de lavozdelsur.es. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo como director. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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