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El Cautivo, toneladas de inciensos sevillanos que se huelen hasta en Latinoamérica

Desde una pequeña tienda de veinte duros en Carmona hasta convertirse en referencia artesanal del incienso cofrade, la historia de esta empresa familiar es la de una tradición que perdura y se reinventa en Andalucía más allá de la Semana Santa

Rafael Jiménez, gerente de Inciensos el Cautivo, posa junto a un incensario de barro a pleno rendimiento.
Rafael Jiménez, gerente de Inciensos el Cautivo, posa junto a un incensario de barro a pleno rendimiento. MAURI BUHIGAS
05 de diciembre de 2024 a las 20:09h

Es el olor de la Cuaresma, de las iglesias y catedrales, de los cultos sobrecogedores, de una procesión de gloria, de una Magna, de una Madrugá. Es la fragancia de lo andaluz por antonomasia, de la fiesta de las fiestas, más allá de los divino y de lo humano. Es el halo del botafumeiro compostelano y el ambientador de tantas y tantas casas de la tierra. Era el perfume de las estufas de cisco con las que nuestros mayores mataban el olor a quemado para darle lustre a lo humilde, haciendo más acogedora las largas tardes de invierno. El incienso, con sus olores embriagadores y su humo que se eleva como una oración, ha sido un símbolo constante en las celebraciones religiosas desde tiempos inmemoriales. Y símbolo de un pueblo como el nuestro. 

Su historia se remonta a las antiguas civilizaciones de Egipto, Arabia e India, donde era utilizado tanto en rituales sagrados como en prácticas medicinales. Hasta Gaspar lo llevó al Niño Dios. Este pequeño grano aromático se obtiene de la resina de la Boswellia (Boswellia sacra), que crece en regiones secas como Etiopía, Omán y Yemen. Esta resina se extrae mediante pequeñas incisiones en el tronco del árbol, de las cuales brotan gotas lechosas que, al secarse, forman las perlas de incienso, a modo de llanto. El olor no es tan agradable per se, pero mezclado con otras plantas se crea un aroma tan característico que es capaz de despertar emociones, de conectar a las personas con sus recuerdos más íntimos y de envolver las calles en una atmósfera mística. 

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Muestra de incienso, materia prima esencial. MAURI BUHIGAS
 

Nacida en una tienda de veinte duros

El recorrido de Rafael Jiménez, gerente de Inciensos El Cautivo, hacia el liderazgo en la venta artesanal de incienso cofrade se inició en el lugar menos esperado: una tienda de ‘veinte duros’ de toda la vida antes de la llegada de los bazares chinos. Junto a su mujer, María Dolores Fontalba -la verdadera alquimista-, Rafael ayudaba en este pequeño comercio que ofrecía una variedad de productos, incluidos artículos religiosos y, claro, algunos inciensos que apenas ocupaban un espacio propio en la tienda: “Era un artículo más, sin protagonismo. Jamás imaginamos que se convertiría en el corazón de nuestro proyecto”, relata Rafael, recordando aquellos inicios humildes en el barrio de la Necrópolis de Carmona. Lo del nombre, blanco y en botella: Rafael nació en el Tiro de Línea, donde barrio y hermandad van de la mano. Un claro homenaje al titular cristífero de la corporación del Lunes Santo sevillano.

La fascinación que sentían por estos olores cofrades, su fe inquebrantable a pesar de todo lo que la vida da y quita y su conexión con la espiritualidad y las tradiciones de la Semana Santa, impulsó a este matrimonio a investigar y a experimentar. “No es algo que surgió de la noche a la mañana. Nos atrajo el mundo del incienso porque había algo especial en él, un misticismo que merecía ser explorado”, reflexiona Rafael. Este interés los llevó a profundizar en su elaboración, a buscar los ingredientes correctos y a probar diferentes combinaciones, con la esperanza de capturar la esencia de la Semana Santa en cada mezcla. Y conquistar hermandades y cofradías.

No obstante, el proceso no estuvo exento de desafíos. Al principio fue un camino lleno de errores y aciertos, como admite la pareja. Pagaban precios altísimos por las materias primas porque no conocían bien el mercado. Cada paso fue un aprendizaje. Pero el deseo de querer ofrecer algo único, un aroma que lograra tocar las fibras más sensibles de quienes lo utilizaran, les llevó al éxito. Así, el pequeño rincón de aquella tienda familiar evolucionó hasta convertirse en el germen de lo que hoy es Inciensos El Cautivo: una empresa que simboliza dedicación y tradición en cada grano de incienso que produce y que es referente en Andalucía, España e, incluso allende los Pirineos.

El poder del puerta a puerta

Rafael Jiménez sabía que fabricar un buen incienso no era suficiente; había que llevarlo a las hermandades y crear un lazo de confianza con ellas. “La tradición cofrade está muy arraigada y es exigente. Sabía que proponer un incienso hecho a medida para cada hermandad sería algo poco convencional, pero también una oportunidad para destacar”, explica, refiriéndose al reto que tenía por delante.

Sin perder el ánimo, se lanzó a recorrer las hermandades de Sevilla, su gran piedra de toque, con su maleta llena de muestras y un catálogo que ofrecía inciensos personalizados. “Esos días fueron duros; pasaba horas esperando a ser atendido y, a menudo, dejaba tarjetas y muestras con la esperanza de que se interesaran. Fue nuestro modo de mostrar que nuestro producto era único, que estábamos aquí para aportar algo diferente", narra Rafael, al recordar la persistencia necesaria para abrirse camino en un entorno tan tradicional.

Esa tenacidad finalmente dio sus frutos. El primer gran avance llegó cuando las hermandades de Santa Genoveva (Tiro de Línea) y la del Carmen Doloroso confiaron en ellos para sus cultos y salidas. A partir de ahí, Inciensos El Cautivo comenzó a ser conocido entre las corporaciones religiosas. Pero las visitas no solo eran para vender, sino también para aprender de cada hermandad. “Cada una es un mundo, con su propia idiosincrasia y necesidades. Nuestro reto fue escuchar, entender y plasmar esa esencia en una mezcla única", comenta Rafael. Esta cercanía con las hermandades se convirtió en un sello distintivo. "No solo ofrecemos un producto, sino una experiencia. Para nosotros, cada mezcla es como un traje hecho a medida, un aroma que evoca recuerdos, sensaciones y fe", explica, al destacar cómo esa atención personalizada les permitió ampliar su alcance. De atender a unas pocas hermandades, pasaron a contar con la confianza de más de 200 en la actualidad.

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Las materias primas de Inciensos El Cautivo proceden de todos los rincones del globo. MAURI BUHIGAS
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El trabajo de la mezcla es completamente manual. MAURI BUHIGAS

La importancia de la materia prima

Crear un incienso que realmente destaque en el mercado requiere mucho más que una simple combinación de ingredientes. Rafael y su esposa emprendieron una búsqueda exhaustiva para descubrir las mejores materias primas de distintos rincones del mundo. “El incienso base que utilizamos proviene principalmente de Etiopía y Omán, lugares donde se obtiene la resina de mejor calidad”, revela, añadiendo que otros ingredientes esenciales como el clavo, procede de Madagascar, mientras que la vainilla viene de Francia; sin pasar por alto el romero español. “La selección de cada componente es fundamental. No se mezcla por mezclar, sino que probamos hasta encontrar aquellos que se complementan para crear un aroma armonioso”, detalla Rafael. A esa vuelta al mundo se le unen las rosas utilizadas en algunas de sus fórmulas que son de Afganistán y Pakistán.

Cada año adaptan las fórmulas para mantener la frescura y la innovación, pero sin perder la esencia que los caracteriza. “Las recetas que utilizamos son parte de nuestro patrimonio. Y la guardamos bajo llave. Cada aroma cuenta una historia y se convierte en un homenaje a la tradición cofrade”, añade. La producción artesanal implica un proceso meticuloso. Es un trabajo que demanda experiencia y precisión. A veces, las variaciones en la textura de las resinas, debido a factores como el clima, les obligan a ajustar la fórmula para asegurar siempre la misma calidad.

El boom digital tras la pandemia

El 2020 trajo consigo uno de los mayores retos para Inciensos El Cautivo: la pandemia. Las restricciones y la suspensión de la Semana Santa dejaron a las hermandades en pausa y, con ellas, se desplomaron las ventas de incienso. “Fueron momentos difíciles. Todo lo que habíamos construido parecía tambalearse”, admite Rafael. Sin embargo, en lugar de rendirse, decidieron buscar nuevas formas de llegar a su público. La solución llegó en forma de la digitalización. “Fortalecimos nuestra tienda online y llevamos el incienso a los hogares de las personas. La respuesta fue increíble; no esperábamos la cantidad de pedidos que recibimos. Durante el confinamiento llegamos a gestionar entre 100 y 120 pedidos diarios", señala Rafael. Esta nueva estrategia les permitió sobrevivir y conectar emocionalmente con sus clientes en un momento tan delicado.

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Rafael Jiménez posa en su particular laboratorio. MAURI BUHIGAS
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Momento de la mezcla de una de las fragancias con pétalos de rosas en una tradicional espuerta. MAURI BUHIGAS

Los compradores buscaban más que un producto; querían mantener viva la tradición y el espíritu de la Semana Santa en sus hogares. “El incienso se convirtió en un símbolo de recogimiento y esperanza. Nos dimos cuenta de que nuestro trabajo tenía un impacto que iba más allá de las procesiones”, reflexiona. Este enfoque online abrió puertas inesperadas y permitió que muchas personas descubrieran la magia del incienso más allá de las calles. Recibieron mensajes de personas que lo usaban para meditar, relajarse o simplemente para sentirse conectadas con algo más grande. “Fue una experiencia reveladora”, comparte Rafael.

De padres a hijos

La fabricación de incienso cofrade es una labor que exige entrega, pasión y largas jornadas de trabajo, especialmente durante la Cuaresma. Durante esos meses, su familia se levanta a las seis de la mañana y no paran hasta bien entrada la noche. “Es agotador, pero también muy gratificante”, comenta Rafael. La familia entera se involucra, convirtiendo el negocio en una extensión de sus propias vidas. Pese al esfuerzo que implica, Rafael desea que sus hijos tengan la libertad de escoger su propio camino. “Quiero que tengan un futuro propio, pero si algún día deciden continuar con este negocio, sabrán que tendrán en sus manos una empresa basada en el amor por lo que hacemos y el respeto por la tradición”, afirma. Para él, más que un legado material, se trata de transmitir valores como el esfuerzo y la dedicación.

Actualmente, la empresa produce alrededor de 2.500 kilos de incienso al año, una cifra que depende de diversos factores como el clima y la demanda de las hermandades. “Siempre habrá nuevas hermandades que se sumen a nuestro catálogo”, dice Rafael.

La ética como pilar ante la competencia

En los últimos años, el mercado del incienso ha visto crecer la competencia, aunque no siempre con prácticas éticas. Jiménez se muestra crítico con las formas: “La competencia es muy desleal. Hay personas que venden en redes sociales sin estar dadas de alta ni pagar impuestos. Eso afecta al mercado y a las hermandades, que a veces optan por lo barato, pero luego regresan buscando calidad”, señala Rafael.

Inciensos El Cautivo se mantiene fiel a sus principios y estándares de calidad. “No estamos dispuestos a sacrificar nuestro producto solo para competir en precio. Nuestro incienso representa años de dedicación, de entender y respetar las tradiciones. Es más que un simple producto; es un reflejo de quiénes somos y de lo que queremos aportar al mundo cofrade”, comenta.

Esta postura ha forjado una relación de confianza con sus clientes. “Preferimos tener clientes que valoren nuestro trabajo y estén dispuestos a pagar por la calidad que ofrecemos, antes que vender algo que no esté a la altura de nuestras expectativas y las de las hermandades”, concluye. Ahora, además, han añadido a su extenso catálogo de incienso material de orfebrería religiosa para hermandades, con el objetivo de ayudarles en la confección de su ajuar, trabajando con fábricas y artesanos andaluces. Desde una vara para una procesión a una corona para una imagen de dolorosa, pasando por tulipas de cristal, entre otros muchos objetos.

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Inciensos El Cautivo también ofrece orfebrería a las hermandades que confían en sus servicios. MAURI BUHIGAS

Santiago y el Vaticano, en la mente

La dedicación y la autenticidad de Inciensos El Cautivo no se limitan solo a las hermandades de Andalucía o España. Han comenzado a expandirse internacionalmente, llegando incluso a Italia, donde suministran incienso a varios santuarios. “Tenemos un cliente en Italia que nos pide una vez al año para 5 o 6 parroquias. Nuestro sueño sería llegar al Vaticano o al Botafumeiro de Santiago de Compostela”, comparte Rafael con orgullo.

Este sueño es una ambición lejana, una meta que sienten cada vez más cerca. El incienso que producen ha sido reconocido en distintos puntos de Europa y América Latina, y cada pedido internacional simboliza el alcance de sus fragancias. “Llevar un pedacito de Andalucía y Carmona al mundo a través de nuestro incienso es lo que nos motiva a seguir adelante. Cada mezcla es un puente entre culturas y tradiciones, una forma de compartir nuestra historia con otros”, concluye Rafael, reflejando la pasión y la visión que los ha llevado a convertirse en un referente.

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La combustión de las pastillas de carbón natural es clave para explotar al máximo los olores de estos inciensos artesanales. MAURI BUHIGAS

Han pasado ya once años desde aquel inicio en esa tienda de veinte duros que se vino abajo por los efectos de la crisis de 2008. Hoy, Inciensos El Cautivo demuestra que la combinación de tradición, pasión y visión empresarial puede ser la base de un negocio sólido y sostenible; cercano y pasional. Todo para seguir llevando a cualquier rincón del mundo esta fragancia que naciera en Oriente y que Andalucía la hizo suya como nadie.

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Ezequiel García Barreda

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