El 'cerebro' del estudio de Sevilla que ha creado la exposición de los Machado y de la Magna

Hace 18 años que Antonio Fernández formó Estudio Puerta de Tannhauser, especializado en exposiciones multisensoriales como las actuales de los Machado o la de La Magna, con importante resonancia internacional

Antonio Fernández Torres, con su equipo de plena confianza en el Estudio Tannhauser de la sevillana calle Bartolomé de Medina.
Antonio Fernández Torres, con su equipo de plena confianza en el Estudio Tannhauser de la sevillana calle Bartolomé de Medina. MAURI BUHIGAS

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Los visitantes de las mejores exposiciones que últimamente ha parido Sevilla sobre asuntos tan globales como la primera vuelta al mundo, el océano Pacífico o nuestro pintor Velázquez habrán podido pensar que detrás de su contenido, de sus paneles analógicos y sus proyecciones audiovisuales, de los sorprendentes materiales rescatados como documentos inéditos y de la exquisita disposición de todo lo expuesto, en el espacio, el tiempo y sus penumbras, había muchas instituciones concienzudamente empeñadas en enseñar esos fragmentos de la Historia de un modo apasionadamente didáctico. Y puede que sea verdad. Pero pocos han podido sospechar que lo que de verdad había era el impulso metódico de un historiador sevillano al que pocos conocen, que iba para navegante porque su perdición y su gloria fue la vela, que se llama Antonio y cuyos apellidos coinciden con los del famoso guitarrista Tomatito: Fernández Torres. Pura casualidad histórica.

Antonio Fernández Torres parecía destinado a perseguir causalidades históricas para construir discursos que él mismo, hace ya más de 18 años, solo tenía en su cabeza. Fue después de volver de dar la vuelta al mundo con la réplica de la nao Victoria que él mismo había ayudado a construir cuando tomó conciencia de que aquella experiencia transoceánica le había cambiado la perspectiva de la vida después de dos años en alta mar. 

“Yo escribí unas crónicas durante aquel viaje, tenía material de sobra para hacer una gran exposición, y cuando la hicimos y vi el resultado y la reacción del público, pensé que era lo que yo había soñado toda mi vida”, cuenta ahora Antonio Fernández Torres, el director del equipo multidisciplinar de Tannhauser Estudio, 18 años después de fundarlo junto a arquitectos, diseñadores, interioristas, historiadores, documentalistas, gestores culturales y expertos en comunicación. 

“Cada proyecto es un verdadero parto”, insiste él, y lo dice un domingo a media mañana, porque se ha acostumbrado a que la pasión por cada parto no entienda de horarios ni de días hábiles o naturales, como ocurría en alta mar cuando los marinos dependían más del astrolabio que de sus miradas escrutadoras del horizonte, o como le ocurría a él mismo mientras navegaba deportivamente o por pura necesidad de remar en la Historia en que había indagado desde sus tiempos de estudiante en la Universidad de Sevilla. Allí fue donde conoció a su mentor, el catedrático Pablo Emilio Pérez-Mallaina, director durante años del Departamento de Historia de América y que sembró en el espíritu aventurero de Antonio Fernández Torres la inquietud por poner en práctica lo que la historiografía había escrito solamente con tinta acerca de los descubridores. Tal vez por eso la primera exposición, patrocinada por Renfe, llevó por título una máxima de la que solo Fernández Torres podía responder con los cinco sentidos: “Descubriendo a los descubridores”.

Aquella exposición, sobre la vuelta al mundo de la nao Victoria en cuya réplica había circunnavegado la Tierra el propio Antonio durante dos años -olvidado de su mundo para rodear el mundo- y cuyo minucioso catálogo habría de publicar la Fundación Lara aquel mismo año de 2006, fue el punto de partida. Y desde entonces no ha habido descanso. Sí altibajos, modificaciones, complicidades, sinergias, crisis, fusiones y relanzamientos, pero nunca un descanso. 

El equipo del estudio Tannhauser.
 El equipo de Puerta de Tannhauser ha sido capaz de perfilar en estos últimos años un equipo multidisciplinar de buenísimos profesionales y colaboradores.  MAURI BUHIGAS

Del catedrático Pérez-Mallaina se le quedó a Fernández Torres uno de sus libros imprescindibles: 'Los hombres del Océano', vida cotidiana de las tripulaciones de las flotas de Indias en el siglo XVI, traducido al inglés nada menos que por la Johns Hopkins University Press. No en vano, Pérez–Mallaina fue asesor histórico y director de contenido del Pabellón de la Navegación, seguramente el más visitado durante la Expo del 92, semilla de tantos viajes posteriores, como el de la propia nao, que durmió el sueño de los enseres olvidados hasta que una década después sirvió para que volviera a surcar todos los océanos del mundo y para que Fernández Torres fuera a bordo y volviera transformado, como Juan Sebastián Elcano, una figura que el fundador y director de Tannhauser Estudio defiende a capa y espada incluso por delante de Magallanes “porque fue verdaderamente Elcano quien consiguió la proeza de dar la primera vuelta al mundo” cuando nadie había pensado en ello, sino como mucho en encontrar una ruta hacia las especias. 

El equipo de Tannhauser, en principio complementado por profesionales amigos de Antonio como la interiorista Fátima Egea o el arquitecto Javier Monge, entre otros, se obsesionó desde el primer minuto por crear, diseñar, transmitir y sobre todo emocionar con ese milagro que es a la postre corporeizar la realidad pasada en una serie de objetos emblemáticos, de recuerdos íntimos, de luces y penumbras, de textos escritos y audiovisuales tan inteligentemente dispuestos que el visitante de la exposición tenga la verdadera sensación de ir atravesando el tiempo, el espacio, las circunstancias, las decisiones, las acciones y los arrepentimientos ajenos que no pudo vivir. 

El impulso que al equipo Tannhauser le supuso la Fundación Nao Victoria se vio complementado algunos años después, tras la crisis general de 2008 –que también afectó a la cultura– con el nacimiento de Acción Cultural Española, una institución pública que nació de la fusión de las tres sociedades estatales que hasta entonces se destinaban a la promoción y difusión de la cultura española más acá y más allá de nuestras fronteras: la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC), la Sociedad Estatal para Exposiciones Internacionales (SEEI) y la Acción Cultural Exterior (SEACEX). El tres en uno le vino como anillo al dedo al ya consolidado proyecto de Antonio Fernández Torres, que primero se constituyó en empresa y luego se asoció con el estudio de arquitectura UmásG con el que ya colaboraba estrechamente. Desde entonces, además de su propia esposa, la arquitecta Carolina Ureta, el equipo lo conforman tres o cuatro profesionales que trabajan codo a codo con Antonio, como Jero Núñez, historiador del Arte y coordinador de la mayoría de los proyectos que van surgiendo; Jesús Martín y Ricardo Moreno, diseñadores gráficos; y Carlos Fernández, gerente del estudio. A todos ellos, y a lo largo de esta última década, se ha ido sumando, puntual y eficientemente, una amplia galería de profesionales en lo suyo, desde documentalistas para trabajos muy específicos hasta poetas o herreros, fotógrafos, impresores o carpinteros, “todos ellos muy buenos en lo suyo, muy especializados, y autónomos”, como explica Antonio, orgulloso de tantas colaboraciones como ha ido precisando en estos últimos años hasta conformar un equipo “muy estable”. 

De Sevilla al mundo

Muchos de estos colaboradores constantes son los que han vuelto a trabajar en la última exposición montada por Tannhauser, la titulada “Retrato de familia” y centrada en la vida y peripecias de los hermanos Manuel y Antonio Machado –de cuyos nacimientos se cumplen entre este año y el siguiente 150 años–, que hace al visitante adentrarse de un modo insólito en las raíces de los famosos poetas desde el polifacético abuelo de ambos, el médico, antropólogo, geólogo y zoólogo Antonio Machado Núñez, que a la sazón fue rector de la Universidad de Sevilla, gobernador de la provincia y primer traductor al español de la obra de Darwin.

EXPOSICIÓN MACHADO ARTILLERÍA SEVILLA 9
La exposición "Retrato de familia", sobre los hermanos Machado, ha sido uno de los últimos retos del estudio.  MAURI BUHIGAS
Libros en el Estudio Tannhauser.
De cada exposición ha salido un catálogo, una revista o un libro para la posteridad.  MAURI BUHIGAS

De este personaje histórico y de su esposa, Cipriana Álvarez, la madre de Antonio Machado Álvarez, que pasaría a la historia con el seudónimo de Demófilo, se da buena cuenta en esta exposición en la Real Fábrica de Artillería de Sevilla que iba a cerrar el próximo 22 de diciembre y que ha ampliado su calendario hasta el 4 de enero. Y, por supuesto, de la vida y la obra de los dos poetas que transitan del Modernismo a la Generación del 98 sin dejar de escribir al alimón hasta siete obras teatrales, aunque las crueles carambolas de la guerra civil terminaran por separarlos incluso en el imaginario colectivo, como si cada uno hubiera preferido un bando u otro y no, como se encarga de demostrar la exposición, que a cada uno lo arrastrara el azar de la violencia hacia una u otra latitud del mapa bélico. 

“Ahí hemos tenido a Alfonso Guerra”, dice Antonio, como queriendo insistir en que el comisario de la exposición es ya una garantía, por lo que lleva estudiado de los Machado a lo largo de toda su vida, “pero como cualquier otra exposición también esta nos ha obligado a estudiar mucho, a contextualizarlo todo, a saber muchísimo del tema”. Y se nota. No solo porque desde que fuera inaugurada por el Rey Felipe VI el pasado 21 de octubre hayan pasado por allí más de 30.000 personas, sino por el orden de sucesos por el que se va conduciendo al visitante, en la disposición de los facsímiles, de los manuscritos, de las revistas y periódicos en los que escribieron uno y otro hermano, en los testimonios, en las citas, en la documentación rescatada, en las valiosas fotografías, en los objetos personales o de la época, en la contextualización historiográfica que uno de los dos hermanos supo concentrar en una sola copla: “Españolito que vienes / al mundo, te guarde Dios. / Una de las dos Españas / ha de helarte el corazón”. 

Cuando termine definitivamente la exposición sobre los Machado en Sevilla, en la víspera de los Reyes Magos, su siguiente destino será Burgos, precisamente la ciudad en la que sorprende la guerra a Manuel. Luego, la exposición se montará en el edificio de la Real Academia de la Lengua, adonde Antonio no llegó nunca a leer su discurso de ingreso a pesar de tenerlo escrito. “La exposición será la misma”, adelanta Antonio, “aunque siempre cambian cosas porque se pone el foco en Burgos o en la parte madrileña de ambos hermanos, claro”. 

Actualmente, y hasta febrero de 2025, también tiene el sello de Tannhauser la exposición “Entre rezos y procesiones: testimonios documentales y artísticos de la religiosidad popular sevillana”, que acoge el Archivo Histórico Provincial de Sevilla y que se enmarca en la reciente celebración del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular –es decir, en la Magna–. 

EXPOSICIÓN ENTRE REZOS Y PROCESIONES ARCHIVO PROVINCIAL SEVILLA 12
La exposición enmarcada en el Congreso de Hermandades y Cofradías permanecerá abierta en el archivo histórico provincial hasta febrero.  MAURI BUHIGAS
Antonio Fernández Torres trabajando en el estudio.
Antonio Fernández Torres y Carolina Ureta se asociaron hace más de diez años al fusionar la creatividad de Tannhauser con el estudio de arquitectura de ella.  MAURI BUHIGAS

La muestra, de la que se ha encargado especialmente Jero Núñez, documenta el fenómeno de la religiosidad popular entendido como un elemento más que relevante en la conformación de la identidad andaluza. Y para ello no solo se ha buceado en la sección de protocolos notariales del propio archivo, sino que se ha acudido, en calidad de prestatarios, a hermandades de tanta solera como la del Amor, la de la Sagrada Mortaja, la del Silencio, la de La Misión, la Archicofradía Sacramental del Sagrario o a la parroquia de Omnium Sanctorum, entre otras instituciones, que han puesto a disposición de la expo escribanías, crucificados, custodias, cirios votivos y diversas obras de irrepetibles imagineros como Juan de Mesa, Antonio Susillo o Hita del Castillo. “Otro parto”, reconoce Jero Núñez, que ha tenido un apoyo extraordinario en el comisario para la ocasión, el archivero Federico García de la Concha. La muestra incluye valiosos documentos sobre devociones marianas arraigadas desde el Medioevo, así como recónditos testimonios sobre el culto a la Santa Cruz, las reliquias y los más variopintos sucesos milagrosos. 

En cada exposición, apuntilla Fernández Torres, “tenemos muy claro que no somos unos meros diseñadores, sino que debemos ofrecer una experiencia final, porque somos contadores de historias y tiene que pasar algo; el visitante no puede entrar en nuestras exposiciones como lo hace en algunos museos: buscando la salida”. “Nuestro trabajo”, recuerda, “es siempre muy exigente, por la gestión de las piezas, por su transporte, por su conservación”. 

Sin salir de la provincia de Sevilla, el siguiente reto de Tannhauser es el proyecto museístico de Bodegas Góngora, en Villanueva del Ariscal. Se trata de las segundas bodegas en activo permanentemente más antiguas de España, solo por detrás de Codorníu. La última generación de los Góngora, alimentada ahora por nuevo capital privado y amigo, está convirtiendo las centenarias instalaciones, del siglo XVII, en el mayor hotel de enoturismo del mundo, que abrirá sus puertas previsiblemente antes del próximo verano. Y eso va a requerir de una didáctica exposición sobre la historia de la familia, sobre el comercio del vino aljarafeño desde la época del Imperio Romano y especialmente desde el Siglo de Oro español apuntando hacia América, sobre las botas, las soleras y las criaderas, la sacristía, la prensa de viga y quintal que fue primero de aceite y luego de vino, el lagar… “Llevamos ya mucho estudiado, en colaboración con archiveros y documentalistas para garantizar el rigor en todo lo que mostremos”, adelanta Antonio Fernández Torres, tan ilusionado en este último proyecto expositivo como en el primero, hace ya exactamente la mayoría de edad de Tannhauser: 18 años. 

La mayoría de las exposiciones del Estudio Tannhauser arrancan en Sevilla, pero todas tienen, tal vez por esa misma razón, una vocación universalista. Lo supo Antonio Fernández Torres definitivamente cuando aquella macroexposición del Archivo General de Indias titulada, en 2013, “Pacífico. La aventura del Mar del Sur”. Aquel proyecto expositivo marcadamente internacional viajó al año siguiente a Asia y más tarde a América, pues de la capital hispalense dio el salto al Museo Nacional de Manila, en Filipinas, donde la marca Tannhauser ha terminado calando. También pasó por el Museo Provincial de Huelva, por las Islas Marshall, por Bogotá, Quito y Bali, en Indonesia, además del Centro Cultura de España en México. “Precisamente ahora estamos trabajando en Filipinas porque quieren hacer un museo permanente”, anuncia el responsable de la Puerta de Tannhauser. “Estamos trabajando incluso en un cuento infantil para convertirlo en vídeo juego, pero siempre partimos de una exposición como laboratorio del que puede surgir luego todo”. En efecto, no han sido pocas las ocasiones en que de una exposición de Tannhauser ha surgido a continuación un catálogo, un libro o un documental.  

Un tal Tannhäuser

El nombre del estudio de Antonio Fernández Torres no podía ser más raro, máxime en una ciudad como Sevilla, pero tal vez por eso llama la atención, como le llamó a él mismo la primera vez que lo oyó. “Habíamos visto la película de Blade Runner”, cuenta Antonio, “y aquello se nos quedó y luego yo lo utilicé para bautizar nuestro proyecto”. En el referido filme, dirigido por Ridley Scott en 1982, el replicante Roy Batty se refiere a una ficticia Puerta de Tannhäuser justo antes de morir. Su último monólogo, de hecho, se ha convertido en uno de los más célebres de la historia del séptimo arte: “Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Naves de ataque en llamas más allá del hombro de Orión. He visto brillar rayos C en la oscuridad, cerca de la Puerta de Tannhäuser”.

Detalle de las paredes del Estudio Tannhauser.
El diseño del espacio es siempre fundamental a la hora de montar una exposición.   MAURI BUHIGAS

Ahí quedó la referencia y allá la innovadora película de hace más de cuatro décadas. Pero es que Tannhäuser fue un poeta alemán del siglo XIII que incluso da pie a una leyenda en el siglo XV que cuenta que cómo el caballero y poeta Tannhäuser descubre en un subterráneo el Monte de Venus, donde la mora la diosa. Tannhäuser pasará un año adorando a la diosa y disfrutando de sus placeres, hasta que decide salir y presentarse en Roma para que el papa Urbano IV lo absuelva de sus pecados, pero el papa se niega a absolverlo, haciendo una comparación similar a la del propio Cristo con el camello y el ojo del aguja: “Sería más fácil que mi báculo floreciese”, sentencia el santo padre. Lo milagroso es que, tres días después de marcharse Tannhäuser, el báculo del papa florece. Cuando buscan a Tannhäuser para contárselo, este no aparece jamás. 

Demasiada mitología quizá para tomar como referente una puerta (como la de Tannhäuser) por la que cualquier contenido puede entrar para convertirse en exposición. Es posible que Antonio, el de Tannhauser, vislumbrara esa puerta alguna de las veces que ha cruzado el Atlántico, pero también puede ser que la viera al regresar a puerto y convencerse de que solo en tierra firme podía convertir su especialización en Historia de la Navegación en un sueño narrable. “Siempre relacioné la Historia con la navegación, no pude desligar una cosa de la otra, y creo que haber navegado tanto a vela y haber vivido tanto a bordo me ha dado una mirada sobre lo vivido por esos personajes históricos que no puede apreciarse simplemente en los libros”. 

“El 90% de nuestros clientes son privados”

El reto de fondo de cualquier exposición ideada por Estudio Tannhauser es el de la página totalmente en blanco, el del concurso público y la consulta previa por parte de instituciones públicas, el trabajo desde la nada que va floreciendo en conversaciones y propuestas y que luego pueden adjudicársele a otras empresas, “y es normal que ocurra así”, advierte Antonio, aunque reconociendo que, por eso, “el 90% de nuestros clientes son privados”.

El equipo del Estudio Tannhauser.
El equipo del Estudio Tannhauser.    MAURI BUHIGAS

Desde luego, en la última década han hecho de todo: desde servicios de diseño editorial hasta libros, desde trabajos de interiorismo en viviendas particulares hasta campañas de promoción de un reconocido equipo de fútbol. Pero siempre aparece la exposición como leit motiv, como semilla recurrente. Y en este sentido han hecho exposiciones tan variopintas como la intervención museográfica en la Torre del Oro, encargada por la propia Fundación del Museo Naval, hasta la creación de contenidos específicos para el Archivo Sánchez Mejías de Manzanares, pasando por el diseño del Hotel Palacio Bucarelli o aquella exposición sobre las monedas encargada por la Real Casa de la Moneda, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre y la Real Casa de la Moneda de Segovia. 

Por la Puerta de Tannhauser han pasado otras muchísimas cuestiones culturales convertidas en exposiciones inolvidables: el poeta Miguel Hernández, cuya exposición ('Miguel Hernández a plena luz') encargó en principio la Diputación de Jaén pero que luego, antes de la pandemia, ha girado por París, Toulouse, Manila, Dublín, Chicago, Nueva York y Manchester. Algo parecido ocurrió con Bécquer, cuya exposición encargó el Instituto para la Cultura y las Artes de Sevilla en 2011, pensando en el Espacio de Santa Clara. El personal de Tannhauser ha trabajado concienzudamente en otras muchas exposiciones sobre la Biblioteca Pública Provincial de Sevilla, sobre el purgatorio, el flamenco, el baile, el Guadalquivir, el vuelo del alcatraz, el Tratado de Tordesillas, la Pepa de 1812, el hospital de la Santa Resurrección de Utrera, o Miguel de Mañara, que encargó el pasado año la Hermandad de la Santa Caridad. 

Sobre el autor:

Álvaro Romero Bernal.

Álvaro Romero

Álvaro Romero Bernal es periodista con 25 años de experiencia, doctor en Periodismo por la Universidad de Sevilla, escritor y profesor de Literatura. Ha sido una de las firmas destacadas, como columnista y reportero de 'El Correo de Andalucía' después de pasar por las principales cabeceras de Publicaciones del Sur. Escritor de una decena de libros de todos los géneros, entre los que destaca su ensayo dedicado a Joaquín Romero Murube, ha destacado en la novela, después de que quedara finalista del III Premio Vuela la Cometa con El resplandor de las mariposas (Ediciones en Huida, 2018). 

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