Costaleras franciscanas en Las Cabezas de San Juan: una lección de igualdad desde abajo

Una veintena de mujeres saca este viernes en procesión a San Francisco de Asís, como llevan haciéndolo en los últimos 15 años después de que sus hijos dejaran la trabajadera por la banda de cornetas y tambores

Las costaleras de San Francisco llevan 15 años portando el paso.
Las costaleras de San Francisco llevan 15 años portando el paso. MAURI BUHIGAS

En Las Cabezas de San Juan saben de sobra que las madres están detrás de sus hijos para lo que estos precisen, y máxime si son adolescentes; incluso para sustituirlos en una afición cuando los chicos encuentran otra. Eso es lo que les ocurrió hace ahora 15 años a una veintena de muchachos que empezaron a sacar en procesión, cada 4 de octubre, festividad de San Francisco de Asís, a la imagen con la que cuentan en la céntrica parroquia de San Roque.

Los chicos se entusiasmaron con el mundo del costal un par de años, lo que tardó en conformarse, en el seno mismo de la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, una banda de cornetas y tambores que fue bautizada con el nombre de San Juan Evangelista. El chico que no se apasionó enseguida con una corneta lo hizo con una caja, y el que no se encaprichó con una trompeta lo hizo con un tambor. El caso es que todos se dispersaron en sus nuevos senderos musicales y el patrón de los animales, los veterinarios y los ecologistas se quedó sin costaleros para que sacaran el paso. Ahí estuvieron, raudas, las madres de todos ellos.

La cuadrilla la forman 20 mujeres de distintas edades y profesiones, aunque debajo del paso solo van 15.
La cuadrilla la forman 20 mujeres de distintas edades y profesiones, aunque debajo del paso solo van 15. MAURI BUHIGAS
Las costaleras de Las Cabezas, en pleno ensayo el pasado martes.
Las costaleras de Las Cabezas, en pleno ensayo el pasado martes. MAURI BUHIGAS

“Al principio fue un escándalo”, recuerdan algunas de ellas, como María Jesús, en los ensayos previos de estos días. “Y no solo en la calle, sino también en las redes sociales, porque mucha gente no concebía que unas mujeres ejercieran de costaleras”, añade Fernando Puerto Ceballos, quien forma parte del cuerpo de capataces de la Hermandad de Jesús Nazareno –la más populosa del municipio, que sale la Madrugada del Viernes Santo- y es precisamente el capataz, en el paso de San Francisco de Asís, de esta cuadrilla de mujeres costaleras a las que, “a estas alturas, ya no las echa nadie, ni con agua caliente”, bromea él, que incluso estaría dispuesto a “que alguna de ellas cogiera el martillo también”, añade entre risas, mientras las costaleras se cierran en banda a esa posibilidad después de tantos años. “Somos una familia”, asegura Guadalupe, de 29 años, orgullosa de haberla conformado con mujeres de tan distintos perfiles y edades. “Muchas son amas de casa”, señala Guadalupe, pero otras son jóvenes veinteañeras y otras, profesionales liberales, trabajadoras municipales o incluso concejalas, como Lidia Ferreras, que es edil del partido socialista y que llegó a ser diputada provincial. “Llevamos 15 años rompiendo techos de cristal desde una Hermandad”, asegura ella orgullosa, consciente de que la declaración vale su peso en la batalla por la igualdad que, incluso en grandes capitales más cofrades aún, no se ha terminado de ganar aún…

“Con el tiempo, ya nadie dice nada y todo el mundo lo ve de lo más normal”, asegura Loli, la camarera del santo, que este último año se ha recorrido muchas tiendas de la comarca para comprarle la tela del nuevo hábito a San Francisco de Asís. “Ha sido una donación de toda la cuadrilla y al final la hemos comprado en Sevilla”, explica María Jesús, que la ha acompañado y que ha sido la costurera que ha confeccionado finalmente la prenda. “También le hemos hecho la ropa interior”, insiste. “Era difícil buscar el tono de marrón que queríamos para la túnica, pero finalmente estamos muy satisfechas, y yo también, que la he hecho a ratitos”.

La costalera María Luisa ha confeccionado el nuevo hábito de San Francisco, que ha donado toda la cuadrilla.
La costalera María Luisa ha confeccionado el nuevo hábito de San Francisco, que ha donado toda la cuadrilla.  MAURI BUHIGAS
Las costaleras cabeceñas, en un receso del ensayo del pasado martes.
Las costaleras cabeceñas, en un receso del ensayo del pasado martes.  MAURI BUHIGAS

Bendiciones y embarazos

“Lo que se siente ahí debajo no se puede explicar con palabras, lo siento”, dice María Jesús, emocionada. “Creemos que estamos bendecidas por San Francisco y a ninguna de nosotras se nos ocurre dejar ya la trabajadera”, señala Loli mientras una compañera le ajusta el fajín a su hija, Lorena, que empezó “con el búcaro de agua siendo una niña” y ahora trabaja, como una más de las 15, debajo el paso.

María del Carmen, hermana de Guadalupe, se estrenó el año pasado como costalera, pero este año ya no puede llevar el paso porque se ha quedado embarazada. “Yo quiero que sea una niña”, dice su novio, que la acompaña en los ensayos, los dos caminando detrás de las compañeras, pensando en que, el día de mañana, tal vez la bebé se convierta en una costalera más. “Pero yo prefiero que sea un niño”, opina ella, y finalmente sonríen al unísono reconociendo que lo único importante es que la criatura venga sana, y se lo piden al santo.

Lorena, en el centro, comenzó de niña ejerciendo la función de aguadora, pero hoy es una costalera más.
Lorena, en el centro, comenzó de niña ejerciendo la función de aguadora, pero hoy es una costalera más.  MAURI BUHIGAS
Los valores cofrades se transmiten también entre las chicas de generación en generación.
Los valores cofrades se transmiten también entre las chicas de generación en generación.  MAURI BUHIGAS

Sin costal

Las costaleras de Las Cabezas no llevan exactamente un costal en la cabeza, porque cada una coloca ambos hombros bajo una pareja paralela de trabajaderas. No sostienen el paso sobre su séptima vértebra, sino sobre sus hombros. “Es una manera muy antigua de llevar los pasos que nosotras hemos recuperado”, explica Encarni, una de las costaleras más veteranas, justo antes de meterse debajo para oír las órdenes del capataz. “Vamos de frente”, trona Fernando cuando el frontal del paso, aún sin santo, sale de una cochera para llevarlo a la iglesia, donde se está celebrando el triduo en honor de San Francisco de Asís, todavía en el altar. Una vez que el paso ha ejecutado su primera revirá, el capataz saca un aparato de música y el ambiente se torna, de súbito, cofrade e íntimo. Algunas costaleras dejan fija la mirada, como si dejasen de ver y redujesen todos sus sentidos en sus oídos. Otras cierran los ojos y se dejan llevar, ora racheando ora a paso de agua, según las exigencias del capataz, según las sugerencias de alguna de ellas, que bisbisea a las demás.

Las costaleras de Las Cabezas llevan el peso sobre ambos hombros.
Las costaleras de Las Cabezas llevan el peso sobre ambos hombros.  MAURI BUHIGAS
El capataz, Fernando Puerto Ceballos, mantiene la ilusión con la que empezaron en 2009.
El capataz, Fernando Puerto Ceballos, mantiene la ilusión con la que empezaron en 2009.  MAURI BUHIGAS

Una costalera sola bajo el Cristo de Juan de Mesa

El ambiente cofrade continúa intenso este mes de octubre en Las Cabezas de San Juan, porque están terminando los fastos por el 400º aniversario de la factura del Cristo de la Vera Cruz, la joya de Juan de Mesa que atesora la parroquia del barrio alto, la de San Juan Bautista. El próximo viernes 18 de octubre trasladarán al Crucificado desde su iglesia para la celebración pública, al día siguiente, del pontifical. Luego habrá procesión, y entre las decenas de costaleros volverá a contarse a una mujer. “Yo empecé en 2016”, cuenta Nuria Marchena, “y desde el primer día me he propuesto no hacer de esto nada especial, sino naturalizarlo porque soy una persona más, al fin y al cabo, de las muchas que van debajo del Señor”. Nuria suele ir cada Viernes Santo en un lateral del paso, pero en la procesión extraordinaria del próximo día 19 irá justo debajo de la Cruz. “Me presenté en un ensayo el primer día y me hicieron mi sitio”, recuerda. “Aquí nadie dijo nada y yo he renunciado a hacer entrevistas o convertir esto en algo especial porque creo que no soy yo la protagonista, sino el Señor”, concluye.

Sobre el autor:

Álvaro Romero Bernal.

Álvaro Romero

Álvaro Romero Bernal es periodista con 25 años de experiencia, doctor en Periodismo por la Universidad de Sevilla, escritor y profesor de Literatura. Ha sido una de las firmas destacadas, como columnista y reportero de 'El Correo de Andalucía' después de pasar por las principales cabeceras de Publicaciones del Sur. Escritor de una decena de libros de todos los géneros, entre los que destaca su ensayo dedicado a Joaquín Romero Murube, ha destacado en la novela, después de que quedara finalista del III Premio Vuela la Cometa con El resplandor de las mariposas (Ediciones en Huida, 2018). 

...saber más sobre el autor

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído