Charles Amoah, así se llamaba el hombre ghanés de 40 años que ha muerto esta semana en un incendio en uno de los asentamientos chabolistas de Lucena del Puerto, en Huelva. Todos los conocían como 'Cuyo' y su fallecimiento ha consternado a la comunidad de Ghana que se establece en estas poblaciones. Los últimos días han sido de muchos nervios y lágrimas. En el terreno donde estaba su chabola, la que ardió, aún se pueden ver zapatos que usaba o los trozos de tela de su ropa.
Los últimos días han sido muy movidos en la zona. Las ONG y la prensa han visitado el lugar de los hechos tras la muerte de 'Cuyo'. Desde Cáritas, además, están intentando gestionar una lápida para otro ghanés fallecido hace ya tres años. Sin embargo, una queja resuena entre las casas, si es que se pueden llamar así, de este asentamiento. "Sólo vienen cuando hay alguna tragedia". Pero la miseria se concentra durante los 365 días del año.
Cuyo llevaba 20 años en España. Nunca había regresado a Ghana desde que salió del país. Allí había dejado a una hija con la que no llegó a tener contacto. Posiblemente, su marcha coincidió con el embarazo. Ahora, esta joven de unos 20 años está en contacto con un enlace que hay en el asentamiento, aunque sin capacidad de pagar la repatriación del cuerpo.
Este ghanés se encuentra en la morgue del Hospital Juan Ramón Jiménez de la capital onubense a la espera de que se hagan determinados trámites burocráticos. El martes, su tío Abina tendrá que ir a sedes judiciales para hacerse una prueba de ADN y, a partir de ahí, responsabilizarse de su cuerpo y, sobre todo, desbloquear la situación para poder enterrarlo en Lucena del Puerto. Casualmente, Abina vive en el mismo asentamiento donde tuvo lugar el trágico suceso.
La mitad de las personas que habitan el lugar no tienen papeles. Es uno de los principales motivos del miedo que surge entre estas personas. Cuyo era uno de ellos. Su documentación había caducado hace dos años. Desde entonces vagaba por el asentamiento. Según las autoridades, un fallo en la combustión de la hoguera que había encendido fue la causa de su muerte. La bombona que pudo causar el trágico suceso, aún se encuentra en la pequeña parcela calcinada. La historia de Cuyo es una de las cinco que han tenido un triste desenlace en el último año. Media decena de habitantes de este asentamiento han fallecido en los últimos meses.
Cuando el resto se percató del fuego, cundió el pánico en el asentamiento. En ese momento, varios de los habituales en el lugar esperaban que Cuyo no se encontrase dentro. Pero a los pocos minutos ya se dieron cuenta de que no aparecía y que podría haber sido víctima de las llamas.
Cada una de las casas están señaladas por un número. Es una especie de censo para tener algún tipo de control. Sin embargo, personas que conocen bien el terreno reconocen que no sirve para nada. Actualmente, en estos asentamientos (El Bosque 1 y El Bosque 2) hay 70 u 80 personas viviendo, pero la cifra asciende hasta los 300 cuando llega la época de la recogida de los frutos rojos. Entonces, el asentamiento se colapsa y donde antes dormían dos personas, ahora duermen cuatro. Y es que los que trabajan en Huelva son los mismos que se desplazan en otras épocas del año a lugares como Jaén para la aceituna o al norte de España para otras recogidas.
La lluvia de estos días aún se nota en el terreno. El fango es protagonista del paisaje que se vislumbra en estos asentamientos, aunque las casas no han sufrido desperfectos. El Bosque 1 y El Bosque 2 apenas están separados por un carril. Cerca se observa un pozo que hasta hace unos días ha estado precintado por la extracción ilegal de agua. Son dos de los casi 20 'barrios' de chabolas que están situados en Lucena del Puerto.
Los que viven en estos dos asentamientos cercanos se conocen entre sí. Se ven, se saludan y comparten impresiones. Apenas hay conflictos en el día a día. Según las personas que conocen bien aquello, ayuda que prácticamente la totalidad sean de la misma nacionalidad.
En los laterales de los pequeños senderos por los que se puede caminar se agolpa basura de días, semanas, meses y, quién sabe, si años. Nadie acude a recoger lo que se convierte en un foco de infecciones y enfermedades. Latas, bolsas, envases... montañas de residuos de las que nadie se hace cargo. Allí no llegan los servicios municipales. Tampoco los autonómicos o estatales. Llama la atención para todo el que pasea por allí, menos para los que ya han aceptado que es lo normal en la realidad de su día a día.
En una de las casas vive Grey, una de las pocas mujeres ghanesas que se ha establecido en este asentamiento. Lleva siete años en España, llegó a Las Palmas de Gran Canaria, aunque todavía le cuesta el español. Su chabola es una de las más robustas. Además, cuenta con unos pequeños focos, algo difícil de encontrar en el entorno. Tan solo algunas placas solares repartidas por estas hectáreas permiten la llegada de electricidad, por lo que todo depende del tiempo.
Pese a los focos, la casa de Grey es oscura. La poca luz que hay entra por la cortina de su puerta. Junto a ella, esta mujer ghanesa está cocinando uno de los platos más típicos: fufú. En una olla con agua va echando tomate frito, harina, cebolla, pimientos picantes, jengibre y ajo para elaborar la única comida que hace al día.
Justo enfrente de donde murió Cuyo vive Kennedy, también ghanés. Su particularidad es que es ciego por culpa del azúcar. Paquita, la persona que más ayuda presta en el lugar, es la encargada de conseguirle las medicinas. Por allí también camina Tola, otro de los grandes amigos de Cuyo. Con los ojos llorosos mira lo que hasta el lunes había sido la casa de su compañero.
5.000 migrantes en asentamientos chabolistas de Huelva
Las personas que aparecen en este reportaje son una ínfima parte de las historias que existen dentro de estos poblados. Todos han dejado a sus familias atrás para buscar un futuro mejor que, en muchas ocasiones, ni siquiera llega. Como pueden se las apañan en el campo. La burocracia se convierte en uno de los grandes enemigos para poder normalizar la situación en la que están.
El informe Derechos Humanos en la Frontera Sur 2024. Las fronteras internas en Andalucía: las vulneraciones de derechos en los asentamientos de Huelva y Almería de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (Apdha) refleja que solo en Huelva se calculan 5.000 personas viviendo en estas condiciones infrahumanas sin luz, sin agua corriente y rodeados de basura sin que, de momento, haya ninguna administración que se haya manifestado para buscarles una alternativa.
