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El tiempo no es ideal. Está nublado, hace viento y las olas rompen con fuerza en la orilla de la playa de Levante. Los pies de unas 30 personas se han llenado de arena. Este jueves, en este enclave del Parque de Los Toruños, biólogos, veterinarios, pescadores, investigadores y otros interesados, miran al mar. Buscan al pez guitarra, conocido como el guitarrón. El Glaucostegus cemiculus, de la familia de los elasmobranquios, que engloba a los tiburones y rayas, se hace de rogar. “Paciencia”, dicen desde el punto del litoral portuense, donde realizan una sesión de captura y marcaje.
Carla Peiró, de la Fundación Oceanogràfic de Valencia, está montando el aparejo mientras otros compañeros ya han lanzado el cebo. “Va a estar complicado, pero a ver si nos llevamos alguna sorpresa”, comenta esperanzada. Si el pez pica el anzuelo, el equipo irá corriendo a la orilla para trabajar con él. Siempre velando por su bienestar.
Es esta fundación valenciana la que, junto a otras entidades científicas de toda España, ha impulsado un proyecto pionero para poder estudiar el pez guitarra, Proyecto Glaucostegus. Buscan una especie que puede alcanzar los dos metros y medio y 35 kilos y que solo se encuentra en Cádiz y Huelva, de toda Europa. Está en peligro crítico de extinción.
Antes, se podía ver en todo el Mediterráneo y el Atlántico, en Portugal, en las costas de Senegal, Mauritania o Angola. Pero ya ha desaparecido, los últimos indicios en el Mediterráneo son de hace más de 20 años. Una foto en blanco y negro del 74 en un concurso de pesca de Torrevieja.
“Aquí tenemos otro 'lince', pero en las playas, y tenemos que conservarlo”. Son las palabras del sevillano Ángel Benítez, el culpable, en parte, del despliegue en esta playa. Todo comenzó en un grupo de Facebook con más de 50.000 personas donde muchos pescadores recreativos compartían las especies que habían capturado para su identificación. Él es uno de ellos. Asegura que desde los seis años se enamoró de la pesca y ha llegado a tener barcos en Rota. “Siempre me han gustado mucho los peces”, comenta.
Un día, en 2018, a Ángel se le ocurrió crear un cartel informativo y difundirlo en la red social. Estaba en Turkmenistán, trabajando como cámara de televisión para retransmisiones deportivas, su verdadera profesión. “Me di cuenta de que muchísimos pescadores capturan peces sin saber qué es lo que son. Cuando están muertos, en su casa, hacen la foto y preguntan, y muchas veces se trataban de especies protegidas, como el pez guitarra”, explica a lavozdelsur.es.
Para divulgar que esta especie está en peligro y es vulnerable, difundió el cartel en el que animaba a los pescadores a que dieran reportes de esas capturas."Empecé a recibir un montón e hice una base de datos. Puede ver un patrón de comportamiento, los días que estaban en la orilla, las condiciones climáticas, el cebo que usaban”, comenta Ángel, que vio esta especie por primera vez cuando era un adolescente.
Entre las personas que ayudaban a identificar a los peces a través del grupo, enmarcado en un programa de ciencia ciudadana, estaba el valenciano Jaime Penadés, al que le llamó la atención el trabajo que estaba realizando este “naturalista de vocación”. Fue así como pusieron en marcha una iniciativa a la que se han ido sumando instituciones.
"Hicimos una expedición en Doñana para ver si había estos peces"
“En 2022 hicimos una primera expedición en Doñana, andando por la playa, para ver si realmente los animales estaban presentes”, explica Jaime, investigador principal del proyecto. La vocación de este doctor en Biodiversidad y Biología Evolutiva por la Universidad de Valencia es estar cerca de tiburones y rayas, con más de 320 millones de años en la Tierra. Actualmente, es el presidente de la asociación LAMNA, dedicada la investigación, educación y conservación de estas especies de la costa española, y trabaja como comunicador científico en la fundación Azul Marino.
Su vista está clavada en el mar, esperando a que aparezca un guitarrón. La primera vez que realizaron este trabajo de muestreo fue en junio de este año y pudieron marcar 18 ejemplares. “El marcaje es importante porque van a actuar como embajadores de su especie, nos van a dar información que de otra manera no podemos conocer”, explica Jaime.
Esos peces guitarra llevarán unas marcas acústicas que funcionan como códigos de barras al pasar cerca de una boya con receptor acústico. Esto es posible gracias a la colaboración del Proyecto Straits del Ifapa, cuyo investigador principal es César Vilas. El objetivo no es solo estudiar la zona de Los Toruños, sino también el Parque Nacional de Doñana, donde ya cuentan con los permisos para ello.
El mar sigue revuelto y las cañas, inmóviles. El grupo no pierde el entusiasmo. Entre los presentes, los biólogos marinos Isabel Gaspar y Fabio, y Gonzalo, veterinario, observan detenidamente el dispositivo. Proceden del Zoomarine Algarve, en Portugal, país donde antaño también se divisaba esta especie. “Queremos integrar este proyecto, ver cómo lo hacen aquí e intentar replicarlo allí. En Portugal no sabemos si hay individuos de esta especie. En Zoomarine tenemos un ejemplar de 12 años”, explica la jefa del departamento de conservación de este zoo.
Los minutos corren mientras Jaime comparte algunos datos sobre esta especie que los pescadores profesionales son capaces de reconocer sin problemas. El investigador explica que en el mundo hay unas 1.500 especies de tiburones y rayas y que el guitarrón es uno de los grandes desaparecidos. Lo conocía, pero llevaba décadas sin verse por el Mediterráneo. “Lo echábamos de menos”, añade.
El pez guitarra gigante es el segundo grupo de vertebrados más amenazados del planeta, por detrás de los anfibios. En los últimos años sufre “la presión pesquera y la degradación de los hábitats”. Según explica Jaime, “por su morro ancho, son muy propensos a caer en las redes, tienen unas tasas de reproducción muy bajas, están sufriendo la contaminación, el cambio climático y la desaparición de las especies de las que ellos se alimentan, que son invertebrados con concha”.
A estas circunstancias se suma que se dan casos de furtivismo y de comercialización en algunos establecimientos. “Está prohibida su venta en lonjas, pero hay furtivos que se dedican a capturarlos y a venderlos a restaurantes”, advierte Ángel Benítez, mientras muestra una foto de un plato de pez guitarra compartido en su Instagram por un local.
"Está prohibida su venta en lonjas, pero hay furtivos que los capturan"
“No existe un registro oficial claro, no llegan a las pesquerías y se consumen localmente. Cuando hablamos con inspectores de pesca, nos comentan que no tienen datos sobre la especie y que no está en estas aguas, pero estamos viendo que no es así”, añade el investigador. Además, en ocasiones, se han encontrado esqueletos de guitarrón en la orilla o a personas sujetándolos como si fuera una guitarra.
Por ello, buscan crear conciencia entre la población y piden a los pescadores que pongan de su parte para devolverlos al agua si los pescan accidentalmente. “El sector recreativo está concienciado, de los pescadores profesionales, algunos sí y otros no”, sostiene Ángel.
Para el equipo, “sería una pena que se acabe perdiendo este patrimonio natural andaluz y europeo”. Por ello, trabajan para arrojar luz y conocer más detalles sobre este pescado. “No queremos que la gente deje de pescar, queremos pescar de una manera más razonable, queremos poder definir zonas o comunicar a los pescadores cómo manejar estos animales para devolverlos al agua con las mayores garantías de que van a sobrevivir”, detalla el investigador.
A pie de playa, asegura que esta especie está rodeada de incógnitas. “Pensamos que la ciencia ya no tiene secretos para nosotros, pero la realidad es que hay muchas especies que son grandes desconocidas”, dice Jaime. A pesar de contar con protección europea e incluirse en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, “nos falta mucho por saber sobre ellas”.
De momento, tras las dos campañas que llevan realizadas, han podido observar que, todos los guitarrones marcados son juveniles de menos de un metro, de entre tres y siete kilos. “La Bahía de Cádiz actúa como una guardería. No sabemos si es aquí donde nacen las crías, pero sí que sabemos que pasan una gran parte del año alimentándose, gracias a la desembocadura del río San Pedro y del Guadalquivir, con mucha fauna de invertebrados”, detalla.
El equipo ha estado más de 6 horas en busca del pez, pero no ha habido suerte y no han podido marcar más ejemplares. Sí la tuvieron el martes 8 de octubre, cuando lo hicieron con cinco. Con ilusión, seguirán explorando la Bahía para conservarlos y salvarlos.
¿Cómo ayudar?
El Proyecto Glaucostegus dispone del WhatsApp 658191147 al que los pescadores pueden enviar información si se topan con el guitarrón. Piden detallar la fecha, hora y lugar de la captura e incluir fotografías o vídeos.
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